El cerro Aconcagua (6.962 msnm), la cumbre más alta de América y es uno de los destinos más visitados en Mendoza.
Como cada 1° de noviembre, cuando arranca la temporada de escalada, el gobierno de Mendoza publicó el valor de los tickets para los que quieren visitar el parque provincial, en plena cordillera de Los Andes.
El parque Aconcagua está a 185 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Se llega por la Ruta 7, principal corredor internacional hacia el Pacífico, 11 kilómetros antes del túnel Cristo Redentor que marca el límite fronterizo con Chile.
La temporada estival del Parque provincial Aconcagua comprende el período entre el 1 de noviembre de 2024 y el 30 de abril de 2025.
El martes 29 de octubre el Gobierno mendocino publicó en el Boletín Oficial el valor de los nuevos aranceles. Justificó la suba en la evaluación económica de los costos de operación, el ingreso de personas al Parque, las necesidades de atención médica, los servicios que se prestan a los andinistas, la adquisición de equipamiento y los recursos necesarios para afrontar la temporada.
Los turistas pueden acceder caminando por la Quebrada de los Horcones hasta el Puente Colgante, ubicado sobre el Rio Horcones. Allí está el circuito Laguna de Horcones, considerado la base del Coloso de América, desde donde se puede fotografiar la pared sur del Aconcagua.
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Quienes pretenden ingresar al circuito de la Laguna de Horcones deben pagar una entrada, que en la temporada que arranca este viernes y culmina la primera semana marzo, ha tenido una suba considerable.
La entrada general para una corta caminata, costaba 1.000 pesos para los locales y 2.000 pesos para los turistas. Ahora subió a $ 5.000; hasta un 400% más que en noviembre del año pasado.
Hay grupos exceptuados de pagar entrada para esta caminata inicial: «Los menores de 12 años, las personas con discapacidad y acompañante, y excombatientes de Malvinas con las credenciales que lo acrediten»
«Tampoco deberán abonar entrada general las instituciones escolares públicas y privadas dependientes de la Dirección General de Escuelas de Mendoza, de la Universidad Nacional de Cuyo y resto del país. Y los jubilados y pensionados residentes en Argentina», dice el decreto reglamentario.
La última semana de diciembre y las dos primeras de enero, son consideradas la temporada alta, cuando llegan los visitantes extranjeros que intentan alcanzar el llamado techo de América y varios coronar el selecto grupo de las 7 cumbres más altas de cada continente.
Hay muchos escaladores que ingresan al parque Aconcagua para hacer trekking y ascender a algunos de sus campamentos de altura, como Plaza Francia o Plaza de Mulas.
El trekking diario sin pernocte cuesta un 300% más que en la temporada anterior. El ticket habilita al visitante a dar una caminata desde Horcones a Confluencia, que es el primer campamento base a 3.100 metros de altura sobre el nivel del mar.
Este paseo de trekking diario cuesta 10.000 pesos para los mendocinos, 15.000 pesos para los turistas nacionales, 20.000 pesos para los latinoamericanos y 30.000 pesos para el resto de los extranjeros.
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Camino a la cima
Una minoría intenta el ascenso a la cumbre. El éxito de la travesía hacia la cima, depende de las condiciones climáticas.
Las entradas para llegar a la cumbre varían según el origen del visitante, la ruta que quiera emprender y si ha contratado servicio de asistencia de una de las empresas habilitadas en el Aconcagua.
El ascenso por la quebrada de Horcones para un escalador de Mendoza, con asistencia de empresa, cuesta 55.000 pesos; para un visitante nacional, 110.000 pesos.
Los mendocinos sin asistencia de empresa prestadora abonarán 80.000 pesos, si van por Quebrada de Horcones; y 65.000 pesos, por la Quebrada de Vacas. Los argentinos con asistencia de empresa prestadora, que ingresen por Horcones, pagarán 110.000 pesos, y 135.000 pesos, si lo hacen por la ruta de Vacas.
Los escaladores latinoamericanos que lleguen sin asistencia de empresa prestadora, deben pagar por Horcones, 1.050 dólares; y por Vacas, 1.300 dólares.
Y el ticket de los latinoamericanos con asistencia de empresa prestadora, vale 660 dólares por Horcones y 820 dólares, por la Quebrada de Vacas.
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El resto de los extranjeros que asciendan por la Quebrada de Horcones, sin asistencia de empresa prestadora, deben pagar 1.400 dólares. Y, sin asistencia, por la Quebrada de Vacas, cuesta 1.600 dólares.
Los visitantes pueden adquirir su ticket de acceso a través del sitio oficial de Áreas Naturales Protegidas. Es necesario presentar el ticket impreso o en formato digital en el teléfono móvil, junto con el Documento Nacional de Identidad o pasaporte, para ingresar al parque.
Rescates
La temporada pasada, hubo poco menos de 100 cumbres, por los días de condiciones extremas, con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y vientos que alcanzaron los 100 kilómetros por hora durante enero 2024.
La patrulla de rescate del Aconcagua, el cuerpo de guardaparques y el servicio de emergencia médica, controlan la condición con la que llegan al campamento de altura los andinistas.
