SOCIEDAD
Dengue: siguen subiendo los casos y las respuestas a las 10 preguntas clave
El ministro de Salud bonaerense fue más que gráfico. «Estamos en el momento máximo de pico de una epidemia», dijo este martes Nicolás Kreplak. En lo que va de esta temporada, el dengue está teniendo un crecimiento exponencial de casos.
Según el último reporte de la situación de Dengue en Argentina, hubo 16.143 casos de los cuales 14.224 no tienen antecedentes de viaje, 1.529 se encuentran en investigación y sólo 390 son importados. El número preocupa, pero una estadística es positiva: es un 10% menos de casos que en el mismo periodo de 2020 y 40% menos que en 2016.
En este escenario, surgen muchas dudas: qué hacer para prevenir la enfermedad y qué hacer una vez que alguien se contagia. Aquí, la respuesta a las 10 preguntas más frecuentes que dispara este brote.
1.¿Cómo se transmite el dengue?
El dengue es un virus que no pasa de persona a persona. El mismo mosquito que transmite el zika y la fiebre chikungunya es el vector del dengue. El Aedes aegypti.
Es el «mosquito hogareño”, como lo nombró el Ministerio de Salud de la Nación. Vive en nuestras casas y en sus alrededores.
Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona infectada por dengue, adquiere el virus y recién después de siete días es capaz de transmitirlo a una persona sana a través de su picadura.
2-¿Qué pasa si tengo dengue?
La mayoría de los que contraen dengue no tienen síntomas. Cuando aparecen, suelen ser fiebre, dolor de cabeza, detrás de los ojos y en las articulaciones, náuseas y erupciones en la piel (puntitos rojos). Se cura en una o dos semanas, pero la enfermedad puede agravarse y requerir hospitalización.
Los síntomas, que aparecen entre 4 y 10 días después de la infección, duran de 2 a 7 días. Sólo el 10% de los casos de dengue corresponden a cuadros de «dengue grave», que antes se decía «hemorrágico» y que puede ser mortal.
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, es muy importante ir a la consulta médica, no automedicarse y evitar la picadura de mosquitos.
No hay un tratamiento específico para el dengue, pero la detección precoz y el acceso a una atención médica adecuada reducen absolutamente las tasas de mortalidad por dengue grave.
La prevención y control del dengue se basan en la eliminación de sus mosquitos transmisores.
En Argentina, para la temporada 2019-2020, año récord, hubo 96.454 casos con sospecha de dengue y 26 fallecidos. En el brote actual se registraron 7 muertes.
3-¿Qué pasa si tuve dengue y me infecto por segunda vez? ¿Cuántas veces puedo infectarme?
No es estrictamente cierto que «la segunda vez que te infectás te da dengue hemorrágico«. Acá entra en juego el serotipo de la infección.
Hay cuatro serotipos de dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DEN-V 4), que circulan a lo largo de toda América y en algunos casos, simultáneamente.
«La infección por un serotipo, seguida por una segunda o tercera infección con un serotipo diferente, aumenta el riesgo padecer dengue grave», aclara a Clarín Juan Manuel Carballeda, doctor en Biología e investigador del CONICET.
«Esto es así porque se cree que la inmunidad parcial que genera la primera infección, por ejemplo, con el serotipo 2, no es suficiente para defendernos del serotipo 3. Y, además, esa inmunidad parcial, incompleta, podría generar más riesgo de enfermedad grave», sigue.
Así como una picadura no es sinónimo de dengue, las personas que ya tuvieron la enfermedad deben tener más cuidado en evitar las picaduras: usar repelente a diario, principalmente.
4-¿Sirve fumigar para prevenir contagios?
«El dengue necesita personas y mosquitos. A los Aedes sí los podemos eliminar. Pero son muy difíciles de erradicar, porque tienen una biología fuerte: ponen huevos al nivel del agua que son resistentes a la temperatura y a la sequía. Si el recipiente se seca, los huevos resisten hasta la próxima temporada que llueva. No sólo resisten en la misma temporada de dengue sino incluso en el invierno y resisten de un año al otro también«, dice a Clarín Adrián Díaz, también investigador del CONICET.
Cuando se detectan varias personas con dengue en la misma zona, explica Díaz, lo ideal es fumigar cinco manzanas alrededor. Así se elimina la posibilidad de que existan más focos a partir de uno identificado.
Pero la acción química no es lo primero para ponerle un límite al virus. Antes, es importante eliminar cualquier recipiente que acumule agua, para bajar a gran escala las poblaciones del mosquito vector.
