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De peregrinaje por el centro de Bogotá: conozca iglesias coloniales de la ciudad

Infobae le presenta algunos lugares para visitar el centro de Bogotá y recorrer sus iglesias

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Capilla del Sagrario, Catedral Primada de Bogotá.
Capilla del Sagrario, ubicada al costado de la Catedral Primada de Bogotá, es uno de los templos que exhibe el arte colonial en Bogotá. Infobae.

Martín Ernesto Álvarez lo tiene muy claro, los historiadores deben salir de la comodidad de la academia y empezar a compartir con la gente, abrirse a la sociedad. Este principio lo motiva a pararse, a veces, en la Catedral Primada de Colombia y cuando observa a alguien interesado por la iglesia lo aborda con la pregunta ¿Usted sabe quién está ahí enterrado?

La pregunta es formulada en referencia al sepulcro de Gonzalo Jiménez de Quesada, el conquistador castellano que fundo Bogotá en la primera mitad del siglo XVI. No lo hace por casualidad, para él la figura de Quesada es muy atractiva, no por fundar la actual capital del país o por la belleza de la capilla donde se encuentran sus restos, sino porque “se trata de un personaje muy complejo, casi como un Quijote. Es un conquistador que termina muriendo en la pobreza”.

Si las personas que aborda se interesan por su relato, sin darse cuenta, terminan en un recorrido guiado por todo el recinto. Lo que no saben es que Álvarez es un joven investigador, es doctor en Historia y lleva años estudiando los procesos de evangelización en la Nueva Granda durante los primeros siglos de la Colonia.

“Muchos bogotanos no conocen la catedral acá en Bogotá, van le dan una vuelta, ven los altares y pare de contar, pero no conocen la historia que hay detrás de la capital del Rosario o no saben del pie de San Juan que está en la cúpula. No saben que esta es la cuarta catedral y las tres anteriores han caído por estar mal hechas”, afirma con vehemencia.

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Altar del museo-Iglesia de Santa Clara, Bogotá.
En 1973 la Iglesia de Santa Clara fue adquirida por el Estado colombiano, desde 1975 Colcultura inicio el proceso de restauración, el templo fue desacralizado y actualmente opera como museo. Infobae

Generalmente, realiza estas guías gratuitas de forma espontánea, en su mayoría lo hace cuando sale del archivo o de las bibliotecas donde realiza sus investigaciones y ve que la catedral está abierta. Dice que ya lo conocen los encargados del edificio e inclusive, a veces los auxiliares de policía que cuidan el bien cultural le hacen preguntas, pues no conocen mucho de la historia de la iglesia.

¿Qué lo motiva a hacer estas guías? Es una práctica que adquirió desde que fue a México a estudiar su maestría, allá era contactado por conocidos que viajaban al país azteca y le pedían que les acompañara a conocer la ciudad.

Luego, ya de vuelta en Bogotá, logró trabajar como monitor temporal en el Museo Nacional, donde hacía recorridos para los visitantes. Ahora, no tiene un trabajo remunerado, pero eso no impide expresar su amor por el país extraño que es el pasado.

Aunque se ha acercado a distintas autoridades para explicar su trabajo y buscar patrocinio, es consciente que el sector cultural es uno de los menos atractivos para la inversión privada. Mientras que en el caso del Instituto Distrital de Turismo (IDT), buscan un perfil diferente.

No solo le interesa la catedral, a veces los recorridos se extienden por todo el Centro Histórico. En su concepto es clave conocer las iglesias coloniales que se encuentran en la ciudad, al respecto aseguró:

“De sur a norte: es primordial conocer la iglesia de Santa Bárbara, no solo porque tiene pintura mural, sino porque es de los primeros sitios en que sé catequizó en lengua muisca, lamentablemente es una de esas iglesias que solo abren cuando dan la misa. Luego está San Agustín, que tiene una colección impresionante de pinturas y la capilla detrás del altar, consagrada a Jesús Nazareno, es muy hermosa. Obviamente Santa Clara, que ahora es museo, que es de las iglesias coloniales mejor conservadas del país”.

