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POLITICA

Un cristal astillado

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El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti suele decir que en el sistema institucional hay una institución que no se ve, pero es clave para la vida de todas las demás: la confianza. Funciona como pegamento interno de las relaciones políticas, y más que nada entre la sociedad y sus gobernantes, entre el electorado y sus líderes. La confianza se manifiesta de distintas maneras en la vida pública. Una de ellas está asociada a lo financiero, lo económico, que se refleja en indicadores. En nuestro país, tradicionalmente, un indicador con el que contamos para entender cómo se maneja la economía está ligado a los movimientos del tipo de cambio. Cuando hay un dólar intervenido, como sucede ahora con el cepo, las variaciones del dólar libre -MEP, contado con liquidación o blue- indican cuál es el nivel de inquietud de la gente respecto de cómo el Gobierno maneja las cosas. Esta es una de las razones por las cuales algunos se enamoran del cepo, ya que es una forma de suprimir y/o relativizar aquel termómetro.

Aquella confianza, la institución invisible de Sanguinetti, empieza a tener en la relación entre el mercado y el equipo económico no un quiebre o rotura, pero sí una rasgadura. Hay un astillamiento en la confianza que se percibe en estos días y que es muy difícil de fechar en su origen. ¿Cuándo empezaron los mercados a percibir que el Gobierno no se manejaba con entera solvencia para administrar la cuestión del dólar? Algunos creen que esto empezó con una desconfianza en otro plano que nada tiene que ver con el mundo cambiario: el caso de la criptomoneda $LIBRA, la intervención de Milei en ese negocio y la impericia con que el propio Presidente y sus funcionarios manejaron esa crisis que cambió los temas de la agenda en la escena de la opinión pública. A esto se le agregó después un fenómeno sobre el cual el Gobierno no tiene ninguna responsabilidad, que es la incertidumbre económica que le inyectó Donald Trump al sistema internacional con medidas que tuvieron una intención y produjeron otro efecto. Aquí, la reacción del Gobierno frente a ese “efecto Trump” fue anunciar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hubo agentes económicos que interpretaron que ese acuerdo era inminente y los términos se conocerían a los pocos días. Sin embargo, todavía las condiciones del nuevo programa se siguen negociando.

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Aquí aparece algo muy peculiar. Hay una hiperactividad del ministro Luis Caputo frente a la prensa, una propensión a hacer declaraciones que poco a poco, en vez de ir despejando las incógnitas, las agrava. Los primeros dichos de Caputo que generaron confusión fueron sobre el dólar. El Ejecutivo se ufanaba de que la brecha entre el oficial y los libres se iba abreviando y facilitaba el objetivo final: el levantamiento del cepo. Pero, en una entrevista a LN+ un sábado a la mañana con Horacio Cabak, el conductor le pregunta: “¿Qué va a pasar con el crawling peg?”. Y Caputo dice, no explícitamente, pero da entender que aquella devaluación administrada por el Gobierno de 1% por mes en la cotización del dólar oficial va a quedar cancelada. Anunció, tal vez sin querer, que habría una modificación del régimen cambiario que dejaría atrás el vigente. El problema radica en que no dijo por cuál va a ser reemplazado. Y hasta hoy no lo sabemos.

Esto produce incertidumbre. Los importadores salen a importar más, aprovechando este dólar. Los exportadores, a la espera de que el dólar sea más caro, suspenden las exportaciones o las retraen. Y todo aquel que tiene posiciones en pesos sale a comprar dólares para esperar ese cambio de régimen que el mismo ministro anunció. Hubo un error adicional de Luis Caputo, que fue explicar que tiene que haber tranquilidad cambiaria ya que el abandono del crawling peg no va a generar incertidumbre al no haber los suficientes pesos como para comprar dólares. Y le contestaron los economistas expertos en esos mercados: hay pesos en un volumen equivalente a U$S100.000 millones de dólares como para que la gente se deshaga de esos pesos y vaya a comprar dólares.

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Este domingo, Caputo volvió a dar una tercera entrevista, esta vez con Luis Majul para La Cornisa, donde insistió una vez más en que no tiene que haber incertidumbre cambiaria, pero incurre en algunas contradicciones que generan más inquietud. Por ejemplo, explica que los U$S20.000 millones pactados para que el Fondo desembolse en un nuevo programa con la Argentina van a ser reservas de libre disponibilidad. Significa que el Banco Central las va a poder utilizar para intervenir en el mercado de cambios, que suponemos va a estar liberalizado con un régimen de bandas. Hay una parte de la historia que el ministro oculta y es que, es altamente probable, el nuevo programa establezca metas de reservas. El Gobierno va a tener que llevar una política cambiaria de tal naturaleza que, cada tres meses, va a tener que rendir cuentas de cuál es el volumen de reservas del Banco Central, un volumen hoy muy disminuido.

En el programa anterior, como exhibe un gráfico elaborado por Fernando Marull, para el mes de marzo de 2024, la meta de reservas era de US$5576 millones negativos. El Gobierno la superó y redujo a US$2184 millones negativos. En junio de 2024, el saldo pasó a ser positivo por US$932 millones frente a los US$676 millones de déficit pactados con el Fondo. En septiembre, la meta del FMI era de US$2876 millones mientras que la realidad mostraba un saldo de US$3900 millones de dólares negativos. Finalmente, para diciembre de 2024, la meta era de US$876 millones mientras que el la cifra real bordeaba los US$1839 millones de dólares negativos.

Gráfico elaborado por Fernando Marull

Siguiendo los números de Marull, la situación es bastante complicada. Actualmente las reservas netas del Banco Central están en US$5300 millones de dólares negativos, sin contar Bopreal ni depósitos del Tesoro. Dado el bajo nivel de reservas del Banco Central y las metas más exigentes que probablemente imponga el Fondo en el nuevo programa, los dólares serán de libre disponibilidad siempre y cuando se cumpla la meta. De lo contrario, deberán acumularse para ajustarse al programa. Es decir, la libre disponibilidad estará muy acotada.

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Hay otro tema importante que no queda del todo claro en las declaraciones del ministro, donde aparece no sólo una falta de información, sino una contradicción. En la misma entrevista, Caputo afirma que el BCRA necesita mejorar su balance y que, por ello, el Tesoro rescatará, con dinero del Fondo, letras intransferibles que compró en su momento. Sin embargo, también sostiene que las reservas del Banco Central, que requieren US$20.000 millones para mejorar su balance, son suficientes para cubrir toda la base monetaria. Habría que definir: o necesita mejorar el balance o tiene reservas suficientes para cubrir la base monetaria, pero ambas afirmaciones al mismo tiempo resultan contradictorias. Quizás la cantidad de aclaraciones es la que produce un deterioro en el clima cambiario, que se refleja en el aumento diario del riesgo país.

