En los últimos años creció mucho la cultura “pet friendly” y es cada vez más común que los negocios dejen entrar a clientes con sus mascotas. Bares y restaurantes ofrecen agua a los perros en coquetos recipientes y en el Barrio Chino de Buenos Aires se inauguró el primer cat coffee del país donde se puede tomar la merienda mientras se acaricia un gato que puede ser adoptado.

Según una encuesta realizada por la consultora Kantar, Argentina es el país con mayor cantidad de mascotas por habitante en el mundo. Mientras la media global es 56%, aquí trepa al 80%. Luego se ubican México, Rusia y Estados Unidos. La información sorprende y genera interrogantes: ¿Hay más perros o más gatos? ¿Por qué tenemos un vínculo tan especial con nuestros amigos de cuatro patas? ¿Qué tan grande es el mercado de mascotas?

Además, en el mismo sentido, el diputado bullrichista Damián Arabia presentó un proyecto, que comenzó a ser discutido en comisión, conocido popularmente como “Ley Conan” -un guiño por el nombre del perro de Javier Milei- y propone una pena de prisión de 6 meses a 3 años y multa de 5 a 20 veces el valor del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) para quien maltrate a un animal. También establece que el Día del Animal pasará a ser una jornada de reflexión en todas las escuelas del país.

¿Perro supera a gato? En Argentina, sí. El gobierno porteño estima que en la Ciudad hay alrededor de 500.000 perros y unos 370.000 gatos. En cuanto a género, las personas dueñas de gatos son 58% mujeres y 47% varones.

Llama la atención, y se desprende del último censo nacional, que en la Ciudad haya más animales que niños menores de 14 años. Del grupo de encuestados, 80% dice tener perro y 53% gato. Pero, si bien la diferencia es amplia, la tenencia de pequeños felinos va en aumento en los últimos años. Dos factores explican esto:

Por un lado, las personas viven en lugares cada vez más reducidos y los gatos son ideales por su tamaño pequeño. Y además, los gatos tienen fama de ser menos demandantes: sólo requieren agua, comida y piedritas.

Damián “Pipa” Novaró, CEO y cofundador de Puppis -primera cadena de tiendas especializadas en productos y servicios para mascotas en el país- asegura que en los hogares de la Ciudad predominan los perros de tamaño chico.

“El mercado de mascotas es grande, como el de farmacias y supermercados -apunta Novaró-. Mueve 200.000 millones de dólares a nivel global y crece a un ritmo del 5% anual. En nuestro país representa un volumen económico cercano a los 1.500 millones de dólares y, desde la pandemia, crece mucho la venta por e-commerce”.

El alimento es el producto más vendido en las tiendas de mascotas. Según la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal, nuestro país produce 1 millón de toneladas por año y ocupa el puesto 14° en la industria en el mundo.

Los accesorios también muestran un crecimiento marcado. A la venta tradicional de cuchas, ropa, correas y juguetes, se suma ahora el chip que permite ubicar al animal cuando se escapa o pierde. Novaró asegura que en otros países, como en Colombia, se invierte mucho en peluquería y estética. Pero en Argentina todavía no está muy instalada esa costumbre.

Es muy común encontrar, en los parques y plazas de la Ciudad, a grupos de personas conversando, mientras sus perros corretean. Son comunidades fortuitas, unidas por el amor entre personas y animales. A María del Carmen González Moreno, su perrito le abrió un “mundo nuevo”.

Maca, como la conocen todos, tiene 84 años y vive sola en Retiro. En abril de 2020, en plena pandemia de Covid, sus hijos (que residen en el exterior), quisieron hacerle un regalo especial por su cumpleaños número 80. “Yo les decía que no necesitaba nada, que tenía de todo. Pero ellos insistían en regalarme algo”.

Los vecinos de Maca tenían un Yorkshire, al que ella siempre escuchaba. “La mayor parte del día estaba solito y cuando los dueños de casa regresaban, era una verdadera fiesta. Y ahí fue que se me ocurrió decirle a mis hijos que me regalen un perro. ¡¿Un perro?! ¿Vos estás segura, mamá?”. Y ella dijo que sí, que quería un perro.

“Con la llegada de Kobi, comenzamos a salir a pasear a Plaza San Martín. Sin darme cuenta, ingresé en una comunidad que se volvió cada vez más importante en mi vida”. Ahora, hasta tienen un grupo de whatsapp que se llama “La hora feliz”. Juntos, celebran cumpleaños (de mascotas y dueños), Navidad, Año Nuevo y hasta fiestas patrias. Por ejemplo, el pasado 25 de Mayo, una mujer llevó churros y chocolate caliente para compartir en el encuentro matutino. Para Maca, este vínculo es muy especial, lo define como la conjunción de una relación de amistad y de familia.

“Somos un grupo de personas diversas, de distintas edades, ideologías y hasta orientaciones sexuales. A veces se arman discusiones políticas acaloradas, pero la unión siempre prevalece. Y a mí, por la edad, me tratan como a la abuela del grupo. Me acompañan, están pendientes. Me cuidan”, cuenta Maca con emoción.

