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Encontraron sin vida a un joven turista que había desaparecido en el Río Manso

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El joven de 23 años que era buscado de manera intensa desde este martes cuando ingresó para bañarse al Río Manso, en el Parque Nacional Nahuel Huapi de Río Negro, fue encontrado muerto por rescatistas a unos 800 metros del lugar donde se lo vio por última vez.

Según pudieron reconstruir a partir de la denuncia del padre de la víctima, el turista «se tiró ayer de una roca al río y desapareció» y su papá «corrió unos metros para buscarlo por la costa pero lo perdió de vista» expresaron las fuentes.


«Lamentablemente la víctima fue hallada en el Río Manso a unos 800 metros del lugar donde ingresó» detallaron desde el Parque Nacional Nahuel Huapi.

«La persona de sexo masculino, de 23 años oriunda de Buenos Aires, se encontraba vacacionando junto a su familia en la zona cerca del límite con Chile«, detalló la misma fuente.

En dialogo con la agencia de noticias Télam, Horacio Paradela, intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, sostuvo que el joven «habría sido llevado por la corriente» y en este sentido agregó que «el rio Manso presenta condiciones de peligro y es muy frío, aún en verano».

Al mismo tiempo tomó intervención en el hecho la Fiscalía provincia de Río Negro-El Bolsón a través del fiscal Francisco Arrien, quien ya investiga en la causa.

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En tanto, participaron del operativo personal de guardaparques, brigadistas y gestión del riesgo del Parque Nacional Nahuel Huapi, Comisión de Auxilio-Club Andino Bariloche, kayakistas de la zona, Policía de Río Negro, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina.

Durante las horas de la tarde de este miércoles se lleva a cabo el operativo de traslado del cuerpo del joven fallecido mientras que la familia está siendo contenida y acompañada por el personal de Parques Nacionales.

Morir ahogados en medio de las vacaciones: otras dos tragedias recientes en la Patagonia

En los últimos días, además del inicio de las vacaciones, otro factor impulsó a los patagónicas a acercarse a los espejos de agua. Es que la región atraviesa días de altas temperaturas, que llegaron a los 38 grados.

Pero el calor a veces hace olvidar los riesgos y es por eso que en los últimos días otros casos similares se repitieron en la Patagonia.

Javier Francisco Mora (52 años) se refrescaba el sábado en Isla Jordán, a orillas del Río Negro, en Neuquén. Al igual que ocurrió con Alejandra, su hijo se arrojó al agua a buscar una pelota, pero comenzó a ahogarse. Entonces, el hombre se tiró a salvar al chico. Lo logró, pero ya no pudo salir del río. Estuvo cinco días desaparecido hasta que finalmente las autoridades locales encontraron su cuerpo.

Hombre que murió ahogado en NeuquénHombre que murió ahogado en Neuquén

Todo comenzó el sábado 23 de diciembre a las 17, cuando Mora compartió un día de paseo con sus hijos en Isla Jordán, al sur de Cipolletti (la ciudad en la que vivía) y justo en el límite con la provincia de Río Negro.

Minutos más tarde de iniciar el paseo, uno de los jóvenes se tiró al río para recuperar la pelota de fútbol, que había caído al agua. La corriente comenzó a arrastrarlo. Entonces fue su padre quien se arrojó al cauce para salvarlo. El chico salió ileso, pero el hombre fue llevado por la fuerza del río.

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A partir de allí comenzó una búsqueda que concluyó cinco días después en la misma zona donde fue visto por última vez.

La muerte de Mora se produjo horas antes del fallecimiento de la policía Judith Yamile Aillapan, que el lunes 25 de diciembre, en plena celebración por Navidad, se arrojó al río Azul al norte de Lago Puelo para rescatar a sus hijos. Consiguió salvarlos, pero ella fue sacada del agua con graves síntomas de asfixia e ingresó sin vida al hospital.

Judith Yamile Aillapan, de 35 años, murió ahogada tras rescatar a sus hijos en un río cerca de Lago Puelo y El Bolsón. Foto FacebookJudith Yamile Aillapan, de 35 años, murió ahogada tras rescatar a sus hijos en un río cerca de Lago Puelo y El Bolsón. Foto Facebook

Según el relato de testigos, a pesar de lograr poner a salvo a sus hijos, la suboficial había quedado presa de las turbulentas aguas, lo que desencadenó una intensa operación de rescate.