Luis Caputo Hoy Hay Muchos Militando Corridas

Mientras tanto, continúa la negociación con el Fondo Monetario Internacional, que es el eje central del problema. Vera Voskanyan, en su cuenta de X, analizó las declaraciones de Caputo intentando descifrar cómo tienden a tranquilizar al mercado, pero también presionan al Fondo en la negociación que mantiene el equipo económico con las autoridades del organismo. El Gobierno, con lógica política, intenta obtener recursos del Fondo sin tener que levantar el cepo o, en todo caso, flexibilizando lo menos posible y manteniendo la mayor cantidad de restricciones en el mercado de cambios. Porque en la Argentina, liberar el cepo suele implicar una suba en la cotización del dólar, lo que se traduce en un aumento de precios. Y si los precios suben, la percepción pública será que la inflación volvió. Sabemos que la caída de la inflación es la mayor victoria política que el Gobierno puede llevar a las elecciones de octubre. No la quiere poner en peligro al liberar el mercado de cambios.

Desde la perspectiva del Fondo, su posición tradicional es clara: si un país quiere mantener un mercado de cambios intervenido y un dólar artificialmente bajo para mejorar el poder adquisitivo, no puede esperar recibir financiamiento sin condiciones. Cuanta más rigidez cambiaria e intervención haya, menos dólares desembolsará el organismo. En cambio, si el Gobierno quiere más dólares para fortalecer las reservas, debe liberar el tipo de cambio. Este es el corazón de la discusión, que no se pudo modificar en sus términos por qué falló alguien: Donald Trump. El Gobierno confió en que el Tesoro de Estados Unidos intercedería ante el FMI para conseguir un desembolso importante sin necesidad de levantar el cepo. Sin embargo, esa gestión no se concretó o no tuvo la intensidad esperada. Como resultado, el objetivo, que era obtener los US$20.000 millones sin levantar el cepo y hacerlo recién después de las elecciones, no se logró. El FMI insiste en que, si el Gobierno quiere estos fondos, debe flexibilizar el cepo ahora, lo que aumentaría el riesgo inflacionario y, en consecuencia, afectaría la elección. En este contexto, el oficialismo se ve obligado a explicar y aclarar constantemente, generando más incertidumbre de la que había.

Es un escenario no resuelto. El martes pasado, hubo una reunión en el Fondo Monetario Internacional, donde el staff técnico presentó el caso argentino ante el Board, el directorio político compuesto por los representantes de los países. Fue una discusión áspera, con muchas preguntas y preocupaciones. Hay inquietud. Es lógico: el FMI desembolsó una cifra récord y quedó enredado en una crisis económica que arranca con Macri en mayo de 2018. Esto hace que, a pesar del respaldo político de Trump al gobierno de Milei, el Fondo mantenga una postura rígida frente a la Argentina. El dilema es claro: el Gobierno puede liberar el tipo de cambio, acceder a más recursos y asumir el riesgo de un repunte inflacionario, lo que enviaría una señal positiva al mercado. O bien, puede mantener el cepo y asegurar cierta estabilidad política, pero con un esquema de “massismo austríaco”, de política muy intervenida en una variable central como es el tipo de cambio, lo que retrae la inversión y dificulta la reanimación de la economía.

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El presidente Javier Milei se reunió con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva, en la sede del organismo, en Washington D.C.

A esto se suma otro obstáculo: el Gobierno argumenta haber cumplicado las metas fiscales y monetarias y, por ello, exige el desembolso completo de los fondos. Sin embargo, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, declaró que podrían adelantarse hasta un 40% del total, pero no los US$20.000 millones en un solo pago. Hay otro actor clave en todo eso: Ceyla Pazarbasioglu, economista turca que dirige el Departamento de Estrategias, Políticas y Evaluación del FMI. Su función es garantizar la equidad en el tratamiento de los países dentro de los programas del Fondo. Si a la Argentina se le otorga un desembolso inicial mayor que a otros países, como a Egipto por ejemplo, el Fondo estaría incumpliendo su criterio de igualdad. A los iguales hay que tratarlos igual.

Ceyla Pazarbasioglu, economista turca que dirige el Departamento de Estrategias, Políticas y Evaluación del FMI

Esta es la principal dificultad que enfrenta Luis Caputo en su relación con el FMI. Y todo esto abre un interrogante sobre el ministro de Economía. Aunque el cuestionamiento es leve, como me decía un banquero de Nueva York este fin de semana: “Caputo ha sido mejor delantero que arquero”. Es decir, empezaron a llegar los goles al arco, y alguna dificultad está mostrando para defenderse. Esto hace que otros miren otros recursos humanos que tiene el Gobierno, no para reemplazar sino para apoyar el programa. En ese sentido, aparece Federico Sturzenegger, a quien Milei llama “El Coloso”, y que mantiene una relación cercana con Rodrigo Valdés, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, desplazado de la negociación por pedido de Milei. Pero es un economista importantísimo dentro del Fondo, y otro detalle: Sturzenegger ha sido convocado por Georgieva para integrar un plantel destinado a estudiar procesos de desregulación en el Fondo Monetario. Es decir, que empieza a haber otra vía de contacto con Washington, y habrá que ver si Milei no quiere tener dos versiones de lo que está pasando: la de Caputo, que está obviamente muy respaldado, y la de “El Coloso” Sturzenegger.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger

Se abre una discusión sobre la economía desde la política. Esta fragilidad del cristal, este resbalón que estamos viendo en estos días sobre la confianza, es aprovechado por quienes tienen tensiones con el Gobierno. A la cabeza de todos Mauricio Macri, que ya tiene un duelo abiertamente planteado, como sabemos, con los Milei, con Javier Milei y con Karina Milei. El expresidente dijo que hay un problema de baja sensibilidad frente a los temas institucionales por parte de este gobierno, que está en la raíz de la inquietud que empezamos a encontrar en el mercado cambiario y en la economía en general.

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Mauricio Macri apuntó contra Karina Milei y dijo que no entiende la actitud del Presidente

Macri se está refiriendo a las cuestiones institucionales, y supongo que se centra principalmente en un tema que ha sido polémico desde que se planteó en enero del año pasado: la llegada de Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia. Más allá de la designación de jueces por decreto, mientras el Senado estaba tratando el tema, que es otra desprolijidad institucional importante, la baja calidad de Lijo como candidato del Gobierno a la Corte produjo una herida sobre la que ahora Macri trabaja, diciendo que estos problemas institucionales son los que al final alteran el clima económico. En el mes de marzo del año pasado, en una conferencia que dio en Punta del Este, Macri dijo esto por primera vez: “Todo proceso de reorganización económica como el que lleva adelante Milei requiere de confianza”, el término de Sanguinetti. “La confianza”, dijo Macri, “no la dan los políticos, la confianza la proveen los jueces”.

La falta de sensibilidad institucional afecta la economía, y en ese horizonte, reaparece el problema de la candidatura de Lijo, que se va a debatir teóricamente este jueves en el Senado. Hay una sesión especial convocada para tratar los pliegos de Lijo y de Manuel García-Mansilla, que requiere un esfuerzo especial para ser convocada, y el Gobierno está tratando de que esa sesión no tenga quórum. ¿Para qué? Para poder seguir teniendo a García Mancilla en la Corte, donde está por un decreto del Poder Ejecutivo. Porque si el Senado este jueves sesiona, es muy probable, por las declaraciones, sobre todo, de los senadores kirchneristas, que ni García-Mansilla ni Lijo consigan aprobar su pliego, que requiere dos tercios de los miembros de la Cámara. Cristina maneja 24 senadores, falta un senador para que no se llegue a los dos tercios.

Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla

Si el Senado trata los pliegos, es decir, logra quórum, y los rechaza, la Corte está en un problema: ¿Qué hacemos con García-Mansilla? ¿Sigue por decreto, aunque el pliego de él lo haya rechazado el Senado? ¿De dónde deriva la legitimidad de García-Mansilla? Se podría decir del decreto, como cualquier otro juez de la Corte designado por decreto, vence su mandato cuando vence la vigencia del decreto, que sería en noviembre de este año. ¿Cómo se remueve a un juez de la Corte? Se requiere un juicio político, no hay otro método y para eso se requieren dos tercios del Senado.

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En la Corte dicen en voz muy baja que si queda García-Mansilla -que es un juez que va a estar bastante alineado con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz- sostenido de un decreto, pero impugnado por el Senado puede ser que en el tratamiento de distintas causas, las partes empiecen a pedir nulidades sobre aquello que él votó como juez y esto genera una cantidad de ruido institucional dentro de la Corte en un momento en que sigue el conflicto entre el Gobierno y el máximo tribunal.

No hay que olvidarse de que Lijo inició su carrera hacia la Corte, tan accidentada, porque su padrino, Ricardo Lorenzetti, le recomendó a Milei postular a ese juez amigo. El conflicto que el Gobierno tiene con la Corte, más que la Corte con el Gobierno, se manifiesta en el Consejo de la Magistratura, donde el representante del Poder Ejecutivo, Sebastián Amerio y una representante de los abogados que es Jimena de la Torre, que llega por el Pro pero que ahora está bastante identificada con las fuerzas del cielo, suelen no dar quórum para las reuniones de comisión, sobre todo para la de administración del Poder Judicial que trata temas normalmente urgentes. No hay que olvidarse que el Consejo lo dirige Horacio Rosatti en su calidad de presidente la Corte.

Sobre el telón de fondo de la discusión por la incorporación de Lijo y García-Mansilla, sobre todo de Lijo, a la Corte se recorta un caso muy importante que es el de Cristina Kirchner, que este lunes fue en queja a la Corte porque la Cámara de Casación le negó el recurso extraordinario para cuestionar el fallo del Tribunal Oral Federal ratificado por la Casación que la condena en la administración de la obra pública en Santa Cruz.

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El doctor Carlos Alberto Beraldi, abogado de Cristina Fernández de Kirchner, brindó una conferencia de prensa con motivo de la presentación del Recurso de Queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Luego de haber presentado un escrito, de diez páginas en la causa vialidad. Es el último recurso que le queda a la expresidenta para evitar que se ejecute la pena dictada en su contra.

Este lunes, su abogado, Carlos Beraldi, explicó esta presentación ante la Corte, realizada a primera hora de la mañana. Aquí hay un detalle interesante y curioso: la señora de Kirchner solo impugna a García-Mansilla, justamente por haber sido designado por decreto, pero no impugna a los otros tres jueces, contra los cuales su fuerza política había pedido juicio político en la Cámara de Diputados, sin éxito.

Ahora hay que ver qué velocidad tiene el caso de Cristina Kirchner en la Corte. Primero lo va a tratar el procurador Eduardo Casal; hay que ver en cuánto tiempo se expide. Después la pregunta es qué hace la Corte con este caso, que puede decir: “Le pongo un sello y no lo trato, porque no tiene materia para que lo tratemos nosotros”. En ese caso, quedaría vigente la condena, que tiene como accesoria la inhabilitación, y Cristina Kirchner no podría ser candidata en estas elecciones.

Esto es muy importante. La expresidenta aspira a ser candidata a diputada nacional. Salvo que Axel Kicillof desdoble la elección, haga primero una elección provincial, y ahí ella sea candidata a la Legislatura bonaerense por la tercera sección electoral, como diputada provincial, para ir a desafiar a Kicillof, que se está rebelando contra la que fue su antigua jefa.

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El gobernador Axel Kicillof, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente Alberto Fernández durante el acto en Isla Maciel

Si la Corte dice algo antes del 17 de agosto, que es cuando hay que presentar las listas, Cristina Kirchner quedaría fuera de carrera. Ya sea porque trata el caso o porque no lo trata. Estaríamos frente a algo muy novedoso en la Argentina: mucha gente, desde el lado penal, tendría una gran satisfacción y diría: “Bueno, finalmente se hizo justicia, se sancionó a alguien sobre quien había muchísimas pruebas de que había manejado mal los fondos del Estado”. Desde el lado pro-Cristina, en cambio, dirán: “No, esto es la persecución que ella viene denunciando, el lawfare”. Esta es la discusión penal, pero se plantea otro problema, que es uno específicamente político y que hay que exponer con independencia de que a uno le guste o no Cristina Kirchner, y de que crea que la cuestión penal es justa o no: del rompecabezas de la política argentina se saca una pieza que representa aproximadamente el 30% del electorado. Eso genera algún ruido y algún desequilibrio en el sistema, porque hoy es evidente que, si uno mira el mapa de la política, el gobierno de Milei tiene como principal contrapeso —más allá de que, insisto, a uno le guste o no— a Cristina Kirchner. De hecho, habría que agradecerle a ella si Lijo no llega a la Corte, porque es ella, con sus senadores, quien lo frena. Entonces, estamos entrando en un problema político que nos muestra lo grave que es la corrupción cuando se la deja avanzar demasiado, porque termina generando este tipo de distorsiones en el sistema.

No es algo novedoso de la Argentina. Lula pasó por lo mismo. Hoy Bolsonaro está inhabilitado por la Corte de Brasil. Y este 31 de marzo, fue inhibida por una condena a cuatro años de prisión Marine Le Pen, quien tiene el 35% del electorado en Francia. Ella es la encarnación del nacionalismo de ultraderecha en su país y no podrá participar en las elecciones de 2027. Habrá que ver si Marine Le Pen dice que esto fue lawfare. Es una persecución por malversación de fondos cuando era eurodiputada. Aparentemente, junto a un grupo de eurodiputados de su partido, contrataban gente y hacían que devolvieran parte del dinero de las contrataciones. Una especie de “ñoquis” a la francesa.

Es importante, entonces, que la Corte se pronuncie y no deje este tema para después de las elecciones, porque es un asunto de alta sensibilidad política. Más allá de la biografía de Cristina Kirchner, está en juego el equilibrio y la legitimidad del sistema en un momento en que se está produciendo otra gran novedad: una fisura en el kirchnerismo dentro de su principal distrito, la provincia de Buenos Aires.

