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Tensiones, reproches y falta de acuerdos, en la previa de la sesión que define la continuidad de Martín Menem en la presidencia de Diputados

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En medio de un clima de fuerte tensión y de repetidos reproches de los sectores de la oposición, Martín Menem, el hombre que responde a Karina Milei en el Congreso, espera ser ratificado como presidente de Diputados. La caída del proyecto de ficha limpia le dio al riojano un poco más de aire frente a las presiones de los K aunque los bloques aún no le aseguraron los votos para ser ratificado al frente de la Cámara baja.

«No vemos argumentos para que voten a otro», respiten entre los libertarios más fieles tratando de aplacar cualquier teoría de posibles cambios entre las autoridades de la Cámara cuando se haga el próximo miércoles la sesión preparatoria. Y si bien se mencionaron distintos nombres para reemplazar a Menem, no hay acuerdo entre la oposición para designar a un posible sucesor. Además, ninguno de los legisladores quiere quedar como «destituyente», ya que el elegido quedará en la línea de sucesión de Javier Milei.

Hay sectores que imaginan un escenario es similar al que se dio con Cecilia Moreau en diciembre de 2022, cuando luego de reemplazar a Sergio Massa en la presidencia del cuerpo se quedó sin los apoyos de la oposición. Lo que ocurrió en aquella ocasión fue que el kirchnerismo y Juntos por el Cambio mantenían una fuerte disputa por un lugar en el Consejo de la Magistratura, que finalmente quedó para la radical Roxana Reyes.

Nicolás Massot junto a Miguel Angel Pichetto. Margarita Stolbizer y Oscar Agost Carreño completan la postal en Diputados. Foto: Federico López Claro.

Los dialoguistas que «no bancan» a Martín Menem

Los distintos bloques aliados al oficialismo coincidieron en cuestionar la gestión del presidente de la Cámara. Hay tensiones con el macrismo porque entienden que no hizo todo para aprobar la ley de ficha limpia, una propuesta que impulsa Silvia Lospennato pero que no tuvo el apoyo del Gobierno, lo que pone en algodones la relación entre la Casa Rosada y Mauricio Macri.

Más allá de las tensiones, la bronca y la desilusión que quedo en el PRO por la decisión del oficialismo de bajar a 8 diputados para bloquear ficha limpia, desde el bloque que comanda Cristian Ritondo dijeron que votarán a quien proponga el Gobierno, aunque no se arriesgaron a personalizar el voto.

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Otro de los bloques que critica la tarea de Menem es Encuentro Federal, que conduce Miguel Angel Pichetto. Lo acusa de no haber cumplido un acuerdo por una silla en la Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, una comisión que quedó en manos del senador radical Martín Lousteau.

A ellos se agrega la queja de Innovación Federal, el espacio que responde a los gobernadores de Salta, Misiones y Río Negro, quienes vieron frustradas las negociaciones al clausurarse la discusión por el presupuesto 2025, aunque se mantienen algunos contactos subterráneos para acuerdos bilaterales. Incluso, Menem tiene quejas de los propios aliados libertarios porque no cumplió con pactos que tenía con el bloque del MID, que conformó Oscar Zago tras ser desplazado de la presidencia de La Libertad Avanza. Sin olvidar el contrapunto que el riojano tuvo con Lourdes Arrieta luego del escándalo generado por la visita de un grupo de diputados libertarios a los represores detenidos en Ezeiza, hecho que quedó cajoneado en una comisión.

¿Habrá quórum para la sesión preparatoria? Foto: Federico López Claro.¿Habrá quórum para la sesión preparatoria? Foto: Federico López Claro.

