SOCIEDAD
Copa América 2024 | Tensión en Miami: incidentes y corridas afuera del estadio por hinchas colombianos que quisieron colarse
MIAMI,.- (Enviado especial) En la previa de la final entre Argentina y Colombia por la Copa América, y poco después de que se abrieran las puertas del Hard Rock Stadium de Miami para el ingreso de los hinchas, un numeroso grupo de simpatizantes del conjunto cafetero intentó ingresar por la fuerza al complejo. Imágenes obtenidas por LA NACION exhiben a una muchedumbre que se abalanza sobre los controles y molinetes dispuestos en la entrada del estadio. Esto provocó incidentes y choques con otros hinchas y llevó a los encargados de la seguridad en el recinto deportivo a cerrar las puertas de ingreso momentáneamente.
Este nuevo caso de descontrol se produce tras los enfrentamientos entre jugadores e hinchas en la semifinal entre Colombia y Uruguay. En respuesta a ello, la Conmebol dispuso mayores controles tanto dentro como fuera de la cancha. Se desplegaron más agentes de Policía, seguridad privada y auxiliares en las tribunas. Los familiares de los jugadores serán ubicados en un corralito de seguridad para evitar los incidentes que se produjeron en el estadio de Charlotte.
Esta noche, la selección argentina será “visitante”. Hoy una marea de camisetas amarillas invadieron la zona de Miami Gardens. Los colombianos demuestran que van a ser mayoría. Hasta ahora, el combinado de Lionel Scaloni había jugado con un fuerte respaldo en las tribunas. Este domingo será la excepción. La selección de Néstor Lorenzo está cerca de la mayor consagración en su historia. A ello se suma que en el condado de Miami-Dade viven cerca de medio millón de colombianos.
Colombia llega al último encuentro del torneo sudamericano con una racha que impone respeto. Ya son 28 los partidos seguidos en los que el conjunto cafetero no conoce la derrota. La mayoría, bajo la conducción de Lorenzo, que aun no perdió en los 25 encuentros que dirigió, más los tres últimos de Reinaldo Rueda. Colombia ya mejoró su racha histórica, que estaba en manos de aquel gran equipo conducido por Francisco Pacho Maturana (27 cotejos entre 1992 y 1994).
En lo que a la Argentina refiere, disputará su final número 20 en todo concepto. La primera fue cuando peleó por la la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, en 1928. En casi 100 años, la selección fue tres veces campeona del Mundo (1978, 1986 y 2022). En otras tres ocasiones se quedó a las puertas de la gloria (1930, 1990 y 2014). A esas seis se le suman siete finales disputadas por la Copa América (tres ganadas y cuatro perdidas). Además, en la Copa de las Confederaciones estuvo tres veces en el partido decisivo (un triunfo y dos caídas). También disputó una Finalissima, la obtenida con Lionel Scaloni como DT al vencer a Italia 3-0 en junio de 2022, y una Copa Artemio Franchi frente a Dinamarca a comienzos de 1993, a la que superó por penales tras el 1-1, en ek último título de Maradona.
Si la Albiceleste derrota a Colombia, se convertirá en el primer equipo en ser campeón de 16 ediciones de la Copa América, superando las 15 que hoy comparte con Uruguay. Por otro lado, Colombia busca igualar a Perú, Chile y Paraguay en el cuarto puesto de los máximos ganadores de la Copa (2 detrás de las 9 de Brasil).
La selección de Argentina y la de Colombia se enfrentaron en 40 oportunidades. con 20 victorias del conjunto nacional, mientras que los cafeteros obtuvieron nueve éxitos e igualaron en 11 partidos. El último duelo data del 1 de febrero del 2022, cuando los dirigidos por Lionel Scaloni se impusieron 1 a 0, en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, por las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022.
SOCIEDAD
La historia de la joven que fue operada de un tumor y sufrió un extraño cuadro al despertar de la anestesia
Cuando Weronika Somerville, a sus 14 años, se despertó de una operación cerebral para extirparle un tumor, no reconoció a las personas que estaban en la habitación del hospital. Eran sus padres. En el trayecto hacia un escáner posoperatorio, un médico empezó a hablar con ella. Se dio cuenta de que la joven no tenía ni idea de quién era él, a pesar de que era el cirujano que había llevado a cabo su intervención. Weronika había sufrido una complicación poco común: una amnesia retrógrada inusual. No podía recordar acontecimientos ni personas de su vida pasada. Sus recuerdos nunca volvieron.
