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Separatismo en África: La agenda global ignorada

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A lo largo del continente africano, un amplio número de movimientos separatistas permanecen activos, representando una serie de reclamos históricos y modernos que, en muchos casos, llevan décadas sin resolverse. Estos movimientos, en gran parte ignorados por la comunidad internacional, plantean desafíos cruciales no solo para la estabilidad de los países africanos, sino también para la paz y seguridad global.

Desde las montañas de Cabilia en Argelia hasta las islas de Annobón y Fernando Poo en Guinea Ecuatorial, los separatismos en África encarnan diversas luchas por la autodeterminación, impulsadas por factores como la marginalización étnica, la explotación de recursos y la herencia de fronteras coloniales impuestas. Sin embargo, a pesar de la gravedad y persistencia de estos conflictos, la respuesta internacional ha sido insuficiente.

En este artículo, analizaremos algunos de los movimientos separatistas más significativos que continúan afectando el panorama africano actual y las razones por las que el mundo debe prestarles atención.

La persistencia del separatismo

1. Cabilia (Argelia): La región de Cabilia ha sido históricamente una zona de resistencia al poder central argelino. La población bereber cabilia, con una identidad cultural y lingüística distinta, ha luchado por la autonomía frente a las políticas de arabización promovidas por el gobierno. A pesar de décadas de represión, el cabilismo sigue siendo una fuerza significativa en Argelia.

2. Cabinda (Angola): El enclave de Cabinda, una región rica en petróleo y separado físicamente del resto de Angola, ha sido el escenario de una lucha armada intermitente por la independencia desde la década de 1970. El Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) sostiene que, bajo el acuerdo colonial, Cabinda nunca fue parte de Angola.

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3. Ngamilandia (Botswana): Ngamiland, donde reside la comunidad tswana, busca mayor autonomía y el reconocimiento de sus derechos territoriales. Las demandas se centran en el control sobre los recursos naturales y la preservación de su cultura.

4. Ambazonia y Bakassi (Camerún): Ambazonia, un movimiento que busca la independencia de las regiones anglófonas de Camerún, ha ganado atención internacional debido a la represión violenta del gobierno camerunés. El área de Bakassi, rica en petróleo, también enfrenta tensiones separatistas.


Protestas en Bakassi (Foto: Vanguard).

5. Dar El Kuti (República Centroafricana): En la República Centroafricana, el movimiento de Dar El Kuti busca una mayor representación y autonomía para su población, que ha sido históricamente marginada en el contexto de la inestabilidad nacional.

6. Sur Congo (República del Congo): El movimiento del Sur Congo, que busca autonomía y reconocimiento cultural, ha emergido en un contexto de marginalización económica y política en una región rica en recursos.

7. Bas-Congo y Katanga (República Democrática del Congo): Ambos movimientos han surgido en respuesta a la explotación de los recursos naturales y la falta de inversión en sus respectivas regiones, buscando mayor autonomía y desarrollo.

8. Nacionalismo copto (Egipto): El nacionalismo copto representa la lucha de la comunidad cristiana egipcia por preservar su identidad y derechos, en un contexto de creciente islamización y marginación.

9. Región del Mar Rojo del Sur (Eritrea): Esta región busca mayor autonomía y reconocimiento de su identidad cultural dentro del estado eritreano, donde ha habido tensiones históricas con el gobierno central.

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10. Fernando Poo y Annobón (Guinea Ecuatorial): En Guinea Ecuatorial, las islas de Annobón y Fernando Poo representan casos de fuertes demandas de autonomía. Annobón ha sido escenario de represión violenta por parte del régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, mientras que Fernando Poo alberga a la etnia bubi, que busca mayor autonomía frente al grupo fang.


Una postal que retrata el reclamo histórico del pueblo bubi.

11. Ogaden, Oromia, Tigray, Sidama, Amhara y Afar (Etiopía): Cada uno de estos movimientos representa diferentes grupos étnicos que buscan autonomía y derechos políticos dentro de un Estado centralizado, a menudo enfrentándose a la represión del gobierno etíope.

12. Mayotte (Francia): Este movimiento busca una mayor autonomía y reconocimiento de su identidad cultural dentro de un contexto colonial, donde las poblaciones locales a menudo se sienten marginadas.