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Axel Kicillof amenaza con pedir la suspensión de las PASO y con adelantar la elección provincial para dejar a Cristina, como líder nacional, fuera de la escena, obligándola a defenderse en la elección nacional sin la movilización del aparato bonaerense. Por eso ella responde algo así como: “No, si vas a desdoblar la elección, me voy a presentar como candidata a diputada por la tercera sección”. Esto lo dijo en un asado en El Mangrullo, en Ezeiza, delante de una cantidad de intendentes, este fin de semana.

Esta discusión también fue llevada a la Legislatura a través de un proyecto del kirchnerismo. La senadora María Teresa García, del círculo íntimo de Cristina Kirchner, presentó un proyecto de ley para que las elecciones sean concurrentes, es decir, el mismo día las nacionales y las provinciales. Expone varios argumentos interesantes: dice que nunca se realizaron elecciones provinciales independientes; que la justicia provincial nunca tuvo que organizar una elección más allá del padrón de extranjeros; que la policía bonaerense nunca tuvo que hacerse cargo del control de las urnas.

El proyecto de ley que presentó la senadora María Teresa García para que las elecciones sean concurrentes

Pero lo que realmente importa de su planteo es lo que dice en los fundamentos del proyecto: “En este contexto de incertidumbre sobre el proceso electoral, privilegiar la potestad de convocatoria del Poder Ejecutivo -es decir, de Kicillof- para imponer una modalidad de elección distinta, cumple con la formalidad de la norma, pero viola la legitimidad del proceso”. Esto lo dice una ultra-kirchnerista hablándole de Kicillof.

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Sigue: “No hay lugar para especulaciones [Kicillof]”. “No hay lugar para dirigentes que busquen acomodar el proceso electoral para beneficio propio”. Fíjense hasta qué nivel de temperatura está llegando la pelea entre Cristina y Kicillof. Esto lo escribe en su proyecto una senadora de Cristina. “Tampoco hay lugar para que, por conveniencia electoral, se imiten las prácticas de Javier Milei en la provincia”. Teresa García, es decir, Cristina, le está diciendo a Kicillof: “Sos como Milei”.

La letra chica del proyecto

Si la Corte termina excluyendo a Cristina Kirchner de la competencia, ¿de qué lado queda Kicillof? ¿Del lado de la Corte o del lado de Cristina? En el fondo, hay que hacerse una pregunta más allá de la cuestión penal. Desde lo político, ¿tienen derecho ella y su entorno a pensar que todo esto la embellece en la pelea contra quienes la quieren hostigar, como es el caso de Kicillof?

En el fondo, este conflicto entre Kicillof y Cristina tiene una característica que está contaminando toda la política argentina: no se entiende muy bien a qué se debe. Es, para usar palabras de una excelente entrevista que dio en su momento Fernando Henrique Cardoso, un conflicto que no logra politizarse. ¿Qué quiere decir politizar en este contexto? No logra Kicillof hacernos entender qué le pasó con Cristina. O, en todo caso, en qué tiene que ver el resto de la gente con su problema con Cristina. Eso es politizar algo: darle una dimensión colectiva que vaya más allá del conflicto individual, que es lógico en la política, que es propio de la política, que es la materia de la política: la lucha por el poder.

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Este es uno de los duelos. El otro duelo es en la Ciudad de Buenos Aires. Se presentaron las listas con una caracterización de la política porteña muy relevante. Todo lo que no es peronismo quedó fragmentado. Por eso el peronismo festeja el diseño que adquirió la oferta electoral. ¿Qué peronismo? El de Leandro Santoro, que dirige Juan Manuel Olmos, el líder del peronismo de la Capital. Curiosamente, Olmos se puso en el puesto número 11 de la lista. ¿Un gesto de humildad o un gesto de optimismo, pensando que van a entrar 11?

En la perspectiva del peronismo de la Capital, que dice: “Somos la primera minoría”, porque todo el resto se dividió entre La Libertad Avanza, el PRO, Larreta, los radicales, Lilita Carrió y la lista de la Coalición Cívica. También está Ramiro Marra, un desprendimiento de La Libertad Avanza, y Yamil Santoro con su hermano, que no sabemos si va a competir o no, pero que se llama Leandro Santoro. Hace una especie de estafa: usar un candidato con el mismo nombre que el candidato peronista.

Entonces, algo que era impensable, que el peronismo pudiera tener un protagonismo especial en la Capital, empieza a ser una posibilidad atendible. Es la lista de Santoro, que lleva en segundo lugar a Claudia Neira, vicedecana de la Facultad de Medicina. El peronismo levantando la bandera de la universidad pública, algo medio Franja Morada. Y a Fernando Mochi como tercer candidato, alguien procedente del mundo de los streamers, del mundo de las redes, de la política que transita por un lugar distinto al de los medios. Algo parecido a lo de Santiago Caputo y La Libertad Avanza, ir a buscar el voto joven en la red.

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El gobierno porteño, desafiado sobre todo por Milei, presenta a Silvia Lospennato y a Hernán Lombardi. Les van a discutir las candidaturas: tienen que demostrar que vivieron cuatro años en la Capital Federal, porque ambos tienen domicilio en la provincia. Es una lista muy Mauricio Macri, con el secretario privado del expresidente, que es legislador porteño, Darío Nieto, por ejemplo. Una lista a la que María Eugenia Vidal, que es la jefa de campaña de esa lista, le dio su visto bueno.

Este lunes, Mauricio Macri tuvo declaraciones muy duras, previsibles, contra Horacio Rodríguez Larreta, que arma su propia lista. Hay encuestas que dicen que arranca con un 12%—encuestas del peronismo no de Larreta—y si es así, le va a hacer daño a Jorge Macri y a Mauricio Macri.

La lista de Larreta es una lista larretista, de gente de su entorno. La encabeza él. Sigue Guadalupe Tagliaferri, presidenta de la Comisión de Acuerdos del Senado, que votó en contra de Lijo, justamente. Sigue Emmanuel Ferrario, un gran legislador porteño que fue presidente de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires cuando Larreta era jefe de Gobierno. Y reaparece Jorge Telerman en la política electoral, después de haber sido, entre otras cosas, director del Teatro Colón.

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Importa mucho la lista del gobierno nacional, con Manuel Adorni. ¿Por qué? Porque es la cara de Milei. ¿Se verá afectado Adorni por este clima financiero? No sabemos. Es una lista comandada por Adorni y todo lo demás armado por un personaje al que hay que ponerle la lupa: Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación, esposo de la diputada porteña Pilar Ramírez, que es la voz de Karina Milei en la Legislatura. Es una lista muy agresiva contra Mauricio Macri. Por eso él se queja de Karina Milei. Y habrá que ver si son verdaderas las versiones que dicen que, en realidad, toda la enemistad, todo el conflicto, proviene de una negociación un poco opaca en la que Wasserman habría negociado con Jorge Macri una cantidad de renovaciones de contratos de distintos sectores con el gobierno porteño a cambio de algunas promesas de Jorge Macri —Wasserman como desarrollador de real estate—que no se cumplieron. Esto, que es bastante oscuro, muy “casta”, parece estar en el trasfondo del enojo de La Libertad Avanza—Karina Milei, Pilar Ramírez y Wasserman—contra Jorge Macri. Amistades que se rompieron en un terreno que es el menos presentable habitualmente en la política: el del dinero, el terreno crematístico.

