Aunque Javier Milei siempre contrapuso razones económicas para justificar su veto total a la reforma jubilatoria que aprobó la oposición en el Congreso, el freno a las mejoras acarrea un indudable costo político para el Presidente.

El dato aparece en la última encuesta de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, que se metió de lleno con este debate. Preguntó a vecinos de Ciudad y Provincia de Buenos Aires qué opinaban del veto.

El resultado general muestra de arranque que aquí se perfora la grieta. Algo similar a lo que ocurrió con la discusión de las universidades públicas, que terminó con una multitudinaria marcha en contra del Gobierno.

En el total de los encuestados por la UBA, que de antemano se mostraron muy informados sobre el tema, el 57% se manifestó a favor de la ley, contra un 43% que si bien reconoce la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados, considera que la norma tendrá efectos inflacionarios, como asegura Milei.

Pero lo más interesante aparece cuando se discriminan los resultados según el voto en el balotaje 2023. Allí, el 29% de los que optaron por el libertario en la segunda vuelta dice que está de acuerdo con la ley. Como consuelo para Milei, el 7% de los votantes de Massa coincide con el veto presidencial.

Si bien de arranque se especuló con que un veto a la reforma jubilatoria no afectaría al núcleo duro de Milei, porque se trata básicamente de jóvenes, ese fue un primer análisis acotado.

Es cierto que ese grupo de fieles libertarios -que se reflejó en un 30% en las PASO y en la primera vuelta presidencial- tiene un fuerte componente juvenil; pero entre el público que se sumó para el balotaje, que venía de votar a Patricia Bullrich en las tandas anteriores, predominan los mayores de 60. Los jubilados.

Eso puede observarse en otras encuestas que circulan hoy y que miden, entre otras cosas, la aprobación del Gobierno nacional. Los mejores números el oficialismo los consigue en las dos puntas: primero entre los jóvenes de 16 a 25 años y luego entre los mayores de 60. Sus principales críticos, en cambio, están entre los varones y (sobre todo) las mujeres de 26 a 50.

Esta particularidad, y la realidad de que los jubilados perdieron poder adquisitivo con el kirchnerismo, con el macrismo y ahora con el mileísmo, llevó al Gobierno a analizar alguna suba extra para estos meses. Además del paliativo económico, puede resultar una respuesta política a la alianza opositora para rechazar el veto.

Lo curioso de este proceso es que las críticas a Milei no se reflejan luego en un aumento del apoyo a la oposición. Las razones son claras.

Primero, como se explicó, los jubilados perdieron poder adquisitivo con todos los últimos gobiernos, cuyos legisladores ahora se muestran preocupados por ellos. Poca credibilidad y oportunismo al palo.

En el caso del kirchnerismo, el antecedente es letal: como presidenta, y en un contexto económico mejor al actual, Cristina Kirchner vetó el 82% móvil que había aprobado la oposición de entonces.