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De la inflación a la pobreza: así se vive en los tres países de América Latina que dolarizaron su economía

El presidente Bukele quiso incluir al Bitcoin como moneda de cambio, pero pocos la usan. (Foto: Presidencia de El Salvador)Más de un 80% de los ecuatorianos apoya la dolarización. (Foto: AFP)

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Los contextos fueron distintos, al igual que los resultados. Cada proceso de dolarización que se encaró en América Latina contó con características propias que diferenció a uno del otro. Pero hay algo en lo que sí coinciden los especialistas de los tres países latinoamericanos que reemplazaron su moneda local por el dólar: las economías ganaron estabilidad y evitaron devaluaciones repentinas, aunque también tienen fallas que generan fuerte disconformidad en la población.

Ecuador, El Salvador y Panamá son los tres países de la región que tienen sus economías dolarizadas. El primero inició el proceso en medio de una fuerte inestabilidad económica en el 2000. Los salvadoreños lo hicieron un año después para evitar riesgos de devaluación, entre otros factores.

Informe especial

Distinto fue el caso de los panameños, que adoptaron la moneda norteamericana desde su nacimiento como Estado independiente para favorecer el comercio a través del Canal de Panamá.

“La dolarización puede ser la solución, pero no es una varita mágica”, advirtió en diálogo con TN el economista Claudio de Rosa, uno de los ‘padres’ de la dolarización en El Salvador. Y agregó: “Hay que trabajarlo con tiempo, establecer las grandes bases, tener los dólares en la reserva, reducir el déficit fiscal y comprender que el banco central empieza a ser independiente y ya no le podrá prestar más dinero al estado”.

A pesar de que no en todos los casos la dolarización sirvió de impulso para el desarrollo económico o para mejorar los índices de desigualdad social –muy presentes en América Latina-, en los hechos el cambio de moneda ayudó a mantener en línea el aumento de precios. Por caso, mientras en agosto la Argentina tuvo una inflación interanual de 124,4%, en El Salvador fue de 3,1%, en Ecuador de 2,6% y en Panamá de 2,2%.

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Como en algunas ocasiones las cifras por sí solas pueden esconden realidades distintas, TN recorrió los tres países dolarizados de América Latina para relevar cuáles fueron los beneficios y las falencias de estos procesos.

El Salvador: entre la estabilidad fiscal y la informalidad laboral que impacta en los sueldos

El 1 de enero de 2001 El Salvador empezó un proceso de dolarización impulsado por su entonces presidente Francisco Flores. La decisión no respondió a una crisis económica que existiera en aquellos años sino más bien a intereses comerciales y a la búsqueda de una estabilidad financiera y monetaria para los años siguientes.

El gobierno estableció que 8,75 colones -la moneda local- pasarían a ser un dólar y lentamente se empezó a dolarizar toda la economía: sueldos, pensiones, fondos del Estado y más. Pero llevó más de 5 años completar el proceso porque El Salvador no cumplía con todos los requisitos necesarios para adoptar la moneda norteamericana como de libre circulación.

Leé también: Dolarizar la economía: de qué se trata la principal propuesta de Javier Milei

“En un inicio no había la cantidad de dólares suficientes para comprar todos los colones que estaban en circulación, por eso se necesitó de la aprobación de Estados Unidos y por lo menos dos años hasta que el país alcanzó las reservas en dólares necesarias”, explicó a TN el economista Claudio de Rosa, uno de los ‘padres’ de la dolarización e investigador del Observatorio de Políticas Públicas de la Facultad de Economía de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).

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Con un guiño hacia la Argentina, de Rosa aseguró que el país podría empezar un proceso de dolarización, pero advirtió que “tiene que empezar a tomar reservas internacionales, es uno de los primeros requisitos que hay que tener”. El Banco Central de la República Argentina hoy no cuenta con esa capacidad. “Hay que ser conscientes también de que el banco central se cierra y deja de tener la posibilidad de prestarle al Estado”, agregó el economista.

El presidente Bukele quiso incluir al Bitcoin como moneda de cambio, pero pocos la usan. (Foto: Presidencia de El Salvador)
El presidente Bukele quiso incluir al Bitcoin como moneda de cambio, pero pocos la usan. (Foto: Presidencia de El Salvador)
SECOM

A El Salvador la dolarización le sirvió para cerrar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, ampliar los plazos de los créditos, bajar las tasas de interés y procurar una mayor disciplina fiscal. A lo largo de las últimas dos décadas logró mantener una inflación interanual menor al 3% o 4%. Aún así, al recorrer las calles de San Salvador, la capital, son muchas las personas que sienten que el dinero no les alcanza.