Todo esto nos habla de un conflicto muy importante: el conflicto en la Ciudad de Buenos Aires, donde se dirime una cuestión central: ¿Quién lidera lo que va del centro a la derecha en la Argentina? ¿Lo lidera el PRO? ¿Lo lidera Milei? ¿Habrá posibilidad de una convergencia? ¿El PRO hará una elección suficientemente buena como para que, en octubre, Milei tenga que aliarse con él en la elección? Eso es lo que está en discusión. En el fondo, lo que se debate es si va a haber o no una coalición de gobierno, con Macri adentro, después de las elecciones de este año. Y esa es una discusión importante, porque nos habla—o nos empieza a plantear—un gran problema: qué capacidad parlamentaria va a tener este gobierno cuando salga de las urnas para llevar adelante las reformas que se le van a pedir en la economía para el año 2026.

Para esa pelea, el Gobierno todavía tiene que hacer mucha política. Pero cuidado: a pesar del dólar, a pesar de la discusión con el Fondo, a pesar de las torpezas de Luis Caputo, las encuestas siguen mostrando que la imagen de Milei cayó un poco, pero sigue habiendo un 43% de aprobación para el Gobierno. Sí, el 53% desaprueba, pero con esta aprobación, cuidado. Con esta aprobación, se puede ganar la elección. Esta aprobación es una aprobación de 80 diputados en la Cámara de Diputados a fin de año. Entonces, hay que calibrar muy bien cuánto pesa el descontento. Hay que calibrar muy bien hasta dónde influye el dólar, porque no sabemos si se traslada a los precios, o si se traslada a los votos.

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Encuesta de Hugo Haime y Asociados

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POLITICA

La muerte del papa Francisco dejó huérfanos a los dirigentes sociales en su lucha por “tierra, techo y trabajo”

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Los movimientos sociales encontraron en el papa Francisco a un interlocutor que expresó como ningún Santo Padre el fenómeno de la economía popular que irrumpió en el mundo hace varias décadas

Los movimientos sociales de la Argentina y de más de cien países encontraron en el papa Francisco a un líder religioso, también político, pero sobre todo religioso; que expuso, como ningún sucesor del apóstol Pedro, un fenómeno que hacía varias décadas irrumpió en el mundo en un contexto de transformaciones económicas, exclusión del mercado formal de trabajo y reorganización de las economías locales en distintas regiones, especialmente en América Latina, Asia y África.

El fallecimiento del Santo Padre dejó huérfanos a esos sectores postergados. “Seguirás sembrando esperanza por siempre. Estarás presente en cada costurera, cartonero, cocinera, vendedor ambulante, trabajador rural, guiando nuestro camino por la Justicia Social. Siguiendo tus palabras seguiremos militando en las calles, en los barrios, junto a los más humildes, combatiendo la deshumanización. No nos olvidaremos de quien nunca se olvidó de nosotros, porque amor con amor se paga”, expresaron desde sus redes sociales las organizaciones que integran la Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Su secretario general es Alejandro Gramajo quien, ante una consulta de este medio expresó: “Para nosotros Francisco representa una dimensión histórica única de la lucha por forjar un mundo más justo. Fue el que señalo las injusticias de este nuevo momento histórico, las diversidad crisis que genera este nuevo estadio del sistema capitalista, en términos sociales, ambientales y de deshumanización”.

Alejandro Gramajo, el secretario general de la UTEP fue recibido por el papa Francisco en el Vaticano

La expansión del modelo neoliberal a nivel global acentuó los procesos de exclusión y precarización, dando lugar a un mayor protagonismo de organizaciones territoriales, cooperativas y movimientos sociales que impulsaban formas alternativas de producción y distribución. Para darle fuerza y contenido a ese movimiento que los gobiernos intentaban ignorar, el Pontificado de Francisco creó, a través de el motu proprio Humanam progressionem, un documento pontificio firmado Francisco el 17 de agosto de 2016, mediante el cual se estableció la creación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y que entró en funciones el 1 de enero de 2017.

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El ex precandidato presidencial de Unión por la Patria y dirigente social, Juan Grabois fue designado como miembro consultor del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano. La propuesta fue realizada por el cardenal ghanés Peter Turkson, entonces prefecto del dicasterio, y posteriormente, aprobada por el pontífice.

Este dicasterio, considerado el “ministerio social y ambiental” de la Santa Sede, integra áreas como justicia, paz, migraciones, salud y ecología, y tiene bajo su órbita programas vinculados a la encíclica Laudato si’ y la comisión para la post pandemia.

Grabois, fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que devino en la UTEP, ya había sido consultor por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, uno de los organismos que se fusionaron en el actual dicasterio.

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Grabois, al ser consultado por Infobae sobre el fallecimiento de el Primado de Italia, declino de hacer declaraciones. En cambio Esteban “Gringo” Castro, ex secretario general de la UTEP, y líder del Movimiento Misioneros de Francisco opinó: “Para nosotros que integramos por más de veinticinco años los movimientos populares, fue un antes y un después el encuentro que tuvimos con el papa en el Vaticano, dónde en su discurso hizo un planteo y una reflexión que potenció nuestra perspectiva para construir la UTEP”.

Castro recordó cuando el Santo Padre les aconsejó “que no nos encerremos en lo que él llamaba el colectivismos individualista, en cuidar nuestra organización y que eso nos aleje del pueblo el general”.

La bandera tierra, techo y trabajo

El 20 de septiembre de 2024, se cumplieron diez años del primer encuentro mundial de movimientos populares. Aquel día, en Roma, el papa Francisco afirmó: “Plantamos una bandera: tierra, techo y trabajo -conocida como las Tres T-. Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados. Que nadie les quite esa convicción a ustedes, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague los sueños”.

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Aquel cónclave fue impulsado por Jorge Bergoglio y promovido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. El pastor abordó en múltiples ocasiones la irrupción planetaria de la economía popular, proponiendo una visión que prioriza la “dignidad humana, la solidaridad y la inclusión social”. Su enfoque se centra en “transformar el sistema económico actual”, que considera “excluyente y destructivo”, hacia uno que valore y promueva “el bienestar de todos”, especialmente de los más vulnerables.

En el discurso que pronunció el 24 de septiembre de 2022 en la ciudad de Asís, Italia, durante el encuentro internacional “Economía de Francisco”, evento que reunió a jóvenes economistas y empresarios de más de 100 países expresó que su papado tenía como uno de sus objetivos promover una economía más justa e inclusiva y destacó la necesidad de un sistema que ponga a “los pobres en el centro”, no solo como beneficiarios, sino como protagonistas del cambio. Criticó la estructura capitalista actual, que, según él, “quiere ayudar a los pobres pero no los estima”, y enfatizó que “una verdadera economía de Francisco debe garantizar dignidad, prosperidad y acceso a derechos fundamentales como la educación, la salud y la cultura”.