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Altar de la Iglesia de la Concepción
El altar de la iglesia de la Concepción fue traído a lomo de mulas desde Tocancipa. Pie de foto. Infobae.

“Cerca de Santa Clara, antes de la séptima, la Iglesia de la Concepción, que es de las primeras que se construye en Bogotá; que además tiene una historia maravillosa porque el altar lo trajeron a lomo de mula desde Tocaima. También son muy importantes las iglesias de las Aguas, sobre todo porque su pintura mural está muy bien conservada. Ya hacia el norte está la iglesia de San Diego”

Sin embargo, en su concepto no solo las iglesias del centro de Bogotá merecen ser conocidas por los ciudadanos. Resalta la iglesia de San Bernardo en Bosa, que fue en su época la capilla doctrinera, del antiguo pueblo y hoy localidad; o a la Catedral Santiago Apóstol de Fontibón, que a pesar de sus transformaciones aún conserva sus bases coloniales.

Pero su lista continua, hace énfasis en las capillas de Sesquilé, que fue restaurada en su momento por el mexicano Rodolfo Vallín (que falleció en 2020), en ella se encontró la pintura de un mestizo orando. Otra, en su mayoría desconocida, es el conjunto doctrinero de Sutatauza.

Para el joven investigador, conocer una iglesia no solamente tiene un carácter religioso, estos edificios son ante todo documentos que explican a la sociedad que las produjo. “No es lo mismo una capilla doctrinera a la capilla del Gimnasio Moderno, cada una permite conocer la relación de la sociedad con lo sagrado y las relaciones que se entablan entre ellos”.

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Altar de la iglesia de las Aguas, Bogotá.
La iglesia de las Aguas fue construida en 1657, se ubica en la Cra. 2A #18A-68. Infobae.

Por eso es fundamental cuando se conoce un municipio el visitar su iglesia, que además es la edificación que se diferencia del resto. Hizo un llamado a las autoridades eclesiásticas, subrayando que es necesario que estos espacios puedan ser conocidos por fuera de los horarios del culto e integrados en los circuitos turísticos. Pero también le preocupa que los guías y la oferta para visitantes se haga solo en la Semana Santa y diciembre. Al respecto afirmo:

“La iglesia es demasiado recelosa de sus propiedades, que es herencia de la constitución de 1886 donde se garantizaba la total independencia de la Iglesia católica del Estado. Eso cambia con la constitución del 91, las tienen que abrir, pero también implica un reto de seguridad, porque ya varias iglesias han sido robadas y expoliadas. Hay casos en que las pinturas de las iglesias fueron robadas o los mismos párrocos las vendieron ¡Nos las robaron!”.

Frente al rol del Estado, destaca la falta de voluntad política, tanto por preservar como por divulgar estos bienes patrimoniales. Asegura que hay una gran apertura en concebir muchas expresiones culturales como patrimonio cultural, pero esto no puede ir en contra de preservar las iglesias

“El Estado tiene que ser consciente que estos lugares, por más que sean de culto religioso, son patrimonio y el testimonio de una sociedad viva”.

Al continuar la conversación, fue posible encontrar una razón más en los argumentos de Álvarez. Existe una concepción sesgada de lo que significó la Colonia, ejemplo de ello es que no es abordada la complejidad del proceso de evangelización. No solo se trataba de adoctrinar a los indígenas e imponer la fe.

Fue un proceso de constantes negociaciones por parte de todos los actores involucrados, los indígenas la usaron como una oportunidad para continuar con sus tradiciones y vida comunitaria, las autoridades la emplearon como una forma de control social. Pero también había tensiones al interior de cada sector, por ejemplo, cuenta que en 1614 se llegó a peleas físicas entre los sacerdotes jesuitas y franciscanos de Bogotá, por el dogma de la inmaculada concepción.

