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Una pelea con Santiago Caputo, la verdadera razón de la renuncia del ex ministro de Salud Mario Russo

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Casa Rosada. Reunión de Gabinete. Martes de marzo pasado. El dengue avanzaba contagiando a miles y miles de argentinos. La oposición había instalado la idea de que la situación era crítica y con único responsable: el Gobierno. El presidente Javier Milei debatía el tema con sus ministros hasta que miró al titular de Salud, Mario Russo. «Tenés que salir a hablar, Mario». Russo coincidía pero se sinceró: «La estrategia de comunicación es que yo no diga nada porque para nosotros el dengue es algo que tienen que atender las provincias«.

A pocos metros suyo estaba el ideólogo de ese plan, el influyente asesor de Milei, Santiago Caputo.

No fue un reproche personal para el consejero del Jefe de Estado, fue una descripción de un hecho concreto, contaron tres testigos de la escena. aunque después de ese día, Russo, por orden directa de Milei, dio varias entrevistas a los medios para explicar el plan oficial para vencer a una epidemia que no se contuvo, y que volverá a azotar al país en los próximos meses.

Russo ya no es ministro de Salud. Renunció el jueves pasado. Su relación con Caputo había germinado mal a principios de año, aunque sin la fricción que alcanzó en los últimos días. Russo se fue de su puesto porque no pudo asimilar que Caputo y sus allegados le designaran subalternos que terminaron por tener más injerencia en la gestión de Salud que él mismo.

Renunció tras discutir a por teléfono con el asesor Caputo: «¡No entendiste nada! ¡Si no te gusta como son las cosas, podés irte Russo!», se quejó el principal consejero del Presidente cuando se enteró que el ministro emitió una resolución para acotar la influencia de una funcionaria que respondía al asesor de Milei, y no a él. «¿Sabés qué? Ya lo hablamos varias veces, esto, Santiago. Y no, no me gustan como son las cosas. Si soy el ministro tengo que poder manejar mi ministerio. Quizás vos necesites otra cosa. No me voy a enojar con vos, ni quiero que termine mal nuestra relación. ¡Pero renuncio!».

Fue una charla cruzada con el tono que genera el fragor de bronca acumuladas. En diálogo posterior de Russo ya renunciado con Caputo terminó con mejores modos. Russo, sin quererlo, se transformó así en el primer ministro que se va del Gobierno cuestionando, siempre puertas adentro de la Casa Rosada, el método de conducción que impuso Caputo en varios de los organismos más importantes de la Administración Pública.

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Hay un jefe en los hechos, pero también funcionarios con rango de menor que son quiénes toman las verdaderas decisiones porque tienen el apoyo del asesor presidencial, un intocable.

El reemplazante de Russo será el cardiólogo Mario Lugones, titular de la Fundación del Sanatorio Güemes, del gremio de los gastronómicos Luis Barrionuevo. Sus relaciones políticas orbitan también alrededor del radical Enrique Nosiglia.

Lugones es padre de Rodrigo Lugones, «socio» en estrategias de marketing de Santiago Caputo. Russo, desde que asumió, trabajó asediado por este grupo de amigos que tomo lugares de poder en Salud.

Lugones padre tiene injerencia en el PAMI debido a que postuló allí a su actual subinterventor, Carlos Blas Zamparolo.

También diseñó parte del organigrama de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), o el ANMAT.

Lugones no fue el único funcionario «caputista» que «manejaba» parte del Ministerio del Salud por encima del verdadero ministro. Como se dijo, otros dos funcionarios que fueron nombrados en ese ente, pero no por decisión de Russo, fueron, al menos, dos.

Incordios que el ex ministro no pudo «vencer» para darme una identidad propia a su gestión. La primera de ellas es la Secretaria de Gestión, Maria Cecilia Loccisano, con carrera en el PRO, ex pareja del ex ministro de Trabajo Jorge Triaca. El otro subalterno que no funcionó como tal para Russo fue el Secretario de Acceso a la Salud, Pablo Bertoldi.

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En mayo pasado, Russo había planteado en el interior del Gobierno que le era muy complejo ser el Jefe de empleados que no cumplían sus órdenes. más bien lo contrario.

Según fuentes seguros de la Presidencia, intentó renunciar ya en aquel entonces. Pero se quedó en su cargo tras hablar largo con el infatigable jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien lo convenció de continuar en su puesto a pesar de lo dificultoso que, le reconoció, era liderar un ministerio con «doble comando».