El papa Francisco durante su participación en la reunión de los Movimientos Populares organizada en el Vaticano. EFE/ JOAN MAS

Ese septiembre de 2024, que quedará en la memoria como el último encuentro de Bergoglio junto a los movimientos populares les dijo: “La misión de ustedes es trascendente. Si el pueblo pobre no se resigna, el pueblo se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas cambiarán para bien. Como ven, nada de ideología aquí, nada. El pueblo”.

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Los dirigentes sociales de la Argentina, varios de los cuales participaron de esos encuentros, y lo visitaron en Santa Marta o en el Vaticano, fueron los primeros en expresar su pesar por la muerte de Bergoglio. “Los Movimientos Populares, los trabajadores y los humildes encontramos cause de participación, de tener una voz amiga y voz propia para hacer visible una realidad que en general se oculta, se discrimina. Francisco fue a la búsqueda de esa realidad, las abrazo y las hizo protagonistas, fue un impulsor del protagonismo del pueblo, siempre lo decía que en cada salida de Roma aprendía de la experiencia de cada pueblo”, opinó el también dirigente del Movimiento Evita, Alejandro Gramajo, —el líder de la UTEP ante Infobae— y finalizó: “Para nosotros el legado de Francisco expresa la mayor revolución de los pobres y los trabajadores, nos dio una agenda programática con las banderas de tierra, techo y trabajo, nos convocó a no pensar y actuar solos y nos empujo a la cultura del encuentro para encontrar salidas colectivas y por todo esto vamos a dar batalla para profundizar las ideas del papa Francisco para que su humildad, sabiduría, ejemplo y práctica permanente se sigan regando en la conciencia colectiva y no me cabe la menor duda que su misión es irreversible”.

El papa Francisco y Juan Grabois. El dirigente social no suele hablar de la amistad que lo unían con Jorge Bergoglio

El acercamiento de Bergoglio con los militates sociales no es nuevo. Como Cardenal Primado de Buenos Aires -entre el 28 de febrero de 1998 y el 13 de marzo de 2013, cuando fue elegido papa Francisco- se preocupó y ocupó por las más vulnerables, el trabajo esclavo, la trata de personas, la explotación sexual, las carencias en las villas que recorría y oficiaba misas. Desde esa época Nicolás Caropresi, referente del MTE lo conoce a Francisco: “Cuando todavía lo conocíamos como Bergoglio, abrió las puertas de la catedral para que ingresarán todos los cartoneros y cartoneras que hacía huelga de hambre cuando los perseguía la policía. En ese acto puso en el centro de la escena publica porteña la necesidades de quienes revolvían la basura en tiempo dónde el discurso de odio solo los criminalizaba”, recuerda el dirigente social.

Caropresi también destacó: “Décadas después, siendo papa, abrió las puertas del vaticano para bautizar a quienes luchan desde el descarte por la dignidad humana y la madre tierra. Y en ese acto le mando un mensaje a todos los cristianos a retomar el evangelio acompañando el dolor de quienes más sufren. Francisco es para mí hoy la imagen y la voz de quienes luchamos por tierra, techo y trabajo”.

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En el Vaticano, Francisco bautizó al hijo de un cartonero Télam

En sus doce años de papado, Francisco subrayó en diversas ocasiones que el trabajo es esencial para una vida digna. En su encíclica ‘Laudato si’, señaló que ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una medida temporal ante emergencias, y que el verdadero objetivo es permitirles llevar una vida digna a través del trabajo. Además, ha promovido una “economía del cuidado” que respete tanto a las personas como a la naturaleza, ofreciendo productos y servicios para el crecimiento del bien común.

Gildo Onorato, ex secretario gremial de la UTEP y dirigente del Movimiento Evita dijo, de manera sentida: “Gracias Francisco por dejarnos como guía tu mirada preferencial por las periferias y por los humildes, por buscar la paz en un mundo lleno de violencias y por mostrar el camino para conquistar Tierra Techo y Trabajo. El tiempo es superior al espacio; la unidad es superior al conflicto; la realidad prevalece sobre la idea; y el todo es más que las partes y la mera suma de las partes”.

El 30 de junio de 2021, durante la apertura del XXIV Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que se realizó de manera virtual bajo el lema “Hacia un capitalismo más humano”, el Pontífice hizo un llamado a los empresarios a “invertir en el bien común y no esconder la plata en paraísos fiscales”. Destacó que “la inversión es dar vida, es crear, es creativa”, y advirtió que “uno esconde cuando no tiene la conciencia limpia o cuando está rabioso”. Además, subrayó la importancia de la confianza social, señalando que “es muy difícil construir sin confianza social”. Este mensaje, recordado por varios dirigentes sociales, se enmarca en la crítica del Papa a la especulación financiera y su promoción de una economía centrada en la dignidad humana y el bien común.

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An image of the late Pope Francis is shown as devotees pray at a church in Quezon city, Philippines Monday, April 21, 2025. (AP Photo/Aaron Favila)

El 24 de noviembre de 2023, Juan Grabois, durante su intervención en un simposio realizado en el Vaticano en conmemoración a los 10 años de la exhortación Evangelii Gaudium, expresó: “Francisco es el mejor abogado del mundo para los pobres y los pueblos pobres”. Y argumentó: “Francisco habla de los pobres explicando su situación y las causas de la misma; Francisco habla con los pobres mirándolos a la cara, evangelizando y enseñando, pero sobre todo escuchando y dejándose evangelizar.”

Desde la UTEP, los dirigentes sociales recordaron que en sus palabras, el jefe dela Iglesia Católica denunció una “economía de la exclusión y la inequidad”, afirmando que “esa economía mata” y que “no puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en situación de calle y sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”.

A pocas horas antes de su muerte, en su mensaje de Viernes Santo de 2025, Jorge Bergoglio advirtió sobre “una economía que deshumaniza”, dominada por “cálculos y algoritmos, frías lógicas e intereses implacables”, y contrastó esta realidad con “la economía de Dios”, que “no mata ni aplasta” y pidió por una economía que priorice la dignidad humana, la justicia social y la participación activa de los pobres en la transformación de las estructuras económicas. Dentro de varios años quizás ese, ni más ni menos, sea el legado de su pontificado de doce años.

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POLITICA

Obras históricas en una escuela de Salta: Sáenz se muestra como “gobierno de hechos”, pero la educación

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Durante los actos conmemorativos por el fallecimiento del Coronel José de Moldes, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, encabezó la inauguración de obras de refacción en la escuela primaria N.º 4081, una institución que —según sus propias palabras— “tiene 109 años y es la primera vez que se hacen obras de esta magnitud”.

La inversión, que alcanzó los $205,5 millones, fue ejecutada en conjunto con la Municipalidad de Coronel Moldes, a cargo del intendente Omar Carrasco, y beneficiará a unos 680 estudiantes de nivel Inicial y Primario. La obra incluyó mejoras sanitarias, refacciones estructurales y la reparación de áreas comunes como patios y playones deportivos.

