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Doble crimen en Vicente López: la palabra del acusado, imágenes desgarradoras y un detalle que un detective no pasó por alto

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Se levantó de la silla, agarró el micrófono y dijo con voz firme: ”Soy Martín Santiago Del Rio”. Se presentó como empresario del rubro inmobiliario. Afirmó estar divorciado y ser padre de dos hijos. Sostuvo tener “cero antecedentes”. Cuando la jueza María Coelho, integrante del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°7 de San Isidro y a cargo del debate, le preguntó por su domicilio antes de ser detenido, respondió: “Melo 1101, Vicente López, la casa de mis padres”. En esa propiedad, la tarde del 24 de agosto de 2022, fueron asesinados a balazos José Enrique Del Rio y María Mercedes Alonso, sus padres. Él está acusado de ser el autor del doble crimen y hoy comenzó a ser juzgado.

El juicio inició con una serie de instrucciones y consejos que la jueza Coelho, vestida con una toga, le hizo a los 18 ciudadanos que integran el jurado popular, 12 como titulares y seis como suplentes. “Deben considerar probar las acusaciones más allá de toda duda razonable, si hay alguna duda se lo debe declarar no culpable”, dijo la magistrada antes de conocer los alegatos de inicio del Ministerio Público Fiscal, el particular damnificado y la defensa del acusado.

“Mercedes y Enrique [por las víctimas] no pueden estar, fueron víctimas de un crimen. Vamos a probar que la tarde del 24 de agosto de 2022, entre las 17.30 y las 18.30, en el domicilio de Melo 1101, en Vicente López, Martín Del Rio actuando bajo seguro y planificando cada movimiento, colocó a sus padres en un estado de indefensión y con un arma de fuego los atacó y les dio muerte. Al padre tres balazos por la espalda, a la madre, un certero disparo en la cabeza. Siempre se mostró amable, amoroso con sus padres, pero sepan que detrás de su apariencia se escondía un lobo con piel de cordero. No fue impulsivo, pensó en los movimientos de sus padres, incluso pensó cómo desviar la investigación hacia una hipótesis diferente”, sostuvo la fiscal Marcela Semeria, quien junto con sus colegas Alejandro Musso y Gastón Larramendi tienen a su cargo la acusación.

Cuando la fiscal Semeria sostuvo que Martín Del Rio había matado a las personas que desde sus entrañas le habían dado la vida y lo habían amado, el hijo de las víctimas se agarró la cabeza. Parecía conmovido.

Después presentó la hipótesis del doble crimen el abogado Félix Linfante, quien representa a Diego Del Rio, el hermano del acusado, que en el juicio figura con particular damnificado.

“Vamos a demostrar que Martín Del Rio, tras advertir que no podía sostener un cúmulo de mentiras respecto del patrimonio familiar, prefirió darle muerte a sus padres”, afirmó Linfante, mientras miraba a los jurados.

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Audiencia de inicio del Caso "Del Río": el testimonio de la abogada defensora

Mónica Chirivin, quien junto con su colega Gastón Salamón, defiende a Del Rio, afirmó: “No venimos a mentir, venimos a hablar con objetividad. Martín Del Rio no estuvo en la escena de los hechos. No es la persona que le dio muerte a José Enrique y a María Mercedes. La prueba nos va a decir qué pasó en este homicidio”.

El primer testigo del juicio fue el subcomisario de la policía bonaerense, Diego Lugo, que cumple funciones en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro. Se presentó como “especialista en análisis de comunicaciones”. Tiene 18 años de experiencia. Sostuvo que participó de la investigación del doble crimen de “punta a punta”, desde el momento en que fueron hallados los cuerpos, la mañana del 25 de agosto de 2022, hasta el cierre de instrucción de la causa.

El subcomisario Lugo, ante la jueza Coelho y el jurado, presentó lo que definió como “un análisis audiovisual con conclusiones sobre la autoría del hecho”. Dijo que Martín Del Rio “se disfrazó, se enmascaró” para concretar el plan criminal. También sostuvo que se intentó simular un “robo al voleo” y que en la escena del doble crimen se “hizo un montaje” y se armó una “puesta en escena” para desvirtuar la investigación.

En su presentación hizo escuchar al jurado los mensajes de audio de WhatsApp que le envió Ninfa Aquino Chamorro, más conocida como Nina, la empleada doméstica que trabajaba en la casa de las víctimas, cuando encontró los cuerpos del matrimonio en un auto Mercedes Benz estacionado en el garaje de la casona de Melo 1101.

Ninfa Aquino, conocida como Nina, la empleada doméstica de las víctimas, declaró como testigoFabián Marelli

“Apurate por favor, tus padres están muertos, me estoy muriendo yo también”, se escuchó la voz temblorosa de Nina. Los jurados y el público que estaba en la sala también escucharon la respuesta del acusado y la llamada que hizo al número de emergencias 911.

“Como investigadores no podemos pasar de largo que la persona que recibe semejante noticia [que sus padres estaban muertos] en ningún momento se preguntó cómo murieron, qué les pasó. ¿Por qué no se hizo esa pregunta? Básicamente, porque sabía cómo murieron”, afirmó Lugo.

Segundos después mostró las fotografías de cómo fueron encontrados los cuerpos de las víctimas. Imágenes desgarradoras. Del Rio giró su cabeza para observar con atención con una mirada impertérrita.