Ganamos en dólares pero no nos abunda el dinero para ahorrar o viajar, solo llego a comprar la comida y vivir”, dice Juan José Cortez, farmacéutico en un pequeño barrio salvadoreño.

Beneficia mucho a la clase alta y no a la baja”, reclama otra comerciante en el centro de la ciudad. Sucede que en un país donde casi el 70% de los trabajadores tiene un empleo informal, la inflación acumulada de casi el 15% en los últimos tres años producto de la crisis generada por el COVID-19 hizo que muchos pierdan parte de su poder adquisitivo.

Ecuador: fuerte respaldo pero con el recuerdo del shock de la dolarización

El 9 de enero de 2000 el por entonces presidente ecuatoriano Jamil Mahuad inició la dolarización en un contexto de fuerte crisis económica y polarización política que terminó con su gobierno pocos días después de empezar el proceso.

Ecuador había alcanzado una inflación cercana al 90% interanual en 1999, la devaluación oficial de la moneda se ubicaba en torno al 50% anual, algunos bancos se habían ido del país, se agigantaba la deuda y existían riesgos de corridas bancarias.

“En los 90′ Ecuador tuvo una crisis de inflación y devaluación similar a la que tiene hoy la Argentina”, explicó Walter Spurrier, economista y analista financiero de Ecuador. Fue en este contexto en el que el gobierno ecuatoriano estableció que 25.000 sucres -la moneda local- pasarían a ser un dólar. La primera respuesta no fue positiva: por unos meses la inflación se disparó a máximos históricos, se redujeron fuertemente los salarios y jubilaciones e inclusive muchos se fueron del país.

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Leé también: Casi 200 economistas alertaron sobre los riesgos de la dolarización y Javier Milei los cruzó: “Fracasados”

Ese shock inicial quedó bien presente en la sociedad ecuatoriana, aunque rápidamente la dolarización comenzó a generar un efecto positivo. La pobreza pasó de estar en torno al 58% en 2000 a cerca de 45% para diciembre de 2001. Al mismo tiempo, para enero de 2002 -dos años después de iniciar el cambio de moneda- la inflación se ubicó en 16% y desde 2003 Ecuador ya no volvió a tener aumentos de precios de dos dígitos.

Más de un 80% de los ecuatorianos apoya la dolarización. (Foto: AFP)
Más de un 80% de los ecuatorianos apoya la dolarización. (Foto: AFP)
2013 Getty Images

“La dolarización hizo que después de mucho tiempo las familias pudieran empezar a planificar para comprar una casa o pagar una hipoteca”, aseguró el economista Spurrier. “La clase media se expandió y por eso adoran el dólar”, sumó. Lo cierto es que una encuesta realizada por la consultora Cedatos arrojó en 2015 que el 85% de los ecuatorianos respalda al dólar.

De todas formas, están quienes reclaman que los sueldos siguen sin alcanzar. Tal es el caso de Ricardo Cruzatty, un periodista que recuerda como en el 2000 el comercio de sus padres quebró por la dolarización y su mamá decidió irse del país. “Los alquileres y la comida es cara, un sueldo de 1000 dólares para una pareja recién casada no alcanza”, dijo en diálogo con TN en la ciudad de Guayaquil.

Al mismo tiempo, en los últimos años Ecuador experimentó un fuerte aumento en sus índices de violencia. Los grupos narco criminales se disputan el comercio de la droga y tomaron gran parte de las ciudades costeras del país para tener salida directa hacia el Pacífico. Distintos expertos advierten que la dolarización ayudó a que estas bandas tuviesen más facilidades para lavar dinero y afianzar un circuito delictivo que hoy atemoriza a prácticamente todo el país.

Panamá: dolarizado desde su nacimiento y con fuerte desigualdad social

El caso panameño es bien distinto al de Ecuador y El Salvador. Panamá adoptó el dólar ya en 1904 a los pocos meses de independizarse de Colombia en noviembre de 1903. Lo hizo como garantía económica para los Estados Unidos por la construcción del Canal de Panamá y para asegurarse un libre flujo de capitales para el comercio exterior. Muchos consideran que, por su posición geográfica, es el punto de encuentro entre el norte y el sur americano.

