“Me invitó el cura y fui. Tampoco es para tanto, ¿no?”.
Con un tono de ingenuidad del que carece, Cristina Kirchner buscó, en una reunión privada de su mesa chica, quitar dramatismo a la visita que hizo hace poco a una parroquia de La Matanza.
Su imprevisto desembarcó en esa barriada pobre del GBA sin avisarle a Axel Kicillof y a su vice, la matancera Verónica Magario, ni tampoco al intendente local Fernando Espinoza fue lo que terminó de enturbiar la relación entre el gobernador y la ex presidenta.
Ahora, con la pelea ya blanqueada, en el cristinismo cuestionan que Kicillof se ponga en víctima. Repiten que “gracias a ella” fue secretario, ministro de Economía, diputado nacional y ahora gobernador.
“Si estás política no podés ponerte a mariconear con que te critican o te buscan limar. Más vale que es así. Siempre es así”, apunta un dirigente que está entre los primeros 10 puestos de la lista de candidatos de Cristina.
Axel Kicillof con sus aliados, la semana pasada. Foto: Fernando de la Orden.
En la lista que presentó Cristina aparecen figuras archiconocidas del PJ. Es más: casi toda la crema y nata de la superestructura del peronismo está ahí: los jefes de los bloques del Senado y Diputados, José Mayans y Germán Martínez, ex gobernadores, camporistas, sindicalistas de peso –Abel Furlán, Ricardo Pignanelli , Víctor Santa María, por ejemplo-, ex ministros nacionales e intendentes.
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Del repaso de la lista de Quintela lo primero que surge nítido es la ausencia de figuras de volumen político, salvo el propio gobernador riojano y el puntano Alberto Rodríguez Saá. Pero cerca del “Gitano” Quintela destacan que se debe tener en cuenta que en la lista hay un diputado alineado con el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, que figura una intendenta de Chaco y una dirigenta de UPCN.
En criollo: sostienen que serán ignotos, pero representan a sectores del peronismo que no se sienten identificados con el kirchnerismo y que cuentan con peso territorial. Le dan especial centralidad a Córdoba, Tucumán y San Luis.
Un operador de Quintela agrega, con ponzoña es cierto: “¿Seguro Espinoza y Magario van a mover por Cristina en La Matanza después de lo que pasó?”.
Cerca de la ex presidenta tienen certeza, además, de que “por lo bajo Axel (Kicillof) va a apoyar al riojano”.
En ambos campamentos descuentan sus triunfos. Suena a fanfarronada, pero en el de Quintela hablan de una epopeya similar a la de Carlos Menem cuando venció a Antonio Cafiero, hace 36 años.
Ricardo Quintela. Foto: Enrique Garcia Medina.
Un histórico armador que juega con Cristina lo descarta de plano: “No hay ninguna chance de un batacazo. Menem era otra cosa, se recorrió el país 100 veces. La gente por abajo estaba con Menem”.
Lo que sí queda claro es que Cristina enfrentará la interna desde una posición de mayor debilidad política de la que ostentaba hasta hece poco. En una saga en capítulos, su propia postulación arrancó con el fallido operativo clamor, rebautizado como “clamorcito” por sus adversarios internos a raíz de las pocas voces que se plegaron enseguida a su candidatura para presidir el pejota.
Siguió con algo completamente inesperado: Kicillof, su Kicillof, resistió las presiones y no avaló su postulación. Cristina habló de traición, lo que indica una fractura en el vínculo entre ambos.
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“Está muy dolido”, dice a Clarín alguien que habló con el mandatario bonaerense.
Fernando Espinoza. Cristina no le avisó que iba a La Matanza.
El tercer elemento es que un gobernador del interior profundo se anima a enfrentar en una interna a la supuestamente omnipotente Cristina. La ex presidenta, que pretendía mostrarse como ecuménica dentro del peronismo, deberá volver al barro para pelear una interna por la presidencia del peronismo. Con la jugada, limó su capital político.
Sea cual sea el resultado, quedará en peores condiciones que hace un par de meses. El resultado de la interna funcionará como un termómetro exacto del grado de adhesiones -y rechazos- que tiene dentro del PJ.
