POLITICA
Tras la caída de Macri, Cristina arriesga su corona

Por muchas razones los principales actores de la vida pública están prestando la máxima atención, otra vez, a los comicios que se celebrarán en la provincia de Buenos Aires. El atractivo no se debe a que los puestos que se distribuirán el 7 de septiembre tengan demasiada relevancia institucional. Se elegirán legisladores provinciales, concejales municipales y consejeros escolares. Las razones que vuelven interesante a ese torneo son políticas. Será la primera competencia del año en la que el peronismo arriesga una posición importante de poder. Y no cualquier peronismo. El peronismo bonaerense. Si esa fuerza se muestra vital, competitiva, quedará instalada en el horizonte una hipótesis decisiva: la posibilidad de que en 2027 haya un regreso de lo que se fue en 2023. La sola conjetura de esa restauración es capaz de modelar el sentido de toda la experiencia liderada por Javier Milei. Sin embargo, lo que vuelve más significativa esa batalla es otro factor: en ella juega su destino el liderazgo de Cristina Kirchner. Así como la corona de Mauricio Macri fue puesta en crisis por Milei en el duelo porteño de hace dos domingos, la de la expresidenta está bajo la amenaza de Axel Kicillof. Quiere decir que estas elecciones generales contienen, como una especie de mamushka, una interna sectorial. Significa que con la excusa de cubrir las bancas de un par de legislaturas locales se podría estar inaugurando un proceso de renovación en las dos corrientes que signaron la vida nacional durante más de veinte años. Sigue siendo curioso que esa densidad corresponda a enfrentamientos en los que se disputan cargos bastante secundarios.
La presunción de un acuerdo entre Cristina Kirchner y su antiguo discípulo Kicillof, que se fortalecía en las últimas semanas, se volvió de nuevo incierta. “Axel juega a fondo”, confiesa uno de sus ministros más leales. Traducido: el gobernador no revisará su decisión de adelantar las elecciones provinciales. La señora de Kirchner viene objetando ese desdoblamiento desde que comenzó a hablarse de él. Cree que la gestión bonaerense no puede ser puesta a consideración del electorado. No porque la de Kicillof sea peor que otras. Ella considera que la dimensión de los problemas que afectan a ese distrito aconseja siempre solapar sus comicios con los nacionales. Desobedecer ese criterio implicaría hablar de seguridad. Algo que nunca sucedió porque nunca hubo un debate bonaerense. Un debate acaso imposible de ganar. Con el paso de las semanas la expresidenta agrega argumentos. Ahora le recomienda a Kicillof que para conocer los resultados contrate meteorólogos, no encuestadores. “Si llega a llover cinco días antes del 7 de septiembre el PJ puede hacer buscado su propio Waterloo. Si no me creen, miren cómo nos estamos derrumbando en la segunda sección electoral, que está toda bajo el agua”, le escuchan decir quienes la visitan en el Instituto Patria. La conversación con Kicillof es imaginaria. Hace un año que no hablan. La intermediación es ejercida por la vicegobernadora Verónica Magario y por el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín.
Kicillof no da el brazo a torcer. Esta obstinación obliga a su antigua jefa a pensar en encabezar una lista en la tercera sección electoral, que es la que compensa al peronismo de cualquier catástrofe. Se trata del conurbano sur: Avellaneda, Quilmes, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Berazategui, Florencio Varela, Lanús, Berisso, Ensenada y, sobre todo, La Matanza. Despejada la incógnita de la fecha, se abre otro interrogante: ¿el gobernador aceptará que sus candidatos compartan la boleta de su nueva rival? La pregunta parece insólita. El PJ gobierna la provincia porque en 2023 fue unificado, mientras sus adversarios estaban separados. Pero esta vez LLA selló un acuerdo con Pro y eso modifica todo el panorama.
A pesar de esa organización de la oferta, en el círculo de Kicillof hay quienes le recomiendan cortar por lo sano y enfrentar a la señora de Kirchner con su propia boleta en la tercera sección. Le sugieren algo más audaz: encabezar él esa boleta como candidato testimonial.
