Para la tarde y noche de este jueves rige una alerta naranja por tormentas sobre el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, el sur de La Pampa y el centro y este de Río Negro.
El resto de La Pampa permanecerá bajo alerta amarilla, al igual que San Luis y Mendoza.
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De acuerdo con el reporte del Servicio Meteorológico Nacional, el sector bajo alerta naranja se verá afectado por tormentas fuertes o severas, con ráfagas que podrían superar los 90 kilómetros por hora, actividad eléctrica y posible caída de granizo. Los valores de precipitación acumulada oscilarán entre los 20 y 50 milímetros.
Las localidades del Gran Buenos Aires que estarán afectadas por las tormentas durante esta noche son el norte y la costa de Bahía Blanca, el oeste y la costa de Patagones, el oeste y la costa de Villarino, Puan, zona baja de Coronel Pringles, zona baja de Coronel Suárez, zona baja de Saavedra, zona baja de Tornquist, la costa de Coronel Dorrego y la costa de Coronel de Marina Leonardo Rosales.
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Las localidades bonaerenses donde regirá una alerta amarilla por tormentas son Adolfo Alsina, Daireaux, Guaminí, Pellegrini, Salliqueló, Trenque Lauquen y Tres Lomas. En esta área, las tormentas serán fuertes, y se prevé que los valores de precipitación acumulada varíen entre los 15 y 40 milímetros.
En el resto de La Pampa, Mendoza y San Luis, las tormentas podrían estar acompañadas de ráfagas intensas, actividad eléctrica, caída de granizo y abundante caída de agua en cortos períodos. En toda esta área, se prevén entre 15 y 40 milímetros de precipitación acumulada.
La comida solía ser una fuente diaria de alegría para Sarah Carter de San Mateo, California. Se definía como amante del mundo vegetal y le encantaba ir a los mercados de agricultores, cuidar su huerto, cocinar platos elaborados y explorar los restaurantes de la Zona de la Bahía de San Francisco. Eso cambió en octubre de 2023, cuando Carter, de 36 años, tuvo COVID-19 por primera vez.
Su principal síntoma, la diarrea, se volvió tan agudo que tuvo que pedir una ambulancia para que la llevara a una guardia. Su presión arterial y su frecuencia cardiaca se habían disparado debido a una deshidratación grave y necesitó líquidos intravenosos para contrarrestarla. La enviaron a casa y tuvo que soportar tres días más de diarrea antes de volver a sentirse bien.
Pero en abril de 2024 sintió como si “hubiera heredado un nuevo sistema gastrointestinal de la noche a la mañana”. Casi todo lo que comía, incluso alimentos insulsos como el puré de manzana y las tostadas, le provocaba diarrea. También sufría hinchazón y dolores tan intensos que a veces tenía la sensación de que le corría ácido por el intestino.
En mayo, un gastroenterólogo le diagnosticó síndrome de intestino irritable postinfeccioso. Se trata de un trastorno común que provoca síntomas de SII – dolor abdominal junto con diarrea, estreñimiento o ambos – tras una intoxicación alimentaria u otras enfermedades gastrointestinales. Su médico le dijo que lo más probable era que la causa fuera la infección por coronavirus de seis meses antes.
Los gastroenterólogos sostienen que, desde el inicio de la pandemia en 2020, han observado un aumento del síndrome de intestino irritable y otras afecciones intestinales dolorosas y a menudo desconcertantes como la de Carter, y que muchas parecen haber sido causadas por infecciones anteriores por coronavirus. No disponemos de buenas estimaciones sobre el porcentaje de personas con Covid-19 que padecen síntomas gastrointestinales persistentes, pero algunos estudios limitados y pequeños indicarían que esa proporción podría estar entre el 16% y el 40%.
¿Qué problemas intestinales puede causar el Covid?
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Síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea son frecuentes durante las fases iniciales de una infección por coronavirus, según el Dr. William D. Chey, gastroenterólogo de Michigan Medicine. Pero en algunas personas, estos y otros síntomas, como reflujo, estreñimiento, dolor e hinchazón, pueden persistir durante meses o incluso años.
Como en el caso de Carter, algunos síntomas intestinales también pueden desaparecer y reaparecer meses después, según Chey. Y las personas que tenían problemas intestinales crónicos antes de contagiarse Covid-19 pueden notar que los problemas han empeorado.
Para algunas personas, los síntomas gastrointestinales son el único motivo de queja después de tener Covid-19. Pero para otras, pueden ser parte de una serie de síntomas del Covid largo, como la fatiga y la niebla cerebral, dijo la Dra. Louise King, médica de la Clínica de Recuperación del Covid de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte.
Las investigaciones indican que, si una persona ha tenido síntomas gastrointestinales durante una infección por Covid, corre mayor riesgo de sufrir problemas intestinales meses después. Y los problemas intestinales crónicos después del Covid parecen afectar más a las mujeres que a los hombres.