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Sáenz aprovechó el acto para resaltar la gestión provincial: “No somos lo que decimos, somos lo que hacemos”, afirmó, al tiempo que mencionó la inauguración de más de 2.500 obras en toda la provincia. Pero mientras celebra estos avances puntuales, persisten reclamos por el deterioro generalizado de la infraestructura escolar en otras localidades del interior profundo.

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El mandatario también hizo alusión a la justicia social y a la necesidad de “trascender con hechos”, evocando incluso la figura del recientemente fallecido Papa Francisco. Sin embargo, las condiciones desiguales del sistema educativo salteño y las demoras en el fortalecimiento pedagógico siguen siendo temas pendientes.

La ministra de Educación, Cristina Fiore, subrayó el valor del trabajo conjunto con los municipios para mejorar el aprendizaje en tiempos de crisis. “Cuando uno recorre el interior se puede ver manifiesta esa prioridad”, expresó. Pero desde algunos sectores educativos advierten que los esfuerzos aislados no alcanzan para resolver los problemas de fondo.

La directora de la escuela, Carmen Rosa Renfijes, celebró la obra como un avance esperado durante décadas, destacando que generó empleo local y mejoró las condiciones edilicias del establecimiento. Aun así, la comunidad educativa exige que estos anuncios no se queden en actos simbólicos y se traduzcan en políticas sostenidas en todo el territorio.

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POLITICA

Ajedrecista con potrero, Francisco desconfió de todos los presidentes argentinos que recibió en el Vaticano

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(Desde Washington, Estados Unidos) Francisco desconfió de todos los presidentes argentinos que recibió en El Vaticano. Y con esa sensación constante en las tripas, ajustó su humor, su mirada y el tiempo de la audiencia a la partida de ajedrez que había desplegado en su cerebro paciente y afilado.

El Papa –soprannome, Jorge Bergoglioya tenía toda la información de su presidente invitado cuando daba la mano, un abrazo o un beso afectivo en la mejilla. Y la comparación entre lo que sabía y lo que le contaban en la audiencia privada era su exacta medida de la traición política que se ejecutaría en Buenos Aires.

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Francisco era un cazador por naturaleza. Un baqueano en el poder que entendió las enseñanzas de su Dios.

Cristina Fernández y Francisco en la residencia Santa Marta, cuando el Papa llamada a Buenos Aires para escucharla y confortarla

En abril de 2005, con Néstor Kirchner en la Casa Rosada, una noticia impactó en el mundo: había muerto Juan Pablo II.

El presidente preguntó sobre la sucesión papal, y ahí comprendió que su hegemonía política podía quedar en jaque. Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, podía ocupar el Trono de San Pedro.

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“Tenemos que hacer algo. Si llega, nos gobierna desde Roma”, advirtió en Olivos. Cristina, a su lado, consintió.

Horacio Verbitsky había escrito una historia fraudulenta que aseguraba que Bergoglio, siendo Provincial de la Compañía de Jesús, había sido cómplice de la desaparición de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics, secuestrados en la ESMA por su trabajo pastoral.

Néstor y Cristina Kirchner avalaron un dossier envenenado que llegó sin escalas a Roma. Bergoglio perdió la partida y regresó a Buenos Aires. Benedicto XVI fue elegido Papa.

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Cristina Kirchner saluda al Papa Francisco en La Habana, (Cuba)

El 11 de febrero de 2013, renunció Benedicto. Y la historia parecía mirar hacia América Latina. El cardenal Bergoglio encabezaba la lista de papables. CFK intentó replicar el gambito Nestor-Verbitsky. Fracasó.

La presidenta se estaba haciendo los rulos en Olivos, cuando se anunció en los balcones del Vaticano que Bergoglio era Papa. Su coiffeur, Maru, con el secador y un cepillo en la mano, preguntó:

-¿Dijo Bergoglio?-

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-Sí. Bergoglio-, contestó, seca, Cristina.

Era 13 de marzo de 2013.

Desde ese momento, el Papa y la Presidenta definieron una relación política y personal que impactó en la agenda doméstica de la Argentina. Francisco siempre la escuchó, se apiadó y, en algunos momentos, tomó distancia porque el entorno kirchnerista era tóxico, perverso, impune.

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Una vez en La Habana, Cristina pretendió una audiencia papal. Francisco junto a Barack Obama y Ángela Merkel construían un inédito tablero internacional, y la Presidenta se enteraba por los diarios.

El Santo Padre había sido clave para desbloquear las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, y Raúl Castro lo había recibido con todos los honores. CFK quería entrar esa dinámica geopolítica, y apeló a todos sus recursos.

La jefa de Estado se alojaba en el Hotel Nacional de la Habana, y esperaba ansiosa la confirmación del protocolo vaticano. Tenía una audiencia con Raúl Castro –hacía 35 grados a la sombra– y demoraba la salida hacia el Palacio de la Revolución.

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Le dijeron que no. Que Francisco sólo la escucharía unos minutos en la misa del domingo, que su agenda no lo permitía.

El Papa aseguraba que allí la relación política “se rajó”. En la Habana, antes de su gira histórica por Estados Unidos, adonde hizo un discurso inolvidable en el Capitolio.

Al final del mandato de CFK, Francisco intentó mediar para que no hubiera una crisis institucional en la asunción de Mauricio Macri.

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Perdió la pulseada.

Mauricio Macri y Francisco durante su primera audiencia en el Vaticano, febrero de 2016

A Cristina le desconfiaba, pero nunca lo traicionó. Siempre fueron pujas palaciegas, y cuando se ponían de acuerdo, cada uno cumplía con sus compromiso.

Con Mauricio Macri fue distinto. El Papa sintió la puñalada de la traición cuando aún era Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, y Macri, jefe de Gobierno porteño.

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A fines de 2009, Macri decidió no apelar un fallo judicial que habilitaba el casamiento de Alex Freyre y José María Di Bello. Al arzobispo Bergoglio le había prometido lo contrario.

Tres años más tarde, en septiembre de 2012, el gobierno porteño decidió reglamentar el protocolo habilitante para los abortos no punibles en el ámbito de la Ciudad. Bergoglio se enteró de la decisión que Macri tomaría, y uso un backchannel que hacía escala en Marcos Peña. Otra vez hubo una promesa incumplida.

El 26 de febrero de 2016 entré a un despacho del Vaticano para preguntar cómo sería la audiencia entre Macri y Francisco. Era la primera vez que se encontrarían en sus nuevos roles políticos: Bergoglio como Papa, y Mauricio como Presidente.

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La respuesta fue un oráculo.

-Frío polar-, me contestaron.

El 27 de febrero de 2016, Francisco recibió al presidente 22 minutos en la Biblioteca del Palacio Apostólico.

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Se come frío.

Francisco, Antonio, Juliana y Macri, en la segunda audiencia en el Vaticano, 15 de octubre de 2016

Francisco ya había aplicado la Ley del Talión ( Éxodo 21, Levítico 24 y Deuteronomio 19), y aceptó una nueva audiencia con Macri. Le puso una pizca de humor político: sería un 17 de octubre. Pero a continuación, ajustó la agenda: fue el 15 de octubre de 2016, cuando canonizó al cura José Brochero.