En esta instancia del ajedrez peronista aparece el enigma más rebelde. ¿Y si el objetivo de Kicillof fuera la derrota? Es decir, ¿él puede estar calculando que sólo con un fracaso estrepitoso se puede abrir un nuevo ciclo en el que Cristina Kirchner sea parte del pasado? ¿Cómo tomarían los caudillos de ese partido en el interior del país ese desenlace? ¿Lo verían como el arranque de un dominó de caídas? ¿O como la dolorosa metodología para destronar, de una vez por todas, a la expresidenta? La misma pregunta vale para los intendentes bonaerenses, muchos de ellos fastidiados por la voracidad de La Cámpora. La señora de Kirchner les contesta: “¿Son tan tontos que en vez de concejales de La Cámpora prefieren los que les imponga Milei?”
Las posibilidades que se sugieren con estos acertijos se vuelven más verosímiles cuando se detectan algunos movimientos inusuales del propio Kicillof. Por ejemplo: los máximos empresarios del país, agrupados en AEA, lo han invitado a una reunión para que hable de sus planes. Y él, al parecer, estaría por aceptar ese convite. La imagen es persuasiva: Kicillof delante de Paolo Rocca, Luis Pagani, Carlos Miguens, Federico Braun, Alejandro Bulgheroni y, sobre todo, Héctor Magnetto, desarrollando su programa. Dicho de otro modo: Kicillof señalado por el empresariado como el vehículo para terminar con la hegemonía kirchnerista dentro de la fuerza política más organizada del país.
Es verdad lo que sostiene la señora de Kirchner. El fracaso es más probable si la campaña está dominada por un temario provincial. Pero eso es poco creíble si ella es candidata. Hay que esperar que Milei intervenga en la pelea y que la batalla se polarice. El Presidente, siempre apocalíptico en sus metáforas, prometiendo “poner el último clavo en un féretro”, y la expresidenta despachando, uno tuit detrás de otro, “Che Milei”.
Sería, sin embargo, un error imputar la victoria o la caída a cuestiones de ingeniería electoral. La pregunta que hay que hacerse es en qué condiciones llega el Gobierno al desafío bonaerense. Si se miran las elecciones porteñas, allí apareció una mutación que puede ser anticipatoria. En los barrios más humildes de la ciudad, los que más se asemejan al conurbano, La Libertad Avanza (LLA), con Manuel Adorni en la boleta, retrocedió dos puntos porcentuales del resultado que consiguió en la primera vuelta de 2023 con Milei en la boleta. Adorni avanzó sobre el voto del Pro e hizo una elección muy exitosa en los barrios más acomodados, tocando su techo en Puerto Madero con casi el 50% de los votos. De estos números podría inducirse que a las “fuerzas del cielo” el Gran Buenos Aires le sigue siendo esquivo. El deterioro de la industria, el comercio y la construcción abonan ese panorama.
Hay que contrastar el escenario anterior con otras evidencias. Por ejemplo: las familias que reciben la Asignación Universal por Hijo y la tarjeta Alimentar están, en términos relativos, mejor de lo que estaban durante el último tramo de la gestión de Alberto Fernández. “Los que la pasan mal son los que no tienen esos beneficios y están en una situación laboral precaria”, explicaba ayer un intendente cercano a Milei. Aun así, hay que recordar que, en un territorio con los niveles de informalidad que registra la provincia, el retroceso de la inflación es mucho más satisfactorio. Es el mejor plan social imaginable. El Presidente tiene derecho, por lo tanto, a suponer que las cartas no están jugadas todavía. Alejandro Vanoli, que fue presidente del Banco Central con Cristina Kirchner, acaba de sugerir que las elecciones que se aproximan se parecen más a las de 1991 de Carlos Menem que a las de 2017 de Macri. Es decir, serían la puerta para un ciclo largo de estabilidad. No la antesala de un derrumbe. Nadie puede acusar a Vanoli de ser anarcocapitalista.
Más allá de los resultados que salgan de las urnas, la apertura de un expediente sucesorio en el PJ es muy conveniente para el gobierno nacional. Promete que la principal oposición estará sometida a tensiones internas durante bastante tiempo. Y nadie puede garantizar que ese conflicto se resuelva antes de las elecciones de 2027. Los que se ilusionan con que Milei tenga dificultades para conseguir la reelección citan el ejemplo de Donald Trump y de Jair Bolsonaro. Ninguno de los dos conquistó un segundo mandato consecutivo. Pero ni Trump ni Bolsonaro tuvieron la ventaja de tener enfrente a un partido agitado por una disputa doméstica por el liderazgo.