«Lo ideal es trabajar de manera sostenida todo el año en materia de educación de base, en los barrios, colectivamente, para fomentar que se eliminen los criaderos de mosquitos (descacharrar). Porque el Estado no puede entrar a cada casa para frenar el dengue«, dice el biólogo.
El Aedes aegypti tiene distintas etapas de desarrollo: los huevos, las larvas, las pupas (etapas que transcurren en el agua) y los mosquitos adultos (cuando ya pueden volar).
Cualquier recipiente capaz de acumular agua puede convertirse en un criadero.
5-¿Cómo utilizar correctamente el repelente y los otros productos de protección?
En cuanto a los repelentes, no hay diferencia entre el común o el de larga duración, como tampoco la hay entre el aerosol o el spray. Y ambos tienen la ventaja de cubrir más superficie en menos tiempo respecto a la crema. Lo importante es ponerse tantas veces como se recomienda en el envase del producto para estar protegidos.
Se debe colocar en todas las zonas en que la piel esté descubierta (nunca debajo de la ropa para evitar irritaciones y no desperdiciar el producto). Si se usa protector solar o perfume, aplicar primero estos productos y después el repelente. En el caso de los niños, el repelente lo debe colocar un adulto. Para los bebés se recomienda proteger la cuna o cochecito con redecillas para mosquitos cuando permanecen en exteriores.
Los espirales, las tabletas y los líquidos para los dispositivos que se enchufan no se deben usar en ambientes con poca ventilación, ni en presencia de personas asmáticas o alérgicos respiratorios. Y hay que mantener la cabeza a más de dos metros del punto de liberación del producto. En los niños particularmente no se recomienda la exposición continua al «líquido eléctrico».
6-¿Las personas infectadas deberían aislarse para cortar la cadena?
«La recomendación, porque no es obligatorio, para pacientes ambulatorios, es que traten de aislarse lo más posible de los mosquitos. Sabemos que el dengue no se transmite de persona a persona ni de mosquito a mosquito así que el virus tiene que saltar sí o sí de un especie a otra», marca Carballeda.
La recomendación es aislarse mientras se tenga fiebre, colocar mosquiteros en la casa, espirales y usar repelente, para cuidarse de las picaduras. De hecho, si hay internados por dengue se les coloca un tul sobre las camas. Pero no existe un aislamiento obligatorio de los infectados, como sí ocurría con el Covid.
7-De 10 mosquitos que vemos, ¿cuántos son Aedes aegypti?
«La respuesta depende mucho de dónde estemos buscando mosquitos. Y del momento del día. En Buenos Aires hay tres especies dominantes. El Aedes aegypti, bien urbana; culex quinquefasciatus, también bastante urbana y Aedes albifasciatus, no tan urbano. Así que en las casas, durante el día, los mosquitos que van a picar son los Aedes aegypti. Pican a la mañana temprano y a la tardecita. A la noche pican las otras dos especies», marca Díaz.
8-¿A cuántas personas puede infectar un mismo mosquito?
«No lo podría decir, pero una de las particularidades que tiene el Aedes aegypti es su comportamiento alimenticio ‘histérico’. Una sola hembra puede picar a varias personas a la vez y puede picar a la misma persona varias veces. Porque hace comidas incompletas», señala el especialista.
Muchas especies de mosquitos prefieren asentarse en el mismo hospedador, alimentarse completamente y recién ahí salir. El Aedes no. «Va picando, probando, principalmente en los tobillos. Cuando decimos ‘me acribillaron los tobillos los mosquitos’, probablemente es el mismo mosquito», dice Díaz. El Aedes aegypti «ataca» particularmente a los tobillos porque es atraído por unas sustancias volátiles que están en los hongos de los pies, pero pueden picar en todas las zonas del cuerpo que estén descubiertas.
9-¿Cuánto vive este mosquito?
Claramente, no pica y se muere. Una hembra adulta puede vivir hasta un mes. En laboratorio, en condiciones ideales, hasta tres meses.
10- ¿Hay una vacuna contra el dengue?
«Es muy interesante el tema de las vacunas. Necesitamos una que proteja contra los cuatro serotipos a la vez. Porque si hacemos una contra el serotipo 2, probablemente nos proteja pero nos deje bastante desprotegidos contra un serotipo 1,3 y 4″, concluye Carballeda.
En Argentina se detectó hasta ahora la presencia de tres serotipos: el 70% correspondió a DEN-1, el 27% a DEN-4 y solo un 3% a DEN-2.
La ANMAT está evaluando la vacuna japonesa de Takeda, que previene la enfermedad provocada por los cuatro serotipos de dengue. Su nombre comercial es Qdenga y fuentes del sector estiman que su aprobación sería inminente.