13. Togolandia Occidental (Ghana): Este movimiento busca la reunificación con Togolandia, que fue dividido entre Ghana y Togo durante el colonialismo. Las demandas incluyen mayor representación y desarrollo.

14. Mombasa (Kenia): El movimiento de Mombasa busca la autonomía de la región costera de Kenia, que se siente marginalizada y busca un mayor control sobre sus recursos.

15. Cyrenaica (Libia): En Libia, el movimiento de Cyrenaica busca autonomía para esta rica región del este, a menudo ignorada por el gobierno central en Trípoli.

16. Nyika (Malawi): El movimiento de Nyika busca mayor autonomía y desarrollo en una región montañosa rica en recursos, que ha sido históricamente descuidada por el gobierno central.

17. Azawad y Macina (Mali): Ambos movimientos representan demandas de los tuareg y otros grupos étnicos por autonomía y reconocimiento dentro de un Estado en crisis.

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18. Rodrigues (Mauricio): La isla de Rodrigues busca mayor autonomía y reconocimiento cultural, en un contexto donde se siente marginada por el gobierno central.


Isla Rodrigues, un paraíso.

19. Rif (Marruecos): La región del Rif ha sido un foco recurrente de protestas, donde la población bereber busca mayor desarrollo y un fin a la marginación política y cultural.

20. Franja de Caprivi y Área de Rehoboth (Namibia): Ambos movimientos buscan mayor autonomía y reconocimiento de los derechos culturales y territoriales de sus poblaciones.

21. Biafra, Oduduwa, Delta del Níger, Arewa y Ogonilandia (Nigeria): Estos movimientos representan diversas luchas de diferentes grupos étnicos por la autodeterminación y el reconocimiento en un país con una historia de tensiones interétnicas.

22. Madeira (Portugal): La isla de Madeira ha visto emergencias de movimientos que buscan mayor autonomía y reconocimiento cultural dentro del contexto de la administración portuguesa.


La bandera del Frente de Liberación del Archipiélago de Madeira.

23. Casamanza (Senegal): En Casamance, el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamanza (MFDC) busca la independencia de esta región rica en recursos, que ha sido ignorada por el gobierno central.

24. Somalilandia y Jubalandia (Somalia): Estos movimientos buscan reconocimiento internacional y autonomía dentro de un estado que ha enfrentado décadas de conflicto y descomposición.

25. República del Cabo, Volkstaat y Zululandia (Sudáfrica): Cada uno de estos movimientos busca la autodeterminación de diferentes grupos étnicos en un contexto post-apartheid, donde las tensiones étnicas aún persisten.

26. Rol Naath (Sudán del Sur): El movimiento Rol Naath busca una mayor autonomía y reconocimiento de su cultura dentro de un estado que ha enfrentado tensiones étnicas y políticas.

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27. Islas Canarias y Ceuta (España): Estos movimientos buscan mayor autonomía y reconocimiento cultural dentro del contexto de la administración española.

28. Darfur y Beja (Sudán): Ambos movimientos han surgido en respuesta a la explotación de recursos y la violencia sistemática, buscando autonomía y derechos para sus poblaciones.

29. Zanzíbar y Pemba (Tanzania): Ambos movimientos buscan mayor autonomía y reconocimiento cultural, en un contexto donde la historia de la isla ha sido frecuentemente ignorada por el gobierno central.

30. Acholi (Uganda): El movimiento Acholi busca un mayor reconocimiento y derechos para su población, que ha sufrido las consecuencias del conflicto y la represión.


El Ejército de Resistencia del Señor, originario de Acholi (Foto: Humanrights4all).

31. Territorio Británico del Océano Índico (Reino Unido): Este territorio ha visto surgimiento de movimientos que buscan autodeterminación y una mayor consideración de los derechos de sus habitantes.

32. Barotselandia (Zambia): El movimiento de Barotselandia busca la autonomía y el reconocimiento de su cultura, en un contexto de marginación histórica.

33. Matabelelandia (Zimbabue): En Zimbabue, el movimiento de Matabelelandia lucha por el reconocimiento de los derechos de la comunidad ndebele, que ha enfrentado discriminación y violencia histórica.

La inacción internacional y sus consecuencias

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A pesar de la gravedad de estos conflictos, la respuesta de la comunidad internacional ha sido inconsistente y, en muchos casos, inexistente. Los movimientos separatistas africanos, a menudo vistos a través de la lente de la estabilidad regional o como meros disturbios internos, no han recibido el tipo de atención diplomática, humanitaria y política que merecen.