El Presidente ya ordenó, a través de su hermana Karina y de su gerente partidario, Sebastián Pareja, la oferta electoral en la provincia. Las negociaciones con Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”, y con “el Colo” Diego Santilli decantarían en dos formatos. Para los comicios locales de septiembre, LLA y Pro formarán un frente. Pero para la competencia nacional de octubre los candidatos de Pro irían teñidos de violeta. Al menos hasta ayer ese era el acuerdo. Lo único seguro es que José Luis Espert encabezará la lista de diputados nacionales en octubre. En el peronismo lo han puesto bajo la lupa. Ya le encontraron declaraciones a favor de la despenalización del aborto. Milei odia esa posición.
El sometimiento de Pro a LLA se expresaría en que Pareja imponga a sus candidatos presidiendo las listas de las ocho secciones electorales de la provincia. ¿Cuenta con figuras competitivas? Es su gran dificultad. La misma que afecta a los que prometen una “nueva política”. Muchas veces, por falta de recursos humanos, terminan atrapados por personajes que ya fueron descartados por la “vieja política”. Con este inconveniente se ceban los tuiteros de Santiago Caputo, “el Mago del Kremlin”, a quienes Pareja excluye de sus planes. Ya se regodearon con que en la localidad de Suipacha LLA funciona a las órdenes de Claudio Carrasco, un excandidato peronista y, antes de eso, expresidiario por una condena por narcotráfico. Ya cuando era kirchnerista Carrasco denunció una campaña sucia, ya que “cambié de vida y la cárcel me ayudó a ser mejor persona”. Ese perfeccionamiento lo acaba de convertir en “fuerza del cielo”. En Moreno la polémica es similar, aunque no está salpicada por causas judiciales. Allí emerge el otrora K Ramón Vera como abanderado de Pareja. La metamorfosis permitió un edificante cambio de ideas que se puede seguir a través de X:
Los seguidores de Caputo tienen memoria selectiva a la hora de ejecutar el casting libertario. Sin ir más lejos, ayer fue designado al frente de la empresa Trenes Argentinos el gerente de Compras y Contrataciones de Arsat, Gerardo Boschin. Este funcionario tenía las mismas funciones en la compañía satelital desde los tiempos de Alberto Fernández y Sergio Massa. La empresa de trenes es uno de los feudos del “Mago”, en combinación con Agustín Romo, diputado provincial que resiste la jefatura de Pareja. Caputo y Romo controlan los ferrocarriles a través de su íntimo amigo Santiago Tettamanti. Aun así, en los movimientos que se produjeron ayer para desplazar a antiguos randazzistas hubo una intervención muy decidida de Luis “Toto” Caputo. El ministro de Economía promovió los reemplazos a través del secretario de Infraestructura, Martín Maccarone. “Toto” aprovechó el poder que le otorgó el acuerdo con el Fondo Monetario y el exitoso levantamiento del cepo para avanzar sobre áreas controladas por su sobrino segundo. Un intento de evitar futuros dolores de cabeza. Karina Milei y los Menem, festejan.
Hay que regresar a la disputa electoral. Pareja aspira a ser el representante de LLA en la tercera sección. Es decir: aspira a ser el contrincante de Cristina Kirchner. Uno de sus objetivos de campaña sería que ella lo mencione en alguna oportunidad. Porque todos los discursos de la eventual candidata serían dirigidos al Presidente.
Salvo que Kicillof decida armar su propia lista, el gobierno nacional da por perdida la tercera sección. Por eso el objetivo es fortalecer la primera, es decir, el norte del conurbano. Uno de los candidatos posibles para encabezar la lista es “el Colo” Santilli. Él se resiste. Aspira a ser ministro en el gabinete nacional. Sueña en colores con Seguridad, apostando a que Patricia Bullrich iría como candidata a senadora nacional para octubre. La otra figura posible para liderar la oferta libertaria en la zona norte es el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela.
Santilli no sería el único que pretende un ministerio. El intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, desea volver a vivir en Buenos Aires. Si fuera posible, como ministro de Justicia. Allí la pelea no sería con Mariano Cúneo Libarona, sino con Sebastián Amerio, los ojos y oídos de Santiago Caputo en esa cartera. A propósito de Montenegro: lo que suceda en Mar del Plata se va a proyectar sobre la estrategia general de LLA. Sencillo: Maximiliano Abad, el líder del radicalismo bonaerense, lidera a ese partido en “La Feliz”. La caridad empieza por casa.
