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POLITICA

Una semana desafiante para el Gobierno: llamadas cruzadas y negociaciones clave, con Santiago Caputo a la distancia

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Esta es una semana desafiante para la Casa Rosada y, en particular, para el estratega político Santiago Caputo. El Congreso trata dos temas cruciales para la vida institucional del país: los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Pese a que son asuntos clave para su construcción política, el asesor de Javier Milei y -a esta altura- una de las figuras con mayor influencia en el Gobierno, esta semana se tomó unos días lejos de la Casa Rosada.

Caputo no estuvo este martes en la reunión de gabinete y tampoco atendió a sus interlocutores políticos desde la oficina que ocupa en Balcarce 50, en el Salón Martín Fierro, una oficina pegada al Salón de los Próceres donde funcionan los equipos digitales de Javier Milei. Se mantuvo conectado por teléfono, presuntamente desde el sur del país.

Macri ordenó dar quorum y rechazar el decreto de Milei sobre gastos reservados para la SIDE

Desde allí fue recibiendo las noticias de los movimientos en el Congreso. Este martes, el senador radical Martín Lousteau (que en el pasado votó en contra del mega DNU 70/2023 de Javier Milei y de la Ley Bases) se quedó con la presidencia de la Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia. Una novedad que, en una primera lectura, es una muy mala noticia para la Casa Rosada. Esa comisión es la única que puede poner la lupa sobre los fondos reservados de la SIDE, que el Gobierno elevó vía decreto en un 800%, al asignar partidas por $100.000 millones.

Caputo pretendía colocar en esa silla al senador entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), un legislador de extracción peronista que suscribió un pacto con la cúpula libertaria. Pero el asesor presidencial -tutor político de la nueva SIDE- nunca terminó sumar las voluntades de otros miembros de la comisión para alcanzar una mayoría, pese a que trajinó teléfonos de legisladores, gobernadores y otras terminales políticas en las últimas semanas.

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La opción Kueider buscaba contrarrestar la alternativa que venía empujando la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ella, alegando un acuerdo político de origen en el reparto de las comisiones, quería imponer como presidente de la bicameral de Inteligencia al misionero Martín Goerling, del Pro. La vicepresidenta tiene un interés particular en esa comisión, que no solo audita a la SIDE sino también a todos los servicios de inteligencia, incluidos los de las Fuerzas Armadas.

En esa cruzada, Villarruel tuvo intereses coincidentes con Patricia Bullrich: la bicameral también pondrá el ojo en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC), de su ministerio. Goerling es cercano a Bullrich, aunque también se referencia políticamente en Mauricio Macri. Y él es el tercer interesado en moderar el poder de Caputo sobre los servicios.

Pero la puja interna del oficialismo por la presidencia de la bicameral dio un vuelco el jueves pasado, cuando Caputo recibió un inesperado llamado de Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y principal operador político de Lousteau en la UCR. Ese día, el radical le comunicó al asesor presidencial que tenía un acuerdo prácticamente cerrado con el kirchnerismo (que tiene a seis integrantes en la comisión) para entronizar a Lousteau como presidente de la bicameral de inteligencia.

Caputo y Yacobitti se conocen desde hace muchos años. Tienen una relación oscilante, que incluye acuerdos subterráneos de ocasión y pulseadas sordas. Un juego amigo-enemigo, pero con códigos. Por eso el llamado del jueves para anticiparle la movida al asesor presidencial. Lousteau logró que el kirchnerismo -que estaba en un dilema- lo votara porque, para Cristina Kirchner, su nombre resulta una alternativa mejor a la de Goerling y Kueider. A la expresidenta le garantiza, de mínima, una voz opositora y crítica. Además, Leopoldo Moreau (UxP) quedó como vicepresidente primero de la comisión y Oscar Parrilli (UxP), como secretario.

La semana pasada, Caputo tuvo la opción de mover todas las piezas para encolumnarse detrás de la opción Lousteau. Pero prefirió seguir aferrado a su plan original y a la palabra que le había dado a Kueider. El estratega presidencial lo intentó hasta el final, sin éxito. Entonces, los influencers libertarios salieron en coro a publicar fotos de Lousteau con Cristina Kirchner en la red social X.

En la política todos advierten que, si bien la comisión bicameral quedó en manos de un opositor, Caputo seguirá teniendo un canal abierto con Yacobitti para cualquier negociación venidera.

Este miércoles, no obstante, estaba previsto otro frente de tormenta para la SIDE que comanda Caputo. Diputados se apresta a tratar el decreto 656/24 que aumentó en $100.000 millones los gastos reservados para el sistema de inteligencia. El gran interrogante de la jornada es qué hará Pro. En la Casa Rosada comenzaron a enviar mensajes a sus interlocutores del macrismo cuando trascendió mediáticamente que Macri podría pedir a sus diputados que votaran en contra del DNU. La expectativa de la cúpula libertaria era que los aliados ni siquiera dieran quorum.