En lugar de abordar las causas profundas de estos conflictos -tales como la falta de representación política, la explotación económica de las regiones ricas en recursos y la discriminación étnica y cultural-, la comunidad internacional ha priorizado la estabilidad a corto plazo, manteniendo el statu quo en lugar de buscar soluciones sostenibles.

En el caso de Annobón, por ejemplo, la represión sistemática del régimen de Obiang, combinada con la explotación de los recursos naturales de la isla, no ha sido debidamente denunciada por la ONU ni por organizaciones internacionales clave. Esta falta de intervención pone en peligro la vida y los derechos de los habitantes de la isla y perpetúa un ciclo de violencia y explotación.

Una agenda global pendiente

El caso de los movimientos separatistas en África no es solo un problema local o regional; es una cuestión que requiere atención global. La fragmentación política, las demandas no resueltas de autodeterminación y los abusos de los derechos humanos son problemas que impactan no solo a los países involucrados, sino a todo el sistema internacional.

Si la comunidad global continúa ignorando estos conflictos, las consecuencias serán más profundas y duraderas, afectando la paz, la estabilidad y el desarrollo de África y más allá. Es hora de que estos movimientos, muchos de los cuales han sido relegados a los márgenes de la política internacional, ocupen un lugar prioritario en la agenda global.

La realidad plantea un llamado urgente para que los actores internacionales aborden las causas subyacentes de los movimientos separatistas en África, no solo como una cuestión de derechos humanos, sino también como una estrategia esencial para prevenir futuros conflictos y promover la paz y el desarrollo en el continente. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Portugal, Libia, España, Reino Unido, Marruecos, Francia, Egipto, Sudán, Annobón, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, Guinea Ecuatorial, República Democrática del Congo, Namibia, Nigeria, Camerún, Cabilia, Argelia, Cabinda, Angola, Botswana, Ambazonia, Bakassi, Dar El Kuti, República Centroafricana, Sur Congo, República del Congo, Bas-Congo, Katanga, Nacionalismo copto, Región del Mar Rojo del Sur, Eritrea, Fernando Poo, Ogaden, Oromia, Tigray, Sidama, Amhara, Afar, Etiopía, Mayotte, Togolandia Occidental, Ghana, Mombasa, Kenia, Cyrenaica, Nyika, Malawi, Azawad y Macina, Mali, Rodrigues Mauricio, Rif, Franja de Caprivi, Área de Rehoboth, Biafra, Oduduwa, Delta del Níger, Arewa, Ogonilandia, Madeira, Casamanza, Senegal, Somalilandia, Jubalandia, Somalia, República del Cabo, Volkstaat, Zululandia, Sudáfrica, Rol Naath, Sudán del Sur, Islas Canarias, Ceuta, Darfur, Beja, Zanzíbar, Pemba, Tanzania, Acholi, Uganda, Territorio Británico del Océano Índico, Barotselandia, Zambia, Matabelelandia, Zimbabue, Ngamilandia

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Qué implica un acuerdo de reciprocidad de aranceles con Estados Unidos y la diferencia con uno de libre comercio

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Si hasta hace días Javier Milei afirmaba que su prioridad externa era la firma de un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, este sábado, viró su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y dijo: «Argentina quiere ser el primer país del mundo en sumarse a este acuerdo de reciprocidad que pide la administración Trump en materia comercial». Añadió: “Si no estuviéramos restringidos por el Mercosur, Argentina ya estaría trabajando en un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos que sea mutuamente beneficioso”.

Una y otra son cosas distintas. Para empezar a entender el giro del mandatario argentino hay que remitirse a la nueva y disruptiva política comercial, proteccionista, de esta nueva presidencia de Donald Trump, que empezó el 20 de enero.

A mediados de este mes, el republicano anunció que impondrá aranceles recíprocos y prácticas comerciales a los países que comercien con Estados Unidos. Además, en lo que es considerado por sus propios socios como una nueva “guerra comercial”, le impuso el 10% de aranceles a China; el 25% a sus vecinos y socios, Canadá y México, y el 25% a todo el acero y al aluminio que entra a su país, en lo que sí afecta a empresas de Argentina como Techint y Aluar.