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Escultura de San José en la iglesia de las Aguas, Bogotá.
Una de las principales características de la iglesia de las Aguas es la conservación de las pinturas mulares. Infobae.

Finalmente, Martín habla de lo difícil que le ha resultado insertarse en el mercado laboral. Las plazas en la academia, donde se encuentran los trabajos con condiciones estables, son escasos y solo se abren pocas convocatorias al año. A ello se suma que en la mayoría de estas participan demasiadas personas, a pesar de que en muchos casos de antemano se conoce quién ocupará esas plazas.

“Yo si pienso que hay mucho nepotismo en la academia colombiana, porque uno se da cuenta de que los profesores conforman “roscas” y cuando se retiran piensan que pueden dejar el puesto a sus estudiantes favoritas”, asegura Álvarez.

A pesar de ello, Álvarez no se arrepiente de sus decisiones formativas o laborales, al final no concibe su vida dedicada a otra cosa que no sea el estudio de la Historia, lo dice como si la cara de sorpresa de las personas que aborda en la catedral fueran suficiente recompensa por sus esfuerzos. Sin que esto impliqué dejar de lado las demandas al Estado, para que aumente su inversión en el sector cultural y que dicha financiación no sea exclusivamente enfocada en los intereses del gobierno de turno.

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Quinieleros online: cómo son las apuestas ilegales en los casinos clandestinos de la web

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Exhausto, después de laburar con el teléfono todo ese miércoles, J. se fue a dormir cerca de las 3 de la madrugada. A las 5 ya le volvió a sonar el celular. Es un cliente que lo está llamando. Le dice que le acaba de transferir una plata, poco más de $ 1.000, y que necesita «que le baje las fichas ahora». J. protesta en silencio, pero sabe que recién arranca en esto y necesita fidelizar. Sin salir de la cama toma el teléfono, chequea que la guita haya ‘impactado’, se mete en la plataforma y habilita 1.000 fichas para que su cliente siga jugando en el casino virtual que administra. Termina y se vuelve a dormir un ratito más. Del otro lado recién están arrancado, a ver si sale un plenito salvador antes que despunte el sol.

La escena la cuenta un joven de 30 años que comenzó a trabajar hace pocas semanas de «cajero» en un casino online, una nueva especie de changuita que surgió durante la pandemia y que explotó en los últimos meses en todo el país como un rebusque ‘barrani‘, totalmente informal.

Se trata de intermediarios que reciben el dinero de los apostadores y lo cambian por fichas en alguna de las decenas de plataformas de juego que aparecen cada semana, un pasamanos por el que cobran una comisión, pero que les exige dos cosas: estar disponibles casi las 24 horas y reclutar cada vez más apostadores.

Es un negocio sencillo aunque intenso, que crece cada semana gracias al boca en boca y hoy es una salida laboral fácil y rápida para miles de personas en todo el país. Hace falta apenas un celular con internet, cuentas en un par de bancos digitales y mucha perseverancia. Quienes lo ofrecen lo venden como «un emprendimiento para trabajar desde casa», donde se pueden generar hasta 600 mil pesos mensuales para quienes logren una buena clientela.

Lo que no cuentan es que es un negocio ilegal. 

«Nunca se sabe quién juega»

J. tiene poco más de 30 años y vive al fondo de Tristán Suárez, en el sur del conurbano. Se dedicaba a «revolear» cosas, compraba motos y autos para después revenderlos. Hace unas semanas, vio a un conocido ofreciendo cupos para sumarse como cajero. Nunca jugó a nada y no tiene idea, pero le prometieron que pagaba bien. Aceptó y se metió.

El negocio le llegó a través de otro conocido, que tiene el rol de administrador en megafaraón.com, una de las decenas de plataformas que aparecen dando vueltas en Internet. Esta persona tiene la función de ser nexo con el casino, mover las fichas y funcionar en última instancia como la banca. Es quien pagará los premios que puedan sacar los apostadores. Quien convocó a J. por esta changa dejó un trabajo en blanco en una de las empresas que mejor paga en la zona. 