En Plaza de Mulas funciona una pequeña clínica para atención de los deportistas que llegan al Aconcagua. Allí se realizan chequeos médicos, pero también se pueden atender a los accidentados o personas con patologías graves, antes de ser rescatados por el helicóptero de emergencias, que requiere de buenas condiciones de tiempo para volar.
El periodo noviembre 2023 – abril 2024, hubo cientos de rescates a pie y en helicóptero: y cerró con el trágico saldo de cuatro muertes.
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Esta temporada, que va del 1° de noviembre 2024 al 30 de abril 2025, sólo tendrán servicios de rescate aéreo y asistencia médica gratuita aquellos andinistas que ingresen «entre el 1 de diciembre y 15 de febrero del año siguiente», según determinó el Gobierno provincial.
A más de 36 horas de la desaparición de Franco Adrián Toro, se intensificó la búsqueda del joven argentino por parte de la Prefectura, que ha desplegado botes, motos de agua, guardavidas, buzos y nadadores para intentar dar con el cuerpo del tatuador bahiense que llegó Punta del Este a principios de enero.
Pablo Techera es coordinador de los guardavidas y está al pie del cañón para organizar su «tropa», que hoy empezó a las 6 de la mañana, tres horas antes de tomar sus puestos en los distintos balnearios de La Brava y La Mansa, El miércoles y este jueves, Techera fue protagonista de una escena que pasó inadvertida, pero sucedió ayer y nuevamente hoy. Se trata de una teoría de pescadores sin ninguna base científica, pero para nada descartada por estas latitudes.
«Hace diez años cayó un gurí en la Cantera, a unos diez kilómetros de Punta del Este para el lado de Maldonado. Unos chicos estaban jugando cerca de un pozo de agua, era profundo, y uno empujó al otro y éste se cayó. El pozo tenía un importante diámetro y unos diez metros de agua acumulada por la lluvia. Llamaron a la Policía y Bomberos y nosotros, los guardavidas, fuimos a colaborar», relata el uruguayo, en su caseta de Los Dedos, sin desatender lo que sucede alrededor.
«¿Conocés la teoría del pan duro?», le dijo un pescador a Tichera, aquella vez en 2004, mientras el operativo estaba en marcha y una temperatura de casi 40 grados agobiaba. «No entiendo, ¿de qué me estás hablando? Me parece que no es el momento», había respondido el guardavidas.
«Vos tiras un pan duro y viejo, y lo dejás en el agua. El pan se mueve empujado por la corriente y va el tiempo que sea y donde se frena se parte en dos. En ese punto está el objetivo», cuenta la fábula Tichera que le contó ese pescador hace una década.
El pescador que se encontraba curioseando en aquel operativo en la Cantera colocó un pan que recorrió en redondo la cantera y un ratito después se detuvo en un lugar puntual y se partió. «Los buzos que estaban realizando la búsqueda notaron que estaba el pan flotando y ya conocían la leyenda. Bueno, cuando se partió, fueron hasta el lugar, bajaron en ese punto y pudieron rescatar el cuerpo del chico».
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Asegura Techera que «el pan no se deshace, ni se desarma, ni tampoco se se hecha a perder, tiene que ser duro y queda flotando, manteniéndose duro y se mueve donde lo lleva la corriente».
Por momentos susurra Techera, no le da vergüenza pero sí un poco de pudor. «Esto no es nada científico, pero yo lo creo y a veces me miran como si estuviera loco. Pero hay más: unos años después de aquel hecho, en 2017, se ahogó un gurí en el balneario Tío Tom -sobre la Mansa-, y fuimos con el equipo de guardavidas», hace memoria.
Recordó lo vivido años anteriores y esta vez llevó dos flautas de pan duro. «Las tenía medio escondidas para que no me señalen o se me rían… Las puse en el agua y yo me subí a un kayak. Fui siguiendo los panes, mar adentro, como unos mil metros. En un momento me detuve, no podía ser que fuera tan lejos y me di media vuelta con el kayak y me volví a la orilla. ‘Pucha, me falló la teoría’, pensé medio desilusionado».
A la media hora recibió señales desde Prefectura. «Podés creer que me decían que habían encontrado al muchachito y que las flautas habían llegado hasta dos kilómetros de distancia, justo donde estaba el objetivo. El cuerpito lo levantó un barco que avisó a Prefectura y también notificó de la presencia de las flautas partidas. Porque se frenaron a esa distancia y se quebraron».
Cinco años atrás, en La Olla, sobre La Brava, hubo otro desgraciado episodio de ahogamiento con un menor. «Volví a hacer lo mismo otra mañana. Puse el pan viejo en el agua, sin hacer demasiada alharaca y creo que a la tardecita de ese día se quedó contra una roca y se partió al medio. Los buzos fueron hacia el lugar y hallaron al chango».
Con la desaparición de Facundo Toro, Techera no aflojó: «Fui el miércoles a la zona de la Bahía de los Dedos, donde habrían entrado al mar el argentino y su grupo y los dos panes navegaron hasta la zona de El Emir, donde se partieron en dos. La escena la repetí esta mañana, otra vez, con dos muchachos que fueron en dos motos de agua separados por unos treinta metros. Pusieron cada uno una flauta de pan duro y sucedió otra vez lo mismo: llegaron a la zona de mayor marejada, la de El Emir, y se partieron». Creer o reventar.