POLITICA
Un país en transición, entre la ruptura y la reconstrucción

La Argentina atraviesa una larga transición entre dos procesos contrapuestos que determinan todos los movimientos políticos y económicos. El primero es un proceso de ruptura, que se inició en 2023 con la irrupción en el poder de Javier Milei y el consecuente quiebre del sistema bicoalicionista que había regido durante una década y media.
Fue un terremoto tan potente que destruyó la edificación de alianzas, partidos y liderazgos, cuyos pedazos de mampostería siguen cayendo como reverberación de ese impacto telúrico. El ocaso de Pro y la licuación de la incidencia de Mauricio Macri; la dispersión del radicalismo con sus quiebres de bloque y sus escisiones; la feudalización del peronismo del interior y las disputas en la provincia de Buenos Aires entre el kirchnerismo y Axel Kicillof, son todas expresiones de esa implosión en cámara lenta, que sin duda va a extenderse hasta teñir las próximas elecciones de octubre.
El calendario electoral de este año ha exhibido un nivel inédito de fragmentación política, no sólo por el desdoblamiento de las fechas de los comicios, sino por la provincialización de la oferta, con alianzas y divisiones que responden a dinámicas estrictamente locales, desenganchadas de cualquier lógica ordenadora nacional. Es un sistema invertebrado.
El otro proceso en curso está guiado por un principio de reconstrucción, que busca reemplazar el antiguo régimen por una organización política y un modelo económico renovados. Este movimiento tiene al menos tres expresiones visibles. La primera es aportada por el ordenamiento macroeconómico y la baja de la inflación, que vienen a cumplir con la principal demanda de los votantes de 2023: superar el desorden del último tramo de la gestión del triángulo de caucho Alberto-Cristina-Sergio.
La segunda manifestación emerge del liderazgo y la centralidad que ejerce Javier Milei, quien con su estilo volcánico y cargado de excesos ha disimulado sus debilidades de origen. Recuperó el poder del sillón presidencial que había sido vaciado en la administración anterior y dominó la agenda pública durante la mayor parte del año y medio que lleva de mandato.
Y el tercer indicador son las expectativas sociales de una mejora en su situación y la del país, la novedad más consistente que muestran todas las encuestas. Son expectativas activadas más por la necesidad de creer que por una convicción real, pero que hasta ahora le han servido al Gobierno para mantener promesas vigentes pese a las penurias actuales.
Según un trabajo del consultor Fernando Moiguer, “la Argentina es el país de la región donde las expectativas más influyen en la percepción de la realidad de la gente, mucho más que su opinión sobre el presente. La sensación dominante es la de desencanto con esperanza”. Los encuestadores no dejan de sorprenderse de la actitud de votantes que dicen que la están pasando mal, pero al mismo tiempo siguen respaldando a Milei.
¿Alcanza con la estabilidad macroeconómica, el liderazgo presidencial y las expectativas sociales para reconstruir un país en estado de nervios permanente? Y en todo caso, ¿además de ser un vector de ruptura, Milei es también un reconstructor? ¿O su carácter de outsider y de fenómeno disruptivo le exige mantener una atmósfera de caos constante porque en la quietud el hechizo se disipa? ¿Representa el líder libertario el primer eslabón de una nueva etapa histórica o su hegemonía en realidad constituye un interregno que sólo cierra la era anterior?
Allí se balancea la dinámica actual de la Argentina, en una permanente tensión entre las últimas expresiones de la ruptura del viejo régimen y las manifestaciones de una gestación que todavía no se termina de corporizar.
Cristina Kirchner interpretó estas dinámicas y decidió transformar su detención en una representación para prolongar su incidencia en un tablero político que la estaba marginando. Antes del fallo de la Corte Suprema que ratificó la condena por Vialidad, era ignorada por el peronismo del interior y enfrentaba el desafío de Kicillof y los intendentes.
La masiva marcha del miércoles y la teatralización del balcón la reposicionaron de un modo fulminante y llevaron a la mayor parte del peronismo a encolumnarse detrás de ella. La unidad del PJ ahora quedó moldeada sobre su figura; es una unidad sin renovación. Como dice Pablo Knopoff, “el gran acierto de Cristina está en que los metió presos a todos, le puso la tobillera al conjunto del peronismo”.
