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Confirman qué había consumido la nutricionista que murió en Mar del Plata y qué pasará con la causa

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La causa por la muerte de la nutricionista Florencia Yturrioz, de 26 años, tiende a ser archivada. Había indicios firmes surgidos de los informes preliminares y ahora el cuerpo médico forense confirmó que la joven había consumido éxtasis y, a partir de testimonios de quienes la acompañaron en la ciudad de Mar del Plata durante su estadía, lo había hecho de manera voluntaria.

En las muestras que habían sido enviadas a la los laboratorios de La Plata se detectó la presencia de metilendioximetanfetamina, un derivado de la anfetamina que actúa como estimulante y alucinógeno. Restan aún conocerse los estudios histopatológicos, y de no arrojar resultados en contrario, el expediente podría pasar a archivo.

De todas manera, otra causa podría abrirse para determinar cómo Yturrioz tuvo acceso a la droga e identificar quién se la vendió. Una investigación sumamente difícil que tendría a cargo a la Fiscalía de Estupefacientes.

Al conocerse que la joven había muerto a causa de una sobredosis («insuficiencia respiratoria que podría ser consecuente o posterior a una intoxicación por ingesta de drogas», reveló elinforme de autopsia), desde su entorno hicieron circular sus dudas, asegurando que alguien, engañándola, podría haberla drogado.

No obstante, en la fiscalía de Fernando Berlingeri, de la UFI 4, dijeron que no hubo presentación en ese sentido. Fueron testigos, allegados a la nutricionista platense, quienes con sus testimonios revelaron qué habían hecho esa noche.

Nutricionista y profesora de educación física, había ido a una fiesta electrónica en Mute, en una playa del sur de la ciudad, la noche del sábado 13 de enero. Allí se presentaban dos Dj que le gustaban. Se fue del predio con las primeras luces del sol y volvió al edificio de Colón al 1400, entre Alsina y Olavarría, que había alquilado con amigas. Ellas prefirieron irse a dormir, Florencia eligió bucar otra actividad y terminó yendo a la playa; fue unos minutos antes de las 8 del domingo.

En el expediente lo confirmó un testigo al que conoció esa mañana de domingo en la panadería ubicada justo en la entrada de su edificio. Ella le preguntó si sabía de «un after», hablaron unos minutos y fueron a Las Toscas, una playa en la zona del Torreón del Monje.

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«Bebía mucha agua -de hecho pidió que le cargaran dos veces una botella- y estaba muy excitada», contó el testigo, quien se había presentado espontáneamente en la fiscalía al reconocer la imagen de Yturrioz en las noticias.

Estuvieron en la playa casi tres horas. De acuerdo al testimonio, «allí Florencia no tomó mate porque sabía, siendo nutricionista, que la deshidrataría: ‘Lo que yo tengo que tomar es agua’, le dijo», confió a Clarín una fuente de caso.

A las 10.40, Florencia estaba de regreso en el departamento con sus compañeras de viaje (habia llegado a la ciudad esa misma semana, hacía 5 dias), minutos después se descompuso. Asustadas, llamaron a emergencias y en una ambulancia del SAME Florencia fue trasladada al Hospital Interzonal General de Agudos, al que llegó con fuertes convulsiones.

Los médicos debieron asistirla de manera mecánica para que pudiera respirar. A las 16.40, falleció. La causa: insuficiencia respiratoria como consecuencia de un cuadro de intoxicación, «una sobredosis», habia confirmado a este diario una fuente de la investigación. El resultado del resto de los informes forenses se conocerá en los próximos días.



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Los inesperados efectos del Covid en el intestino: cuáles son los síntomas y qué hacer

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La comida solía ser una fuente diaria de alegría para Sarah Carter de San Mateo, California. Se definía como amante del mundo vegetal y le encantaba ir a los mercados de agricultores, cuidar su huerto, cocinar platos elaborados y explorar los restaurantes de la Zona de la Bahía de San Francisco. Eso cambió en octubre de 2023, cuando Carter, de 36 años, tuvo COVID-19 por primera vez.