Megafaraón, una de las plataformas más usadas.


Megafaraón, una de las plataformas más usadas.

Clarín pudo hacer una reconstrucción de este negocio en base a testimonios de más de 30 jugadores, cajeros y administradores que contaron los detalles vía WhatsApp e Instagram, o en foros de Facebook. Ninguno quiso hablar con su nombre real. Operar juegos de azar de manera clandestina puede traer entre 3 y 6 años de cárcel.

«La función más importante del cajero es buscar jugadores. ¿Cómo se hace? Por medio de estados de WhatsApp, perfiles de Instagram. Es un trabajito de constancia, de todos los días. Y después el boca en boca, que te recomienden», cuenta E., quien lleva un año como administradora. Lo hace durante un pitch de ventas, con el que está tratando de sumar nuevos cajeros a su red.

E. es entusiasta, habla rápido. Ofrece un 20 por ciento de ganancias por sobre el capital que los apostadores pierdan. Por ejemplo, si un jugador apuesta 50 mil pesos y los pierde, el cajero se llevará 10 mil. Si le llegan a ganar un premio de 20 mil, esa comisión cae a 6 mil.

Ella insistirá en que el secreto del éxito es la constancia. Dice que hay que postear tres veces por día: mediodía, tarde y noche. También ofrecer promociones, hacer tarjetas o subir capturas de pantallas de pagos realizados a apostadores, no importa si no son propios. Un arsenal de estrategias de marketing de guerrilla.

Los mensajes que llegan por Whatsapp e Instagram para invitar a los usuarios a jugar.


Los mensajes que llegan por Whatsapp e Instagram para invitar a los usuarios a jugar.

«Tenés el que te juega todos los días, el del finde nomás, el que juega cuando cobra, el que te jugó una vez y después no lo hace nunca más. Hay que postear todo el tiempo porque nunca sabés quien te va a jugar», resume. 

El cajero es una cara familiar para el apostador, que le confía su dinero a un conocido, un primo, un compañero de trabajo. Eso ayuda a que el casino tenga mayor penetración a través de gente de confianza. Recibe el dinero del cliente y se lo cambia por las fichas, que le permitirán jugar a alguno de los juegos que ofrecen. Hay tragamonedas, blackjack, caballos, ruleta o apuestas deportivas.

«Tengo cajeros que que ganan mucha plata, mucha plata -remarca E.-. Tengo una chica que tiene 20 años y se está llevando entre 200 y 300 lucas por quincena. Si vos conseguís unos 100 jugadores, por quincena te llevás unos 50 mil mas o menos», promete.

Hace falta apenas una billetera virtual («o varias, por si te las van cerrando») y empezar a ofrecer. «No necesitás documento, necesitás decirme que sí y yo te empiezo a bajar fichas», apura. Antes de terminar la charla, ya tenemos un perfil armado con un nombre falso. 

Invitaciones de los administradores para sumar cajeros. Prometen ganancias en poco tiempo.


Invitaciones de los administradores para sumar cajeros. Prometen ganancias en poco tiempo.

El esquema de negocio varía de un administrador a otro. Algunos ofrecerán comisiones de hasta el 50 por ciento. Otros con un porcentaje menor, pero liberando al cajero de tener que pagar premios. Unos incluso cobran un ingreso de 4 mil pesos para liberar un curso de introducción, que es apenas un video de YouTube. 

También aparecen las denuncias por estafas. Son historias de quienes se borraron sin pagar premios. O los que prometen el «truco del payasito», una supuesta martingala para sacarle el jackpot a uno de los tragamonedas. Hay de todo.

Qué dice la ley

Además de megafaraón aparecen en el radar jugalo.net, casinofox.bet, Casinozeus.vip, Camelbet, magiplay, Bet 30, Gana en casa, Suerte Bet, Casino 33, Hades o Vikingo por nombrar apenas algunas de las cientas plataformas que se ofrecen en las redes. 