Una muestra de esa centralidad coyuntural fue retratada por la consultora Ad Hoc, de Javier Correa, que midió el nivel de menciones en redes sociales entre el 9 y el 19 de junio. El resultado fue que por primera vez desde que los libertarios llegaron al poder Cristina Kirchner superó en volumen de menciones a Milei. Es sólo una foto, pero registra el momento. Habrá que ver si por fuera de la militancia ferviente, también se removió la emocionalidad escondida de los que se habían desencantado del peronismo tras el último experimento y estaban reacios a volver a creer.
La expresidenta logró extender la vigencia del pasado para tener una vida más, para ganar tiempo, para revivir una mística que se apagaba. Apeló a toda la simbología histórica, desde la detención de Juan Perón hasta la apelación a la proscripción, y le inyectó una dosis de utopía retrospectiva a su heredero Máximo, quien se dedicó a resaltar la época de oro del kirchnerismo, el de Néstor y Cristina. La única invitación prospectiva quedó sintetizada en la frase “vamos a volver”. La narrativa del futuro es una apelación al pasado.
Hubo un sector importante del peronismo que eludió la cita, porque se ilusiona con tener algún papel en la reconstrucción. La ausencia más sonora fue la de la CGT, que bascula entre una gerontocracia crepuscular y la necesidad de una renovación.
Pero también hubo una defección de los gobernadores, que sólo estuvieron representados por Kicillof y por el magnánimo Ricardo Quintela. Además, del bloque de 34 senadores nacionales que responden a Cristina, sólo participaron 20 de la movilización, y de los 98 integrantes de la bancada de diputados en el que participa Máximo concurrieron 31.
Hay un reflejo de supervivencia de sectores peronistas que entienden que Cristina es parte de la mampostería que sigue cayendo tras la ruptura del sistema. Incluso entre quienes marcharon el miércoles, hay quienes sólo lo hicieron con el objetivo de no mostrar indiferencia y evitar la etiqueta de la traición, como la mayoría de los intendentes que acompañaron a Kicillof.
Pasada la sensibilidad de la Plaza de Mayo, la primera materialización del escenario post condena se producirá al iniciar las conversaciones de cara a las elecciones bonaerenses de septiembre. Ese diálogo quedó interrumpido en los últimos diez días y será retomado esta semana.
En el entorno de Kicillof asumen que las huestes de Máximo se sentarán empoderados y buscarán dominar las candidaturas. El objetivo del gobernador es que la distribución sea más parecido a un 30%-30%-40%, entre su sector, el de Massa y el de La Cámpora. El kirchnerismo sostiene que la unidad es más importante que nunca y espera que Kicillof se muestre menos inflexible. “Cristina no está con espíritu belicoso hacia adentro de la fuerza”, describió Máximo a su entorno más cercano.
El cierre de las listas se avecina sangriento porque será la verdadera interna, reemplazará el espíritu de la denostada PASO. Por eso va a tener casi la misma importancia que la elección en sí misma.
Kicillof está en una verdadera encrucijada. Por un lado, piensa que no es momento de romper con el kirchnerismo porque lo puede dejar lesionado en su proyecto presidencial. Pero al mismo tiempo, tiene una fuerte presión de los intendentes que lo acompañan, que de ningún modo piensan negociar con La Cámpora.
La rebelión de los alcaldes es la novedad más notoria del panorama bonaerense. Están dispuestos a ir con lista corta a concejales si Kicillof cede en un acuerdo con Máximo en la boleta a legisladores provinciales. “Si esto ocurre, es muy difícil que los intendentes lo sigan apoyando a Axel en la próxima jugada porque habrá demostrado que no puede liderar la emancipación”, admiten entre quienes acompañan al gobernador. En el fondo, Kicillof también se contorsiona entre su ideal de ser parte de la restauración, y un pasado del que no se puede desligar tan fácilmente.
Para entender el nivel de tensión interna que rige en el peronismo bonaerense, sólo basta ver la cantidad de recaudos que tomaron los camporistas y los kicillofistas en la organización de la marcha para evitar enfrentamientos o situaciones hostiles entre las dos tribus.
Con ellos se han bifurcado dos modelos de construcción política que parecen cada vez menos asimilables. El kirchnerismo ingresó en una fase más purista con el liderazgo de su propio triángulo de hierro: Máximo, Wado de Pedro y Mayra Mendoza.
Este sector dejó de avalar reacciones violentas como las que dominaron la semana anterior por el temor a que eso pudiera condicionar la prisión domiciliaria de Cristina. Por eso hubo un cuidado especial en este punto y fue el tópico del que más se conversó en el segundo piso de San José 1111 en estos días.