“Solo sé lo que me contaron mis padres”, le dijo Weronika a la BBC. “Los médicos me preguntaban si los conocía. Recuerdo muchas caras que no había visto antes. El regreso a casa fue aterrador. Me daba miedo subirme a un coche. Simplemente, hacía lo que me decían. Me sentía como si volviera a casa con desconocidos que decían ser mi madre y mi padre. Mi madre me estaba enseñando la habitación que habían arreglado para mí después de la operación, pero nada de eso parecía mío. Recuerdo que miraba mi ropa y pensaba en quién se la habría puesto”.
Weronika, de Prestonpans, una ciudad escocesa cerca de Edimburgo, cuenta que pensaba que estar allí era lo correcto, pero que toda su personalidad y sus relaciones familiares cambiaron. Afirmó: “Ellos nunca perdieron esa conexión conmigo, pero incluso ahora no creo que mi relación sea tan cercana como ellos quisieran. Estoy más aislada y fui más independiente desde la operación”.
“Mis padres constantemente me mostraban álbumes de fotos, y eso me molestaba mucho. Hablaban y se reían de cosas que yo había hecho cuando era más pequeña, pero por más que intentaba concentrarme en ellas, no recordaba nada. No me gustaba mirar fotos con ellos porque mis padres tienen un apego emocional a esos momentos y yo no”. Weronika tuvo que volver a aprender todo, empezando por las matemáticas de la escuela primaria y el inglés.
Dijo que le llevó poco tiempo volver a aprender, ya que después de que le enseñaran las lecciones, la memoria parecía desbloquearse: aprendió las tablas de multiplicar después de repasarlas dos veces. En la escuela secundaria, tuvo dificultades. No reconocía a ninguno de sus amigos y, al empezar de nuevo, se sintió atraída por diferentes personas. Después de una década de seguimiento, el tumor de Weronika comenzó a crecer lentamente y, en marzo del año pasado, llegó el momento de tomar medidas.
Weronika, a punto de casarse, necesitaba una cirugía. Y uno de sus primeros pensamientos fue: ¿volvería a perder la memoria? “Estaba devastada. El cirujano dijo que definitivamente era posible que volviera a suceder. Pero, esta vez el tumor era más profundo y necesitaba la cirugía para mejorar mi expectativa de vida”.
El tratamiento de Weronika se presenta en la serie de la BBC Cirujanos: Al límite de la vida. En la serie, el neurocirujano especialista Imran Liaquat del Servicio Nacional de Salud (NHS) en Lothian, Escocia, explica el peligro de la complicada intervención.
El tumor estaba en el lóbulo frontal derecho del cerebro de Weronika, la zona responsable del pensamiento abstracto, la creatividad y la concentración. El cirujano tendría que identificar qué es tumor y qué es tejido normal y luego extirpar alrededor de este sin cortar tejido que pudiera afectar la función cerebral.
“Preservar la función cognitiva es muy importante, es la esencia de quienes somos como individuos y los cirujanos pueden alterarla. Somos responsables de las complicaciones y ponemos a prueba los límites de una extirpación óptima y eso te afecta”, dijo Liaquat. Agregó que era imperativo extirpar la mayor cantidad posible de tumor. “La evidencia de tumores como el de Weronika es que necesitamos extirpar al menos el 80-90% del tumor para aumentar la ventaja de supervivencia”.
En el quirófano lo acompañaba el hombre que realizó la cirugía original de Weronika cuando era adolescente: el neurocirujano especialista Drahoslav Sokol. “No es fácil pensar en hacer otra cirugía, particularmente en el contexto de su complicación anterior, pero realmente necesitamos extirpar su tumor para prevenir más problemas en el futuro”, señaló Sokol.
Weronika estaba aterrada de despertarse y no reconocer a su prometido, Cameron. “El miedo era que la última vez que esto ocurrió cambió mi identidad: ¿qué pasará si él realmente ya no me gusta?”.