El jefe policial repitió una y otra vez que el día en que fueron asesinados, las víctimas estaban convencidas de que se iban a mudar a un departamento en el piso 31 del exclusivo Château Libertador, en Núñez. Que esperaban a su hijo menor para ir a su nueva vivienda, propiedad que nunca se había comprado, pero Martín Del Rio les hizo creer que sí. “Una mudanza que nunca iba a existir”, afirmó el testigo.

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El subcomisario Lugo hizo un repaso del derrotero del acusado el día del doble homicidio, a partir de las filmaciones que registraron los movimientos de su camioneta 4×4 y las antenas que tomaron la activación de su teléfono celular.

Hizo un repaso del “caminante”, la persona que fue captada por diferentes cámaras de seguridad desde Núñez hasta Gaspar Campos y Melo, a escasos metros de la casona donde vivían las víctimas. Para el testigo, el “caminante” era Martín Del Rio.

Tras un cuarto intermedio, el abogado Salamón le hizo una serie de preguntas al subcomisario Lugo. Mientras su defensor interrogaba al testigo, Del Rio asentía con la cabeza y por momento sonreía. También tomaba de sorbos agua mineral de una botella plástica.

“¿En el interior del rodado [donde fueron encontrados los cuerpos] había huellas y ADN de Martín Del Rio?”, preguntó el abogado. “No”, respondió el subcomisario Lugo.

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Un fenómeno local ayudará a soportar en la Ciudad la ola de calor que amenaza con durar más de lo previsto

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Con el correr de las horas los datos del Servicio Meteorológico se van actualizando y lo que en principio se preveía que fuera una ola de calor de cuatro días para la Ciudad de Buenos Aires, con punto de partida este lunes, podría transformarse en una de cinco. Sin embargo, un fenómeno local que recuerda al clima de la Costa Atlántica ayudará a sobrellevar la cuestión.

La posible prolongación de la ola de calor ya se había insinuado en la previa, dado que originalmente -según el pronóstico- la cantidad de días que iba a cumplir con los requisitos para sostener la ola eran tres; luego pasaron a ser cuatro. Lo que ahora está en duda es el viernes, ya que las nuevas marcas anunciadas lo acercan a valores que ya casi califican para integrar el combo.

La previsión de ese día, como informó Clarín el sábado, era que iba a haber 24 grados de mínima y 31 de máxima, esto es, cerca de las cifras exigidas para ser parte de la ola de calor pero no lo suficiente. El rango de la categoría exige, para el ámbito de la Ciudad, 22 de mínima y 32,3 de máxima (durante tres o más días).

Pues bien, la mínima del viernes no sólo ha trepado según la nueva previsión a 25 grados, sino que la máxima ya se ha ubicado en 32, es decir, al borde del requisito. Si se tiene en cuenta que la tendencia de los valores pronosticados ha venido en ascenso, no sería extraño que también allí tenga lugar una corrección hacia arriba que haga efectivamente que todos los días hábiles de esta semana sean parte del subidón térmico.

Para el día previo, el jueves, se anuncia nada menos que 27 grados de mínima y 37 de máxima, como pico de esta ola de calor -la primera del verano en la Ciudad- que irá in crescendo desde este lunes, con mínimas que siempre se ubicarán por encima de los 22 grados y no permitirán que el termómetro tenga un lapso suficiente de descompresión.

La cercanía del Río de la Plata estará produciendo una brisa del este por las tardes con sensación refrescante. Foto: Cecilia Profético

Ya para el sábado, si bien la mínima se seguirá ubicando en 23 grados, la máxima bajaría a 29, con lo que quedaría lejos de las marcas de los días anteriores y, acompañado de lluvias, la ola llegaría -seguramente- a su esperado final.

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Vale aclarar que la formalidad de tres décimas más o menos en la temperatura máxima del viernes -si bien el dato es clave para la estadística- no hará gran diferencia en la sensación de ola de calor. Lo más relevante, en rigor, es que las temperaturas mínimas se mantendrán altas. Es decir, que a la noche y a la mañana, cuando lo costumbre es otra, la anomalía sobre el promedio será el peso a soportar.

«Sensación refrescante»

La buena noticia para los porteños es que un fenómeno local traerá algo de alivio en el mientras tanto. ¿De qué se trata? Marcelo Madelón, meteorólogo y licenciado en medio ambiente, explicó que “por las tardes, todos estos días el viento rotará del noreste al este, trayendo la brisa del río, lo que hará que exista una sensación refrescante y que las temperaturas máximas no sean aún mayores”. Es decir, algo parecido a lo que suele suceder en la Costa Atlántica por la proximidad al mar.

Esto significa que la masa de aire caliente proveniente de Brasil y Paraguay -combustible de la ola de calor- tendrá en el territorio lindero con el Río de la Plata un límite climático natural, algo que no ocurrirá en la zona central del país ubicada más hacia el interior del continente, y que también lo diferenciará de lo que viene ocurriendo en parte de la Patagonia.

Por caso, si bien Córdoba está más al norte, el panorama de lo que ocurrirá en esa provincia mediterránea se prevé más agobiante justamente por no tener una ventana de escape ribereña. Allí, un poco como consuelo para los porteños, los cordobeses deberán transitar seis jornadas consecutivas de ola de calor, con máximas superiores a los 36 grados.

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