En el mundo de la jardinería, pocas plantas combinan tan magistralmente funcionalidad y belleza como el aloe vera. Esta suculenta, conocida por su elegancia y facilidad de cultivo, es mucho más que una planta decorativa para el jardín o el espacio interior.

El aloe vera ha sido venerado a lo largo de la historia por sus extraordinarias propiedades medicinales y su impacto positivo en la salud de la piel

Con sus hojas carnosas llenas de un gel transparente, el aloe vera se ha convertido en un auténtico tesoro de la cosmética natural. Los beneficios de esta planta para la salud de la piel son muchos: tiene propiedades hidratantes y cicatrizantes, pero también posee capacidad para calmar irritaciones y mejorar la apariencia general de la piel.

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El aloe vera es un excelente humectante natural porque el gel que encierran sus hojas tiene un alto contenido de agua y además tiene la capacidad de retener la humedad en la piel, por eso hidrata profundamente sin dejar una sensación grasa y es ideal para pieles secas y deshidratadas.

Por otra parte, son muy conocidas las propiedades cicatrizantes del gel de aloe vera y esto se debe a su alto contenido de compuestos como la gibberelina y el polisacárido acemannan, que estimulan la regeneración celular y ayudan a acelerar la curación de heridas menores, cortes y quemaduras.

El gel de aloe vera tiene propiedades antiinflamatorias y proporciona un efecto refrescante, aliviando la piel quemada por el sol, reduciendo el enrojecimiento y la inflamación y proporcionando un alivio rápido

Si bien existen unas quinientas especies, las que solemos ver más comúnmente en los jardines argentinos son Aloe arborescens (de hojas finitas y largas) y Aloe maculata (de hojas anchas, cortas y pintitas blancas).

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“El aloe vera o Aloe barbadensis miller es el que tiene más componentes activos identificados: vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas, hormonas y más. Su gel se usa en heridas, quemaduras, cortes, picaduras, sarpullidos, psoriasis, dermatitis, eczemas, manchas, marcas y decoloración, herpes y aftas en la boca, picazón, inflamación, envejecimiento y acné”, señala la Eleonora Dubini, especialista en cosmética natural.

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Eleonora Dubini

Cómo hacer tu propio gel

Cortá las hojas o pencas siguiendo un orden ascendente (las de abajo son las más antiguas y con mayores propiedades). Si hacés un pequeño tajo al costado, en la parte blanca de la penca (bien pegada al tronco), después podés desprenderla suavemente con la mano. Se puede conservar en la heladera y cortar a medida que se necesita.

“Para obtener el gel, se deben quitar las espinas de los costados con un cuchillo y hacer un corte transversal para abrirla en dos, luego se hunde el pulgar en el gel para aprovecharlo hasta la corteza y aplicarlo directamente en la piel y el cuero cabelludo”, explica Dubini.

Para cuidar la piel o estimular el crecimiento del pelo, se debe aplicar directamente en toda la cara o el cuero cabelludo como si fuese una máscara, dejar actuar al menos una hora (o toda la noche) y enjuagar con agua

Si se quiere extraer más cantidad de gel, pero no se va a usar en el momento, se debe guardar en un recipiente con agua durante 24 horas, de esa manera se ayuda a prevenir la degradación del gel por las aloínas presentes en el látex o jugo del aloe, que además podrían irritar las pieles hipersensibles.

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“El gel de aloe vera se conserva 24 horas a temperatura ambiente, hasta 7 días en heladera y 3 meses en el freezer. Una idea muy práctica es guardarlo en una hielera y descongelar los cubitos cuando los necesitás”, aconseja Eleonora Dubini.