Desarrollada en base al serotipo 2 de dengue, su formato es el de «virus atenuado».
En diciembre de 2022 ya la aprobó la EMA, que es la «ANMAT europea» y verificó hasta ahora que protege un año y mantiene buena efectividad a lo largo de 18 meses. La autorización de uso fue para todos los mayores de 4 años. En tanto, la FDA (la «ANMAT estadounidense») está revisando los papeles de Takeda y se espera también una aprobación no muy lejana.
SOCIEDAD
Quinieleros online: cómo son las apuestas ilegales en los casinos clandestinos de la web
Exhausto, después de laburar con el teléfono todo ese miércoles, J. se fue a dormir cerca de las 3 de la madrugada. A las 5 ya le volvió a sonar el celular. Es un cliente que lo está llamando. Le dice que le acaba de transferir una plata, poco más de $ 1.000, y que necesita «que le baje las fichas ahora». J. protesta en silencio, pero sabe que recién arranca en esto y necesita fidelizar. Sin salir de la cama toma el teléfono, chequea que la guita haya ‘impactado’, se mete en la plataforma y habilita 1.000 fichas para que su cliente siga jugando en el casino virtual que administra. Termina y se vuelve a dormir un ratito más. Del otro lado recién están arrancado, a ver si sale un plenito salvador antes que despunte el sol.
La escena la cuenta un joven de 30 años que comenzó a trabajar hace pocas semanas de «cajero» en un casino online, una nueva especie de changuita que surgió durante la pandemia y que explotó en los últimos meses en todo el país como un rebusque ‘barrani‘, totalmente informal.
Se trata de intermediarios que reciben el dinero de los apostadores y lo cambian por fichas en alguna de las decenas de plataformas de juego que aparecen cada semana, un pasamanos por el que cobran una comisión, pero que les exige dos cosas: estar disponibles casi las 24 horas y reclutar cada vez más apostadores.
Es un negocio sencillo aunque intenso, que crece cada semana gracias al boca en boca y hoy es una salida laboral fácil y rápida para miles de personas en todo el país. Hace falta apenas un celular con internet, cuentas en un par de bancos digitales y mucha perseverancia. Quienes lo ofrecen lo venden como «un emprendimiento para trabajar desde casa», donde se pueden generar hasta 600 mil pesos mensuales para quienes logren una buena clientela.
Lo que no cuentan es que es un negocio ilegal.
«Nunca se sabe quién juega»
J. tiene poco más de 30 años y vive al fondo de Tristán Suárez, en el sur del conurbano. Se dedicaba a «revolear» cosas, compraba motos y autos para después revenderlos. Hace unas semanas, vio a un conocido ofreciendo cupos para sumarse como cajero. Nunca jugó a nada y no tiene idea, pero le prometieron que pagaba bien. Aceptó y se metió.
El negocio le llegó a través de otro conocido, que tiene el rol de administrador en megafaraón.com, una de las decenas de plataformas que aparecen dando vueltas en Internet. Esta persona tiene la función de ser nexo con el casino, mover las fichas y funcionar en última instancia como la banca. Es quien pagará los premios que puedan sacar los apostadores. Quien convocó a J. por esta changa dejó un trabajo en blanco en una de las empresas que mejor paga en la zona.
Clarín pudo hacer una reconstrucción de este negocio en base a testimonios de más de 30 jugadores, cajeros y administradores que contaron los detalles vía WhatsApp e Instagram, o en foros de Facebook. Ninguno quiso hablar con su nombre real. Operar juegos de azar de manera clandestina puede traer entre 3 y 6 años de cárcel.
«La función más importante del cajero es buscar jugadores. ¿Cómo se hace? Por medio de estados de WhatsApp, perfiles de Instagram. Es un trabajito de constancia, de todos los días. Y después el boca en boca, que te recomienden», cuenta E., quien lleva un año como administradora. Lo hace durante un pitch de ventas, con el que está tratando de sumar nuevos cajeros a su red.
E. es entusiasta, habla rápido. Ofrece un 20 por ciento de ganancias por sobre el capital que los apostadores pierdan. Por ejemplo, si un jugador apuesta 50 mil pesos y los pierde, el cajero se llevará 10 mil. Si le llegan a ganar un premio de 20 mil, esa comisión cae a 6 mil.
Ella insistirá en que el secreto del éxito es la constancia. Dice que hay que postear tres veces por día: mediodía, tarde y noche. También ofrecer promociones, hacer tarjetas o subir capturas de pantallas de pagos realizados a apostadores, no importa si no son propios. Un arsenal de estrategias de marketing de guerrilla.