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Un balboa -la moneda local- equivale a un dólar y prácticamente no tiene circulación, sólo es posible encontrar monedas de un balboa en algunos comercios. “En el caso de Panamá fue muy acertada la decisión de dolarizar”, enfatizó Samuel Moreno, presidente del Colegio de Economistas de Panamá, en diálogo con TN entre los característicos rascacielos del centro financiero de Panamá City, la capital.

Si bien en 2022 la economía panameña creció un 15%, el índice más alto de América Latina, y la inflación se ubicó en el 3% anual, al país lo aqueja la fuerte desigualdad social que queda a la vista a los pocos minutos de recorrer las calles de la capital: detrás del paisaje de los rascacielos se esconden barrios humildes y precarios que nada tienen que ver con los lujosos barrios que no están a más de 5 o 10 minutos de distancia.

“La clase media es muy chica”, afirmó Ariela Vinitzky, una consultora política argentina que desde hace 15 años está radicada en Panamá. “En este país hay muy poca gente que es muy favorecida, mientras que el grueso de la población no lo es”, agregó. De todos modos, remarca que esa desigualdad no responde a la dolarización en sí, sino que “tiene que ver con un modelo donde no se evalúan las necesidades insatisfechas de los que menos tienen”. En el índice Gini, que mide la desigualdad, Panamá se posiciona en el tercer lugar de América Latina.

A lo largo de estos más de 100 años fueron pocos los momentos en que la economía panameña se vio impactada por grandes cimbronazos internacionales. En términos generales la experiencia de la dolarización en este país fue positiva. En una economía estable muchos remarcan las posibilidades que tienen de acceder a hipotecas y créditos. El salario promedio ronda los 1400 dólares, pero con experiencia y educación puede saltar a bandas mucho más altas.

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SOCIEDAD

Sin traición en el Día de la Lealtad, Cristina adelanta el año electoral

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Una vez más, se puso a la vanguardia, alteró el escenario y adelantó el calendario. Con su lanzamiento autodefensivo como candidata a presidir el PJ nacional, Cristina Kirchner recuperó un protagonismo que tendía a aplanarse, modificó los planes de renovación del peronismo y anticipó el año electoral de casi todas las fuerzas. Aunque la ciudadanía esté en otra cosa y la dominen otras preocupaciones. Más concretas y urgentes.

Tal vez, el más descolocado con la inesperada reinstalación de la expresidenta haya sido el aventajado aspirante a delfín político, Axel Kicillof, a quien desafía Máximo, el hijo biológico de “la jefa”.

El acto de este miércoles en Berisso confirmó esa incomodidad. El gobernador bonaerense dejó para más adelante cualquier intento de diferenciación explícita y de emancipación, si es que alguna vez lo ensaya.

Prefirió ratificar que el 17 de octubre es el Día de la Lealtad peronista. Para la traición hay otros 364 cada año (como ya se sabe) y Kicillof no ve necesidad de adelantar tiempos. No parece estar en su naturaleza el emprendedorismo, como corresponde a su formación ideológica, aunque tampoco reniega de la muy capitalista ley de la herencia.

El gobernador defendió a la expresidenta, a quien volvió a considerar una perseguida política. O una proscripta, como ella misma se autodefinió. Allí, sin embargo, podría vislumbrarse alguna estrategia en su beneficio. Cristina Kirchner dijo tras ser condenada en primera instancia que eso la alejaba de cualquier postulación a cargos electivos (no partidarios) porque implicaba una proscripción de hecho. Si Kicillof no se propuso refrescarle ese compromiso, la mención se pareció mucho a un recordatorio interesado.

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La Cámpora puede seguir siendo un rival, pero “la jefa” no se mancha ni se desafía. El tiempo dirá si llegado el caso se animará a hacerlo o seguirá los pasos de Horacio Rodríguez Larreta en Pro.

Por lo pronto, para la reinstalación de Cristina Kirchner fue un alivio que el desafío interno quede encapsulado en el gobernador riojano en default, Ricardo Quintela. Más aún tras las versiones de que la reunión con Kicillof no los había acercado. Y eso tiene impacto en varias dimensiones. No solo en lo electoral. El Gobierno está obligado a mirar con mucho cuidado y manipular el artefacto con extrema prudencia. Empieza a darse cuenta de eso.