Cuando llegó a la Presidencia, Macri no había leído a los clásicos del poder. Pero aprendía rápido, y no dudó en pasear en bicicleta con el cardenal Mario Poli para saber cómo sería la segunda audiencia con el Papa. Poli era amigo de Francisco, y no iba a mentir.

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-¿Cómo cree que será la audiencia con el Papa?-, preguntó este periodista al Presidente cuando terminaba una gaseosa

-Llego con mis hijas y Juliana, ellas saludan y se van…Yo me quedo.

Y sí. ¿Pero cómo piensa encarar la reunión?

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La Sonrisa de Mandela.

-Perdón… No se entendió.

-Aplicando La Sonrisa de Mandela. Ese libro muestra cómo es posible relacionarse, aunque no se compartan todos los puntos de vista.

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La Sonrisa de Mandela fue escrito por John Carlin, un periodista inglés educado en Oxford. Carlin describe la actitud de Mandela desde su liberación como preso político –11 de febrero de 1990—hasta su gestión como presidente de Sudáfrica.

Macri rescata del libro cómo Mandela no pierde su condición de persona, pese a las disputas de poder. Y cómo esa vocación de poder no significa enterrar los conceptos de reconciliación y de convivencia. Mandela fue por décadas un preso político sojuzgado por una minoría extremista, que usó el Apartheid para gobernar Sudáfrica. Sin embargo, apostó a la reconciliación entre negros y blancos cuando sucedió a Frederik de Klerk en mayo de 1994.

Yo quiero hablar con él, contarle qué estamos haciendo en el país. Esa es mi idea”, insistió Macri frente a Infobae.

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-¿En el Vaticano qué dicen?

-La mejor. Espero no equivocarme.

Y no se equivocó. Francisco cumplió con su palabra: fue una audiencia de casi una hora, adonde el Presidente y el Papa hablaron sin condicionamientos, ni prejuicios.

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Fue la última vez que se vieron.

Francisco y Alberto Fernández durante una audiencia papal en el Vaticano, 31 de enero de 2020

Francisco consideraba a Alberto Fernández un peso pluma del poder y la política en la Argentina. Y cuando se enteró que CFK lo había designado su candidato a Presidente, temió lo peor.

En ese contexto, el Papa interactuó con Alberto Fernández durante los meses de la campaña electoral y la transición presidencial. Francisco avaló a Martín Guzmán como ministro de Economía, llamó a Ángela Merkel para respaldarlo y le pidió merced a Kristalina Georgieva, que debía negociar la deuda infinita que Macri había contraído con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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Francisco, con las blancas, tenía una estrategia para esta partida: sostener a Alberto Fernández para evitar que CFK ejerciera el poder detrás del cortinado. El Papa consideraba que Cristina era el pasado del peronismo, y que Alberto Fernández podía protagonizar una transición digna hasta llevar a la Argentina a una nueva etapa institucional.

En ese contexto, el Papa ofreció su mejor sonrisa al Presidente. Un acto de piedad, que terminaría en absoluta desilusión personal.

El 31 de enero de 2020, Alberto Fernández llegó al Patio Belvedere de la Santa Sede. Allí era aguardado por miembros de la Prefectura de la Casa Pontificia y una guardia de Gentiluomini vestidos de frac, que lo escoltaron hasta su encuentro formal con el Papa.

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Ambos jefes de Estado se saludaron en la Sala del Tronetto, y a continuación pasarán solos a la Biblioteca del Vaticano. Había un clima distendido que quedó ratificado con la primera ironía de Francisco al Presidente.

-Pase usted, le dijo Alberto Fernández al Papa, tras el saludo formal.

-No, primero el monaguillo…, replicó Francisco aludiendo a la formación religiosa del jefe de Estado.

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Ambos rieron e ingresaron a la Biblioteca de la Santa Sede.

La audiencia fue distendida. Con Francisco opinando y dando consejos pastorales. Alberto Fernández escuchaba, describía la herencia de Macri y se comprometía a cumplir las lecciones del Santo Padre.

Pero Alberto Fernández traicionó. Igual que Macri. Empujó la ley de Aborto. Y todo se terminó entre el Presidente de la Argentina y el Papa.

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Francisco y Alberto Fernández durante la segunda audiencia, el 13 de mayo de 2021. Ya no había sonrisas, ni coincidencias políticas

El vacunatorio VIP -que aprovechó un peón de Néstor Kirchner que lo ensució en el Vaticano- y la Fiesta de Olivos -en plena pandemia del Covid 19- añadieron un nuevo adjetivo a la descripción personal que hacia Francisco sobre Alberto Fernández.

Ya no era traición y desilusión. Francisco ahora incluía el concepto de mediocridad política, lo más degradante en la escala semántica que usaba el Papa para describir a los jefes de Estado.

El 13 de mayo de 2021, Francisco recibió a Alberto Fernández. Fue una formalidad, una ceremonia oficial que rozó el desprecio.

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Javier Milei maltrató a Francisco durante la campaña electoral de 2023. Y el Papa observaba con aprensión qué sucedía en la Argentina: no lo quería a Sergio Massa y no compartía la ideología de Milei. Rezaba todos los días, y no esperaba milagros.

Milei llegó a Roma desde Jerusalén, en un viaje iniciático. Estaba tenso por el encuentro con Francisco, ya que su concepción de las cosas había creado una imagen del Papa que no se correspondía con la vida cotidiana. Obvio que había diferencias ideológicas, pero la relación personal podía fluir: los dos creen en la religión, que no es poco para achicar las distancias y empezar a confiar.

El 11 de febrero de 2024, el Papa canonizó a Mama Antula y en un gesto que sorprendió Urbi et Orbi desvió su silla de rueda y saludó al Presidente. Ocurrió en la Basílica de San Pedro, adelante del establishment y de los creyentes. Fue un movimiento espontáneo que conmocionó a Milei, horas antes de la audiencia que tendría con el Santo Padre.

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Francisco y Javier Milei durante su encuentro privado, el 12 de febrero de 2024

El 12 de febrero de 2024, Milei se reunió con Francisco por una hora. El Papa lo caló al instante: “Es espontáneo, estudioso, aferrado a su ideología como un dogma de fe”, comentó tiempo después. Hubo química personal, pese a las diferencias sobre la economía, el mundo y el papel del Estado.

A Francisco no le gustaron ciertas declaraciones que hizo el mandatario al final de la audiencia, pero las atribuyó a la falta de experiencia política. Después de las traiciones de Macri y Alberto Fernández, una palabra de más fue perdonada en Santa Marta.

Había entre los dos un rito reservado. Cruzaban mails, y hasta sucedió una conversación por teléfono, cuando Milei estaba en viaje afuera de la Argentina. El Papa buscaba atenuar el programa de ajuste. Unas veces ganó, y otras perdió.

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Como en el ajedrez. Y en el potrero.

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