La jefa de bloque de La Libertad Avanza en la Legislatura porteña, Pilar Ramírez, que responde a la Secretaria de la Presidencia, Karina Milei, criticó con dureza este domingo al expresidente Mauricio Macri y le aconsejó que “se dedique a ayudar a su primo”, Jorge Macri, «que tiene bastantes problemas» en su gestión en la Ciudad de Buenos Aires. El embate de la presidenta local del partido libertario es un paso más en la escalada que hace flaquear al PRO en su distrito de origen y mayor bastión.
“Si quiere dar consejos, entonces que le dé consejo a su espacio, ayude a su primo y a las personas que su primo ha puesto en los ministerios”, sostuvo Ramírez en una entrevista a Radio Rivadavia, en respuesta a las críticas del expresidente contra el entorno de Javier Milei.
Después de que se desatara el escándalo cripto con $LIBRA, Macri puso especial énfasis en el asesor presidencial, Santiago Caputo, al que acusó de haber realizado una licitación espuria de la Hidrovía: «Me parece que tiene mucho de lo que ocuparse, más que de un gobierno que está dándole lucha a la inflación, al déficit fiscal, a la seguridad, que después de 17 años pudimos terminar con los piquetes en la Ciudad”, contraatacó la legisladora libertaria, que consideró que Macri «subestima» al entorno de Milei.
En la misma línea, arremetió: “Traten de demostrar cuál es el rumbo que quieren para la Ciudad, que la verdad estamos bastante a la deriva. Cada vez más sucia, cada vez más insegura, es el único jefe de Gobierno que no va a inaugurar un metro de subte«, enumeró con la mira en Jorge Macri.
Asimismo, Ramírez volvió a cuestionar al ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, al que apodó “ministro de Inseguridad”, y lo responsabilizó de perseguir intereses electorales que hacen descuidar su agenda de gestión. Dijo que «se les escapan todos los días presos» y que «está más interesado por ver cómo mide«, por lo cual «no está a la altura de ser ministro de Seguridad».
Para Pilar Ramírez, el modelo del PRO en la Ciudad «está agotado»: auguró «un fin de ciclo»
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En otro pasaje de la entrevista, la cabeza en la Legislatura del espacio que lidera Karina Milei en la Ciudad sostuvo que el modelo del PRO en CABA “está agotado” y vaticinó “un fin de ciclo” del partido fundado por Macri.
La presidenta de LLA en la Ciudad, Pilar Ramírez, una espada de Karina Milei contra los Macri. Foto X
“Invito a cualquiera de los porteños a caminar por la Ciudad de Buenos Aires y se van a dar cuenta de que no está limpia, que se le escapan los presos, así que me parece que tenemos derecho también a que se escuchen nuestras ideas y a que podamos contar qué es lo que nosotros queremos”, argumentó.
Por último, consultada por la posibilidad de cerrar un acuerdo electoral con la fuerza a que llenó de críticas, la dirigente libertaria respondió que será el presidente Javier Milei el encargado de decidir, aunque aclaró que el PRO debiera acordar en la necesidad de reducir el Estado y escuchar los pedidos del Gobierno. Y habló de «destrato» de parte del partido que gobernó en el país entre 2015 y 2019.
Ramírez no es una desconocida de los Macri. Es la esposa de Darío Wasserman, un empresario cercano al exministro Francisco Cabrera que en la última campaña dio el salto al armado libertario y hoy ocupa la vicepresidencia del Banco Nación, recientemente transformado en sociedad anónima.
“Ninguno de los puntos que hemos puesto sobre la mesa para trabajar han sido escuchados, como la Ley Bases, el RIGI, el blanqueo o tantos proyectos que hemos presentado a la Ciudad y que el jefe de Gobierno tampoco ha querido tratarlos, con lo cual nosotros también podemos expresar ese destrato”, afirmó Ramírez. Y concluyó: “Podemos trabajar, pero no es algo que estemos pensando, todavía hay tiempo. Se va a decidir en el partido, puertas adentro, y confiamos en el criterio del Presidente y de Karina”.