POLITICA
Un presidente “mentiroso”, “cobarde” y “maltratador”: el retrato de la vocera de Alberto Fernández

La exvocera de Alberto Fernández habla de un presidente “cobarde, maltratador y mentiroso”, que tiene un comportamiento compulsivo con las mujeres, es “violento” con su pareja y fue llevado al poder por un expresidente que a la vez lo desprecia y no lo deja gobernar. Pero dice que no es Alberto Fernández, sino Salvador Gómez. No es “el hijo de un juez”, sino de un senador y ha sido jefe de Gabinete, pero no de Néstor y Cristina Kirchner, sino de Pedro Sacristán. Eso sí: es profesor de la Facultad de Derecho y no tiene casa propia. Un amigo le presta desde hace años un departamento en Puerto Madero.
Escudada en un relato de ficción, la exvocera Gabriela Cerruti traza el perfil de un presidente que se parece demasiado al que ella conoció de cerca y que, a pesar de la deliberada intención de desacomodar algunas piezas de la historia y distorsionar ciertas biografías, se lee como un relato crudo de un gobierno ineficaz y corrupto, plagado de bajezas, aprietes, negociados, abusos e internas despiadadas.
Cerruti acaba de presentar en la Feria del Libro su primera novela, titulada El veneno del poder (editorial Sudamericana). Había pasado justamente inadvertida desde su lanzamiento, hace varias semanas: no hace falta ser crítico literario para darse cuenta de que es una obra menor, escrita en prosa vulgar, con giros previsibles y un ritmo narrativo un tanto desarticulado y errático. Pero el libro merece alguna atención, no por sus cualidades literarias, sino por eventuales confirmaciones que podrían asomar bajo el disfraz de la imaginación novelesca. Aun con maniobras distractivas y desvíos descabellados, es una trama que nos resulta demasiado familiar y cercana.
Las coincidencias entre el presidente Fernández y el presidente Gómez son tantas, y tan evidentes que obligan a formular una pregunta: ¿se esconde debajo de la novela la confesión de una vocera “arrepentida”?; ¿es la forma que encontró la exfuncionaria de bajarse de un barco hundido definitivamente tras las denuncias de corrupción y de violencia de género? La ficción, en este caso, más que un ejercicio creativo podría verse como un refugio para la cobardía: ¿se dice bajo la apariencia de una trama imaginaria lo que no se anima a decir “a cara descubierta”?
Retratado en este plano de ambigüedad, donde se cuenta, pero con una máscara, y se insinúa, pero sin hacerse cargo de una denuncia, el libro también expone a Cerruti a interrogantes éticos, aunque eso remita, para el kirchnerismo, a un territorio difuso. ¿No viola un pacto tácito de confidencialidad al describir, aun detrás de un antifaz, intimidades a las que tuvo acceso por la función que desempeñaba? Es un género polémico. Algunos escritores lo han transitado sin demasiados escrúpulos, pero con más talento y originalidad. En un plano más espinoso, ¿no se apela a la ficción para relatar hechos que hubiera estado obligada a denunciar en su momento?
Cerruti describe muchas circunstancias que, con nombres y detalles cambiados, son prácticamente un calco de las que reflejaron las crónicas periodísticas en el gobierno de Fernández: hay reuniones, viajes, internaciones y crisis que enfrenta Gómez en la novela y que vivió Fernández durante su mandato. “La pandemia fue su mejor momento. Tenía ochenta por ciento de popularidad, creía que era Churchill”, se burla en la página 73. Unos párrafos antes lo describe como un fabulador y un mentiroso compulsivo, con una vida personal desordenada, y torturado psicológicamente por la relación de sometimiento que tiene con un expresidente que lo puso en el lugar en el que está.
Las similitudes son demasiadas. Y si esos hechos supuestamente novelados son un espejo de la realidad, ¿por qué no lo serían otros? Cerruti cuenta, durante “el gobierno de Gómez”, aprietes a jueces, negocios oscuros y “arreglos” con periodistas: ¿es imaginación o recuerdo?