Su principal síntoma, la diarrea, se volvió tan agudo que tuvo que pedir una ambulancia para que la llevara a una guardia. Su presión arterial y su frecuencia cardiaca se habían disparado debido a una deshidratación grave y necesitó líquidos intravenosos para contrarrestarla. La enviaron a casa y tuvo que soportar tres días más de diarrea antes de volver a sentirse bien.

Pero en abril de 2024 sintió como si “hubiera heredado un nuevo sistema gastrointestinal de la noche a la mañana”. Casi todo lo que comía, incluso alimentos insulsos como el puré de manzana y las tostadas, le provocaba diarrea. También sufría hinchazón y dolores tan intensos que a veces tenía la sensación de que le corría ácido por el intestino.

En mayo, un gastroenterólogo le diagnosticó síndrome de intestino irritable postinfeccioso. Se trata de un trastorno común que provoca síntomas de SII – dolor abdominal junto con diarrea, estreñimiento o ambos – tras una intoxicación alimentaria u otras enfermedades gastrointestinales. Su médico le dijo que lo más probable era que la causa fuera la infección por coronavirus de seis meses antes.

Los gastroenterólogos sostienen que, desde el inicio de la pandemia en 2020, han observado un aumento del síndrome de intestino irritable y otras afecciones intestinales dolorosas y a menudo desconcertantes como la de Carter, y que muchas parecen haber sido causadas por infecciones anteriores por coronavirus. No disponemos de buenas estimaciones sobre el porcentaje de personas con Covid-19 que padecen síntomas gastrointestinales persistentes, pero algunos estudios limitados y pequeños indicarían que esa proporción podría estar entre el 16% y el 40%.

Hay diversas posibilidades para tratar los síntomas, pero lo primero es consultar a un especialista.

¿Qué problemas intestinales puede causar el Covid?

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Síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea son frecuentes durante las fases iniciales de una infección por coronavirus, según el Dr. William D. Chey, gastroenterólogo de Michigan Medicine. Pero en algunas personas, estos y otros síntomas, como reflujo, estreñimiento, dolor e hinchazón, pueden persistir durante meses o incluso años.

Como en el caso de Carter, algunos síntomas intestinales también pueden desaparecer y reaparecer meses después, según Chey. Y las personas que tenían problemas intestinales crónicos antes de contagiarse Covid-19 pueden notar que los problemas han empeorado.

Para algunas personas, los síntomas gastrointestinales son el único motivo de queja después de tener Covid-19. Pero para otras, pueden ser parte de una serie de síntomas del Covid largo, como la fatiga y la niebla cerebral, dijo la Dra. Louise King, médica de la Clínica de Recuperación del Covid de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte.

Las investigaciones indican que, si una persona ha tenido síntomas gastrointestinales durante una infección por Covid, corre mayor riesgo de sufrir problemas intestinales meses después. Y los problemas intestinales crónicos después del Covid parecen afectar más a las mujeres que a los hombres.

Más allá del dolor y la incomodidad de estos síntomas, su imprevisibilidad puede hacer que las personas duden en salir a comer afuera o incluso en salir de casa, lo que lleva al aislamiento, dijo King.

Imagen de microscopio electrónico del SARS-CoV-2, causante del Covid-19, emergiendo de la superficie de las células. Foto: EFEImagen de microscopio electrónico del SARS-CoV-2, causante del Covid-19, emergiendo de la superficie de las células. Foto: EFE

¿Cómo puede el Covid provocar estos problemas?

El coronavirus infecta las células del organismo al adherirse a determinadas proteínas de su superficie. Esas proteínas están presentes en las células de muchos tejidos, incluidos los de los pulmones, el corazón, el cerebro y el tracto gastrointestinal, por lo que no es de sorprender que el virus cause síntomas digestivos, dijo Chey.