El kicillofismo, en cambio, quiere transitar un camino más pragmático (a pesar del discurso económico intransigente del propio gobernador), con la idea de ser lo más amplio posible para derrotar a Milei. La idea de Máximo candidato en la tercera sección electoral, que es promovida por La Cámpora, sería un contrasentido para ellos. Ofrecen a cambio la postulación de Verónica Magario. El gran dilema es si tienen la fuerza necesaria para enfrentar el dominio kirchnerista en el conurbano.
El “efecto detención” no fue inocuo para el Gobierno, porque perdió temporalmente el control de la agenda y lo obligó a poner en pausa sus definiciones electorales. Milei no lidia con el pasado como Cristina a la hora de prometer un futuro mejor, sino con las vicisitudes del presente, porque los factores de reconstrucción que impulsa están encontrando algunas limitaciones.
La estabilización macroeconómica y la baja de la inflación constituyen los logros más valorados de la gestión libertaria, pero hay indicadores que empiezan a exponer ciertas dificultades en el plano productivo y laboral.
El incremento del desempleo que se conoció esta semana, que pasó del 6,4% en el último trimestre de 2024 al 7,9% en el primer trimestre de este año fue una señal. Al mismo tiempo, los índices de consumo mantienen una alta disparidad dependiendo del sector.
También empiezan a impactar los límites en las actualizaciones salariales. La Secretaría de Trabajo lo explicitó en su último informe, al señalar que “en abril de 2025, el dato provisorio del salario medio real del empleo en relación de dependencia del sector privado presentó una reducción del 1,6% en comparación con el nivel de marzo de 2025 (variación sin estacionalidad). De esta manera, se acumulan tres meses consecutivos de caída del salario medio real”. La mora en los pagos de los créditos bancarios es otro efecto reciente.
Los datos no son dramáticos y se dan en un contexto en el que hay un efecto compensación por la tendencia a la baja de la inflación. Pero sí dan cuenta de que hay una dificultad para proyectar en el corto plazo un repunte económico vigoroso en la percepción social. El proceso no termina de despegar todavía.
Moiguer visualiza una fractura en las dinámicas de consumo, que reflejan esta situación. En un informe titulado “La Argentina pesificada versus la Argentina dolarizada”, muestra cómo la clase alta, según sus palabras, “está sobreconsumiendo en forma explícita en dólares (viajes, compras en el exterior, atesoramiento), ahora sin vergüenza porque el Gobierno legitima la riqueza”, mientras que “la clase media clásica se achica y sobrevive, y la clase media-baja y baja se empieza a dar cuenta de que no tiene lugar en este nuevo modelo productivo, no está preparada para el cambio que se está dando”.
Remarca que “la recuperación económica no llega a todos y que profundiza las desigualdades”. Por ejemplo, mientras en el segmento C1 el 31% dice que no llega a fin de mes, esa cifra se eleva a 64% en el segmento más bajo.
Pero además agrega otro dato interesante que ya había explorado en un trabajo anterior: la fractura no sólo divide sectores por situación socioeconómica, sino también es una línea geográfica que separa zonas muy dinámicas, como el eje andino y parte de la Patagonia, impulsadas por la minería y la energía; y regiones con menos proyección, como el NEA y los grandes conurbanos de la zona centro. Esto también quedó en evidencia en el informe del Indec sobre desempleo, que midió una tasa del 5,1% en el NOA y del 4,9% en la Patagonia, que contrasta con el 9,7% del conurbano bonaerense.
Esto es lo que mira Cristina cuando exagera y dice que “el modelo se cae”. En el fondo busca opacar la idea de futuro, para expandir la vigencia de su pasado.
Con estos datos queda por determinar si lo que se visualiza es una recuperación en dos velocidades, y en consecuencia sólo es cuestión de esperar que se generalice el impacto de la recuperación económica, o si el modelo se sustenta a partir de una realidad dual.
La respuesta a este interrogante determinará la duración de las expectativas sociales en el Gobierno y definirá el plazo del crédito que le otorga. Es muy probable que la tolerancia se mantenga vigente para las elecciones de octubre; habrá que ver a partir del próximo año.
Retumba todavía en muchos sectores económicos la advertencia que hizo hace un mes el economista Ricardo Arriazu en AmCham, cuando anticipó que “va a haber destrucción y creación, y la destrucción va a ser mucho más rápida que la creación”.
El poder político de Milei probablemente sea refrendado en las elecciones, pero la sustentabilidad del proyecto libertario también dependerá de la administración que haga de esa transición entre la ruptura del viejo régimen y el surgimiento de una nueva matriz económica que sea percibida socialmente como sostenible e inclusiva.