Habla de una primera dama con problemas de alcoholismo y depresión en el marco de una relación patológica con el presidente. Se llama Samantha y muere envenenada: una licencia supuestamente literaria para retratar un final traumático y desolador. Antes de matarla, en la página 116, le hace decir en referencia a su pareja: “No lo aguanto más. A veces lo quiero matar; a veces me quiero morir. Se volvió un monstruo, alguien muy horrible. Siempre fue pajero, y agrandado y mentiroso. Pero era dulce, me cuidaba”. También reproduce un diálogo entre ella y el presidente: “Salvador, te estoy hablando bien. No podés insultarme y maltratarme todos los días, todo el tiempo”.
El relato parece, por momentos, escrito por una testigo que no se hace cargo, sin embargo, de haber estado ahí: toma distancia, incluso, del dogma kirchnerista y no está escrito en “lenguaje inclusivo”, aunque es el que la vocera utilizaba desde el atril oficial. ¿No había convicción en aquella jerga militante del “todos y todas”?
Hay una figura que, curiosamente, no existe en la novela: el presidente Gómez no tiene vocera ni tampoco portavoz, como a Cerruti le gustaba llamarse a sí misma. Se corre de una escena que ahora parece incomodarla, como si aparecer en la trama hubiera implicado una suerte de autoincriminación.
¿Hasta dónde sabía Cerruti lo que pasaba en el infierno de Olivos? “Se fueron consumiendo mutuamente en un círculo de violencia y humillación”, cuenta sobre la pareja presidencial en la página 152.
La autora apela a una especie de “licuadora” para mezclar la realidad y hacerla aparecer como ficción. El personaje que encarnaría a Javier Milei (Jaime Malson) surge de fusionar características e historias personales del propio Milei y de Mauricio Macri: en lugar de perros tiene gatos a los que adora como si fueran sus hijos. Fue arquero de un club de fútbol, pero también un playboy millonario que sufrió un secuestro extorsivo en los años noventa. La forma de enmascarar las cosas es un tanto obvia y rudimentaria. Eso hace que los personajes ficticios remitan a la realidad de un modo bastante lineal, aun cuando propone un cóctel de biografías entrecruzadas: Sacristán es Cristina, pero también es Néstor.
Hay un periodista (Leopoldo Valaguer) que juega su propio partido dentro del oficialismo: “Tiene hace muchos años un enfrentamiento público con el Cardenal por informaciones que esparció, pero que nunca pudo comprobar”. ¿Será una alusión a las falsas denuncias de Horacio Verbitsky contra Jorge Bergoglio? Siguen las referencias a ese mismo periodista “imaginario”: “Sus amigos dicen que fue un jefe guerrillero y sus enemigos, un colaboracionista con la dictadura militar. Lleva y trae entre Gómez y Sacristán (¿entre Alberto y Cristina?), como lo hizo entre el gobierno y la oposición más ferviente en los setenta, o entre los sindicatos y los intelectuales en los ochenta”. Después da más detalles: “Escribió algunos buenos libros y otros olvidables y una columna de opinión todos los domingos que en algunas épocas tuvo más impacto que en otras en los círculos de poder”. No es difícil imaginar a quién se refiere: “Tiene la imagen de sí mismo más generosa de todos los tiempos”. Lo más sabroso podría estar en esta línea: “Nunca habla de dinero, ni para él ni para sus medios. Para eso hay otros personajes menores”. ¿Había plata negra para los amigos? Como en el resto del libro, Cerruti parece saber de qué está hablando. También cuando lo presenta al periodista Valaguer como un influyente que ponía y sacaba funcionarios. Cuenta que al presidente le “vendieron” la idea de crear el Ministerio de la Mujer: “El problema vino cuando Gómez nombró en ese lugar a una abogada desconocida para el movimiento de mujeres: la propuso Valaguer porque era su amante”. ¿También hay mensajes e insinuaciones cifradas?