Russo admitió ante amigos, consultados por Clarín, que los principales funcionarios de la Casa Rosada le exigieron que acelere el ajuste en su área. El ministro estaba de acuerdo con el plan «motosierra» pero no con la velocidad que le pedían con que despida empleados, y hasta que cierre centros de salud de relevancia.

Hace pocos días, Russo se enteró viendo una conferencia de prensa del vocero presidencial, Manuel Adorni, que el hospital dedicado a la salud mental Laura Bonaparte cambiaría de jurisdicción. Entre otras medidas que él no había tomado.

Los críticos de Russo aducen que el Estado tomó demasiada deuda con droguerías proveedoras de vacunas. Y le objetaron también que le haya asegurado al jefe porteño, Jorge Macri, que le adelantaría un lote de vacunas contra el dengue hasta que la Ciudad reciba las que compró, para devolverle entonces la misma cantidad que le iba a adelantar a modo de ayuda sanitaria.

Antes de renunciar, Russo tomó una medida extrema que sabría que tendría consecuencias sin retorno. Emitió una resolución que decía así: «Por medio de la presente se solicita tenga a bien proceder, a partir del día de la fecha, a limitar las funciones pertinentes a la doctora María Cecilia Loccisano a cargo de la Secretaria de Gestión Administrativa».

Es decir, le quitó poder a quien le quitaba poder a él. Ese mismo día sobrevino su discusión final con Caputo.

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Russo habló entonces con su principal aliado en el Gobierno, el jefe de Gabinete Francos, que entendió que ya nada podía hacer para sostenerlo en su puesto.

Una vez más, pesó más la influencia del asesor Caputo por sobre la opinión del Jefe de Gabinete de los Ministros.

Russo fue despedido pero, aunque parezca extraño, terminó su vínculo con la Casa Rosada en buenos términos.

Russo era también aliado de otra ministra que está totalmente enfrentada a Caputo. Es Sandra Pettovello.

Milei, como se ve, escucha siempre más al joven asesor que ocupa cada vez más espacios de poder.

Un ministro de Salud lo desafió.

El lunes Caputo volverá a la Casa Rosada. Russo, no.

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Ximena Sáenz: su reencuentro con el amor, los miedos de una “madre añosa” y un feliz regreso a la tele

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Está transitando el quinto mes de embarazo y se la ve radiante y feliz, con mucha energía. Lejos de quedarse en casa reposando, Ximena Sáenz tiene mucho trabajo y se ocupa a diario de las dos sedes de su restaurante, Casa Sáenz, y disfruta también de ser jurado de la nueva temporada de El gran premio de la cocina, en eltrece.

En diálogo con LA NACIÓN, la cocinera habla de sus proyectos y también de la beba que espera en marzo, de cómo se tomó la noticia su hija Nerolí, de 6 años, y de su historia de amor con Mariano.

-¿Cuándo es tu fecha de parto?

-Estoy en el quinto mes y tengo fecha para marzo. Es una nena y estoy muy contenta porque ya soy mamá de nena y estoy acostumbrada a ese mundo. La verdad es que me daba un poco de miedo que fuera un varón, aunque me encantan obviamente. Que sea nena me resulta algo conocido.

-¿Tuviste malestares?

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-La verdad es que me sentí muy bien, no tuve nauseas ni malestares ni nada. Pero tengo 41 años y soy consciente de eso, así que voy con cuidado. Estoy disfrutando mucho el embarazo.

-Remarcás tu edad, ¿te dio temor en algún momento?

-Sí, claro. Yo tenía el deseo de ser mamá de nuevo y me preguntaba si iba a ser posible, por mi edad. Por suerte quedé embarazada y la verdad es que me siento de menos y no me acuerdo que tengo 41 años. Sin embargo, después de los 35 nos llaman madres añosas (risas). Pero me siento bárbara, hago deporte y estoy muy vital.

-¿Qué dice la hermanita?

-Nerolí está feliz y es muy lindo compartir el embarazo con ella y ver cómo se maravilla cuando siente una patadita o se da cuenta de que la panza va creciendo. Está con muchas ganas de ser hermana mayor. De verdad es emocionante compartir este proceso con mi hija y lo estamos disfrutando mucho. Por supuesto está sensible porque cada tanto se da cuenta de que va a perder el protagonismo, pero por ahora conecta más con la idea de ser hermana mayor. Además, por consejo de amigas, compré libros de hermano mayor y menor y nos divertimos leyendo esas historias.