Esa es la tensión mayor que subyace detrás del balcón de Cristina y de los tuits de Milei; detrás de las urnas y de los indicadores de empleo y consumo. En definitiva, si la Argentina transita el camino de la reconstrucción o incuba su próxima crisis.
POLITICA
Por qué Victoria Villarruel suspendió su visita de este miércoles a la Exposición Rural de Palermo

La vicepresidenta, Victoria Villarruel, suspendió la visita que tenía prevista para la tarde de este miércoles a la Exposición Rural de Palermo. La recorrida, pautada para las 18, se canceló con menos de dos horas de antelación en un contexto de máxima tensión política con el presidente Javier Milei.
La suspensión de la visita responde directamente a una estrategia para descomprimir el conflicto interno en el Gobierno. Fuentes del entorno de la vicepresidenta confirmaron a que el objetivo principal fue evitar una imagen que pudiera “alimentar aún más la tensión” con el jefe de Estado. La decisión busca no generar más ruido en la disputa con el Presidente y su hermana, Karina Milei.
“Lo que se busca es no golpear más la línea de flotación”, resumieron desde su equipo. Consideran que una recorrida exitosa por la muestra, similar a la del año pasado, podría interpretarse como un desafío en el punto más alto de la pelea interna y, por lo tanto, agrandar el enfrentamiento.
El conflicto se agravó en los últimos días, especialmente tras las declaraciones de Milei durante un acto en Córdoba. Allí, sin mencionarla de forma directa, apuntó contra ella por una votación en el Senado: “¿O acaso semanas atrás no votaron un gasto de 17.000 millones de dólares y la bruta traidora dijo que lo iba a financiar con 30?”. Durante su discurso, parte del público la insultó sin que el mandatario interviniera para frenarlos.
Dos semanas antes, en un evento en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el Presidente ya la había calificado de “traidora”. El origen de la acusación se remonta a una sesión en el Senado donde la oposición logró aprobar un paquete de leyes, que incluía un aumento para jubilados, una moratoria previsional y una emergencia en discapacidad. Aunque Villarruel no emitió voto, presidió parte del debate y habilitó su tratamiento, una acción que el Gobierno interpretó como una deslealtad.
La incertidumbre sobre la agenda de la vicepresidenta se extiende al próximo fin de semana. Aunque su presencia en la ceremonia de inauguración del sábado está confirmada, desde su entorno admiten que se evaluará hasta último momento si finalmente asiste. La decisión dependerá de la evolución del clima político interno.
Este miércoles por la tarde, su asesor agropecuario, Matías Lestani, recorrió el predio junto al equipo de seguridad para organizar el itinerario de la visita que luego se canceló. En ese momento, la confirmación definitiva de Villarruel aún no estaba cerrada, precisamente por el contexto de confrontación.
Desde su equipo reconocen que, si bien Villarruel “es una mujer de carácter” y “no le mueve el amperímetro si no la saludan”, la situación es compleja. El año pasado, la ceremonia inaugural también ocurrió en un clima de tensión, aunque menor, por un posteo de la vicepresidenta contra el gobierno francés. En esa ocasión, Milei y Villarruel se saludaron y compartieron el palco oficial, aunque la escalada del conflicto en las últimas semanas proyecta un escenario más incierto.
Este contenido fue producido por un equipo de con la asistencia de la IA.
se canceló con menos de dos horas de antelación,Audiencia,Victoria Villarruel,Javier Milei,,»No es parte del proyecto». Adorni se sumó al rechazo de los Milei a Villarruel y habló del mensaje de Karina en medio de la interna,,“Línea de flotación”. Victoria Villarruel suspendió una visita prevista a la Rural para no tensar la relación con Milei,,Sin tregua. Milei dinamitó los puentes con Villarruel y deja a Francos como “única puerta” para la vicepresidenta,Audiencia,,»Acto antisemita». Qué pasó con los adolescentes judíos que bajaron de un avión en España,,Escalada y evacuación. Por qué se produjeron combates entre Tailandia y Camboya,,Expectativas. Cuáles son los sectores de la economía que más crecerán, según las empresas de Estados Unidos
POLITICA
La interna libertaria no afloja: mientras Santiago Caputo está bajo observación, Karina Milei solo escucha a su entorno

En la historia política argentina, las internas casi siempre terminan mal.