Hay quejas, pero ningún dialoguista quiere quedar como destituyente

La relación es tensa entre la oposición y Menem y, por eso, en los pasillos de la Cámara se reflotó, en su momento, la posibilidad de colocar a Ritondo al frente del cuerpo, en un acuerdo entre el Gobierno y el macrismo. Pero en la Casa Rosada saben que con esa opción no tendrá los votos de Unión por la Patria y otros sectores provinciales. También se pensó en Miguel Angel Pichetto, que vino ordenando los debates en el recinto; en Emilio Monzó, que estuvo en el cargo durante la presidencia de Mauricio Macri; y en un tapado cuyo nombre no trascendió pero que está en línea con Milei.

Todas las opciones fueron desestimadas, por ahora, y más allá de los nombres, desde la oposición explicaron que no se trata de falta de acuerdo para bajar a Menem porque, como dicen en off, el deseo y los votos están, pero la cuestión es soportar las acusaciones de destituyentes que pueden venir. Además saben que sería un revés al Gobierno que Milei podría utilizar para alimentar el relato anti casta.

Además, al acercarse la fecha de la preparatoria las posiciones empiezan a cambiar. Porque si bien el PRO quedó con el sabor de haber sido traicionado con ficha limpia, sabe también que necesita del oficialismo para ratificar a Silvia Lospennato como vicepresidenta tercera. Y los radicales, que quedaron divididos, dependen de la voluntad del oficialismo para que se respete la vicepresidencia segunda de Julio Cobos.

Durante la semana hubo un almuerzo de Menem con Pichetto y Emilio Monzó en el comedor del Senado para limar asperezas. Además, el libertario le abrió la puerta a Germán Martínez a la reunión con los presidentes de bloque aliados, lo que muestra un cambió en el oficialismo.

Germán Martínez, Cecilia Moreau y Leandro Santoro en el recinto de Diputados. Foto: Federico López Claro.Germán Martínez, Cecilia Moreau y Leandro Santoro en el recinto de Diputados. Foto: Federico López Claro.

Los K que celebraron el segundo fracaso de ficha limpia, la ley que ponía en jaque la posible candidatura de Cristina Kirchner, intentarán en las próximas horas cerrar un acuerdo de cara al próximo año legislativo a cambio de ratificar la continuidad de Menem y de Cecilia Moreau, como viceprimera de la Cámara. En síntesis, por más que guste o no la gestión de Menem, todo se puede negociar.

En tanto, en el entorno de Menem se defienden de las críticas y señalan que la mayoría de los bloques saben de la dificultad de administrar una cámara con proporciones tan atomizadas. Descartan que en la Casa Rosada tengan pensado reasignarlo en el Ejecutivo, incluso señalan que el riojano al menos terminará con las cuentas saldadas porque durante su primer mandato se aprobó la Ley Bases, logró evitar la caída el DNU 70/23 de apertura de la economía, se ratificóaron los vetos del Presidente a la movilidad jubilatoria y la ley de presupuesto universitario. Y sobre la hora bloqueó la ley que le hubiera impedido a Cristina ser candidata el próximo año dejando abierta la puerta para otras conversaciones con el kirchnerismo,

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El capitalismo despliega sus alas

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La burguesía logró controlar las insurrecciones y aun cuando en algunas partes debieron ceder ante ciertos y acotados reclamos republicanos y democráticos, pocos meses más tarde la rebelión sólo era una vieja pesadilla y persistía exclusivamente en aquellos lugares donde las demandas se vinculaban más con cuestiones de identidad nacional que con una lucha de clases. En esta época los países industriales incrementaron su producción en forma extraordinaria y ampliaron sus mercados acompañando la dinámica del capital, la cual sugería una lógica de intercambio cada vez más global. 

Muchos países europeos no industrializados hasta ese momento comenzaron a adoptar patrones tecnológicos de los países pioneros en la industria y en muchos casos transitaron un camino sostenido de industrialización. Otras regiones, en cambio, se integraron a la economía internacionalizada por su características subsidiarias respecto de las necesidades de las naciones industriales. América Latina y Canadá, Nueva Zelanda, Australia, entre otros, se enmarcaron en ese tópico como productores de materias primas en un mundo donde la especialización productiva fue la variable más predominante. Mayores exportaciones y libertad de empresa fueron la fórmula de la consolidación del orden capitalista. 