Pero, Cameron se lo tomó con calma, haciendo álbumes de recuerdos fotográficos y álbumes de recortes de su relación y escribiendo notas y cartas a su prometida. “Ella significa todo para mí, absolutamente todo. Si perdiera la memoria, tendría que hacer que se enamorara de mí de nuevo y seguir desde allí”, dice Cameron.
Prácticamente, Weronika anotó todos sus datos bancarios y contraseñas, preparó un testamento y escribió una carta a su pareja para el peor de los casos. Al volver de la operación, la sala contuvo la respiración.
“Me desperté y todos estaban allí. Esta vez no sentí que me hubieran operado, sentí que había dormido una siesta”, afirma Weronika. “Mi familia estaba exhausta. Pero yo estaba completamente consciente y sabía exactamente lo que había pasado. Pude hablar”. “Vi a Imran y recuerdo haber dicho ‘me acuerdo de vos’”.
Weronika se está recuperando bien y se casó con Cameron en diciembre. La joven espera poder tener una vida feliz después de que le extirparon el 100% del tumor y está en deuda con los dos hombres que lo hicieron posible. “No creo que pueda expresar toda mi gratitud a esos dos cirujanos”, afirma. “Esta es la segunda vez que me salvaron la vida. Cuando lo ves, te das cuenta de lo que hay detrás de todo esto y son como dioses, son increíbles”.
*Por Debbie Jackson
BBC Mundo
SOCIEDAD
Alguien ha calculado cuántos episodios de una serie debemos ver para saber si vale la pena y el número es bastante alto
Posiblemente alguno de tus amigos te haya dicho en más de una ocasión que le des una oportunidad a Breaking Bad, Los Soprano, Perdidos, The Wire o alguna que otra serie más de estas que siempre vamos recomendando. Y es posible que también hayas ido a Google, hayas buscado cuántos capítulos tienes y hayas dicho: «Qué pereza». Pero aceptas la sugerencia, te pones a verla en tu TV y no te convence lo que ves. ¿Cuánto más debes seguir viendo para saber si es para ti?
Normalmente con tres episodios ya suelo sentenciar muchos programas, pero si necesitas una respuesta más estadística quizás te alegre saber que alguien se ha propuesto averiguar el número exacto de episodios que deberías ponerte antes de decidir si abandonar o no su visionado. Spoiler: son bastantes, la verdad.
Para dar con este dato, Daniel Parris, de Stat Significant, se puso a analizar las notas de los usuarios de IMDb de una sitcom que todos conocemos, Friends, y descubrió que el promedio de valoración de sus capítulos rondaba el 8,34. Con esta calificación como punto referencia, dictaminó que la comedia de Jennifer Aniston y compañía encontró su sitio en el público a partir del episodio 7.
Si en seis o siete episodios no te gusta…
Tras hacer esta prueba, puso en práctica su método de análisis con otras series de TV en IMDb comprando las puntuaciones de cada episodio con sus parámetros de calidad correspondientes para después calcular el promedio de la diferencia resultante por el número de capítulos. ¿El resultado? «Según nuestros hallazgos, la mayoría requieren de seis a siete episodios antes de que las calificaciones iniciales igualen (o superen) el promedio a largo plazo de esa serie», concluyen.
Como recuerdan en TechSpot, este dato es bastante alto si tenemos en cuenta que muchas producciones hoy tienen temporadas de seis u ocho capítulos. Sin ir más lejos esta semana se ha estrenado Daredevil: Born Again, con una primera tanda de apenas nueve entregas. Pero sí que es un dato que puede ayudarte a decidir si seguir viendo muchas series veterana como las antes mencionadas. Claro, que todo tiene sus excepciones: hay series de televisión que no arrancan hasta su segunda temporada, y otras que desde el primer episodio ya están haciendo historia. Pero sea como fuere, este dato estadístico es curioso.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Cuánto tiempo le das a una serie antes de decirle adiós? Recientemente tuve dos casos de series que quise abandonar en sus primeros capítulos, Star Wars: Skeleton Crew y Dune: La Profecía, que una vez acabadas difícilmente me podrían haber gustado más. ¿Tiene otros ejemplos parecidos?