Menem y Cavallo se destruyeron en los 90 peleando por el rédito político de la gobernabilidad. El economista terminó eyectado, pero el enfrentamiento dejó una herida brutal.
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En el 2000, Chacho Álvarez renunció al gobierno de Fernando de la Rúa denunciando coimas en el Senado. Con su salida, también se disolvió la Alianza. Cinco años después fue Roberto Lavagna quien decidió enfrentar al poder denunciando sobreprecios y corrupción en la obra pública, con nombre y apellido: Julio De Vido. ¿El resultado? Lavagna fue expulsado y la corrupción ganó.
En 2010, Amado Boudou quería usar las reservas del Banco Central para pagar deuda. Martín Redrado se resistió, se atrincheró, pero terminó afuera. Y ya en 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, la interna entre Marcos Peña y Rogelio Frigerio desgastó al oficialismo como pocas cosas.
En 2021, medio gabinete que respondía a Cristina Kirchner le renunció en bloque a Alberto Fernández. Fue un golpe interno, casi palaciego. Alberto estuvo a punto de irse.
La moraleja parece clara: las internas hacen daño. Mucho daño. Pero increíblemente, los actores políticos siguen cayendo en el mismo error. No aprenden más.
Hoy, el gobierno de Javier Milei atraviesa su propia interna feroz. De un lado está la banda de Karina Milei y Sebastián Pareja. Del otro, el círculo de Santiago Caputo, la figura más influyente del gobierno detrás del propio Presidente.
La implosión comenzó por el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. ¿Quién las armó? Pareja, hombre de confianza de Karina. ¿Quiénes quedaron afuera? El grupo de jóvenes libertarios que responden a Caputo: figuras como El Gordo Dan, El Gordo Pablo y el ejército digital conocido como Las Fuerzas del Cielo.
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Esto, que algunos quieren hacer pasar como una discusión menor, es en realidad un problema grave. Porque el Gobierno, que enfrenta desafíos monumentales, está perdiendo tiempo, energía y recursos en una disputa estúpida, infantil, banal y caprichosa. Todo esto, mientras el verdadero enemigo está afuera, trabajando para que este proyecto caiga.
Un ejemplo concreto. Esta semana el gobernador Axel Kicillof echó a 24 policías bonaerenses por su presunta cercanía con un candidato libertario. ¿Qué pretende? ¿Una Policía militante, partidaria? ¿Una Policía al servicio del peronismo? Mientras ocurren estas cosas, el oficialismo se distrae en una pelea insignificante entre Pareja y Caputo.
Lo mismo sucede con el conflicto entre Milei y Victoria Villarruel. ¿Por qué explotó? Porque Villarruel, como presidenta del Senado, habilitó una sesión que podría generarle al Gobierno un costo de más de 2,5 puntos del PBI. Pero esa fue solo la chispa: lo que se rompió en realidad fue la relación de confianza entre el Presidente y su vice.
Mientras tanto, el kirchnerismo no descansa. Anoche, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, pidió tres veces en menos de un minuto que el Presidente “se vaya ya”. ¿Quién es Quintela? Un dirigente votado por poco más de 100 mil personas. ¿Y Milei? Fue elegido por más de 14,5 millones de argentinos. Es surrealista: un gobernador con 100 mil votos quiere voltear a un Presidente con más de 14 millones. Solo en Argentina puede pasar algo así.
Por eso, insisto: las internas pueden ser parte de la dinámica política, pero el nivel de brutalidad de esta interna es inexplicable. No se puede romper un proyecto de cambio por aspiraciones personales. No ahora, cuando el país aún está en terapia intensiva.
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Hace apenas unos días, el propio Presidente pidió ser conscientes del monstruo que hay del otro lado. Ese monstruo —como bien lo señaló— es capaz incluso de usar a niños para bajar línea política. Ayer mismo, vimos al gobernador utilizar a una nena de nueve años en un acto para hacer campaña. ¿Qué clase de persona hace eso?
Cuando uno observa esta clase de maniobras, las peleas internas dentro del oficialismo parecen absurdas, inexplicables, suicidas. Como explicó Carlos Pagni esta semana, cuando Milei decidió desplazar a su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, le transfirió un poder inmenso a Santiago Caputo.
Caputo se quedó con zonas clave del Estado, como:
- Ministerio de Justicia.
- Ministerio de Salud.
- Agencia Federal de Inteligencia.
- DGI.
- UIF.
- ARSAT.
- ENACOM.
- ENRE.
- Secretaría de Culto
- Sociedad Educ.ar.
