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Carlos Perciavalle anunció que se va a casar con su mánager y gran confidente

Carlos Perciavalle se casará (Foto: Instagram/carlitosperciavalle)Jimmy Castilhos junto a Carlos Perciavalle (Foto: Instagram/jimmycastilhos)

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Este lunes, al aire de A la tarde (América), el periodista Gustavo Descalzi anunció desde Uruguay que Carlos Perciavalle se casará con el productor Jimmy Castilhos, su íntimo amigo y confidente desde hace muchísimos años.

Según informó el Descalzi, los padrinos de la boda serán Elina y Eduardo Constantini.

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“Carlos Perciavalle, el rey del café concert, enamorado, y su pareja, mi querido Jimmy Castilhos, formalizarán en los próximos días y ya eligieron padrinos: Eliana y Eduardo Constantini, y habrá otros más y habrá invitados especiales”, adelantó.

Quién es Jimmy Castilhos, el futuro esposo de Carlos Perciavalle

En su perfil en LinkedIn, el futuro marido de Carlos Perciavalle, escribió: “Tengo una reconocida carrera como actor de teatro y TV, productor de espectáculos, conductor de TV, eventos de interés general y comunicador que me permite proyectarme y crecer sin límites”.

Soy un agradecido por vivir mi sueño”, aseguró en la red social.

El hombre conoce hace muchísimos años al rey del café concert y fue productor de varios de sus espectáculos. En su cuenta de Instagram, muchas de sus publicaciones son junto a Perciavalle.

Jimmy Castilhos junto a Carlos Perciavalle (Foto: Instagram/jimmycastilhos)
Jimmy Castilhos junto a Carlos Perciavalle (Foto: Instagram/jimmycastilhos)

Descalzi contó que en el último tiempo él había notado que la relación de amistad había cambiado de tenor y pasado a ser algo más.

Noticia que está siendo actualizada.

SOCIEDAD

Trabajar en el cielo: Matías Guerra tiene 43 años, es torrista y su lugar en el mundo está en una antena

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Matías Guerra es torrista y trabaja a 70 metros. Así de altas son las antenas telefónicas, de radio o internet que suele frecuentar. Yo, en cambio, laburo a nivel del mar y los informes televisivos que hago -miren que casualidad-, se transmiten por esas antenas. Hasta acá todo parece muy alineado, pero en el momento en que se cruzan nuestros destinos porque yo tengo que entrevistarlo para una nota, surge una interferencia: mi vértigo.

Sólo pensar que Matías se sube hasta allá arriba me intranquiliza.Y mucho más si, como ocurrió, intento hacer la nota colgado desde una torre. Lamentablemente esta es una de esas limitaciones que no se pueden vencer a fuerza de voluntad. Ni siquiera sé por qué razón me dan pánico las alturas. Además, tengo muchas otras cosas más urgentes que reparar de mi aparato psíquico antes que ocuparme de la acrofobia. Después de todo, una nota a un antenista se hace muy de vez en cuando, así que esta nota para Telenoche la hice a lo Morales Solá: “Desde el llano”.

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Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Matías es todo lo contrario a mí. Él disfruta de estar en las alturas. Él era uno de esos chicos que se suben a todo para la pavura de sus padres. Era de esos nenes que se trepan a los árboles y se quedan ahí: para contemplar todo “desde lo más alto”, me contó el propio Matías. Ahora tiene 43 años y desde hace 15 trabaja donde siempre soñó trabajar: en el cielo. En todo ese tiempo apenas tuvo un accidente. Hago esta referencia porque se trata de una actividad muy riesgosa. Pero Matías es metódico, minucioso y prudente, y eso lo mantuvo siempre a salvo.

Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Allá arriba hay más viento y hace más frío. En verano si abajo hay una apacible temperatura de 23 grados, en la punta de la antena se pueden registrar menos de 10 grados. Si a eso le sumás el viento, la sensación térmica baja drásticamente. El viento es un temido enemigo del antenista: las torres son cada vez más finitas y se construyen con materiales cada vez más berretas, así que si soplan fuertes vientos, lo mejor es quedarse abajo. Y si llueve, ni les cuento, porque para ahorrar hay antenas que ni siquiera tienen pararrayos. Matías sabe todo esto mejor que nadie y los días de viento o tormentosos prefiere quedarse abajo reparando cosas o proyectando sus próximos trabajos.

Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).

Matías sube a las torres con todo lo que necesita para un día de trabajo. El ascenso es tracción a manos y no es todo lo sencillo que uno imagina viéndolo desde abajo. Así que Matías no contempla la opción de bajar si se olvida una llave pico de loro, eso lo tiene claro. Todo lo lleva arriba con él: las llaves francesas, las cintas, la vulcanizadora, las llaves fijas y todo lo que necesita va con él en un enorme bolso-yunque que pesa más de 15 kilos.

Para ir subiendo Matías confía en un dispositivo conocido entre los afectos a las alturas como “salvamonos”. Se trata de un arnés con un gancho en la espalda y dos más en cada mano para ir siempre pegado a la torre a medida que se avanza. El problema es cuando hay tramos en donde no se puede enganchar el artefacto. Bueno, para eso también hay solución. Matías lleva un “salvacaídas” para esos casos, de manera que si se cae -Dios no lo permita-, quedaría colgado algunos metros abajo. Pero Matías nunca necesitó nada de eso, él en las alturas está cómodo, felíz y seguro. Su lugar en el mundo está en el cielo.



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