Aunque los productos cosméticos desempeñan un papel importante en el cuidado de la piel para mantenerla humectada, los hábitos disciplinados en la rutina diaria y prestar atención a factores como la alimentación, la hidratación y la temperatura del agua, también son cruciales.

Alimentación equilibrada

Una dieta rica en vitaminas y minerales que incluya frutas, verduras y alimentos antioxidantes ayuda a prevenir la degeneración celular, contribuyendo a mantener la piel hidratada y radiante.

Hidratación interna

No basta con aplicar cremas; sino que beber suficiente agua es esencial para la hidratación cutánea. Se recomienda ingerir al menos dos litros diariamente, ya que la deshidratación puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel y su sequedad.

Control de la temperatura del agua

Evitar el agua caliente en baños y lavados faciales ayuda a preservar los aceites naturales de la piel. Se sugiere optar por agua tibia para no eliminar los beneficios naturales de la dermis.

Limitar la duración de las duchas

Prolongar el tiempo en el agua puede eliminar los aceites naturales de la piel. Limitar las duchas a cinco minutos o menos es beneficioso para tratar la piel seca.

Humidificación ambiental

La calefacción constante en interiores reduce la humedad del aire, afectando la piel. Un humidificador ayuda a contrarrestar este efecto al agregar humedad al entorno, manteniéndola hidratada.

Elección de productos suaves

Optar por jabones sin fragancias, colorantes ni químicos irritantes. Los productos de limpieza suaves, libres de alcoholes y colorantes artificiales, preservan la hidratación natural.

Exfoliación regular

Eliminar las células muertas de la piel mediante la exfoliación mejora la textura e hidratación cutánea. Ayuda a prevenir la obstrucción de poros y permite regenerar nuevas células de manera efectiva.

Fuente: La Bioguía