Ninguna está habilitada en Argentina. Megafaraón, por ejemplo, dice ser una marca registrada pero no tiene una sede, una dirección física o un mail donde escribir. Apenas figura un proveedor de hosting de Rosario. Otras dicen operar bajo leyes de Curazao o Colombia. O directamente no indican dónde están montadas.

Los cajeros se comparten comporbantes de pagos para atraer otros usuarios


Los cajeros se comparten comporbantes de pagos para atraer otros usuarios

«Los usuarios pueden identificar fácilmente qué páginas cuentan con la autorización correspondiente para operar fijándose en el dominio del sitio web; sólo aquellas que cuentan con la extensión bet.ar son legales en Argentina. Todas las demás, son ilegales», explican a Clarín desde la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de la Argentina (ALEA), la organización que nuclea a todas las entidades provinciales.

Según reconstruyen fuentes del sector, el juego online creció durante la pandemia del Covid-19, cuando casinos y jugadores se mudaron a las plataformas virtuales ante la imposibilidad de pisar la calle. Fue un movimiento apurado y algo tosco, con una serie de huecos donde vive el negocio.

Hasta ese momento, el juego virtual no estaba regulado, por lo cual no era ilegal. La normativa llegó en diciembre de 2021, cuando se habilitaron las apuestas virtuales. Como el juego es materia de reglamentación federal, cada provincia determina cómo se emplea y qué plataformas están autorizadas. Hoy son 17 las provincias que emitieron normas.

«Después de la pandemia, gran parte del público no sólo se adaptó a consumir entretenimiento mediante medios digitales, sino que además ahora prefieren hacerlo de ese modo», agregan desde ALEA.

Hay versiones cruzadas sobre qué hacer para combatir el fenómeno. Algunos se quejan de haber dejado afuera a las agencias oficiales (en provincia de Buenos Aires, el distrito más grande, no pueden cargar). Otros señalan que hace falta registrarse con los datos y una tarjeta de débito en el legal y eso disuade al jugador. En el sector estiman que de cada 7 pesos que se juegan, 6 van al ilegal.

Al igual que con el viejo quinielero, la facilidad y la posibilidad de hacerlo sin dejar registro atrae al jugador.

Según un informe publicado por Playtech, uno de los principales proveedores de software de juegos online, Argentina es el país de Latinoamérica donde menos importa si las páginas son legales o no. Apenas el 29% de los encuestados indicaron que es un factor que toman en cuenta a la hora de decidir si juegan o no en ese sitio.

En Brasil y Colombia, dos de las plazas donde más instalado está el juego, esos porcentajes suben al 60 y 52 por ciento, respectivamente.

El informe también señala el crecimiento que tuvo la actividad en el país. Argentina lidera a nivel regional el “growth score” (tabla de crecimiento) que mide el uso de aplicaciones y juegos online con relación a la cantidad de usuarios y las descargas realizadas. Según sus datos -y solo contando los oficiales- las apuestas online ya generan en el país ingresos por US$ 2.400 millones. 

Un grupo de WhatsApp de cajeros, donde denuncian a una estafadora que desapareció sin pagar.


Un grupo de WhatsApp de cajeros, donde denuncian a una estafadora que desapareció sin pagar.

Si bien muchos casinos se subieron al negocio y lanzaron sus plataformas oficiales, los que ya circulaban y se habían instalado nunca intentaron ponerse a derecho.

«Cuando se reglamentó, muy pocos pasaron a ser legales. El resto es increíble, continuamente ves plataformas que se bajan, se crean, se suben. Y son las mismas, cambian el nombre y vuelven», cuenta Patricio Gándola, presidente de la federación de Cámaras de agentes de loterías, quinielas y afines (FACALQA).

