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SOCIEDAD

Advierten que por un problema insólito pueden faltar bolsas para hacer transfusiones de sangre

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“Sabemos que se inició el trámite, pero se ve que está demorado en el INAME o el Ministerio de Salud. En consecuencia, podrían faltar bolsas de sangre en los próximos días. Me preocupa mucho la ciudad de Buenos Aires, pero el problema es mayor”. Con estas palabras, Oscar Torres, director de la Red de Hemoterapia de CABA, institución que coordina las donaciones de sangre en los 22 hospitales porteños, cuestionó el accionar del Instituto Nacional de Medicamentos, dependiente de la ANMAT. El problema podría entorpecer el delicado equilibrio que garantiza las casi 2 millones de transfusiones que se hacen por año en el país.

Lo que dice Torres lo vienen murmurando también otras voces del sector. Por ejemplo, Roberto Fernández, al mando de la Cámara Argentina de Medicina Transfusional. Advirtió que, si bien suele haber demoras en las entregas de estas bolsas por problemas de importación, el tema, esta vez, es otro: “Estuvo habiendo problemas de falta de stock de bolsas y de guías de transfusión en algunos lugares. Dependemos de su esclarecimiento, pero es un tema de ANMAT”. ¿Cuál es el enigmático «tema»?

Que por un cambio de normativa de la ANMAT y una demora en la adecuación de uno de los mayores proveedores de este rubro, las bolsas de sangre que hoy tiene la ciudad de Buenos Aires alcanzarían para solo 15 días, estimó Torres. Una segunda fuente del sector aclaró que este mismo escenario se proyecta a escala nacional.

Las fuentes consultadas aclaran que todo depende de que el INAME-ANMAT se flexibilice y autorice una partida de 57.700 bolsas de sangre provenientes de China utilizando la normativa, podría decirse, «vieja». El nombre comercial es Weigao y están stockedas hace al menos dos meses en el depósito del laboratorio que las importa, Asserca SRL.

Bolsas de sangre y ANMAT, una cuestión de rótulos

Como la FDA de Estados Unidos o la EMA de Europa, la ANMAT es el organismo que regula los medicamentos y productos médicos (además de los alimentos) que se pueden vender en la Argentina.

Dentro de la ANMAT, tres institutos manejan esos temas: el de Alimentos, el de Productos Médicos y el ya mencionado INAME, que es el Instituto Nacional de Medicamentos. Ahora bien, ¿qué es una bolsa de sangre? ¿Un medicamento o un producto médico?

La Red de Hemoterapia de la Ciudad advirtió sobre el problema de la falta de bolsas.

Al ser un ítem descartable y no tener en absoluto las cualidades o funcionalidad de un fármaco, cuadran más con el segundo ítem. Sin embargo, las bolsas de sangre contienen una sustancia química anticoagulante que, desde otro punto de vista, podría patear su clasificación para el lado de los medicamentos. O, para ser más precisos con la terminología, de las llamadas especialidades medicinales, cuyas exigencias son mayores que las que se aplican sobre, por ejemplo, un barbijo o cualquier otro producto médico.

Bolsas de sangre: ¿Especialidad medicinal o producto médico?

Como las bolsas de sangre tienen la sustancia mencionada adentro, hay países que para entrar al mercado les exigen cumplir con la mucho más exigente normativa de las especialidades medicinales (Estados Unidos y Japón, por ejemplo) mientras que la mayor parte del globo las considera productos médicos.

Un tema nada menor es que si el país en cuestión considera a las bolsas productos médicos pero cierto importador las trae de un segundo país que las autoriza como especialidad medicinal, es probable que el empresario-importador registre su producto en línea con el país fabricante, lo que tira la vara hacia arriba, ya que, otra vez, esa clasificación es más exigente.

¿Cómo funciona esto en Argentina?

Si bien hasta 2019, las bolsas de sangre eran consideradas, acá, productos médicos, desde finales del Gobierno de Mauricio Macri la ANMAT inventó una tercera categoría que, hasta donde se pudo rastrear, no existe en otros países: los llamados productos combinados, que de algún modo se parecen más al rubro de las especialidades medicinales que a los productos médicos.

Curiosamente, esta tercera categoría no se utiliza para ningún otro artículo, por fuera de las bolsas de sangre, confirmaron fuentes de la ANMAT.

Las bolsas de sangre están en falta y hay incertidumbre por hasta cuándo alcanzarán.Las bolsas de sangre están en falta y hay incertidumbre por hasta cuándo alcanzarán.

La historia que explica el surgimiento de esta disruptiva categoría es un capítulo turbio y paralelo. Circulan rumores de presiones de parte de actores que quisieron aplastar a otros para ganar presencia en el mercado local, algo que unas fuentes afirman con un énfasis que comprometería a varios ex miembros de la ANMAT, mientras que otros desmienten.