La incógnita del armado en la primera sección electoral es Jorge Macri, quien sigue controlando Vicente López a través de Soledad Martínez. Como en 2021, cuando Horacio Rodríguez Larreta organizaba su línea interna en la provincia, Jorge Macri quedó aislado del resto del Pro. Es decir, de las negociaciones de “Pucho” y “Colo”. ¿Mauricio Macri, de viaje por Europa, saldrá en su rescate? La relación no quedó bien después de la derrota porteña. Varios dirigentes de Pro han escuchado quejarse al jefe de Gobierno en estos términos: “¿Cómo querés que gane, si Mauricio hizo todo para ponerme enfrente a los dos candidatos del partido en las últimas presidenciales, Patricia y Horacio?”.
Las dificultades para Jorge, como quedó claro en el último Tedeum, provienen de Milei. El Presidente le reprocha, entre otras cosas, haber contratado al estratega de campaña Antoni Gutiérrez-Rubí. Cree que Rubí fue el responsable de una campaña sucia en su contra en las presidenciales de 2023. Es curioso, porque varias figuras de su entorno están en condiciones de aclararle que esa campaña existió, pero fue orquestada por el equipo brasileño que Lula da Silva puso al servicio de Sergio Massa. Un curiosidad llamativa: Milei, que se ensaña con el catalán Rubí, jamás menciona a Massa. Tampoco lo hace cuando se refiere al desastre económico heredado. Esa clemencia con el exministro de Economía alimenta fantasías escabrosas. Cuestiones de financiamiento de campaña. Menciones a Guillermo Michel, el exjefe de la Aduana, hostigado por su rival peronista de Entre Ríos, que hace pocos días lo calificó como “un reconocido servicio se inteligencia”. Habladurías.
Discusiones cargadas de cinismo. Porque el Pro de Macri imputa a los libertarios de Milei, encabezados por el “Mago”, de embarrar la cancha con mensajes apócrifos elaborados con Inteligencia Artificial. No deberían sorprenderse: Caputo proviene de una consultora que hizo esa clase de patrañas para que Mauricio Macri le gane a Daniel Filmus en las elecciones porteñas. Fue en 2011, y la jueza María Servini de Cubría procesó a Jaime Durán Barba, Rodrigo Lugones y Guillermo Garat, actual responsable de Comunicaciones de YPF. En aquel momento se aseguraba que entre los cargos que pesaban sobre ellos había pruebas adulteradas, introducidas en la causa por el tenebroso Antonio Stiuso. Desde el equipo proselitista de Macri, que por entonces comandaba Marcos Peña, aclaran que, si hubo campaña sucia, no fue a pedido del Pro. Durán Barba la habría hecho por su cuenta. Conviene consignar: Durán, Lugones y Garat fueron exculpados. Lo que quedó de aquel episodio fue un odio muy activo contra Macri y contra Peña. ¿Ese sentimiento alimenta la discordia entre LLA y el Pro en estos días? Misterio.
Si Pareja todavía no resolvió la propuesta en la primera sección, al PJ le pasa algo parecido. Massa se resiste a ser el que encabece la lista, haciendo juego con lo que haga Cristina Kirchner en la tercera. El exministro de Economía está acosado por varios dilemas. Casi todos sus seguidores del Frente Renovador le piden apoyar a Kicillof. Pero él prefiere seguir pegándose a la expresidenta. Como suele suceder con Massa, sus tribulaciones provienen de los terrenos más diversos. También debe controlar los vaivenes judiciales de San Isidro: la vapuleada jueza Julieta Makintach fue promovida, a través de Sebastián Galmarini, por el massismo. Había que evitar que ascendiera Leandro Orduna, quien había cometido el pecado capital: acusar al fiscal Julio Novo, engranaje principal de un sistema de irregularidades judiciales e íntimo amigo de Massa.
POLITICA
Santiago Caputo desafió a Karina Milei y dejó al descubierto la interna libertaria

El ángel caído. La lapicera de hierro de Karina Milei expulsó a las Fuerzas del Cielo de las listas libertarias para la elección bonaerense y Santiago Caputo desató tempestades dentro del Gobierno. La irreverencia desbocada en las redes sociales obligó a la hermana del Presidente a poner un freno desde X. Ahora interviene Javier Milei.