No cuenta nada que no se supiera o que no se sospechara. Pero lo cuenta alguien que estuvo ahí. Hace el retrato de un presidente pusilánime y entregado a cierto desenfreno adolescente, capaz de maltratar a otros, pero a la vez torturado por un sentimiento de inferioridad frente a alguien que lo llevó a la presidencia: “¿Por qué me importa tanto lo que piensa? Estoy a los abrazos con todos los presidentes del mundo, tengo las mujeres que se me antoja, gané con el setenta por ciento de los votos. Pero estoy esperando qué va a decir de mí. Obsesionado buscando que me elija, que me mire. Eso, solamente eso. Que Sacristán por fin, de una puta vez, me quiera”, dice el presidente Gómez en la página 214. “Gómez habla de Sacristán con el despecho del amor no correspondido”. Más adelante, en la página 285, lo cuenta la propia autora: “Sacristán lo detesta, lo desprecia profundamente. Al mirar a Salvador Gómez ve la confirmación de su mayor error: su incapacidad para dejar legado, para construir herederos”.
El libro desciende todo el tiempo a la melodía del folletín para describir uno de los costados más penosos del presidente: lo muestra inmaduro, irresponsable, adolescente, mientras chatea con mujeres a las que casi no conoce y a las que les pide fotos desnudas y las invita a Olivos: “¿Te gusto?”; “¿me querés?”, imagina (¿o reproduce?) Cerruti uno de esos chats.
“Gómez: un tibio, según sus enemigos; un moderado, de acuerdo con la visión de sus aliados; un conciliador, para los poderosos. Seguía siendo, sin embargo, el mismo mentiroso, mujeriego y desordenado hasta la estafa puertas adentro de su dormitorio”, lo describe en la primera parte del libro. Luego nos cuenta estos detalles: “La Agencia de Inteligencia sabe perfectamente cuáles son los puntos débiles de Gómez, y tiene registro pormenorizado de sus chats telefónicos, sus escapadas a la hora de la siesta y el desfile de personajes pintorescos por el despacho presidencial. Sabe perfectamente que allí graba videos, toca la guitarra, baila tangos, juega con los perros y posa disfrazado imitando a los próceres que lo miran desde los cuadros”. Parece agregarle detalles a aquel video de Alberto Fernández desde el sillón de Rivadavia: “Decime algo lindo”.
No es en esos penosos pormenores donde Cerruti aporta algo que pueda resultarnos novedoso, pero tal vez sí cuando habla de la relación entre Gómez y el dinero. Hay que prestarle atención a un personaje central de la novela a la que también es fácil asociar con la pura y triste realidad. En el libro se llama Diana: fue pareja del presidente durante muchos años y se convirtió en una de las principales funcionarias de su gobierno. Es, a diferencia de Samantha, una mujer intelectualmente formada y con una trayectoria política propia. En la página 234, Cerruti describe así los sentimientos de Diana: “No puede ni sonreír. Está demudada, aunque disimula con compostura. Al final, no conocía nada a Salvador Gómez. Podía imaginarse que tuviera una enorme gama de problemas con mujeres, pero jamás hubiera pensado que él también manejaba dinero en valijas. El hombre decente, el hijo del senador… Aceptaba favores, eso sí. Pero uno nunca conoce del todo a las personas”.
Cerruti niega que Salvador Gómez tenga algo que ver con Alberto Fernández. Recurre a la muletilla de siempre: “Cualquier semejanza con seres conocidos será, sencillamente, porque en estos tiempos la realidad se parece demasiado a la ficción”. Dice que ella ha visto a otros presidentes que tenían comportamientos abusivos con mujeres. Se ha ubicado incluso como víctima de hombres que ya no pueden defenderse. Es evidente, sin embargo, que hasta el propio Alberto Fernández, a punto de enfrentar un juicio oral por violencia de género contra Fabiola Yañez, vería mucho de sí mismo en el retrato de Salvador Gómez. Si piensa en su exvocera, que levantaba el dedo desde el atril como una albertista fanática, quizá murmuraría lo mismo que dice Diana en la novela: “Uno nunca conoce del todo a las personas”. El kirchnerismo chapotea en el barro de las traiciones.