- Área de comunicación de YPF.
Se trata de una estructura de poder gigantesca. Hoy, esa “delegación de facultades” está siendo discutida. Caputo está bajo observación. Y sin embargo, el vocero presidencial Manuel Adorni insiste en que todo está bien, que no hay nada raro.
Ahora bien, es cierto que el peronismo también se despedaza por un cargo. No lo voy a negar. En estos días hubo peleas por listas, cortes de luz intencionales, insultos y hasta casi piñas entre dirigentes. Carlos Bianco y Juan Pablo de Jesús estuvieron a punto de agarrarse a trompadas. Máximo Kirchner y Gabriel Katopodis también. Cristina Kirchner llamó para acusar a Alberto Fernández de prestarle el Partido del Trabajo y la Equidad a Kicillof para romper desde adentro.
Sí: el peronismo da vergüenza ajena. Pero si los libertarios llegaron al poder para ser distintos, entonces tienen que ser distintos.
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Mi mensaje, entonces, es claro: sean maduros, inteligentes, sensatos, prudentes, racionales. Recuperen el aplomo. Porque del otro lado hay una banda de forajidos dispuestos a todo para volver al poder. Y si el Gobierno se sigue enredando en peleas internas, puede terminar autodestruyéndose sin necesidad de que la oposición mueva un dedo.
Por ahora la interna avanza. Y eso, para todos los argentinos que apostaron por un cambio real, es una pésima noticia.
Opiniones libres; hechos sagrados.
Karina Milei, Santiago Caputo
POLITICA
El Gobierno bonaerense denunció en la Justicia un complot de 24 policías cercanos al candidato de LLA

El Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires denunció ante la Justicia un complot policial protagonizado por un grupo de policías bonaerenses que dijo que trabajaban para la campaña electoral del comisario Maximiliano Bondarenko, cabeza de lista de la alianza de libertarios y PRO en la tercera sección electoral.
La presentación recayó en el fiscal de turno subrogante Álvaro Garganta, que por estas horas analiza la prestación y espera que le aporten la documentación que respalda lo afirmado en la denuncia,
En ese escrito -dijeron fuentes oficiales a – la provincia denunció que al menos 24 uniformados conspiraron con Bondarenko para colaborar con su campaña y desestabilizar la gestión de Axel Kicillof.
Así, por ejemplo, la denuncia menciona que los uniformados habían preparado proyectos de ley en materia de seguridad para la Libertad Avanza que iban a ser presentados en la Legislatura en caso de que Bondarenko ganara las elecciones.
Asimismo, se menciona que se detectó documentación conspirativa, por ejemplo, una lista de lugares con algunos integrantes de la fuerza policial que podrían colaborar en caso de que se iniciara un clima de descontento por reclamos salariales, dijeron las fuentes.
Mencionaron que hay nombres y lugares de donde podrían iniciarse estas actividades de agitación policial.
El fiscal Garganta está a la espera de la evidencia para determinar si impulsa está acción o no.
En tanto, fuentes del Gobierno bonaerense dieron a más detalles de cómo se detectó esta supuesta conspiración policial.
Dijeron que todo comenzó con una denuncia anónima que llegó a las autoridades policiales que le dieron intervención a asuntos internos de la Policía bonaerense.
Allí comenzó una auditoría para investigar esta denuncia que incluyo el análisis de las computadoras de los denunciados y una reconstrucción de sus movimientos.
Las fuentes del gobierno bonaerense explicaron que se detectó que había reuniones de policías, en dependencias policiales, no comisarías, sino oficinas de mandos altos y medios de la Policía bonaerense.
Allí, en dependencias policiales y en el horario laboral, se trabajaba -dijeron las fuentes- “en función de las necesidades del candidato”.
“La auditoría interna comprobó que la denuncia anónima era real. Se encontró material en las computadoras e impresiones en papel con planes de trabajo de cara a las elecciones y a las de 2027″, dijo una alta fuente bonaerense a .
Se escribía allí sobre cómo trabajar el tema seguridad, que cambios había que hacer, a quién promover y a quién pasar a retiro.
“La policía no puede hacer actividad política partidaria en dependencias policiales. Es apartidaria y no pude sindicalizarse”, dijo un funcionario del gabinete del gobernador Kicillof.
Los 24 uniformados bajo investigación fueron suspendidos de sus cargos, no exonerados. Se espera ahora el resultado de la investigación administrativa y judicial para definir su futuro.
Hernán Cappiello,Conforme a
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