El Triángulo de Hierro hizo crack. Hay dos sin tres. “Que el armador choripanero quede como senador provincial y listo. Que cumpla su función en el marco legislativo y no rompa las bolas”, escribió @Mileiemperor, la nueva cuenta atribuida al asesor presidencial después del límite que buscó poner la secretaria general de la Presidencia.
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Caputo cambia de arroba, pero no de villano. El “cuervo” expiatorio es Sebastián Pareja, armador de Karina Milei en la sinuosa provincia de Buenos Aires, trotamundos de la política bonaerense y con intereses en el club del que es un hincha fervoroso. Como en la película El Secreto de sus ojos, no puede cambiar de pasión. Para Caputo, la creme de “la casta”.
La disputa entre celestiales y territoriales era un clásico. Pero el sábado la tribuna de Las Fuerzas del Cielo se vino abajo con el espectáculo “pide Dan, no le dan”. Daniel Parisini -El Gordo Dan– y Agustín Romo habían llevado a Olivos un listado con 20 candidatos a concejales, el sub 30 libertario que milita desde las redes sociales, para que Javier Milei intercediera ante Karina y los Menem, Lule y Martín. Es el precio de bloquearse en WhatsApp. Lule y Caputo cortaron todo diálogo.
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Apenas un celestial accedió a las listas, como diputado por la Tercera Sección electoral. Nahuel Sotelo fue el sábado a La Plata a firmar el acta con mala cara. Al final, el secretario de Culto puso la otra mejilla: de sonar como primer candidato quedó en un deslucido quinto puesto, debajo de la bullrichista Florencia Retamoso. Tanto abogó Santiago Caputo por un acuerdo con el PRO, que priorice la gobernabilidad desde el Congreso, que el segundo lugar fue para María Sotolano, que responde a Jorge Macri. Hay que consignarlo: que no cobren los propios es raro. Salvo que crean que las Fuerzas del Cielo estén pipón de pago. Algo de eso hay. “Se cerraron las listas, definió todo Karina, listo el pollo”, cortan en seco cerca de Pareja.
Parecía un renunciamiento, una ofrenda, del caputismo, pero, no. Desde el cierre de listas, la interna es despiadada. Descontrolado consumo problemático de las redes sociales. Guillermo Francos y Patricia Bullrich ensayaron gestos para un control de daños. El jefe de Gabinete suena como un facilitador, el palo en la boca del cocodrilo. Con un Presidente ensimismado en la economía, ya puede bautizarse Guillermo Flancos: los ataja a todos.
Cerca de Pareja juran que Caputo jamás pidió lugares en las listas. Ni a él ni a Karina Milei. Por momentos, la pelea parece una desmesura. Todo por 20 concejales. Tres empanadas. Pero hay más. Es por quién incide en el Presidente y Karina tiene las de ganar. La secretaria general representa el súmmum. No es la cabeza, es más: el cuello que mueve la cabeza del poder.
Milei odia a Adam Smith, pero aplicó una división del trabajo. Para Caputo, el Gobierno. Para Karina, el partido. Pero, el monotributista choca, como un flipper, en el triángulo del poder. Aspira a digitar candidatos, con el argumento de una gobernabilidad perdida de un Congreso a la deriva después del 10 de diciembre.
No es casual que Milei haya dejado trascender que José Luis Espert-Diego Valenzuela es la fórmula libertaria para la Provincia en 2027. El candidato de Caputo para la Gobernación es Agustín Romo, el presidente del bloque diputados bonaerense, el siempre excluido de las fotos que arma Pareja.
La interna libertaria amenaza con estallar en la Primera sección. Es un problema para LLA porque el norte del conurbano es clave para vencer al peronismo, que es fuerte en la sureña Tercera. “Es un escándalo, que puede desembocar en una denuncia penal”, alertan los heridos que quedaron tirados en el cierre de listas. No son anécdotas. Ramón “El Nene” Vera fue corrido del armado, primero, y después rebotó con los suyos en la lista de senadores. Vera es diputado provincial y desprecia a Romo. Es mutuo.
Ya hay un plan para la Provincia. Además de la fórmula Espert-Valenzuela para 2027, el excomisario Maximiliano Bondarenko, que encabeza la lista por la Tercera sección, es un virtual ministro de Seguridad. Hace tiempo trabaja con Patricia Bullrich y Lalo Creus en una reforma para la Policía bonaerense.