Julián Cayún, director de Defensa Civil de Lago Puelo, detalló que el incidente tuvo lugar a unos 200 metros de la confluencia de los ríos Blanco y Azul, donde la turbulencia y el importante caudal complican las situaciones de rescate.

A estos casos se sumaron, también sobre el cierre del año, dos personas que murieron ahogadas en Mina Clavero con menos de 48 horas de diferencia.



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Que se terminen las vacaciones

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Ante ustedes… la Costa Atlántica, ese escondite que eligen absolutamente todos los argentinos a los que nos les alcanza para vacacionar en Brasil y que, al ver los precios, descubren que tampoco les alcanzaba para vacacionar ahí.

Debajo de los pies se siente esa arena un poco gruesa pero 100% argentina, hecha de los sedimentos que trae un mar nuestro, propio, único, de aguas gélidas y bolsas de plástico flotantes. ¿Qué es eso que se asoma entre la arena? ¿un caracol? Ah, no, una colilla de cigarrillo. La costa argentina resalta por esas y otras perlas -no literalmente, porque si había alguna ya no está― y por esos deliciosos recovecos que hacen que uno piense: “¿Y yo por qué no me mudo acá?”.

Cada verano los argentinos se precipitan hacia la costa respetando su propia identidad. Las familias, a Mar del Plata; los abuelos, a San Bernardo; los jóvenes que saben tocar temas de los Auténticos Decadentes en la guitarra, a Villa Gesell; y los que no les dio para cruzar a Punta del Este, a Pinamar. Y ahí, en esa mezcla, conviven todos. El carpintero y el taxista con la peluquera y el abogado; el jugador de fútbol del ascenso con la vedette de temporada (¿hay vedettes todavía?); el político que va a hacerse la foto para que crean que vacaciona en la Argentina, con el grupo de veintitrés amigas que alquilaron un dos ambientes y hacen fila para usar su propio baño. Todos ellos son parte de esos momentos mágicos, con sol de día y frío de noche. Se viven buenos tiempos en un lugar donde el tiempo no pasa: las casas son de 1960 y las familias llegan en autos de 2017 que deben las patentes de 2023.

¿Qué se hace de día? Se disfruta de la playa, de los sánguches de milanesa llenos de arena, de los gritos de los barquilleros, de los avioncitos de telgopor, de los puestos que venden pareos y pelotas y se duda ante la oferta de hacerse las trencitas. ¿De noche? Depende: si usted está soltero, irá a un boliche o un bar, a ver si encuentra un amor de verano; si usted fue con su esposa, hijos, la suegra y el golden retriever, la peatonal es su lugar en el mundo. En esa gran pasarela se pueden encontrar mil versiones de uno mismo, caminando igual de lento, con una combinación de pulóver a los hombros y zapatos náuticos. Ahí, los artesanos ofrecen pulseras de alambre, cuadros pintados con aerosol y esos adornos con forma de delfín, casa o barquito que cambian de color si va llover (ni Elon Musk lo imaginó).

Métase tranquilo al mar: los guardavidas lo cuidan

Pero la playa no es solo un lugar para descansar, aguantarse la cumbia de los demás al máximo y que a los maridos curiosos se les vayan los ojos. No, para nada, también es un lugar para hacer negocios. Y ahí están todos: los volanteros de los boliches ―”Chicas, 2×1 hasta las dos de la mañana, mi nombre es Brian”-, los churreros ―”Aaaaaaa los chuuuurrooos”– y hasta el avión con parlantes que invita a Mundo Marino. Y uno, que estuvo encerrado en una oficina todo el año, le dice que sí a todo y en un día hace lo que no hace en su vida: va a bailar y pregunta por Brian, se come los churros y se escapa a San Clemente para ver el show de los pingüinos del parque acuático.

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Sin embargo, lo que al inicio era ideal al final cansa. Al tercer día de sacarse arena de lugares recónditos del cuerpo y de los placares con olor a humedad el cerebro activa un mecanismo de defensa. Ya no divierten los paseos sin fin por la peatonal ni gastarse una fortuna en los fichines que nadie recordaba que existían; la fila que al principio se toleró para entrar a una pizzería ahora provoca espanto; y el colchón de la casa alquilada está a punto de provocar roturas de espaldas. Solo queda una solución: agarrar el auto modelo 2017, subir a la esposa, los hijos, la suegra y el golden retriever y partir hacia el hogar, donde esperan la rutina, el trabajo de oficina y las patentes a pagar de 2023.

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