La paridad entre los legisladores del Congreso se rompió. Tras el aumento discrecional de la Cámara Alta, los diputados ahora van a cobrar entre $ 2,5 millones y $ 3 millones menos -depende donde vivan- que sus pares del Senado. La mitad. Los reclamos crecen, pero no habrá negociación hasta después de que se vote la Ley Bases.

Desde 2011 hasta ahora, los incrementos de los legisladores iban atados a la paritaria legislativa. Les iba a tocar, ahora, un 30 %. Pero por pedido del presidente Javier Milei, los titulares de ambas cámaras, Martín Menem y Victoria Villarruel, dieron marcha atrás y les dejaron congelados los sueldos.

Semanas después, los senadores votaron en una polémica sesión un proyecto en el que se autoaumentaron los sueldos a $ 7,2 millones bruto, por lo que, con los descuentos les quedan $ 4,5 millones en mano.

Mientras, los diputados quedaron fijos en sueldos de 1,5 millones o 2 millones los del interior que tienen un plus por desarraigo. La situación abona al malestar ya reinante. «Una noche de hotel no cuesta menos de $ 70 mil. Y el grueso va a hoteles, no tienen departamentos en Capital», señala un jefe de bancada.

Además, recalcan que Diputados tuvo desde el verano hasta ahora mucha más actividad que el Senado. Más allá de las comisiones, los legisladores están teniendo continuas reuniones con delegados del Ejecutivo por la Ley Bases.

Si bien no hubo un planteo formal al titular de la Cámara, Martín Menem -que siguiendo la línea mileista dona su sueldo: el último fue de 2.083.140- los legisladores hacen sentir su malestar, incluso los de La Libertad Avanza.

Informalmente, Menem prometió ocuparse del tema, «después del 2 de mayo». Es decir, una vez que tengan la Ley Bases con media sanción de Diputados. El problema es que el Congreso es un blanco permanente de Milei -lo llamó «nido de ratas» y a los legisladores les dijo «coimeros» y «valijeros»- y cualquier retoque será foco de escándalo. Por eso, tienen que buscar una forma decorosa, transparente y conversarlo con él.

Hay varios proyectos presentados sobre el tema. Uno del libertario Carlos D’Alessandro y otro de la aliada PRO, María Eugenia Vidal, para atar los incrementos de los legisladores a los de los jubilados. Otro del federal Oscar Agost Carreño para equiparar las dietas de las cabezas de los tres poderes del Estado.

«Lo del Senado fue un desastre. Una cosa endogámica, con falta de criterio de empatía y de contexto. Encima, cuando empezaba a quedar demostrado que Milei no retrocedía con el régimen especial de Tierra del Fuego, que no se quiere meter con la cuota sindical de los medios y que tuvo que retroceder con las prepagas -como habíamos advertido- ahora le dieron la chance de recuperar al 100 % su discurso contra la casta con semejante estupidez«, sostiene un radical de peso.

Muchos apuntan a la disparidad que se genera porque, por ejemplo, un empleado de planta permanente que percibe todos los aumentos y tiene cierta antigüedad ya está cobrando más que un diputado.

«Si viviera del sueldo de Diputado no me alcanzaría», reconoce un legislador libertario, que tiene un negocio privado, pero agrega: «El tema es que justo ahora no se podían aprobar aumentos a la política».

Pero en la oposición señalan que nadie se meta con el Ejecutivo, el Poder Judicial. «La hipocresía es que se suben los sueldos en los directorios de las empresas estatales; Karina Milei extiende su presupuesto; los amigos alcanzan el rango de ministros pero el problema es el Congreso, que tiene sueldos relegados.

«Hay que discutir seriamente las dietas de los diputados y senadores. Esta votación ‘de canuto’ no es la manera, hay varios proyectos para terminar con la discrecionalidad y con el uso cínico de quienes necesitan ‘a la casta’ como un enemigo permanente para justificar sus errores de gobierno”, plantea Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) quien recientemente presentó un proyecto para transparentar y suprimir privilegios a los legisladores.