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El titular de Pro tenía previsto hablar con los diputados de su espacio esta mañana por videoconferencia. Los amarillos deben tomar una decisión trascendental, a sabiendas que podrían detonar la relación con el gobierno de Milei si votan en contra del DNU de la SIDE. Macri está en el país, pero en las próximas semanas tiene previstos viajes a Europa, Asia y los Estados Unidos.

“Seguramente se rechace el decreto”, se resignó un colaborador de Milei esta mañana. Hubo miembros de Pro que, en el medio de las negociaciones de último minuto, le sugirieron al Gobierno que revirtieran el DNU y que en cambio avanzaran con la asignación de fondos para la SIDE con decretos secretos que solo queden a la vista de la comisión bicameral de Inteligencia. El mismo consejo le habría dado Miguel Pichetto a Caputo en los últimos días: “Sean más inteligentes”.

Pero el Gobierno prefirió exhibir la friolera de los $100.000 millones de pesos a la luz del sol (via un DNU que puede ser debatido en el Congreso) y además transferir el 80% de esos fondos desde el Tesoro de una sola vez, elevando más aún las sospechas. Según dicen en Casa Rosada, el dinero aún no se habría gastado.

El complejo panorama en el Congreso se da mientras en el Gobierno no logra controlar sus internas, que se abren en frentes múltiples. Ayer, un días antes de que Lijo se presentara frente a la comisión de Acuerdos del Senado, Villarruel dijo que el candidato del Poder Ejecutivo “no tiene los pergaminos para ser juez de la Corte”. Más directo fue el senador por formosa Francisco Paoltroni que, en diálogo con LA NACION, pidió que “rodara la cabeza” de Caputo, ya que fue uno de los que avaló el plan de promover al juez de Comodoro Py al máximo tribunal (junto con el otro candidato, Manuel García Mansilla). Ayer, Milei dijo que Paoltroni “no entiende nada” y defendió a su asesor, y mano derecha.

En todo momento, la Casa Rosada confió en tener los números en el Senado para imponer a Lijo. Ahora eso también está en duda.

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Javier Milei le manda otro mensaje a Victoria Villarruel: mantendrá congelados los sueldos de ministros y funcionarios

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Tiempo antes de que el Gobierno apuntara otra vez contra Victoria Villarruel por el posible e inminente incremento de las dietas de los senadores, algunos ministros juntaron coraje y le pidieron a Javier Milei que aumente los sueldos para superiores de la Administración Pública Nacional (APN).

Los miembros del Gabinete que interpelaron al Presidente, no tuvieron éxito. Hay 174 subsecretarios, secretarios y ministros, según las cifras del Mapa del Estado de jefatura de Gabinete, que tienen sus sueldos congelados desde diciembre de 2023 y que incluso ganan menos, por las percepciones que antes no pagaban.

Lejos de la épica de la motosierra y con sueldos más magros, los cargos inferiores de la alta política ven sus ingresos en caída libre. “A algunos ministros no les importa el sueldo, pero los que estamos abajo no damos más”, dijo a Clarín un funcionario que tiene llegada a los Milei.

Un ministro -que reconoce tener ingresos por fuera de la función pública, pero que corre de atrás en la carrera por ser el más rico del gabinete -que lidera Gerardo Werthein tras desplazar a Mariano Cúneo Libarona– se muestra comprensivo con el reclamo de sus subalternos que tienen que hacer “malabares para llegar a fin de mes”. De todos modos, cree que el Presidente hace bien al no dar luz verde para una paritaria. “No es momento de bajar esa bandera de ejemplaridad, porque estamos logrando cosas y la gente acompaña. Cualquier otra cosa generaría indignación”, razona.

En el ministerio de Federico Sturzenegger confirman que no hay planes para cambiar la escala salarial de los altos funcionarios del Ejecutivo.

Lejos de vivir con épica el ajuste a la casta, subsecretarios, secretarios y (algunos) ministros ven con preocupación que sus salarios no solo perdieron todos los meses con la inflación, sino incluso que ganan menos nominalmente que en 2023. El congelamiento de haberes y el impuesto a las Ganancias explican la ecuación.

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El problema viene de arrastre. Más precisamente desde marzo, cuando el Presidenta dio marcha atrás con el aumento del 48 por ciento para él y sus ministros. Aunque lo había autorizado él mismo con su firma, responsabilizó por eso al jefe de Gabinete Nicolás Posse y aprovechó para echar al secretario de Trabajo Omar Yasin, aunque nada tenía que ver con ese tema.

Armando Guibert, que en rigor sí tejía en la política salarial de los estatales, se fue solo, de jefatura de Gabinete y más tarde del directorio del Banco Nación, pero volvió como director de una empresa pública que ahora el Gobierno quiere privatizar; otra historia.

El decreto 235/2024 ató la escala salarial a los montos que los funcionarios percibían el 31 de diciembre de 2023 y, más importantes, desenganchó el aumento del personal superior de la administración de la del resto de estatales, que este año tuvieron un aumento acumulado del 73% (39 puntos abajo de la inflación en el año paritario).