«Tenés el que te juega todos los días, el del finde nomás, el que juega cuando cobra, el que te jugó una vez y después no lo hace nunca más. Hay que postear todo el tiempo porque nunca sabés quien te va a jugar», resume.
El cajero es una cara familiar para el apostador, que le confía su dinero a un conocido, un primo, un compañero de trabajo. Eso ayuda a que el casino tenga mayor penetración a través de gente de confianza. Recibe el dinero del cliente y se lo cambia por las fichas, que le permitirán jugar a alguno de los juegos que ofrecen. Hay tragamonedas, blackjack, caballos, ruleta o apuestas deportivas.
«Tengo cajeros que que ganan mucha plata, mucha plata -remarca E.-. Tengo una chica que tiene 20 años y se está llevando entre 200 y 300 lucas por quincena. Si vos conseguís unos 100 jugadores, por quincena te llevás unos 50 mil mas o menos», promete.
Hace falta apenas una billetera virtual («o varias, por si te las van cerrando») y empezar a ofrecer. «No necesitás documento, necesitás decirme que sí y yo te empiezo a bajar fichas», apura. Antes de terminar la charla, ya tenemos un perfil armado con un nombre falso.
El esquema de negocio varía de un administrador a otro. Algunos ofrecerán comisiones de hasta el 50 por ciento. Otros con un porcentaje menor, pero liberando al cajero de tener que pagar premios. Unos incluso cobran un ingreso de 4 mil pesos para liberar un curso de introducción, que es apenas un video de YouTube.
También aparecen las denuncias por estafas. Son historias de quienes se borraron sin pagar premios. O los que prometen el «truco del payasito», una supuesta martingala para sacarle el jackpot a uno de los tragamonedas. Hay de todo.
Qué dice la ley
Además de megafaraón aparecen en el radar jugalo.net, casinofox.bet, Casinozeus.vip, Camelbet, magiplay, Bet 30, Gana en casa, Suerte Bet, Casino 33, Hades o Vikingo por nombrar apenas algunas de las cientas plataformas que se ofrecen en las redes.
Ninguna está habilitada en Argentina. Megafaraón, por ejemplo, dice ser una marca registrada pero no tiene una sede, una dirección física o un mail donde escribir. Apenas figura un proveedor de hosting de Rosario. Otras dicen operar bajo leyes de Curazao o Colombia. O directamente no indican dónde están montadas.
«Los usuarios pueden identificar fácilmente qué páginas cuentan con la autorización correspondiente para operar fijándose en el dominio del sitio web; sólo aquellas que cuentan con la extensión bet.ar son legales en Argentina. Todas las demás, son ilegales», explican a Clarín desde la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de la Argentina (ALEA), la organización que nuclea a todas las entidades provinciales.
Según reconstruyen fuentes del sector, el juego online creció durante la pandemia del Covid-19, cuando casinos y jugadores se mudaron a las plataformas virtuales ante la imposibilidad de pisar la calle. Fue un movimiento apurado y algo tosco, con una serie de huecos donde vive el negocio.
Hasta ese momento, el juego virtual no estaba regulado, por lo cual no era ilegal. La normativa llegó en diciembre de 2021, cuando se habilitaron las apuestas virtuales. Como el juego es materia de reglamentación federal, cada provincia determina cómo se emplea y qué plataformas están autorizadas. Hoy son 17 las provincias que emitieron normas.
«Después de la pandemia, gran parte del público no sólo se adaptó a consumir entretenimiento mediante medios digitales, sino que además ahora prefieren hacerlo de ese modo», agregan desde ALEA.
Hay versiones cruzadas sobre qué hacer para combatir el fenómeno. Algunos se quejan de haber dejado afuera a las agencias oficiales (en provincia de Buenos Aires, el distrito más grande, no pueden cargar). Otros señalan que hace falta registrarse con los datos y una tarjeta de débito en el legal y eso disuade al jugador. En el sector estiman que de cada 7 pesos que se juegan, 6 van al ilegal.
Al igual que con el viejo quinielero, la facilidad y la posibilidad de hacerlo sin dejar registro atrae al jugador.
Según un informe publicado por Playtech, uno de los principales proveedores de software de juegos online, Argentina es el país de Latinoamérica donde menos importa si las páginas son legales o no. Apenas el 29% de los encuestados indicaron que es un factor que toman en cuenta a la hora de decidir si juegan o no en ese sitio.
En Brasil y Colombia, dos de las plazas donde más instalado está el juego, esos porcentajes suben al 60 y 52 por ciento, respectivamente.