Los médicos también saben desde hace tiempo que otras infecciones gastrointestinales, como las causadas por norovirus, giardia y salmonela, pueden provocar SII, así como dispepsia funcional, un tipo de indigestión crónica que causa frecuentes sensaciones de plenitud y dolor o ardor de estómago. Según el Dr. B. Joseph Elmunzer, gastroenterólogo de la Universidad Médica de Carolina del Sur, es lógico que el Covid pueda causar los mismos problemas.

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Una teoría sobre cómo el Covid podría causar estos síntomas es que puede aumentar la inflamación en el tracto gastrointestinal. Según King, el Covid también puede alterar el microbioma intestinal, reduciendo la cantidad de microbios “buenos” que controlan la inflamación y aumentando la cantidad de microbios “malos” que la provocan.

Con el tiempo, la inflamación puede dañar el revestimiento del intestino, haciéndolo más permeable, dijo Chey. Esa permeabilidad puede permitir que moléculas de alimentos salgan del intestino, haciendo que las células inmunitarias generen una respuesta alérgica a ellos.

Según el Braden Kuo, neurogastroenterólogo del Hospital General de Massachusetts, la inflamación inducida por Covid también puede dañar los nervios que controlan las contracciones y las señales de dolor en el intestino. Esto puede hacer que los nervios envíen señales de dolor al cerebro incluso cuando la digestión funciona con normalidad.

La ansiedad y la depresión también suelen empeorar los síntomas intestinales. En un estudio publicado en mayo, Elmunzer y sus colegas encuestaron a personas hospitalizadas por Covid-19 a principios de la pandemia. En comparación con los que no sufrieron trastorno de estrés postraumático relacionado con su enfermedad, los que sí lo padecieron eran más propensos a desarrollar una afección como SII o dispepsia funcional entre 12 y 18 meses después de su hospitalización.

¿Qué tratamientos existen?

Los médicos no saben cuánto tiempo pueden durar los síntomas intestinales relacionados con el Covid. Pero en el caso de las personas que padecen SII tras otro tipo de infecciones gastrointestinales, Chey sostiene que aproximadamente dos tercios se recuperan en un plazo de tres a cinco años. Según la experiencia de King con sus pacientes de Covid largo, la mayoría se siente significativamente mejor al año de la infección.

Si sus síntomas afectan su vida diaria, dijo Chey, vale la pena que consulte a un médico clínico. Si eso no ayuda, conviene pensar en una consulta a un gastroenterólogo. Es especialmente importante que vea a un médico si tiene sangre en las heces o pérdida de peso involuntaria o si tiene antecedentes familiares de cáncer colorrectal, celiaquía o enfermedad inflamatoria intestinal, para poder descartar éstas y otras afecciones.

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Según Chey, hay muchas formas de tratar el SII. Seguir una dieta baja en carbohidratos fermentables, idealmente con la guía de un nutricionista, suele ayudar; también se puede probar una dieta de estilo mediterráneo. Un psicólogo especializado en salud intestinal puede ayudarlo a aprender técnicas para controlar los síntomas.

Hay medicamentos y suplementos de venta libre que pueden tratar los síntomas, según Chey. Entre ellos están la loperamida para la diarrea, el polietilenglicol o un suplemento de óxido de magnesio para el estreñimiento y el aceite de menta con revestimiento entérico para la hinchazón y el dolor abdominal. También existen medicamentos recetados para el SII que pueden tratar la diarrea (rifaximina, eluxadolina) y el estreñimiento (linaclotida, plecanatida, tenapanor).

Para Carter han sido ocho largos meses, pero con la ayuda de un gastroenterólogo, un nutricionista y un psicólogo, está mejorando poco a poco. Todavía no puede comer muchas de sus verduras favoritas, pero lentamente va ampliando su lista de alimentos seguros. Es como “aprender a comer de nuevo”, dijo.

Está decidida a mantener una relación positiva con la comida y su cuerpo, aunque a veces sintiera que éste la traicionaba. “Puedo odiar el SII”, se dice. Y “puedo odiar al Covid, pero no puedo odiar mi cuerpo”.

Traducción: Elisa Carnelli

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