La celebración en la Casa Rosada, como primera reacción, a la reaparición de la expresidenta y su intención de volver a erigirse como figura central del peronismo, donde en imagen no encuentra competencia seria, dio paso muy rápido a algunas expresiones de alarma. Sobre todo, desde el costado económico.

La construcción de enemigos tiene sus riesgos. Y no porque ese rival tenga hoy probabilidades de asestarle una derrota electoral. Esa es solo una de las dimensiones en las que las decisiones políticas importan.

“Si Cristina vuelve a instalarse como la principal opositora y ella o quien ella ponga estuvieran en condiciones de ganar o hacer una buena elección bonaerense, van a espantar a inversores aunque nos vaya bien en el resto”, admite un alto funcionario mileísta que sigue el armado electoral oficialista tan de cerca como el trío Karina Milei-Santiago Caputo-Lule Menem le permiten.

Vuelve a hacerse presente el recuerdo de la reaparición de la expresidenta en las elecciones de 2017, en las que a pesar de ser derrotada por una dupla cambiemita de candidatos a senadores de escaso peso propio (Esteban Bullrich-Gladys González) la escasa diferencia tuvo un alto impacto en el devenir del gobierno de Mauricio Macri.

El deterioro que la figura de Cristina Kirchner y todo lo que representa han sufrido es obvia, pero la capacidad de daño puede ser es más importante que la potencia constructiva.

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El renovado embate del oficialismo sobre el kirchnerismo, expresado en las últimas horas con tanto énfasis por el propio Presidente y por el ministro Luis Caputo en el Coloquio de IDEA, no solo silenció y desplazó definitivamente los cuestionamientos que hasta no hace nada recibía el macrismo. También muestra la preocupación por este resurgimiento.

La decisión apunta a mantener al kirchnerismo en escena, pero debilitado, y evitar que asome algún rival novedoso. El riesgo es que se cumpla la máxima nietzchiana y que los ataques lo fortalezcan. Otra vez, a “matar o morir”, como suele decirle Milei a sus interlocutores.

En esa batalla también apuestan a restarle soportes a sus adversarios. En el Día de la Lealtad, el Gobierno apuesta la traición, la división y el hartazgo de los que después de dos décadas quieren liberarse del yugo cristinista o, simplemente, empezar a desarrollar su propia empresa. O de los que necesitan ponerse en valor para mejorar su poder de negociación. Ayer quedó claro que el oficialismo deberá esperar,

Esta reposición de los kirchneristas como los enemigos a batir o “los delincuentes” (diría Caputo) que quieren volver a destruir, tiene como contrapartida la reformulación del vínculo con Mauricio Macri y su escorado submarino amarillo.

La designación hecha ayer de la exfuncionaria macrista María Tettamanti como nueva secretaria de Energía implica mucho más que un recambio puntual tras el desplazamiento de Eduardo Rodríguez Chirillo, cuyas acciones estaban en baja desde el nombramiento Daniel González (exjerarca de YPF durante el macrismo) como virtual ministro de Energía y Minería.

“La llegada de Tettamanti surge de lo que Mauricio [Macri] habló con Milei y de lo que Cristian [Ritondo] discutió con Santiago [Caputo]. También, porque Daniel González quería sumar gente de [la fundación macrista] Pensar. Ahora van a entrar varios más que estuvieron en nuestra gestión para mejorar los niveles de respuesta que el sector privado invierta aún más rápido”, admitió y anticipó la persona que mejor conoce al jefe de Pro. Una UTE (unión transitoria de empresas) en proceso.

Las puertas de la administración mileísta parecen empezar a abrirse para el macrismo, como venía reclamando su dueño en las reuniones que mantuvo con Milei y en la última con el supergurú Caputo. En este escenario jugaron un papel crucial las muchas pruebas de amor (no correspondido) que el macrismo le ha dado al Gobierno. Tanto como las necesidades que hoy enfrenta el mileísmo y las necesidades electorales de ambos espacios.

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Por una parte, se trata es el pago al apoyo parlamentario dado por Pro para sostener los vetos presidenciales a las leyes previsional y de financiamiento universitario. Dos grandes demostraciones de la entrega macrista, por la impopularidad que tenían. Sus principales dirigentes amenazaban con que serían las últimas si no había contrapartida.