La campaña arrancó con una rara sanción de Axel Kicillof, siempre inapetente de purgas. Esta vez desplazó a 24 polícias, acusados de gestar un complot para copar la Policía bonaerense, la fuerza que tendrá el control de las urnas en las elecciones del 7 de septiembre. Kicillof debe confiar a ciegas de Javier Alonso, el ministro de Seguridad, afín a La Cámpora.
Apagón y después
“Cuando el sistema era analógico, lo que hacíamos era mandar a uno de los nuestros sin nada a la Junta Electoral porque a la medianoche te cerraban la puerta y fuiste. Después se completaba. Ahora con la carga virtual pasan estas cosas, un corte de luz te puede ayudar”. Un experimento peronista resumía, en la tortuosa madrugada del cierre de listas, la inventiva del PJ para presentar candidatos cuando el dedo de Cristina Kirchner perdió poder, la espada de Axel Kicillof está desafilada y el ingenio de Sergio Massa no tiene límite.
Una semana después, el peronismo logró una foto de campaña conjunta: Kicillof junto a Mayra Mendoza en Quilmes. El reparto dejó al Gobernador con la marquesina y a La Cámpora, con los morlacos. Máximo Kirchner copó las listas con 15 candidatos. El Gobernador metió las cabezas de la Primera y la Tercera, con Gabriel Katopodis y Verónica Magario. El quiebre estuvo cerca.

TN fue testigo frente a la Gobernación de los sucesivos pasos desesperados del peronismo para esquivar una ruptura porque no había acuerdo en ninguna de las listas. A las 19 del sábado la negociación entre Kicillof y Máximo Kirchner estaba herida de muerte. Entonces, la orden de Carlos Bianco fue que el Movimiento Derecho al Futuro arme listas propias, como anticipó este medio.
“El operativo apagón” comenzó cuando faltaba una hora del cierre. Un corte de luz en la Legislatura, casualidad o no, disparó el montaje para estirar la negociación por fuera del plazo legal que vencía a la medianoche.
La Junta Electoral ya había dejado trascender que no avalaría una prórroga porque sí. El corte de luz sirvió como argumento a los apoderados del PJ. “Se cayó el sistema y perdimos toda la carga. Un desastre”, se lamentaba un apoderado. Y reconocía: “Muy complejo el cierre. Quizás el cierre más difícil de la historia de la provincia de Buenos Aires”.
A las 22:40 se cortó la luz, media hora después salió en una camioneta a las apuradas Bianco y cinco minutos más tarde ingresaron los intendentes Julio Alak y Alberto Descalzo. Nadie decía nada. Entre uno y otro, llegó una camioneta que traía refuerzo logístico: una antena de wifi para empezar a cargar las listas del MDF que usó el partido de Alberto Fernández, PARTE, por si la ruptura era un hecho.
En la puerta de la Gobernación empezaron a llegar dirigentes de Berazategui y La Matanza para firmar las actas. La angustia era por la prórroga que la Junta no había consentido. Entonces, en una camioneta, ingresó la secretaria General de la Gobernación Agustina Vila. Empezó a gestarse el plan B. Ante el silencio de la Junta, el PJ presentó un amparo. Había crisis de nervios y gritos por celular. “Si el juez acepta el amparo, va a haber conflicto de poderes y esto puede terminar en la Corte. Hay que impedirlo”, decía un peronista con más cierres que canas. El plan B fue descartado cuando un corte de luz certero afectó a la Junta Electoral a las 23.30 y les alargó la vida.
Tampoco funcionaba el grupo electrógeno de la Legislatura. “Estaban en revisión y mantenimiento. Esas reparaciones se hacen en los recesos que coincide con la feria judicial”, decían en el palacio legislativo. “Nadie puede cortar la luz en media ciudad. No existe eso”, decían en el Frente Renovador. Es verdad. Solo se cortó en la Legislatura y en la Junta electoral.
Elecciones 2025, cristina kirchner, Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner
POLITICA
La coparticipación que va a las provincias está dos puntos por debajo del máximo histórico

CÓRDOBA.- En medio del tironeo entre la Casa Rosada y los gobernadores por la distribución de fondos, un informe privado da cuenta de que en 2024 las provincias y CABA participaron del 32,3% de la recaudación tributaria nacional total. En el análisis de 32 años, marca una caída de dos puntos porcentuales respecto al máximo que fue en el 2020. La clave en esta discusión es la distribución en las responsabilidades del gasto; en los últimos días los mandatarios provinciales subrayaron que se hacen cargo de áreas de las que Nación se retiró.