Lo importante (dejando, por lo pronto, eso de lado) es que la recategorización obligó a los importadores y fabricantes a reconvertirse, ya que la readecuación les implicaba no solo una gran inversión sino también un cambio en la logística importante.

Cómo está repartido el mercado de las bolsas de sangre en Argentina

Al cambiar las exigencias, las bolsas de sangre no solo deben pasar por los controles habituales de cualquier producto médico sino también por exigentes pruebas de calidad -comparables, en más de un sentido, a las de un medicamento-. Dice la normativa que cada importador o fabricante debe hacer esas pruebas en su propio laboratorio de microbiología y fisicoquímica. O sea que no se puede tercerizar el servicio.

Frente a la nueva disposición, varios importadores decidieron irse del país (el mercado argentino les complicaba las reglas del juego). Otros, solamente tres, quedaron en pie.

Rivero, compañía que tiene unos 15 años, es el único fabricante nacional de bolsas de sangre. Tiene no más del 10% de las ventas, confirmaron fuentes del sector, que aclaran que la empresa no tiene una capacidad productiva mayor.

En el país existe un solo fabricante nacional de bolsas de sangre.En el país existe un solo fabricante nacional de bolsas de sangre.

A la hora de la readecuación, la empresa no habría tenido mayores problemas, ya que desde sus inicios fabricaba productos medicinales (como suero) y entonces el registro que hicieron de las bolsas fue “de máxima”, podría decirse: las registraron como especialidad medicinal.

Otra parte del mercado, cerca del 40%, lo tiene la japonesa Terumo, que como trae bolsas de un país que ya exige el rotulado de las bolsas como especialidad medicinal, también usó esa clasificación más alta.

Pero la mayor parte del mercado local (nada menos que el 50%) está en manos de Asserca, empresa que desde 2018 trae las bolsas de China mencionadas, y que a fines de 2019 se desayunó con el complejo cambio de normativa. Decidieron rearmarse.

Por qué podrían faltar bolsas de sangre en Argentina

Todos los hospitales porteños usan las bolsas que importa Asserca. Torres confirmó que, mientras hacían la readecuación, la compañía siguió abasteciendo los centros de hemoterapia, siempre con sus bolsas registradas como producto médico. Llevan vendidas miles de unidades así. Solo el año pasado, más de medio millón.

La disposición de la ANMAT daba un plazo de un año para la readecuación, tiempo que, en base a la necesidad, se hizo sumamente elástico. La pandemia, primero; las dificultades locales para la importación de reactivos y otros insumos clave para montar un laboratorio de cero, después.

La recategorización de las bolsas de sangre es una variable que estaría demorando la disponibilidad.La recategorización de las bolsas de sangre es una variable que estaría demorando la disponibilidad.

Sin entrar en el detalle de si correspondía o no cambiar la normativa, es lógico asumir que mientras el mayor proveedor local de bolsas de sangre termina de adecuarse al cambio de reglas, la ANMAT (si no ofrece una solución mejor) podría o debería seguir autorizando las bolsas a la vieja usanza, con el objetivo de que no falten.

Es precisamente lo que no está ocurriendo. El organismo tiene el mecanismo para dar una suerte de autorización excepcional, ante el potencial desabastecimiento. Clarín consultó a la ANMAT por este tema, pero al cierre de esta nota no se había obtenido una respuesta.

Las consecuencias de que falten bolsas de sangre

Desde Asserca explicaron a este medio que están en la etapa final de adecuación para cumplir con las nuevas exigencias regulatorias, pero aclararon que no podrán entregar bolsas por los próximos dos meses, lo que generaría, se puede prever, desabastecimiento en buena parte del país.

Desde su nicho en el radio porteño, Torres naturalmente está preocupado. Dijo estar averiguando en qué oficina está detenido el tema y prometió “mandar una nota para exigir que se agilice la disponibilidad de bolsas para la población”.

Contó que cada año se hacen entre 1,8 y 2 millones de transfusiones, una rueda que no debe detenerse y que se nutre de las donaciones de 1,5 millones de personas. Por cada donante, cerca de cuatro pacientes que precisan transfusión de plaquetas, glóbulos rojos o plasma, se ven beneficiados.

Clarín compartió con Torres que algunas instituciones de salud públicas y privadas negaron tener problemas con el stock de bolsas. A Torres no le sorprendió: “Es por falta de información. La hemoterapia en Argentina es un área especial. Hasta que no falta agua en el río, la gente ni se entera de lo que pasa”.

Su meta, en todo sentido, es la concientización: “Detrás del acto de donar hay una población que necesita ser educada para ser solidaria».

