POLITICA
Un intendente K vuelve a «invadir» dos municipios de La Cámpora y Cristina le exige a Kicillof que ponga orden
Como en una película de Marvel, este peronismo metaverso 3.0 parece bancarse cualquier cosa. Las zancadillas, chicanas, cruces y desencuentros dominan un justicialismo que nadie logra o quiere ordenar.
La contracara del considerable apoyo que aparenta retener Javier Milei, aún en medio de un feroz ajuste como quizás Argentina nunca antes enfrentó, es un PJ sin brújula.
El movimiento justicialista proyecta hoy a sectores enfrentados que intentan proteger su porción de poder. «Nos guste o no, estos libertarios nos están arrinconando desde que comenzó su gobierno. Cristina, que pensó que Milei se caía o fracasaba antes de mitad de año, está sin reflejos para reordenarnos. Parece no interesarle. Y los que quieren reconstruir al PJ lejos de los Kirchner siguen amagando y no terminan de mostrar volumen ni valentía. Ahora es «un sálvese quien pueda», le dice a Clarín un reconocido jefe pejotista bonaerense con protagonismo en varios gobiernos, incluido los de Néstor y Cristina.
Lo que nunca o pocas veces se había visto, por lo menos en el Conurbano bonaerense, es un intendente que torea y arma políticamente en municipios vecinos gobernados por su propio partido. Sobre todo por la verticalidad que acostumbra tener el kirchnerismo de paladar negro, siempre bajo el escudriño de Cristina.
Ningún intendente K hizo más monumentos, plaquetas o pintadas de las figuras de Néstor y Cristina como las que están expuestas en Avellaneda por el intendente Jorge Ferraresi.
Pergaminos para ganarse el pasaporte K no le faltarían. Ferraresi fue el que acobijó a Amado Boudou antes y después de cumplir su condena por corrupción. También creó y financió el Instituto Patria, el reducto catártico por antonomasia de la dos veces ex presidenta.
Como gallos que se picotean y arañan, el kirchnerismo bonaerense vive en un coliseo con dos grandes bandos. La Cámpora y los anticamporistas, que a su vez están partidos en subsectores con varios peronistas que hasta se ofenden cuando se los etiqueta en el vereda K.
En la «orga» de Máximo Kirchner y Wado de Pedro, el que más odio genera, lejos, es Jorge Ferraresi. Cristina también está que trina. Resulta que jefe de Avellaneda se sintió destratado por los jefes de La Cámpora en el cierre de listas del año pasado. Y se está vengando.
Junto a Mario Secco de Ensenada, Ferraresi lideró la batalla interna. Empoderó a Axel Kicillof, también ninguneado por Máximo. El gobernador pareció ganar esa pulseada contra el hijo de Cristina y ahora desensilló un poco bastante. La inercia de la caída de las fichas de ominó se lo llevó puesto a Secco, que también optó por cierto ostracismo.
Pero no Ferraresi, que sigue mostrando los dientes. «Se lo tomó como algo personal y amaga con jugar en serio», señalan en Avellaneda. Quiere, como máxima, pelearle a Mayra Mendoza la candidatura a gobernadora que es la carta confeccionada por Cristina. Habría que ver si hay una candidatura de mínima para las elecciones del año que viene.
Este miércoles, y por segunda vez en menos de cuatro meses, el jefe de Avellaneda cruzó el límite de su partido para armar en Quilmes un acto de su agrupación política. Lo había hecho en junio pasado con una furiosa respuesta de Mayra Mendoza. «Sos un flor de cagón», le espetó la quilmeña en un acto del PJ poco tiempo después, y adelante del propio Kicillof.
«Tenemos que generar un proceso interno democrático en el que todos puedan participar», apuntó este miércoles Ferraresi en Quilmes. Y agregó: «Si estaría todo bien como espacio político acá seríamos solamente cuatro, pero no es así, somos muchos y vienen compañeros de distintos territorios«, afirmó dirigiéndose a Máximo Kirchner y Mendoza.
En dos semanas, es probable que el líder de Avellaneda haga y diga algo similar en Lanús, del también camporista, Julián Alvarez.
Mendoza y Alvarez, ante la consulta de Clarín, eligieron responder de manera conjunta. «(Ferraresi) vuelve a hacer un acto de provocación con la marginalidad de un peronismo residual que ya nos enfrento desde las PASO 2019 para adelante y le ganamos en cada oportunidad», retrucaron.
Y continuaron: «convocan a la división del peronismo bonaerense, diferenciándose de Cristina y Máximo. Promueven (por Ferraresi) su candidatura a diputado nacional el año que viene y la de Axel (Kicillof) a presidente en el 27 ó antes especulando por si el gobierno de Milei se cae».