El Iaraf, que conduce el economista Nadín Argañaraz, describe que en los primeros y últimos años del período analizado, la participación de las provincias ronda 30%, mientras que cayó entre 2002 y 2016 (el piso fue en 2010, gobierno de Cristina Kirchner, con 24,9%).
Aunque de manera permanente hubo cambio en las responsabilidades de gasto y disputas legales entre las partes, las provincias y CABA siempre se llevaron entre 25% y 34% de la recaudación total.
La reforma constitucional del ’94 ordenó modificar el sistema de coparticipación, pero nunca se hizo. Rige, con parches, la ley que se sancionó en 1988 que fija que el total de los recursos coparticipables se reparta 42,34% para Nación, 56,66% para provincias y 1% para el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Ese es el fondo que los gobernadores, como no se ejecuta completamente, quieren que se distribuya.
Aunque el ministro Federico Sturzzeneger dijo que los proyectos impulsados por los gobernadores modifican la coparticipación, no es así. La única vía es una ley convenio que surge de un acuerdo entre la Nación y las provincias y debe ser refrendada por las legislaturas y por el Congreso.
El informe del Iaraf pone la lupa en cómo fue la participación del consolidado de provincias y CABA en la recaudación de impuestos nacionales, neta de los recursos de la Seguridad Social y de las retenciones que, en general, no son coparticipables. La película muestra que fueron perdiendo participación primaria en la década del ’90 porque leyes y decretos cambiaron el esquema original.
Entre esas modificaciones se cuentan la del ’92 con Carlos Menem que autorizaba a Nación a quedarse con 15% más una suma fija de $43,5 millones mensuales de la masa coparticipable para financiar el sistema previsional y otros gastos operativos y distribuir entre provincias con problemas financieros; en el ’99 se aumentó la participación de Tierra del Fuego de 0,388% a 0,70%; en 2003 se modificó la de CABA y se le asignó 1,4%, en 2016 se pasó a 3,75% y en 2020 se le quitó un punto.
En la administración de Mauricio Macri, después de un fallo de la Corte Suprema de Justicia que benefició a Santa Fe, Córdoba, y San Luis, Nación restituyó gradualmente los 15 puntos que, después del 2006 cuando vencieron todos los pactos, había seguido reteniendo. El proceso terminó en el 2020.
Por esa dinámica, desde 2018 y por el consenso fiscal firmado en la administración macrista, la masa coparticipable bruta creció y, en paralelo, se estableció un sistema de compensación para evitar que las provincias (excepto Buenos Aires) vieran modificada su situación respecto a 2017. Así, en el 2020, la participación de las provincias y CABA en la recaudación tributaria nacional (sin seguridad social y retenciones) sea la más alta en 32 años, con 50,6%.
Entre 2020 y 2024, esas transferencias automáticas cayeron dos puntos porcentuales (p.p), aunque si se excluye CABA (por el cambio en su asignación) la reducción es de 0,8 (p.p). Entre el año pasado y el 2023 la reducción fue de 0.4 p.p.
En el último año solo ocho distritos registraron un leve incremento de participación (Tierra del Fuego, CABA, Santa Cruz, Neuquén, San Luis, Río Negro, Chubut y La Pampa), mientras que el resto bajó.
Entre 2015 y 2022 se sumaron envíos de la Nación a las provincias que, si bien no forman parte de la coparticipación, “en muchos casos compensan aspectos”: las Transferencias Financieras por medio de la cuenta Obligaciones a Cargo del Tesoro. En ese período representaron 23,5% del total de transferencias no automáticas.
El Iaraf indica que crecieron a partir del 2016 y saltaron fuerte luego del 2019, “cambiando la lógica del reparto de recursos, puesto que Buenos Aires pasó de prácticamente no recibir fondos por este concepto hasta 2015 ( $2.400 millones), a $24.800 millones en 2016 y $40.000 millones en 2017”. Esa suba fue cuando María Eugenia Vidal gobernaba la provincia y Macri la “compensó” por el congelamiento del Fondo del Conurbano.
En el 2021 Alberto Fernández recorta la participación de CABA y con esos recursos general el Fondo de Fortalecimiento Fiscal para la provincia administrada por Axel Kicillof. El año pasado no recibió nada por la eliminación del Fondo mientras que a CABA llegan más por la cautelar presentada ante la Corte Suprema.