En este sentido, concluyó, «a la Argentina le falta mucho. El 70% de las donaciones son por reposición; gente que tiene un amigo o familiar internado y pide donantes de sangre. Solo el 30% de las donaciones son voluntarias. Sin embargo, como los países del primer mundo, deberíamos estar al 100%: todas las donaciones de sangre deberían provenir de un acto altruista”.

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SOCIEDAD

El discurso de Milei en Brasil, a la luz de un estudio clásico sobre el populismo económico latinoamericano

La secuencia que describió en su alocución el mandatario argentino tiene similitudes con las “fases” que describieron hace más de 30 años dos prestigiosos economistas. Pero también hay diferencias, desde la política cambiaria hasta las motivaciones políticas

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Javier Milei CPAC Brasil
Argentina’s President Javier Milei gestures during the CPAC Brazil conference in Camboriu, Santa Catarina State, Brazil on July 7, 2024. Conservative Political Action Conference (CPAC) is a political conference attended by conservative activists and elected officials. (Photo by EVARISTO SA / AFP) (EVARISTO SA/)

Así como en lo político el discurso del presidente Javier Milei ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Brasil, se inmiscuyó en la política brasileña calificando de “persecución judicial” las causas contra el exmandatario Jair Bolsonaro, pero se cuidó de cargar directamente contra el actual, Lula da Silva, al que en otra oportunidad había calificado de “corrupto”, en lo económico siguió la línea de un muy citado paper de principios de los 90s de dos académicos muy conocidos en América Latina, el difunto economista (alemán de nacimiento y norteamericano), Rudiger Dornbusch, y el chileno Sebastián Edwards.

Milei definió los “programas socialistas” de América Latina como una “receta para el desastre”. Según enumeró, parten de una situación de bonanza, con economías ordenadas y un contexto internacional favorable, pero se enamoran de la supuesta bonanza y emprenden un derrotero hacia el desastre: aumento del empleo público y de los subsidios y el gasto y luego de los impuestos para intentar cubrir el consiguiente déficit, con lo que espantan la inversión. A posteriori, siguió Milei, se “consumen los stocks”, se endeudan y cuando agotan el crédito recurren a la emisión monetaria. Mientras, inventan “regulación sobre regulación”, creando negocios para “la casta prebendaria”. Lo que nunca resuelven, dijo Milei, es el “círculo vicioso” de exceso de gasto público, déficit fiscal y emisión.

Colección de culpables

“El costo lo paga la gente que los socialistas dicen proteger, pero quieren esclavizan para permanecer en el poder”, acusó Milei. En eso consisten, afirmó, el “Socialismo del siglo XXI”, el “Foro de San Pablo” y el “Grupo de Puebla”, y para subrayarlo afirmó que en los últimos 70 años en la Argentina la Base Monetaria argentina se multiplicó “25.000 trillones de veces”, cifra a todas luces exagerada, incluso si se interpreta la palabra “trillones” como derivada del trillion inglés, que en español es “billón” (millón de millones).

Más allá de eso, la secuencia descripta por el mandatario argentino sigue las líneas del paper “Macroeconomía del Populismo”, de Dornbusch y Edwards, de principios de los 90s. Notablemente, una de las notas a pie de página de ese ensayo remite a un trabajo de Federico Sturzenegger, alumno de Dornbusch en el prestigioso “Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Dornbusch y Edwards describen las experiencias populistas en América Latina afirmando: “una y otra vez, en un país como en otro, los gobernantes han aplicado programas económicos que recurren en gran medida al uso de políticas fiscales y crediticias expansivas y a la sobrevaluación de la moneda para acelerar el crecimiento y redistribuir el ingreso y a la sobrevaluación de la moneda para acelerar el crecimiento y redistribuir el ingreso”. Paradójicamente, una cada vez más extendida crítica de los economistas argentinos a la actual política económica es, precisamente, que está recurriendo a la “sobrevaluación de la moneda”.

El presidente de Argentina, Javier Milei, participa en la conferencia del Conservative Political Action Conference (CPAC), este domingo en Balneário Camboriú, estado de Santa Catarina (Brasil). EFE/ André Borges
El presidente de Argentina, Javier Milei, participa en la conferencia del Conservative Political Action Conference (CPAC), este domingo en Balneário Camboriú, estado de Santa Catarina (Brasil). EFE/ André Borges (EFE/Andre Borges André Borges/)

Más allá de esa curiosidad, lo cierto es que el paper refiere que después de un breve período de crecimiento “surgen cuellos de botella que provocan presiones macroeconómicas insostenibles y que finalmente conducen al derrumbe de los salarios reales y a graves dificultades de la balanza de pagos”. El resultado final, resumen, es “una inflación galopante, la crisis y el colapso del sistema económico” tras lo cual “no queda más opción que instituir un programa de estabilización drásticamente restrictivo y costoso, por lo regular con el auxilio del FMI. El carácter autodestructivo del populismo es evidente en la gran declinación del ingreso per capita y los salarios reales en los últimos días de estas experiencias”.