El libro quedará, probablemente, arrinconado en la mesa de saldos de la pseudoliteratura oportunista. Cualquiera que lo ojee recordará aquellos tiempos en los que la autora defendía lo indefendible y el país se avergonzaba de aquel presidente olvidado: ¿Gómez? ¿Fernández? La ficción, las máscaras y la impostura fueron las marcas de esa época.
POLITICA
Consejos para ahorrar tu dinero y errores que no debes cometer

La inflación constante, los cambios en la economía y la tentación del consumo diario hacen que muchas veces nuestro bolsillo se resienta antes de llegar a fin de mes. Sin embargo, con un poco de planificación, buenos hábitos y evitando errores comunes, es posible tener un mayor control de nuestras finanzas personales y hasta darnos algún gusto sin culpa.
En esta nota te damos claves prácticas para que empieces a manejar mejor tu plata y te mostramos cómo aprovechar los momentos de descuentos —como el Hot Sale— para que tus compras sean más inteligentes.
1. Hacé un seguimiento de tus gastos (aunque dé fiaca)
Parece obvio, pero muchos de los problemas económicos personales vienen de no saber exactamente en qué se va el dinero. ¿Tenés idea cuánto gastás en delivery al mes? ¿O en pequeños consumos diarios que parecen inofensivos, como un cafecito, un snack o un viaje en taxi que se podría evitar?
Usá una planilla, una app o incluso una libreta para anotar todo lo que gastás durante una semana. Te vas a sorprender. Una vez que tengas ese registro, separá los gastos en categorías: fijos (alquiler, servicios), variables (comida, transporte) y hormiga (esos consumos pequeños pero frecuentes que hacen agujeros en tu economía sin que te des cuenta).
2. Cuidado con las cuotas sin interés (no siempre convienen)
En Argentina, estamos acostumbrados a comprar en cuotas sin interés, y si bien muchas veces es una herramienta útil, también puede jugar en contra. El error está en usarla para justificar una compra que, en realidad, no necesitamos o no podemos afrontar.
¿Realmente necesitás ese nuevo electrodoméstico ahora, o lo estás comprando porque las 12 cuotas “no se sienten”? Acumulás cuotas de varios productos, y de repente tu resumen de tarjeta se vuelve inmanejable. Pensá en las cuotas como un compromiso a futuro: si sabés que vas a poder pagarlas, adelante; si no, mejor esperá.
3. Aprovechá los momentos de descuentos reales
Uno de los mejores consejos para ahorrar sin resignar tus compras es esperar las grandes campañas de ofertas, que se realizan todos los años en Argentina. Durante estos eventos, podés encontrar productos con descuentos importantes, especialmente si estás atento y comparás precios con antelación.
Por ejemplo, si estás pensando en cambiar tu celular, renovar la notebook o comprar un electrodoméstico, puede ser buena idea hacer un seguimiento del precio unos meses antes y ver cuánto baja durante el evento. No todas las ofertas son espectaculares, pero con un poco de análisis podés detectar oportunidades genuinas.
4. Usá alertas y listas de deseos
Una estrategia muy útil si querés hacer compras inteligentes es armar tu “lista de deseos” en plataformas de e-commerce. Así, durante eventos como el Hot Sale, podés ver rápidamente si bajaron de precio y decidir con base a eso.
También podés configurar alertas o seguir publicaciones específicas para enterarte si ese producto que venís mirando cambia de valor. Mercado Libre, por ejemplo, permite hacer este seguimiento y además muestra la evolución del precio de algunos productos, lo que te da transparencia y poder de decisión.