El de La Rioja es otro caso particular. Recibe recursos no automáticos bajo la forma de envíos de capital y corrientes que se denominan específicamente como “extra coparticipables” por un acuerdo firmado con Nación para “compensarla” porque con la ley del ’88 había perdido un punto. El gobernador Ricardo Quintela demandó al Estado nacional ante la Corte porque adeuda esos envíos.
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POLITICA
Cúneo Libarona denunció que atacaron el estudio de su hermano y descartó que se trate de violencia política

El ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona denunció este martes que una persona dejó un artefacto explosivo en la recepción de la oficina donde funciona el estudio de su hermano Matías. El incidente fue revelado públicamente por el propio funcionario a través de su cuenta oficial en la red social X. El ministro explicó que la persona responsable ya fue identificada y subrayó que la explosión del artefacto, que efectivamente detonó en el inmueble, no dejó víctimas ni personas lesionadas.
“Hoy una persona que ya fue identificada dejó un artefacto explosivo en la recepción de la oficina de mi hermano, Matías. Si bien el artefacto llegó a explotar, afortunadamente no hubo heridos”, escribió Cúneo Libarona en X. En el mismo mensaje, el funcionario desestimó que el ataque tuviera motivos políticos y lo vinculó con el estado mental del atacante: “No se trató de un hecho de violencia política, sino de una acción llevada a cabo por alguien que presenta evidentes signos de desequilibrio mental”, aclaró el ministro.
El episodio se registró en el inmueble donde trabaja Matías Cúneo Libarona, hermano del titular de la cartera nacional. El ingreso del artefacto se produjo durante el horario normal de actividad, trascendió luego de conocido el incidente. Tras la explosión, personal de seguridad del edificio activó el protocolo correspondiente y avisó de inmediato a las autoridades locales. Según el relato de Mariano Cúneo Libarona, la respuesta de las fuerzas de seguridad fue rápida y permitió evitar mayores consecuencias. El ministro agradeció públicamente a los responsables del operativo: “Agradecemos a las fuerzas de seguridad por su rápida respuesta”, concluyó en su publicación.
Cómo explicó el actual ministro de Justicia, la evaluación inicial apunta al accionar de un individuo con alteraciones evidentes en su salud mental, sin conexiones comprobadas con organizaciones o motivaciones políticas. Del relato se desprende la intervención de personal idóneo en el manejo de explosivos que llegaron a la conclusión de que el artefacto utilizado tenía capacidad para provocar lesiones, aunque por cuestiones circunstanciales la detonación no generó daños personales.
El antecedente de 2002
El episodio evocó el antecedente de septiembre de 2002, cuando la familia recibió una carta bomba en circunstancias que, en ese momento, fue interpretada como un posible amedrentamiento vinculado a conflictos judiciales. En aquella oportunidad, la oficina de Rafael Cúneo Libarona fue blanco de un intento de atentado a través de un sobre bomba, cuya explosión tampoco generó víctimas pero sí daños materiales y alarma en el edificio. El ministro, en esta ocasión, buscó desvincular los episodios mediante un mensaje contundente que pone el foco sobre la situación personal del atacante.
Aquel incidente ocurrió cuando Rafael Cúneo Libarona llegó a su despacho, ubicado en aquel entonces a escasos metros de la avenida Córdoba. Las crónicas de la época dan cuenta de que el sobre de papel blanco había sido enviado por Correo Argentino desde la ciudad de Rosario. El paquete, que contenía un libro de Derecho con la inscripción “Congreso de la Nación”, presentaba un detalle inusual: el destinatario figuraba como “Rafael Cunio”, con “i”, una alteración en el apellido que llamó la atención de los investigadores.
El sobre explosivo había llegado al edificio el sábado anterior y permaneció en poder del encargado hasta la mañana del lunes, cuando fue entregado a la secretaria del estudio. Minutos después de las 8, Rafael Cúneo Libarona abrió el paquete y activó inadvertidamente el detonador oculto en su interior. La explosión le provocó una fractura expuesta en el dedo índice de la mano derecha y lesiones en ambas manos y brazos.
El artefacto parecía “muy casero” y “realizado por gente poco profesional”, aunque su confección requería conocimientos específicos sobre explosivos, se dijo aquella vez.
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