El crecimiento de la adopción de mascotas también se fue consolidando en los últimos años. Según datos de la encuesta de Kantar, más del 60% de las personas elige esta forma como ingreso del animal al hogar.

Pero antes de llegar a este paso, hay un dedicado proceso de rescate. A diario, se ven decenas de perros y gatos callejeros que vagan sin rumbo en malas condiciones de higiene, salud, y sin el afecto y contención que podrían tener en una casa de familia. Ahí aparecen los rescatistas y los refugios.

Alejandra Plá (50) se dedica hace más de veinte años a rescatar gatos callejeros. Calcula que en ese tiempo ha conseguido hogar a más de mil.

«A mí siempre me gustaron los animales y tuve una sensibilidad extra hacia ellos. A medida que fui creciendo y tomando conciencia de que había animales callejeros, y que en nuestro país no había campañas para evitar que la gente los abandonara, pensé: ¿qué puedo hacer yo, empezando por mi barrio, para mejorar esta situación de vulnerabilidad que tienen?”

«Lo primero que hice fue leer bibliografía para entender cómo se hacía en el mundo. Vi que las asociaciones en otros países, tenían un formato de trabajo que consistía en rescatar, castrar y volverlos a soltar. Los llamados ‘animales comunitarios’ tienen cortada la oreja, marca universal para que se sepa que ese animal ya fue esterilizado».

¿Cómo se decide a quién dar en adopción un gato? Los rescatistas tienen fama de poner muchas condiciones. «Cuando hay alguien interesado, lo primero que hago es mandarle un formulario para que entienda la responsabilidad que está por tomar. Para adoptar tiene que haber mucho compromiso: los gatos viven 15 años, o más, y mantenerlos tiene su costo. También necesito saber si se han previsto medidas de seguridad, como redes de contención. Los gatos son cazadores y pueden caer al vacío persiguiendo a una presa».

«También evalúo si quien quiere adoptar tiene hijos, u otras mascotas. Por ejemplo, en una familia con niños pequeños, es mejor dar en adopción un gato joven, de más de 1 año. Los gatitos bebé son frágiles y necesitan muchos cuidados. Los gatos adultos tienen muchas beneficios para ser adoptados. Es un mito que no se puedan integrar a la casa. Pero, así y todo, la mayoría sigue prefiriendo adoptar cachorritos».

Un eslabón fundamental, y bastante desconocido, de la cadena de rescate es el tránsito: hogares donde los animales estén cuidados y seguros hasta que se consiga una adopción estable. Hay mucho compromiso de parte de los rescatistas: no sólo la parte emocional, también hay que dedicar tiempo y dinero.

«Hay rescatistas independientes, como mi caso, y hay grupos que se forman con recaudaciones y voluntarios que se van repartiendo tareas. Algunos los transitan, otros los alimentan, otros se encargan de la veterinaria, otros de las adopciones, y así. Es cierto que hay que invertir mucho en la tarea, pero también da una enorme satisfacción saber que estás haciendo una diferencia en muchas vidas. Cuando llego a algún baldío para alimentar a una comunidad, y los encuentro sentaditos, esperándome, se me llena el corazón.

Desde la psicología, el contacto con los animales suele tener un efecto calmante. ¿Por qué los argentinos y argentinas tenemos una conexión tan especial con los animales? La psicóloga y escritora María Fernanda Rivas encuentra una explicación fundamental: “Los argentinos somos muy afectuosos y damos mucha importancia a la amistad, a la familia, a los lazos en general. Y solemos considerar a los animales como parte indiscutible de la familia”

Rivas afirma que “adoptar, en lugar de comprar, es un valor muy importante para transmitir a los niños. Contribuye a crear conciencia de respeto por el medio ambiente y por la convivencia de las especies en su diversidad”.

Respecto a los beneficios de convivir con mascotas, la psicóloga destaca que su presencia puede ayudar a los niños a transitar vivencias difíciles del crecimiento. “Conflictos familiares, problemas en el colegio, temor a dormir solos, la llegada de un hermano, separación de los padres… Es habitual, por ejemplo, que al pedirle a los chicos que dibujen a su familia, incluyan a las mascotas. Por lo general son perros o gatos, pero también se crean lazos afectivos muy fuertes con caballos, peces, pájaros y cobayos. Todo depende de qué significación afectiva tengan para quienes los adoptan. Por todos estos motivos, su muerte o pérdida puede llegar a generar afectos de duelo tan intensos como los ocasionados por la de otros seres queridos.

Y agrega: “Encontramos que la presencia de animales mitiga la sensación de aislamiento en las personas que viven solas. Son verdaderos compañeros. También, ocuparse del baño, el alimento, incluso tener que jugar con ellos, resulta una experiencia vital para gente que transita una edad avanzada y que suele ser sedentaria”.

Sentirse queridos y necesitados por nuestras mascotas genera un vínculo de amor puro, noble y desinteresado como ningún otro.

Federico Dutto, Camila O’Donnell, Santiago Maestri y Karina Varas Sares (Maestría Clarín/San Andrés)