5. Compará precios entre tiendas
Muchas veces asumimos que un producto cuesta lo mismo en todos lados, pero no es así. Un mismo celular o electrodoméstico puede tener diferencias de hasta un 30% entre tiendas. Usá comparadores de precios y no te quedes con la primera oferta.
Además, durante campañas como el Hot Sale, distintas marcas participan con sus tiendas oficiales dentro de plataformas, lo que te garantiza respaldo y garantía, además de poder encontrar mejores condiciones de financiación o envío.
6. No subestimes el poder del “segundero”
Otro error habitual al gastar es actuar por impulso. Viste algo que te gustó y lo comprás en el momento. Para evitarlo, usá una técnica simple: esperá 24 horas. Agregalo al carrito, pensalo bien, y si al día siguiente seguís convencido de que lo necesitás (y podés pagarlo), compralo.
Este pequeño truco ayuda a evitar compras emocionales que terminan afectando tu economía y ocupando espacio en tu casa. Durante el Hot Sale, donde el bombardeo de ofertas puede ser abrumador, este consejo es más valioso que nunca.
7. Reutilizá, repará y vendé
Antes de salir a comprar algo nuevo, pensá si podés reparar lo que ya tenés, o si realmente necesitás ese producto. Muchas veces acumulamos cosas que no usamos y que podríamos vender en buen estado, recuperando parte de la inversión.
Vendé lo que no usás en plataformas como Mercado Libre y destiná esa plata a un objetivo concreto: ahorrar, pagar una deuda o invertir en algo que sí necesitás. Además, estás promoviendo el consumo responsable y reduciendo el desperdicio.
8. Ojo con las suscripciones “fantasma”
Otro gasto silencioso que muchas veces pasa desapercibido son las suscripciones mensuales que ya no usamos o que contratamos en su momento “para probar”. Plataformas de streaming, membresías, apps de productividad… si no las usás con frecuencia, cancelalas.
Hacé un repaso mensual de tus débitos automáticos o tus gastos con tarjeta para detectar estos pagos recurrentes. Es una forma simple de “recortar” sin que te duela.
9. Invertí en lo que te da valor (aunque sea más caro)
Ahorrar no siempre es gastar menos. A veces, gastar bien implica pagar un poco más por algo que te va a durar más tiempo, te va a dar mejor rendimiento o evitar problemas futuros. Comprar barato lo que vas a tener que reemplazar cada seis meses no es un ahorro, es una pérdida a largo plazo.
Esto también aplica a la tecnología o productos de uso intensivo. En fechas como el Hot Sale, muchas veces aparecen oportunidades para invertir en calidad a un precio más accesible. Esa es la clase de gasto inteligente que ayuda a que tu economía sea más eficiente.
10. Poné metas concretas para ahorrar
El ahorro sin un objetivo puede volverse frustrante o perder sentido. Una buena estrategia es definir metas claras: “quiero juntar para unas vacaciones”, “quiero cambiar la heladera”, “necesito un fondo de emergencia”.
Visualizar esa meta te ayuda a sostener el esfuerzo y tomar mejores decisiones cuando la tentación aparece. Si durante el año fuiste organizando tu ahorro con disciplina, el Hot Sale puede ser ese momento perfecto para concretar tu objetivo con menor gasto.
11. Armá un presupuesto flexible pero realista
No se trata de vivir con el cinturón apretado todo el año, sino de entender tus límites y administrar mejor tus recursos. Armá un presupuesto mensual con tus ingresos y egresos, y ajustalo en función de tus prioridades.
Si sabés que en determinada época del año hay oportunidades para comprar mejor (como el Hot Sale o el CyberMonday), reservá parte de tu presupuesto para eso. No tiene sentido pagar de más en abril si sabés que en mayo hay rebajas importantes.