Más allá del dolor y la incomodidad de estos síntomas, su imprevisibilidad puede hacer que las personas duden en salir a comer afuera o incluso en salir de casa, lo que lleva al aislamiento, dijo King.
¿Cómo puede el Covid provocar estos problemas?
El coronavirus infecta las células del organismo al adherirse a determinadas proteínas de su superficie. Esas proteínas están presentes en las células de muchos tejidos, incluidos los de los pulmones, el corazón, el cerebro y el tracto gastrointestinal, por lo que no es de sorprender que el virus cause síntomas digestivos, dijo Chey.
Los médicos también saben desde hace tiempo que otras infecciones gastrointestinales, como las causadas por norovirus, giardia y salmonela, pueden provocar SII, así como dispepsia funcional, un tipo de indigestión crónica que causa frecuentes sensaciones de plenitud y dolor o ardor de estómago. Según el Dr. B. Joseph Elmunzer, gastroenterólogo de la Universidad Médica de Carolina del Sur, es lógico que el Covid pueda causar los mismos problemas.
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Una teoría sobre cómo el Covid podría causar estos síntomas es que puede aumentar la inflamación en el tracto gastrointestinal. Según King, el Covid también puede alterar el microbioma intestinal, reduciendo la cantidad de microbios “buenos” que controlan la inflamación y aumentando la cantidad de microbios “malos” que la provocan.
Con el tiempo, la inflamación puede dañar el revestimiento del intestino, haciéndolo más permeable, dijo Chey. Esa permeabilidad puede permitir que moléculas de alimentos salgan del intestino, haciendo que las células inmunitarias generen una respuesta alérgica a ellos.
Según el Braden Kuo, neurogastroenterólogo del Hospital General de Massachusetts, la inflamación inducida por Covid también puede dañar los nervios que controlan las contracciones y las señales de dolor en el intestino. Esto puede hacer que los nervios envíen señales de dolor al cerebro incluso cuando la digestión funciona con normalidad.
La ansiedad y la depresión también suelen empeorar los síntomas intestinales. En un estudio publicado en mayo, Elmunzer y sus colegas encuestaron a personas hospitalizadas por Covid-19 a principios de la pandemia. En comparación con los que no sufrieron trastorno de estrés postraumático relacionado con su enfermedad, los que sí lo padecieron eran más propensos a desarrollar una afección como SII o dispepsia funcional entre 12 y 18 meses después de su hospitalización.
¿Qué tratamientos existen?
Los médicos no saben cuánto tiempo pueden durar los síntomas intestinales relacionados con el Covid. Pero en el caso de las personas que padecen SII tras otro tipo de infecciones gastrointestinales, Chey sostiene que aproximadamente dos tercios se recuperan en un plazo de tres a cinco años. Según la experiencia de King con sus pacientes de Covid largo, la mayoría se siente significativamente mejor al año de la infección.
Si sus síntomas afectan su vida diaria, dijo Chey, vale la pena que consulte a un médico clínico. Si eso no ayuda, conviene pensar en una consulta a un gastroenterólogo. Es especialmente importante que vea a un médico si tiene sangre en las heces o pérdida de peso involuntaria o si tiene antecedentes familiares de cáncer colorrectal, celiaquía o enfermedad inflamatoria intestinal, para poder descartar éstas y otras afecciones.
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Según Chey, hay muchas formas de tratar el SII. Seguir una dieta baja en carbohidratos fermentables, idealmente con la guía de un nutricionista, suele ayudar; también se puede probar una dieta de estilo mediterráneo. Un psicólogo especializado en salud intestinal puede ayudarlo a aprender técnicas para controlar los síntomas.
Hay medicamentos y suplementos de venta libre que pueden tratar los síntomas, según Chey. Entre ellos están la loperamida para la diarrea, el polietilenglicol o un suplemento de óxido de magnesio para el estreñimiento y el aceite de menta con revestimiento entérico para la hinchazón y el dolor abdominal. También existen medicamentos recetados para el SII que pueden tratar la diarrea (rifaximina, eluxadolina) y el estreñimiento (linaclotida, plecanatida, tenapanor).
Para Carter han sido ocho largos meses, pero con la ayuda de un gastroenterólogo, un nutricionista y un psicólogo, está mejorando poco a poco. Todavía no puede comer muchas de sus verduras favoritas, pero lentamente va ampliando su lista de alimentos seguros. Es como “aprender a comer de nuevo”, dijo.
Está decidida a mantener una relación positiva con la comida y su cuerpo, aunque a veces sintiera que éste la traicionaba. “Puedo odiar el SII”, se dice. Y “puedo odiar al Covid, pero no puedo odiar mi cuerpo”.