Ese detalle y el impuesto a las Ganancias, que volvió a correr a partir de julio, dañaron el poder adquisitivo de la planta política del Estado; en particular de subsecretarios, secretarios, ministros, además de congelar los haberes de la vicepresidenta y el jefe de Estado.

El escalafón más bajo de los cargos políticos, los coordinadores, cobran hoy -en mano- $1,9 millones. Los directores nacionales, en algunos casos, pueden ganar más que sus superiores si tienen antigüedad en el Estado y estudios de posgrado. Esa anomalía se da porque Milei derogó un decreto de 2010 que establecía que los subsecretarios percibir un 5 por ciento más que los directores.

Hoy, por ese cambio, ganan $2,4 millones de bolsillo, más que algunos subsecretarios que el mes pasado cobraron $2,1 millones netos, aunque varios de ellos sumaron bajo todo concepto $2,65 millones. Los secretarios de Estado no llegan a los $3 millones. Los ministros alcanza los $3,5 millones brutos, pero con los descuentos pueden caer por debajo de los $3 millones y el Presidente percibe $4 millones brutos mientras que la vice arrima $3,7 millones sin los descuentos.

Aunque cerró ministerios y secretarías (200 dependencias en total, según el ministerio de Federico Sturzenegger), en algunas áreas crecieron los cargos de directores y coordinadores que, como se dijo, se pagan mejor que el de un subsecretario. Presidencia, por ejemplo, tiene 222 cargos de ellos, 10 más que en la gestión anterior, 90 trabajan en la Secretaría General de Karina Milei y 54 en la de Comunicación y Medios de Manuel Adorni.

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Para un funcionario con experiencia en anteriores gestiones, la intransigencia de Milei tiene costos en la gestión que ya se sienten. Describe que varios funcionarios ya se fueron, que otros deben sumar trabajos complementarios para completar sus ingresos y le quitan tiempo a la gestión y que el malestar creciente afecta la eficiencia, como en cualquier trabajo. Por último -sin dar ejemplo- cita los recursos non sanctos de la administración pública para completar sueldos con contratos extra y complementos inventados. Sandra Pettovello terminó haciendo una purga de los funcionarios de su ministerio que cobraban contratos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que en muchos casos funcionaban como sobresueldos.

Los Senadores en pie de guerra y el choque con Villarruel

La discusión por la dieta de los senadores volvió a poner el tema sobre el tapete, porque la inflexibilidad que Milei muestra con otro poder del Estado adelanta que no tiene previsto atender el reclamo terrenal de los funcionarios de las Fuerzas del Cielo.

La Casa Rosada apunta, señala y responsabiliza a Villarruel ante la inminente posibilidad de que los senadores vuelvan a tener un aumento en sus dietas. Patricia Bullrich fue la punta de lanza de un libreto que ya había sido diseñado 48 horas antes del posteo de la ministra de Seguridad, que además validó sus palabras con la mesa chica del Presidente.

La presidenta del Senado, por ahora, se niega a firmar una resolución que extienda el congelamiento que vence el 31 de diciembre y busca alternativas para extender el congelamiento. Insiste en que para frenar el aumento de los legisladores debe haber un acuerdo con los jefes de los bloques o la convocatoria a una sesión o una reinterpretación de la resolución vigente. “Ella tiene alternativas, pero cree que los senadores deben ganar mejor por su responsabilidad; lo cierto es que está lleno de cargos con responsabilidad que se pagan mal”, señala uno de los principales enemigos de la vice en el Ejecutivo.

Los senadores también expresan su malestar con la Rosada, porque dicen que, para atacar a Villarruel, engorda las cifras. Bullrich habló de $9.5 millones. Un senador patagónico compartió su recibo de sueldo con Clarín y mostró que hasta el momento cobra $3.6 millones en mano más $1.7 millones por desarraigo (por vivir a 300 km de la Capital). Si se sumaran los descuentos el bruto subiría otros $2,2 millones. En el Ejecutivo le bajan el precio a esos argumentos, porque señalan que tienen otros beneficios, como viajes en avión.

Lo más importante para la Rosada es seguir mostrándose lejos del concepto de la casta. El último focus group de la consultora Sentimientos Públicos enseña que el 57 por ciento de los consultados ve en Milei a un miembro de la casta o en vías de ser parte de ella, mientras que un 36% lo ve enfrentándola y un 7% rechaza la categoría. Por eso, el Presidente busca operar siempre como un outsider; aumentarse el sueldo no es una opción.

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Relación de Milei con la casta. Último estudio cualitativo de la consultora Sentimientos Públicos

“Los sueldos del Poder Ejecutivo se encuentran congelados desde el 10 de diciembre. No hubo aumento de sueldo para ministros, secretarios o subsecretarios. Tampoco para mí, que además renuncié a mi jubilación de privilegio. Esta administración entiende que el esfuerzo lo tiene que hacer la política, no la gente trabajadora que paga los impuestos”, sentenció Milei en X, en agosto, para presionar a los senadores que acababan de autorizarse un aumento que finalmente fue congelado hasta el 31 de diciembre y que ahora vuelve a ensanchar una grieta en la cúpula del poder.

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