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SOCIEDAD
Las mafias del cibercrimen cuentan con un ejército de más de 250.000 esclavos sometidos a torturas, extorsiones y violaciones
Mohammed Arshad, de origen indio, tiene 34 años. Le contactaron por redes sociales para ofrecerle un “buen trabajo”, de unos 1.000 euros mensuales, en una compañía tecnológica de Laos. Cuando llegó, se dio de bruces con la realidad. “Me confiscaron mi pasaporte y se negaron a devolvérmelo hasta pagar unos 100.000 euros o trabajar gratis durante un año”, relata. Su misión, estafar con identidades falsas a través de internet con consecuencias devastadoras en los afectados que van más allá del daño económico. Durante su cautiverio, hasta la pasada primavera, observó torturas y violaciones, algo similar a lo que le ocurrió a Xu Bochun, de 39 años y procedente de Shanghái, según relató hace unos días a EL PAÍS. Arshad y Xu Bochun han sido víctimas de las mafias del cibercrimen, que reclutan con engaños en hasta 22 países más de 250.000 personas como mano de obra forzada para lo que Jürgen Stock, secretario general de Interpol hasta el pasado noviembre, califica de “epidemia del fraude a escala masiva y mundial”.
Arshad pudo enviar un aviso a la embajada india y fue liberado el pasado 2 de junio del conocido como Triángulo Dorado, que incluye Myanmar, Laos y Tailandia. El Centro de Coordinación de Delitos Cibernéticos de la India, aunque ha liberado a muchas víctimas, aún dispone de una lista de centenares de personas que han entrado en estas zonas con visados de turistas y no han vuelto.
Su experiencia fue menos traumática que la de un joven de 24 años de Sri Lanka quien se identificó a la BBC como Rovi. A esta cadena relató torturas con descargas eléctricas, violaciones múltiples a compañeras. “Pasé 16 días en una celda por no obedecerles. Me daban agua mezclada con colillas de cigarrillos y ceniza para beber”, recuerda.
Neel Vijay, un joven de 21 años también de la India, pudo escapar del cautiverio, durante el que se vio obligado a trabajar más de 15 horas diarias, con un solo día de descanso al mes, porque su familia abonó un rescate de 7.000 euros. Detalla las mismas circunstancias de extorsión, tortura y explotación.
Interpol ha confirmado los relatos de las víctimas, quienes, según la policía internacional, “son explotadas financieramente, golpeadas y abusadas sexualmente”. Un trabajo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sobre la trata de personas calcula que el número de esclavos de estas organizaciones supera las 150.000 personas. La oficina de Derechos Humanos de la ONU eleva esta cifra a más de 250.000 solo en el Triángulo Dorado.
Para Ling Li, de la Universidad Ca’ Foscari (Venecia) y coautora del libro Scam (Fraude), es difícil cuantificar con precisión el número de empleados en esta industria y también rechaza que todos sean forzados o engañados: “Muchas personas ingresan inicialmente de manera voluntaria, buscando participar en estafas, pero luego se encuentran atrapadas, encerradas y sometidas a abusos, convirtiéndose así en víctimas. El número de estas depende en gran medida de cómo se defina la trata de personas o el trabajo forzoso y los diferentes países tienen sus propios marcos legales para estos términos”. Tampoco cuantifica el volumen de negocio de estas mafias, aunque sí precisa que es un entramado “enorme y se expande muy rápido”. “Solo en Camboya, identificamos más de 250 sitios fraudulentos”, precisa la autora.
Industria del terror
“Estas estafas no las ejecutan solo individuos sino que las orquestan grupos criminales organizadas que operan a escala industrial”, afirman Jack Whittaker, criminólogo de la Universidad de Surrey, y Suleman Lazarus, colega de la London School, en The Conversation. Ambos son coautores de una investigación en Journal of Economic Criminology sobre las víctimas de estas mafias.
Whittaker y Lázarus confirman los relatos de los caídos en las tramas de esclavos cibernéticos: “A las personas económicamente vulnerables se les promete trabajo [muchas veces en casinos] y se les envía al sudeste asiático, normalmente a Camboya y Myanmar, desde todo el mundo. Luego son encerrados en grandes recintos y pueden ser obligados a estafar a las personas durante 17 horas al día”.