El informe también señala el crecimiento que tuvo la actividad en el país. Argentina lidera a nivel regional el “growth score” (tabla de crecimiento) que mide el uso de aplicaciones y juegos online con relación a la cantidad de usuarios y las descargas realizadas. Según sus datos -y solo contando los oficiales- las apuestas online ya generan en el país ingresos por US$ 2.400 millones.
Si bien muchos casinos se subieron al negocio y lanzaron sus plataformas oficiales, los que ya circulaban y se habían instalado nunca intentaron ponerse a derecho.
«Cuando se reglamentó, muy pocos pasaron a ser legales. El resto es increíble, continuamente ves plataformas que se bajan, se crean, se suben. Y son las mismas, cambian el nombre y vuelven», cuenta Patricio Gándola, presidente de la federación de Cámaras de agentes de loterías, quinielas y afines (FACALQA).
«Son páginas de afuera. Les venden fichas virtuales a un financista que, por ejemplo, compra por un millón de dólares y las paga 700 mil. Luego las vende a sus administradores por 800 mil. Ahí le sacó 100 mil de ganancia. Luego, esos las distribuyen a sus cajero por 900 mil», cuentan a Clarín fuentes judiciales que investigan estas organizaciones.
«Apostando desde el baño»
A nivel local, los cajeros se manejan por billeteras virtuales de MercadoPago, Ualá, Brubank, Cuenta DNI o Modo. Las cargas son a partir de 500 pesos en algunos casos y las apuestas en las máquinas arrancan tan bajo como en 2 pesos. Hay para todos los bolsillos.
«Yo me metí para hacer un dinero extra. Tampoco es que te hacés millonario, pero todo suma para ayudar un poco y tener algo más en la casa por las dudas», cuenta a Clarín M., que lleva más de dos años como cajera. Es mamá de una nena en edad escolar, su marido trabaja de seguridad privada. En los huecos de la tarde, cuando está sola en casa, aprovecha para trabajar.
Comparte estados en WhatsApp con promociones o memes, responde preguntas y recibe transferencias para cambiar por fichas. Tiene una red de unos 30 jugadores, aunque los fijos suelen ser unos diez, especialmente a principios de mes. Dice que le reporta unos 20 mil pesos en sus ingresos.
«Es de terror, nos asusta a nosotros mismos», se sincera Néstor. Desde hace 17 años es miembro de Jugadores Anónimos, la organización que recibe y contiene a quienes tienen un vínculo problemático con las apuestas. Según cuenta, desde que volvieron de la pandemia empezaron a aparecer en los grupos las primeras historias de adicción al juego online. Con un factor extra: muchos de ellos son jóvenes sub 25.
Entre los disparadores menciona el aumento de la publicidad en redes y televisión, y la enorme facilidad que otorga poder jugar desde el teléfono: «Vos antes te tenías que trasladar a la sala de juego, pasar un tiempo escondido. Hoy vas al baño con el celular y estas jugando. ¿Cómo sabés que, por ejemplo, no estoy apostando ahora con otro teléfono?» dice.
Las publicidades son otro punto de conflicto, especialmente con un ejército de influencers que comenzaron a meterse en el negocio recomendando «sus casinos de confianza» en Instagram, como si se tratase de una crema más, o un lugar donde cenar.
Por ejemplo, el caso de una participante del último Gran Hermano, que compartió en una de sus historias un link y un código de descuento. Clarín accedió a ese link, que dirige al WhatsApp de un cajero que promociona CasinoFox.bet, una página ilegal. En Instagram la influencer tiene 2,5 millones de seguidores y, según un informe del programa LAM, por subir una historia a sus redes puede cobrar hasta 250 mil pesos.
Si las páginas no tienen los papeles en regla, mucho menos herramientas para lidiar con jugadores que tienen problemas de ludopatía. En los grupos de cajeros el tema no se menciona.
«Toda esta gente que me juega, tampoco es que tiene mucha plata. Son todos humildes, laburantes», cuenta J., mientras muestra el panel de control donde administra los jugadores de su red. «Se puede controlar todo. Esta me cargó 500 pesos, estaba muerta, eran los últimos que tenía. Esta me cargó 1.000 hace un rato y ya tiene 4.000 pesos. Esta al revés, me cargó 4.000 pesos y ya le quedan 500«, cuenta.
G., otra administradora, revela otra cara del fenómeno. Dice que cada vez está más dificil el negocio, porque explotó la cantidad de jugadores que quieren saltar el mostrador virtual y volverse cajeros.
«Subió todo, la plata no alcanza. Entonces ahora somos muchos ofreciendo el negocio, pero hay pocos clientes», protesta.
SC
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