En resumen…
Ahorrar no es solo una cuestión de cuánto ganás, sino de cómo usás lo que tenés. La clave está en planificar, ser consciente de los hábitos de consumo y estar atento a las oportunidades que aparecen a lo largo del año.
El Hot Sale es una de esas fechas donde, si te organizás y sabés lo que buscás, podés hacer rendir mucho más tu dinero. Pero recordá: el verdadero ahorro no está en evitar gastar, sino en gastar mejor.
Consejos, para, ahorrar, tu, dinero, y, errores, que, no, debes, cometer
POLITICA
La demanda colectiva por el escándalo Libra pasó al fuero federal de Nueva York y se unificó con otra causa

La demanda colectiva iniciada en Estados Unidos por la supuesta estafa con la criptomoneda $LIBRA, difundida por el presidente Javier Milei, pasó al fuero federal de Nueva York.
La jueza a cargo es Jennifer Rochon y los damnificados son representados por el estudio Burwick Law. A diferencia de los expedientes que se iniciaron en la Argentina, la causa en Estados Unidos solo incluye al empresario Hayden Davis.
Leé tambien: El Gobierno disolvió la unidad que investigaba el escándalo de la criptomoneda Libra
El estudio de abogados celebró la noticia y, a través de su cuenta de X, publicó: “Las autoridades argentinas podrían haber cerrado su investigación sobre el token $LIBRA”, pero “nuestra demanda colectiva federal por las víctimas continúa en EE. UU. Representamos a cientos de inversores que buscan recuperar las pérdidas causadas por Libra”.
Tanto el presidente Milei, como la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei y los otros investigados en el país fueron excluidos para evitar dilaciones por eventuales presentaciones del Estado argentino.
La demanda colectiva sostiene que $LIBRA fue un “lanzamiento engañoso, manipulado y fundamentalmente injusto”, desarrollado por Davis, donde Milei fue una figura central y decisiva.
“Estos esfuerzos promocionales aprovecharon el respaldo de alto perfil del presidente de Argentina, Javier Milei”, añade la denuncia.
Según la demanda, Davis y los otros empresarios involucrados, como Benjamin Chow y Julian Peh, “implementaron una estrategia de distribución de tokens intrínsecamente injusta y manipuladora, utilizando fondos de liquidez unilaterales en la plataforma de intercambio descentralizado Meteora”.
Asimismo, se “infló artificialmente el precio inicial del token $LIBRA, creando una ilusión de estabilidad y valor en el mercado donde realmente no existía”.
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Con la ayuda de Milei, agregaron los abogados en la demanda, los denunciados hicieron creer que se trataba de “un producto legítimo destinado a impulsar el crecimiento económico en Argentina”.
La causa fue unificada con otra maniobra similar que ocurrió meses antes, denominada $M3M3, donde “los acusados, de manera directa y a través de promotores pagos, influencers y socios públicamente presentaron $M3M3 como una inversión en una memecoin de confianza única que era ofrecida por líderes sofisticados y confiables del ecosistema Solana“.
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Los acusados, “en conexión con el lanzamiento de una plataforma innovadora de inversión específicamente diseñada para proteger a los inversores y ofrecer beneficios estables”, detallaron los abogados.
Al igual que ocurrió con Libra, el activo colapsó en pocos minutos y dejó a cientos de víctimas con pérdidas millonarias.
Libra, Estados Unidos, Justicia
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Diputados: tras el fracaso por falta de quórum la oposición ya prepara una nueva sesión por Jubilados y $LIBRA

Después de que la sesión de este miércoles naufragara en Diputados por falta de quórum, la oposición está dispuesta a volver a la carga en la primera semana de junio. Para evitar que fracase van a sacar del temario la designación de los auditores de la AGN que generó cortocircuitos entre las propias bancadas convocantes. La nuevo sesión solo buscará destrabar la comisión investigadora $LIBRA, aprobar proyectos previsionales y la emergencia en discapacidad.