Sin embargo, menos efectivo que esa advertencia parece haber sido el nuevo gran reto que enfrenta Milei y que hizo saltar todas las alarmas. Refiere al tratamiento en el Congreso de la reforma de la ley vigente para limitar los decretos de necesidad y urgencia (DNU), impulsada por Pro y el radicalismo, que en el mileísmo creen que puede poner en riesgo la gobernabilidad.

La actual legislación, cuya autora fue Cristina Kirchner, cuando era legisladora y su esposo presidente, estableció una anomalía singular en el sistema republicano, al hacer que le sea más fácil legislar al Presidente, por la vía de los DNU, que al Parlamento. Con que sólo una Cámara no rechace un decreto, este queda firme, mientras que para sancionar una ley se requiere de la aprobación del Senado y de Diputados. Como se ha visto recientemente es más fácil bloquear que sancionar leyes. Hiperpresidencialismo agravado.

En este juego en el que las conveniencias se imponen a los principios, los kirchneristas avalan el afán reformista de la ley que lleva su sello y el macrismo enfrenta un dilema. Pro siempre cuestionó aquel anómalo refuerzo del poder presidencial, impuesto por el kirchnerismo gobernante en su beneficio. Además, sus legisladores presentaron proyectos, que ahora se reflotan, para restablecer la limitación constitucional a la legislación por decreto.

A pesar de esos antecedentes, en esta nueva etapa de su relación con el Gobierno y en vistas al año electoral, el macrismo estaría dispuesto a asumir el costo de la incongruencia en nombre de la real politik.

“Todo tiene que ver con todo”, responden desde el macrismo cuando se les pregunta si la flamante generosidad oficial para incorporar a sus cuadros al Gobierno está vinculada con la restricción a los DNU, además de otras consideraciones.

Por ahora, el macrismo no contaría con el número para impedir que la reforma salga. “Va a ser difícil, porque igual los que impulsan la reforma tienen el número, más allá de lo que hagamos nosotros. El negocio es mandarla al año que viene, por lo menos”, admite uno de los diputados más influyentes de Pro.

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Dilatar el tratamiento es más que la admisión de una realidad aritmética adversa. Es, también, una decisión estratégica del macrismo. Operaría como una garantía para sus aspiraciones en el armado electoral, a los efectos de no ceder más poder antes de tiempo y quedarse sin cartas de negociación cuando se definan candidaturas.

El pago a Macri con cargos en la administración así como tener que sostener el blindaje a los DNU no es visto por todo el macrismo de igual manera. Por un lado, defender una ley del kirchnerismo que da más poder al Poder Ejecutivo indigesta a los republicanos. Por el otro, el ingreso de cuadros amarillos en la gestión, sin un acuerdo marco más amplio que incluya cuestiones que hacen a la identidad macrista y dé garantías para la conformación electoral inquieta a algunos estrategas que aconsejan al dueño del partido.

“Yo le digo a Mauricio que no se apure y que espere con las manos abiertas para recoger lo que le va a caer de arriba, por lo que están rompiendo las ‘fuerzas del cielo’”, señala un consejero político que el expresidente suele escuchar y que mira con prevención el desempeño político (y económico) del oficialismo.

La capacidad del mileísmo de fabricar enemigos, al margen de la decisiva performance en el plano económico, empieza a configurar nuevos escenarios desafiantes y a alentar ilusiones, no solo de rivales acérrimos, como el kirchnerismo. Ayer se lo advirtieron en IDEA dos gobernadores muy cercanos.

También, hay varios dirigentes que llegaron a cargos políticos de la mano de Milei, como el senador Francisco Paoltroni, que quedó afuera del bloque oficialista tras oponerse a la candidatura para integrar la Corte del cuestionado Ariel Lijo.

El formoseño está recorriendo las provincias con una ambulancia intentando recoger afectados por el fuego del “triángulo de hierro” y por los acuerdos con figuras prominentes de la casta a la que Milei dijo que venía a combatir. La amplitud del arco de contactos que está desarrollando es tal que hasta le ha valido el reproche de algunos referentes de fuerzas nacionales que parecen muy lejanas a su pertenencia. Es el caso de sectores del radicalismo del norte grande. Aunque no le será fácil.

Milei sigue dominando la agenda pública y las encuestas, pero cada vez aparecen más dirigentes que, aún sin estar en condiciones de disputarle esa hegemonía, se mueven para debilitársela. El año electoral ya están en marcha. El lanzamiento de Cristina Kirchner solo lo certificó.

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