Made in China 2025 es una iniciativa estratégica lanzada por el gobierno chino en mayo de 2015, bajo la dirección del entonces primer ministro Li Keqiang. Este plan tuvo como objetivo principal transformar a China de ser la «fábrica del mundo», enfocada en la producción masiva de productos de bajo costo, a convertirse en una potencia mundial en fabricación avanzada. La iniciativa reflejó la aspiración de China de liderar en tecnología y calidad en sectores clave, buscando reducir su dependencia de tecnologías extranjeras.

Esta estrategia estuvo profundamente arraigada en el deseo de modernizar su economía y competir con potencias industriales consolidadas como Estados Unidos, Alemania y Japón. También se alineó con el sueño chino de rejuvenecimiento nacional, promovido más adelante por el presidente Xi Jinping, y su visión de una economía autosuficiente y tecnológicamente avanzada.

El anuncio de «Made in China 2025» marcó un momento crucial en la estrategia de desarrollo del país, subrayando la necesidad de superar las limitaciones estructurales de su sector manufacturero. Con una visión a largo plazo, el plan desarrolló metas específicas y ambiciosas, que incluyen mejorar la innovación, aumentar la calidad de los productos y garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico.

Metas del Made in China 2025

El plan identificó diez sectores industriales claves como prioritarios: tecnologías de la información de nueva generación, maquinaria de control numérico y robótica, equipo aeroespacial, buques de alta tecnología, equipo ferroviario moderno, vehículos de nueva energía, equipo eléctrico, equipo agrícola, nuevos materiales. y biomedicina avanzada. Estas áreas representan los pilares sobre los cuales China busca construir una economía moderna y competitiva.

Asimismo, se planteó mejorar la calidad y competitividad de los productos chinos en el mercado global, promoviendo la innovación y la sostenibilidad. Esto incluye el desarrollo de capacidades internas en investigación y desarrollo, así como la creación de un ecosistema industrial avanzado.

Otra meta significativa es fomentar un enfoque en la economía verde y la sostenibilidad. Esto implica inversiones en energías renovables, electrificación del transporte y reducción de emisiones de carbono. El éxito de estas iniciativas posicionaría a China no solo como un líder tecnológico global, sino también como un actor clave en la lucha contra el cambio climático.

En estos diez años, ¿cuáles han sido sus logros?

Desde su lanzamiento, «Made in China 2025» ha logrado avances significativos en varios sectores clave. En el área de vehículos eléctricos, por ejemplo, China superó las expectativas al vender casi 10 millones de unidades en 2023, triplicando las proyecciones iniciales. Este liderazgo en movilidad sostenible es un ejemplo del impacto tangible de la estrategia.

En energías renovables, China se ha consolidado como el principal productor mundial, liderando en tecnologías como paneles solares y turbinas eólicas. Además, los avances en comunicación, especialmente en redes 5G, han posicionado al país como un referente global en conectividad y digitalización.

Sin embargo, no todos los sectores han progresado al mismo ritmo. En el campo de los semiconductores, China aún enfrenta retos significativos debido a su dependencia de tecnologías extranjeras para chips avanzados. Aunque se han hecho progresos en capacidad de producción, el camino hacia la autosuficiencia tecnológica en este ámbito sigue siendo largo y complejo.

Comparación entre «Made in China 2025» y otros proyectos

El plan “Made in China 2025” se centra en la manufactura avanzada y la autosuficiencia tecnológica, destacando un fuerte énfasis en la innovación y la modernización industrial. Para alcanzar estos objetivos, el gobierno chino ha desplegado una serie de subsidios, incentivos fiscales y reformas estructurales orientadas a fortalecer su industria tecnológica. Sin embargo, el país enfrenta importantes desafíos, incluyendo las tensiones comerciales con Occidente y una dependencia significativa de tecnologías ext.