Ling Li completa este terrible escenario: “Por lo general, las víctimas están confinadas en habitaciones o edificios abarrotados con una privacidad mínima. Se les mantiene bajo vigilancia constante y su libertad está severamente restringida; no se les permite salir de las instalaciones sin permiso y son objeto de violencia si intentan escapar. Además del confinamiento físico, las víctimas pueden enfrentarse a la manipulación psicológica. Los traficantes pueden utilizar la coerción emocional, como amenazas a sus familias o promesas de recompensas futuras, para asegurar la obediencia de las víctimas. También existe el miedo constante a ser castigado o a ser denunciado a las autoridades, lo que hace que muchas víctimas se muestren reacias a buscar ayuda”.
Un informe de Humanity Research Consultancy, una entidad social que investiga la esclavitud moderna, detalla que, “para garantizar el cumplimiento [del trabajo de estafadores], los traficantes torturan regularmente a sus víctimas, con métodos como la electrocución, enterrando vivos a los cautivos o rompiéndoles los dedos con martillos”. “Las mujeres, a menudo, son obligadas a ejercer el trabajo sexual en los burdeles del complejo y a actuar como modelos durante las videollamadas con las posibles víctimas”, añade el trabajo.
Este pasado febrero, una macrorredada en centros de llamadas fraudulentos de Myanmar llevó a la identificación de miles de esclavos de varios países. Solo Tailandia, según confirmó el primer ministro, Paetongtarn Shinawatra, gestiona la repatriación de 7.000 personas esclavizadas. Otros centenares volvían a China en vuelos organizados por el Gobierno. La operación Serengueti, completada a finales de año por Interpol, Afripol y 19 países concluyó con 1.006 detenciones por ciberfraudes que han ocasionado más de 185 millones de euros en pérdidas y afectado a 35.000 víctimas.
“En los últimos meses se han producido medidas represivas, detenciones y cortes de Internet por parte de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y los gobiernos regionales. Camboya, Myanmar y Laos siguen siendo los refugios más atroces para las operaciones criminales”, detallan Clara Fong y Abigail McGowan en el Consejo de Relaciones Exteriores, una ONG fundada en EE UU y especializada en política exterior y relaciones internacionales.
Las actuaciones en la región asiática se producen tras un informe de la organización independiente US Institute of Peace (USIP) en el que alerta de que “la delincuencia organizada es un importante motor de conflictos a nivel mundial”. “La única esperanza de desestabilizar y desbaratar esta compleja y arraigada red criminal en el sudeste asiático es un esfuerzo internacional dedicado y coordinado”, reclama la USIP.
Este esfuerzo tiene que ser proporcional a la proliferación de las mafias. Qiaoyu Luo, doctorada en la Facultad de Sociología de la Universidad de Oxford con una investigación sobre la industria del cibercrimen chino, detalla en un estudio publicado en Nature, que “el acceso generalizado a Internet ha facilitado un aumento de la ciberdelincuencia con fines de lucro”. “Esta”, añade, “está ahora altamente industrializada y opera con un conjunto de actos maliciosos que, en algunos casos, no requieren habilidades técnicas avanzadas”.
La investigadora calcula que el daño económico de la ciberdelincuencia alcance los 10.500 millones de dólares este año, casi el doble que hace cuatro años. “Muchas de estas actividades ilícitas son llevadas a cabo por empresas criminales que adoptan estructuras que se asemejan a negocios legales”, advierte.
El motor de estas actividades es principalmente el lucro rápido y con una inversión mínima. Un estudio publicado en Plos One contabilizó más de cuatro millones de euros defraudados a través de internet en 12 meses y solo en dos regiones del Reino Unido analizadas.
No solo un daño económico
Las campañas de fraude se dirigen a todos los rangos de edad o condición social, pero aquellos que se reconocieron más afectados, de forma más severa, fueron mayoritariamente mayores de 55 años, quienes relataron consecuencias no solo económicas, al perder sus ahorros, sino también graves secuelas psicológicas, como depresión y ansiedad. “Si bien el riesgo de ciberdelincuencia es mayor entre los grupos demográficos más jóvenes, los adultos mayores tienen más probabilidades de experimentar victimización repetida y pérdidas financieras”, explican los autores.