Dos jefes peronistas de otros partidos grandes del GBA, remarcan la verdadera pelea entre Ferraresi y La Cámpora. «Se matan por el puerto de Dock Sud, la principal recaudación de Avellaneda. Máximo ordenó ocupar dos lugares en el Consorcio para que creen una tasa para Lanús y Quilmes. Una mojada de oreja a Ferraresi», indican en el Conurbano.
Cristina logró hacerse de una enorme fortuna personal, gracias a su paso por la política y a su doble jubilación de privilegio. Pero no gana (tanto) para estos disgustos. Aseguran que su voz se escucha en La Plata, cada vez más seguido, cuando telefonea a Axel Kicillof.
«Arreglá ya este quilombo con Ferraresi«, le exige al Gobernador. «Cristina, yo no manejo a Jorge. Acordate que era de ustedes«, aseguran que le responde el Gobernador en loop.
POLITICA
El pueblo de California conocido como la “pequeña Dinamarca” y que parece salido de un cuento de hadas
Situado en el corazón de California, emerge Solvang, un pequeño pueblo de solo 5000 habitantes que parece salido de un cuento del poeta y escritor Hans Christian Andersen y al que popularmente llama la “pequeña Dinamarca”. Su apariencia nórdica no es casual, la localidad fue fundada en 1911 por tres maestros que llegaron de Dinamarca y buscaron recrear las características de su tierra natal en el Valle de Santa Ynez. Esta es su historia.
Este poblado, cuyo nombre significa “campos soleados” en danés, mantiene las costumbres y la cultura de los migrantes daneses que lo levantaron a principios del siglo pasado en California y se convirtió en un atractivo destino turístico que cada año recibe a más de un millón de visitantes.
Solvang: un viaje en el tiempo, a solo dos horas de Los Ángeles
Solvang está estratégicamente ubicado: queda a solo dos horas al norte de Los Ángeles y a cuatro horas al sur de San Francisco, lo que, según destaca el sitio SolvangUsa, facilita la llegada de turistas desde las principales ciudades de California.
El estilo danés de Solvang no solo es una herencia cultural, sino también un imán para el turismo. Caminar por sus calles es sumergirse en un cuento: casas con entramados de madera, torres y molinos de viento atraen la atención de los visitantes que recorren sus callecitas a pie, ya que la ciudad ofrece estacionamiento gratuito.
Además de una arquitectura diferente, Solvang también tiene una oferta gastronómica única, que convierte al pueblo en una experiencia inolvidable.
Uno de los elementos más representativos son sus panaderías, donde se pueden degustar dulces tradicionales como los aebleskivers, pequeños buñuelos rellenos de mermelada de frambuesa y espolvoreados con azúcar, el strudel de manzana y el icónico roscón con mantequilla, preparados por los habitantes de Solvang, inmigrantes llegados del norte de Europa que se instalaron en el valle.
Cultura y patrimonio danés: qué se puede hacer en Solvang
Por su pequeño tamaño, Solvang se puede explorar en unas pocas horas. Sin embargo, su oferta cultural y arquitectónica invitan a los visitantes a quedarse más tiempo y pasar varios días alojado en alguno de sus encantadores hoteles nórdicos.
En el centro del pueblo, tres molinos de viento destacan como símbolos de su identidad. En las afueras, una granja de avestruces ofrece una experiencia singular, ideal para quienes buscan algo diferente.
Entre los sitios más emblemáticos se encuentran dos museos: el Museo de Historia y Arte Elverhoj, que celebra la cultura y la historia danesa, y el Museo Hans Christian Andersen, dedicado al célebre autor de cuentos infantiles como El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador y La reina de las nieves; entre muchos otros. Estos dos espacios reflejan conexión profunda de Solvang con sus raíces danesas.
Otro atractivo histórico es la Old Mission Santa Inés. Fundada en 1804, fue la última misión establecida en el sur de California, testimonio del encuentro entre culturas en esta región.
Para los viajeros que busquen llevarse un recuerdo, las calles principales del pueblo están llenas de tiendas, decoradas al detalle, que ofrecen productos únicos: desde porcelana y zuecos hasta ropa y encajes hechos a mano, según las costumbres antiguas.
Días daneses: el principal festival de Solvang
Cada año, se celebra el Solvang Danish Days, el principal evento cultural que ya lleva 87 ediciones. En 2024 se realizó del viernes 20 de septiembre al domingo 22 de septiembre de 2024, con desfiles, degustaciones gastronómicas, música, arte y hasta la posibilidad de “vivir como vikingos”.
Otras experiencias diferentes que ofrece la ciudad son el paseo en el tranvía de Solvang, un histórico tranvía de madera tirado por caballos, y participar de un Real Ghost Hunting Tours, un recorrido práctico de caza de fantasmas por el casco histórico.
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