Condiciones iniciales y fases del populismo

Al igual que el discurso de Milei, el trabajo de Dornbusch y Edwards, describe “condiciones iniciales” y “fases del populismo”. Pero no describe el punto de partida como “bonanza” sino más bien como una situación de insatisfacción popular con los resultados de la economía: “crecimiento moderado, estancamiento o depresión franca, debido a esfuerzos de estabilización anteriores”, un marco político propicio al modelo populista, cuya secuencia, ya en el poder, recorre 4 “fases”.

  1. Mediante políticas “expansivas” de gasto y subsidios elevan la producción, los salarios reales y el empleo, mostrando un aparente éxito. “Los controles aseguran que la inflación no sea un problema, y las importaciones alivian la escasez. La disminución de los inventarios y la disponibilidad de importaciones (financiadas mediante desacumulación de reservas o la suspensión de los pagos externos) absorben la expansión de la demanda con escaso efecto en la inflación.
  2. Aparecen cuellos de botella en la economía debido a una fuerte expansión de la demanda de bienes nacionales y a una creciente falta de divisas. Mientras que la reducción de los inventarios fue un aspecto esencial de la primera fase, los bajos niveles de los inventarios y su reposición constituyen ahora una fuente de problemas. Se hacen necesarias las correcciones de los precios y la devaluación, el control de cambios o el proteccionismo. La inflación aumenta de manera significativa, pero los salarios se mantienen. El déficit presupuestario empeora enormemente como resultado de los subsidios generalizados a los bienes de consumo básico y las divisas.
  3. La escasez generalizada, la aceleración de la inflación y la insuficiencia de divisas llevan a la futa de capitales y la desmonetización de la economía. El déficit fiscal aumenta fuertemente debido a la caída de la recaudación y el costo de los subsidios. El gobierno intenta estabilizar reduciendo los subsidios y devaluando: los salarios reales caen drásticamente y la política se torna inestable. “El gobierno se encuentra en situación desesperada”.
  4. Un nuevo gobierno intenta una estabilización ortodoxa, usualmente con un programa del FMI.

“Cuando todo haya terminado, el salario real habrá bajado hasta un nivel significativamente menor que el prevaleciente cuando se inició todo el episodio. Además, esa declinación será muy persistente, porque la política y la economía del experimento habrán deprimido la inversión y promovido la fuga de capital. Lo extremo de las declinaciones de los salarios reales se debe a un hecho sencillo: el capital es móvil a través de las fronteras, pero la mano de obra no lo es. El capital puede huir de las malas políticas, pero los trabajadores están atrapados. El desmantelamiento final es acompañado a menudo por grandes cambios políticos, incluido el derrocamiento violento del gobierno”, escribieron hace más de 30 años los autores del trabajo.

Patricio Aylwin, primer presidente de la "Concertación". Detrás suyo, Augusto Pinochet, que mantuvo durante años el cargo de "Senador vitalicio". Fue el inicio del verdadero "milagro económico" chileno
Patricio Aylwin, primer presidente de la «Concertación». Detrás suyo, Augusto Pinochet, que mantuvo durante años el cargo de «Senador vitalicio». Fue el inicio del verdadero «milagro económico» chileno

A diferencia de Milei, Dornbusch y Edwards no atribuyeron el populismo a una maldad intrínseca de los gobernantes ni los (des)calificaban de “socialistas”. Por el contrario, escribieron, “no tenemos duda acerca de la sinceridad de los gobernantes que emprendieron estos programas y compartimos su preocupación por la distribución del ingreso y el alivio de la pobreza. Sin embargo, es precisamente la sinceridad de estos gobernantes lo que hace urgente la necesidad de discernir exactamente cómo y por qué fallaron los programas”.

Una nota final, esperanzadora, refería la entonces naciente experiencia de la “concertación” chilena, que había llegado al poder en Chile, tras 15 años de dictadura pinochetista.

Así decía: “un interrogante es si los países tienen una memoria económica y política que les permita aprender de sus propios errores. Los recientes acontecimientos de Chile, donde el nuevo gobierno democrático que llegó al poder en marzo de 1990 afrontaba presiones urgentes e inmediatas para mejorar las condiciones sociales de los pobres, arrojan nueva luz acerca de este tema. Los informes del equipo económico del nuevo gobierno chileno y el programa económico de la coalición gobernantes —que incluye a muchos de los partidos de la Unidad Popular de Allende—, sugieren que en ese país se han absorbido algunas de las lecciones más importantes en lo referente a la elaboración de la política económica. En efecto, las nuevas autoridades han destacado reiteradamente la necesidad de mantener el equilibrio fiscal y de perseguir metas de redistribución mediante políticas microeconómicas específicas”.

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