-¿Ya saben cómo se va a llamar?

-Estamos buscando nombres todavía.

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-¿Cómo conociste al papá de tu segunda hija?

-Nos conocemos hace veinte años y nos reencontramos; se llama Mariano y es productor de publicidad y de cine. Es una etapa nueva y estamos re felices, se lleva muy bien con Nerolí. Fue esperanzador este reencuentro después de una separación, porque nunca sabés qué va a pasar. Es hermoso tener una nueva historia de amor y un proyecto de familia. Mariano no tiene hijos, es su primera vez y todo es novedad, aunque en casa va viendo lo que es pasar la vida con una nena (risas). Por supuesto Nerolí tiene a su papá que lo ama y se llevan re bien, y tenemos muy buena relación. Pero también se lleva muy bien con Mariano y es algo hermoso y estoy agradecida de que así sea.

-En estos días debutaste en El gran premio de la cocina, ¿tuviste dudas al momento de aceptar?

-Estuve como jurado en otra edición, pero muy poquito y volvieron a convocarme, así que estamos de lunes a viernes a las 18, por eltrece, y conducen el Chino Leunis y Mica Vázquez. No lo dudé cuando me confirmaron que los otros jurados eran Dolli Irigoyen y Christian Petersen, porque los admiro mucho y es un honor estar su lado. Es un lujo y aprendo todos los días escuchándolos. Se dice que durante el embarazo algunas mujeres tienen menos energía, sobre todo en el primer trimestre. Yo estoy transitando el segundo y me siento muy bien, por suerte. Me encanta trabajar, lo disfruto. Fue un año de trabajo muy lindo porque tuve un programa en El Gourmet y fue mi primera experiencia en esa pantalla. Voy a estar hasta marzo, si mi hija me lo permite (risas), así que van a ver el crecimiento de la panza en vivo. Después me dedicaré a la beba por unos meses, aunque siempre trabajé y con Nerolí volví muy pronto. Por suerte puedo manejar mis tiempos y me veo haciendo tele y yendo al restaurante con mi bebé, aunque no lo sé a ciencia cierta.

Ximena Sáenz junto al jurado y los conductores de El Gran Premio de la Cocina

Abriste Casa Sáenz a finales de la pandemia y hace unos meses inauguraste otro restaurante, ¿la idea es crecer aún más?

-Sí, la idea es abrir otro local más pero todavía es un deseo nada más. Abrimos la casa de Belgrano, en Arcos y Echeverría, el 5 de febrero del 2022, y en agosto del año pasado inauguramos la casa del Botánico, en República Árabe Siria y Gutiérrez, con el mismo concepto, el horno de barro, productores y vinos de todo el país. Es un negocio que me moviliza porque Casa Sáenz es una ferretería en Montegrande que mi papá, mi mamá y mi tío abrieron en 1968. Para mí, ellos son un ejemplo de trabajo, de resiliencia, de esfuerzo muy grande, y es un negocio familiar que quiero mucho. Alguna vez ha pasado algo muy gracioso porque a veces llaman a la ferretería queriendo reservar mesa en el restaurante, así que mi mamá me llama para contarme. Pensamos mucho el nombre del restaurante y me gusta que la palabra casa esté vinculada a mi apellido porque uno aprender a comer y a cocinar en la casa. Fue muy emocionante para mi familia venir a comer, y también vinieron los empleados de la ferretería y fue gracioso para ellos porque es el negocio en el que trabajaron toda la vida y ahora es un restaurante. Fue movilizante y muy lindo para toda la familia.

-Cocinando durante tantos en la tele y en tu restaurante, ¿alguna vez provocó que no te dieran ganas de hacerlo en casa?

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-Disfruto mucho cocinar en mi casa, pero como le pasa a todo el mundo, la rutina es cansadora y a veces no querés cocinar todos los días. Tengo una vida gastronómica muy activa y me invitan a comer afuera o tengo eventos, entonces mecho y no cocino todos los días en casa. Igual disfruto de cocinar distendida y trato de estar organizada y en la heladera o en el freezer hay cosas precocidas que son una base para hacer algo rico un martes a la noche, por ejemplo.

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