La propiedad de las industrias generalmente coincidió con las familias que le habían dado origen, como los Dollfus, los Koechlin, los Krupp, los Rothschild, los Forsty, considerados como ejemplos a emular en un mundo abierto al talento. Y es que eran las habilidades para hacer negocios las que abrían las puertas al éxito. El capital inicial podía dar un mejor handicap a la hora de iniciar la empresa pero no constituía un elemento excluyente. Aun así la procedencia social de estos hombres emprendedores era la clase media.

Estos individuos se creían a sí mismos dotados de dones especiales para la vida empresarial y consideraban justificadas sus ganancias en razón de sus propios méritos. Lejos estaba de sus conciencias considerar que existiera explotación alguna hacia los obreros de sus talleres o industrias y menos aún que el estado hubiera generado condición alguna para la acumulación del capital. 

En el razonamiento burgués, los obreros se circunscribían a dos categorías: los buenos trabajadores que consustanciados con la esencia misma de la empresa la sentían como propia y no escatimaban esfuerzos para aumentar su productividad y eficiencia; y el resto –la mayoría– ociosos empedernidos que eran parias inútiles para la sociedad, y a los cuales sólo la inanición y la coerción los obligaba a desempeñar, de mala gana, su tarea. Por supuesto, que los primeros aglutinaban a los trabajadores calificados, con salarios diferenciales y cuyos saberes eran esenciales en el proceso de producción, mientras que los segundos eran un conjunto de trabajadores no calificados –peones, auxiliares, maestranzas, cargadores, jornaleros– con salarios muy reducidos, condiciones laborales insalubres y jornadas interminables.

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Estos últimos podían ser fácilmente reemplazables, pero igualmente este asunto siempre preocupó a los empresarios. Seguramente, porque la mayoría de este proletariado constituía la primera generación familiar de asalariados urbanos y en consecuencia no se habían consolidado las prácticas culturales y sociales en las familias, sobre las rutinas de la vida capitalista

De hecho, durante mucho tiempo, en algunos países algunos trabajadores urbanos mantuvieron sus mecanismos de subsistencia alternativos a través del cultivo en quintas domésticas. La acelerada urbanización, que para los sectores pobres significó hacinamiento, fue destruyendo estas prácticas. La permanencia de antiguas tradiciones no era propiedad exclusiva de la clase trabajadora; la ascendente burguesía, si bien parecía pronta a disfrutar de los beneficios que le obsequiaban los nuevos tiempos, era más reacia a los cambios culturales en el interior del seno familiar. La unidad doméstica se concebía como la familia tradicional, nuclear, monogámica, y donde los roles masculinos marcaban una gran superioridad respecto del resto de los miembros

Las costumbres religiosas, lejos de distenderse, se fortalecieron y los valores morales rigurosos fueron la idiosincrasia de los estratos medios y altos. El recato, la austeridad y el conservadurismo marcaban desde el nacimiento a estos hombres, por lo menos como puesta en escena para sus relaciones sociales. En la práctica, la hipocresía era el signo de una clase dominante que no quería legitimar en público las prácticas que despreciaban de sus subordinados. Una vida abocada al esfuerzo, el trabajo y a la familia no podía destruirse por alguna debilidad  considerada natural para un hombre que se preciara de su condición. El éxito en el ámbito de la sociedad civil –y particularmente en el mundo económico– podía obviar estos detalles.

Esos límites laxos se contraponían con la férrea ideología que profesaron estos hombres con una unanimidad que difícilmente volvió a observarse en el siglo XX, aunque tal vez un espectro de este consenso se reprodujo en los últimos 30 años, con la globalización y irrupción de la ideología neoliberal. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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