«Son páginas de afuera. Les venden fichas virtuales a un financista que, por ejemplo, compra por un millón de dólares y las paga 700 mil. Luego las vende a sus administradores por 800 mil. Ahí le sacó 100 mil de ganancia. Luego, esos las distribuyen a sus cajero por 900 mil», cuentan a Clarín fuentes judiciales que investigan estas organizaciones.

«Apostando desde el baño»

A nivel local, los cajeros se manejan por billeteras virtuales de MercadoPago, Ualá, Brubank, Cuenta DNI o Modo. Las cargas son a partir de 500 pesos en algunos casos y las apuestas en las máquinas arrancan tan bajo como en 2 pesos. Hay para todos los bolsillos.

«Yo me metí para hacer un dinero extra. Tampoco es que te hacés millonario, pero todo suma para ayudar un poco y tener algo más en la casa por las dudas», cuenta a Clarín M., que lleva más de dos años como cajera. Es mamá de una nena en edad escolar, su marido trabaja de seguridad privada. En los huecos de la tarde, cuando está sola en casa, aprovecha para trabajar.

Comparte estados en WhatsApp con promociones o memes, responde preguntas y recibe transferencias para cambiar por fichas. Tiene una red de unos 30 jugadores, aunque los fijos suelen ser unos diez, especialmente a principios de mes. Dice que le reporta unos 20 mil pesos en sus ingresos.

Cuentas de Instagram que ofrecen a los apostadores jugar en las plataformas.


Cuentas de Instagram que ofrecen a los apostadores jugar en las plataformas.

«Es de terror, nos asusta a nosotros mismos», se sincera Néstor. Desde hace 17 años es miembro de Jugadores Anónimos, la organización que recibe y contiene a quienes tienen un vínculo problemático con las apuestas. Según cuenta, desde que volvieron de la pandemia empezaron a aparecer en los grupos las primeras historias de adicción al juego online. Con un factor extra: muchos de ellos son jóvenes sub 25.

Entre los disparadores menciona el aumento de la publicidad en redes y televisión, y la enorme facilidad que otorga poder jugar desde el teléfono: «Vos antes te tenías que trasladar a la sala de juego, pasar un tiempo escondido. Hoy vas al baño con el celular y estas jugando. ¿Cómo sabés que, por ejemplo, no estoy apostando ahora con otro teléfono?» dice.

Las publicidades son otro punto de conflicto, especialmente con un ejército de influencers que comenzaron a meterse en el negocio recomendando «sus casinos de confianza» en Instagram, como si se tratase de una crema más, o un lugar donde cenar.

Por ejemplo, el caso de una participante del último Gran Hermano, que compartió en una de sus historias un link y un código de descuento. Clarín accedió a ese link, que dirige al WhatsApp de un cajero que promociona CasinoFox.bet, una página ilegal. En Instagram la influencer tiene 2,5 millones de seguidores y, según un informe del programa LAM, por subir una historia a sus redes puede cobrar hasta 250 mil pesos. 

Si las páginas no tienen los papeles en regla, mucho menos herramientas para lidiar con jugadores que tienen problemas de ludopatía. En los grupos de cajeros el tema no se menciona.

«Toda esta gente que me juega, tampoco es que tiene mucha plata. Son todos humildes, laburantes», cuenta J., mientras muestra el panel de control donde administra los jugadores de su red. «Se puede controlar todo. Esta me cargó 500 pesos, estaba muerta, eran los últimos que tenía. Esta me cargó 1.000 hace un rato y ya tiene 4.000 pesos. Esta al revés, me cargó 4.000 pesos y ya le quedan 500«, cuenta. 

G., otra administradora, revela otra cara del fenómeno. Dice que cada vez está más dificil el negocio, porque explotó la cantidad de jugadores que quieren saltar el mostrador virtual y volverse cajeros.

«Subió todo, la plata no alcanza. Entonces ahora somos muchos ofreciendo el negocio, pero hay pocos clientes», protesta.

SC

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