Para Mark Button, director del Centro de Ciberdelincuencia y Delincuencia Económica de la Facultad de Criminología y Justicia Penal de la Universidad de Portsmouth, “ha habido una percepción de que los delitos cibernéticos no tienen un impacto tan malo como algunos delitos físicos, pero es similar y, en algunos casos, peor que los delitos tradicionales comparables, como el robo”. “Encontramos víctimas que comparan los ataques cibernéticos con agresiones físicas o violaciones y otras que contemplaban el suicidio como consecuencia”, afirmó tras un estudio sobre las víctimas completado hace cinco años.
Las estafas que llevan a cabo son múltiples. Una de las más comunes es hacerse pasar por hombre o mujer, según el interés de la víctima, que entabla una relación con el usuario y va ganando su confianza para pedirles dinero con excusas de emergencias médicas o problemas legales. Otra común es ofrecer inversiones inverosímiles: solicitan 100.000 euros, devuelven 50.000 y la víctima cree haber conseguido una rentabilidad del 50% cuando, en realidad, ha perdido esa cantidad. También venden a supuesto bajo precio productos falsificados o de menor coste que el anunciado.
Marc Rivero, investigador principal de ciberseguridad de Kaspersky, añade entre los fraudes comunes “inversiones falsas en criptomonedas, donde se presentan plataformas manipuladas que muestran ganancias ficticias hasta que la víctima intenta retirar su dinero y se le bloquea el acceso” y las estafas de soporte técnico. “Los ciberdelincuentes se hacen pasar por empresas como Microsoft o Apple para instalar software [programa] malicioso y robar información bancaria”, añade. Otros esquemas que detalla son los ataques de Business Email Compromise (BEC), en los que se suplanta la identidad de ejecutivos para engañar a empleados y desviar fondos.
Cómo evitar los fraudes
El investigador de Kaspersky explica que “las estafas operadas desde estos centros de llamadas fraudulentos siguen un esquema bien estructurado que combina ingeniería social y tecnología avanzada para engañar a las víctimas”. Y detalla: “Los delincuentes utilizan bases de datos obtenidas ilegalmente y contactan a personas haciéndose pasar por empresas legítimas, empleando números de teléfono falsificados para dar credibilidad a sus llamadas. Su objetivo principal es manipular a las víctimas para que entreguen información personal, instalen malware [programas maliciosos] o realicen transferencias de dinero bajo falsas promesas”.
Para dificultar su detección, según especifica Rivero, “estos grupos delictivos emplean tecnologías como inteligencia artificial para automatizar fraudes, deepfakes [falsedades indetectables] para suplantar identidades y VPNs [redes virtuales] para ocultar su ubicación real. Además, el dinero robado suele ser blanqueado a través de criptomonedas y empresas ficticias, lo que les permite moverlo sin levantar sospechas y seguir operando sin ser identificados fácilmente”.
Para evitar ser víctimas de estas estafas, según Rivero, “es fundamental adoptar una combinación de prevención, escepticismo y medidas de seguridad digital”. “En primer lugar”, advierte, “hay que desconfiar de llamadas o correos electrónicos no solicitados que ofrezcan inversiones, premios o asistencia técnica inesperada. Las empresas legítimas no piden datos bancarios ni acceso remoto sin una solicitud previa. Además, es importante verificar siempre la identidad de quien llama o envía mensajes, evitando hacer clic en enlaces sospechosos o descargar archivos adjuntos sin confirmar su origen”. Y aconseja: “Una búsqueda rápida en internet sobre números de teléfono, correos electrónicos o empresas sospechosas puede revelar reportes de fraude de otros usuarios”.
“Otra estrategia clave es reforzar la seguridad digital con buenas prácticas como utilizar contraseñas robustas y únicas para cada cuenta, activar la autenticación en dos pasos y mantener el software y antivirus actualizados. También es recomendable monitorear regularmente cuentas bancarias y correos electrónicos en busca de actividades sospechosas. En el caso de inversiones o asesorías financieras, siempre se debe acudir a entidades certificadas y reguladas, evitando cualquier plataforma que prometa ganancias irreales o presione para tomar decisiones inmediatas”, aconseja.
“Si se sospecha de una estafa, es crucial informar de inmediato a las autoridades o a plataformas antifraude para evitar que más personas sean afectadas. En caso de haber proporcionado información bancaria, se debe contactar con el banco para bloquear transacciones sospechosas y cambiar credenciales comprometidas”, concluye Rivero.
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