Un acuerdo de libre comercio como el que el Mercosur venía negociando con la Unión Europea es un pacto entre dos o más países para eliminar barreras comerciales y promover el intercambio de bienes y servicios, que pueden llegar incluso a tener aranceles cero. El bloque que integran de manera fundante Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay -Venezuela está suspendida y Bolivia estaba en camino de entrar- no le permite a ningún país firmar un TLC si no es con todos los miembros, por lo que Milei ha lanzado algunas amenazas con irse del Mercosur si una negociación con Estados Unidos lo tentara más.

Sin embargo, la misma política proteccionista no lo llega a poner en ese dilema por ahora. A partir de la reciprocidad que impone Trump, el Departamento de Comercio debería empezar a examinar los aranceles que los otros países aplican a Estados Unidos para luego ellos aplicar esos mismos.

Expertos consultados por Clarín afirman que detrás de ese planteo existe una primera duda y es la de cómo Estados Unidos va armar las posiciones arancelarias con cada uno de los más de 190 países del mundo. Sólo por mencionarlo, su Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) abarca unas 3.500 posiciones arancelarias con la eliminación de aranceles.

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Es probable, afirman otras fuentes consultadas, que en el gobierno argentino le hayan dicho a Milei que técnicamente es imposible firmar un TLC clásico con Estados Unidos, contrariamente a lo que dijeron, inesperadamente, en las últimas horas, dirigentes de la American Chamber de Argentina. Y por eso, el mandatario habla ahora en la misma sintonía de Trump, con quien se comparó varias veces este sábado, y comenzó a hablar de reciprocidad en los aranceles con los que Trump busca revertir el déficit comercial de su país.

Entre los otros problemas que se presentan, surge uno central: los mercados de Argentina y Estados Unidos no son complementarios, son competitivos. Sobre una balanza comercial de U$S 16.300 millones en 2024, la Argentina tienen un déficit de U$S 2.200 millones.

Argentina produce básicamente productos primarios. Estados Unidos también. Estados Unidos, además de bienes primarios, produce muchos bienes (industrializados y primarios) que la Argentina no produce. Entonces, un acuerdo con los Estados Unidos es complejo para la Argentina, cuyo fuerte es la agricultura, aunque ahora también crezca el negocio de la minería y la energía. Pero las de Estados Unidos también.

Durante la gestión en Cancillería de Diana Mondino y su ex secretario de Comercio Internacional, Marcelo Cima, se firmó un importante acuerdo para el comercio de minerales críticos, como litio y acero, que pedían la Rosada y Economía. Se desconoce si la cancillería Gerardo Werthein lo continúa. La secretaria de la General, Karina Milei, le había pedido al embajador Luis María Kreckler -en reemplazo temporal de Cima- un plan para llegar a un TLC con EE.UU. a pedido del Presidente. El Gobierno debería explicar ahora cómo se trabajará en un plan basado en la Reciprocidad.

El sistema comercial actual global se basa en el principio de la «nación más favorecida» (MFN), donde los aranceles reducidos para un miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplican a todos los demás. Las naciones pueden reducir los aranceles por debajo del nivel de MFN para socios específicos cuando entran en un acuerdo de libre comercio. Es la llamada tarifa aplicada.

No está claro lo que va a hacer el gobierno de Trump con este esquema del que es critico desde el primer gobierno del republicano y hay hasta filosofía económica al respecto como la de su ex jefe de Comercio, Robert Lighthizer. Se estima que su propuesta de reciprocidad es una idea de negociación de Trump. Una más.

Lo que varios analistas consideraron que podría ocurrir y eso sí es positivo para la Argentina es que Estados Unidos empiece a pensar en el hecho de que como muchos -y sobre todo para el trumpismo- proponga avanzar en un acuerdo plurilateral donde estén sus aliados. Y eso sería volver a un GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que fue previo a la OMC y por el que no existía la cláusula de nación más favorecida.

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¿Qué significa el principio de NMF? Que si un país le da un beneficio comercial a otro, se lo tiene que dar a todos. Estados Unidos no quiere eso. Estados Unidos lo que quiere es reciprocidad. Entonces quiere volver al GATT: le da un beneficio a un país y ese otro país le da el beneficio a EE.UU. En una especie de acuerdo plurilateral. La pregunta es si alguien en la actual administración argentina entiende ello.

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