Por su parte, «Vision Saudi 2030» de Arabia Saudita tiene como eje principal la diversificación económica más allá del petróleo, buscando potenciar sectores como el turismo, el entretenimiento y la tecnología. Este plan incluye megaproyectos emblemáticos como NEOM, junto con reformas sociales y económicas diseñadas para transformar el tejido económico del país. A pesar de su ambición, el proyecto enfrenta obstáculos significativos, entre ellos el desafío de equilibrar esta transición económica.

En Japón, la iniciativa «Sociedad 5.0» apunta a construir una «sociedad superinteligente» mediante la integración de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, el Internet de las cosas (IoT) y el big data. A diferencia de los planes de China y Arabia Saudita, el enfoque japonés está dirigido a resolver problemas sociales críticos, como el envejecimiento de la población, ya mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, Japón enfrenta retos propios, incluyendo la necesidad de adaptar su fuerza laboral a los rápidos avances tecnológicos y las limitaciones derivadas de su estructura.

Aunque estos tres proyectos comparten el objetivo común de modernizar sus economías utilizando la tecnología como pilar fundamental, cada uno presenta diferencias sustanciales en su enfoque y estrategia. Mientras que «Made in China 2025» prioriza la manufactura avanzada y la autosuficiencia tecnológica, «Vision Saudi 2030» busca diversificar ampliamente su economía, y «Sociedad 5.0» pone énfasis en la integración tecnológica para solucionar problemas sociales. En este sentido, cada plan refleja las prioridades y desafíos específicos de los contextos nacionales que representan.

Xi Jinping: Visión, Discursos y modernización

En el Foro Lanting de abril de 2023, Xi Jinping describió la modernización como una aspiración compartida por todas las naciones, pero con la necesidad de adaptarse a las realidades y contextos específicos de cada país. Este concepto, para Xi, está profundamente entrelazado con el «sueño chino» de rejuvenecimiento nacional, un ideal que promovió con fuerza durante el centenario del Partido Comunista en 2021. En esa ocasión, destacó importantes logros nacionales, como la erradicación de la pobreza extrema, subrayando que la modernización no es solo un objetivo económico, sino una transformación integral de la sociedad.

El presidente chino, Xi Jinping, en Pekín (Foto: Xinhua – EFE).

La visión de modernización para el presidente chino abarca múltiples dimensiones, todas interconectadas: un desarrollo económico sostenido que impulse el crecimiento a largo plazo, equidad social que garantice una distribución más justa de los beneficios del progreso, protección ambiental que asegure la sostenibilidad de los recursos, e innovación tecnológica que posiciona al país a la vanguardia de la revolución industrial y digital. Estas áreas son vistas como pilares fundamentales para consolidar el lugar de China en el escenario global.

Un aspecto destacado dentro de su visión es la modernización de las Fuerzas Armadas, considerada por Xi como una prioridad estratégica para garantizar la seguridad nacional y fortalecer el estatus global de China. En línea con este objetivo, ha instalado a acelerar el desarrollo militar y adaptar sus capacidades a las exigencias de un mundo en constante cambio, reafirmando que la seguridad es una condición indispensable para la estabilidad y el progreso nacional.

Conclusión

El plan «Made in China 2025» ha sido un esfuerzo estratégico y transformador que refleja la ambición de China de evolucionar desde ser la «fábrica del mundo» a una potencia mundial en fabricación avanzada y tecnología de vanguardia. Este proyecto no solo ha permitido a China posicionarse como líder en sectores estratégicos como la movilidad eléctrica, la energía y las telecomunicaciones avanzadas, sino que también ha sentado las bases para una modernización.

A lo largo de estos diez años, los logros del plan son notables. China ha demostrado su capacidad para liderar en áreas clave como la electrificación del transporte, consolidándose como un referente global. Además, los avances en redes de comunicación 5G han fortalecido su posición como líder en la era de la conectividad digital. No obstante, persisten desafíos significativos y situación de conflicto a nivel regional y global que pudiesen comprometer la rapidez del desarrollo de este país y el cumplimiento de sus objetivos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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