En un inicio se habló de sumar los temas a la sesión pedida para el jueves que viene por Unión por la Patria, Encuentro Federal, Democracia para Siempre y la Coalición Cívica por la emergencia en discapacidad. Pero luego advirtieron que para esa semana se esperan medidas de fuerza de gremios de aeronavegantes y frente a la posibilidad de que haya problemas con los vuelos decidieron darla de baja.
Apuntarán entonces a sumar todos los temas en una sesión para el 4 de junio. Sin embargo, deliberadamente van a dejar afuera la designación de los representantes de Diputados para la Auditoría General de la Nación (AGN), un punto que como contó Clarín, generó conflicto entre los propios bloques que convocaron a la sesión.
La idea era apurar la aprobación de dos de los tres representantes que corresponden por la cámara baja y están vacantes porque vencieron los mandatos y nadie los reemplazo. Hubo un acuerdo de cúpulas para que UP presente al camporista Juan Forlón y Encuentro Federal -el bloque que preside Miguel Angel Pichetto- daría de baja el apoyo al radical Mario Negri para proponer a Emilio Monzó. El tercero quedaría para que La Libertad Avanza lo dirima con el PRO, que desde el año pasado postuló al ex ministro de Trabajo Jorge Triacca.
Pero ese punto generó rispidez con los tres cordobeses de Martín Llaryora que no dieron quórum. «Mezclar un tema tan complejo y urgente como el de las moratorias con otros como la distribución de cargos en la AGN o el tratamiento de $LIBRA no es la mejor manera de resolver los problemas de los jubilados», se quejó Alejandra Torres.
También con los radicales tanto de la bancada de Rodrigo De Loredo como de Democracia para Siempre que se mantienen leales a Negri. En esa misma línea se ubica el grueso de la Coalición Cívica de Elisa Carrió que antes de la sesión blanqueó que ellos no tenían consenso para votar ese tema, aunque dieron quórum.
Sin ese tema en la mesa de debate calculan que el quórum se podrá dar. Estuvieron a cuatro nada más de lograrlo. Y en Unión por la Patria aseguran, además, que los tres santiagueños de Gerardo Zamora que entraron tarde fue por una demora del vuelo.
La ausencia de Vilma Ripoll de la Izquierda, por un problema de salud, también creen que puede revertirse para la semana que viene.
La idea de votar en el recinto las autoridades de la comisión investigadora $LIBRA -que quedó inactiva por el empate entre miembros de la oposición y oficialistas con aliados- lo mantienen, aunque no formará parte de la convocatoria formal, porque Martín Menem se niega a incorporarlo.
Aseguran que no se puede tratar en el recinto, que es un tema genérico y no hay número de expediente ni proyecto presentado. Por eso plantean que si lo quieren discutir es como un apartamiento de reglamento y eso requiere tres cuartos.
La oposición afirma que hará una moción de tal manera confeccionada que sí podrá ser votada de manera simple, aunque no quieren develarla.
Los proyectos previsionales tienen tres aristas: uno apunta a una recomposición general de un 7,2% a las jubilaciones, otro aumenta el bono actual de $70 mil, por lo menos a $100 mil, y el eje clave es establecer un nuevo sistema que reemplace la moratoria previsional que el Gobierno dejó vencer en marzo. Si bien hay distintas propuestas, avanzaban en consensuar la opción que busca fijar un piso básico mínimo y sobre eso sumar un proporcional acorde a los años de aporte realizados.
Sobre discapacidad se dictaminaron también cuatro proyectos. El de mayoría declara la emergencia en todo el territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2027 y busca “asegurar los derechos al nivel adecuado de vida, salud, habilitación, rehabilitación, educación, protección social y trabajo de las personas con discapacidad”.
El PRO, la UCR y Democracia para Siempre presentaron proyectos propios. Las diferencias están principalmente en los costos fiscales que tienen cada uno.
Jubilados,Escándalo cripto,Diputados
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