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SOCIEDAD

Es imposible pensar en un modelo de universidad si no tenés definido un proyecto de desarrollo del país

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– ¿Por qué se llegó a semejante conflicto con las universidades?

– Creo que fue esa política brutal, por llamarla de algún modo, de buscar el equilibrio fiscal, contener el gasto de cualquier manera. En la Nación es muy difícil reducir gastos. La universidad -como el sistema previsional- son dos cuentas importantes, y hacia ahí fueron directamente. Es no tener una mirada estratégica, y querer dar un golpe, una especie de política de shock. Como el gradualismo había fallado, llega a Milei y dice: “bueno, tenemos que recortar con una política brutal, de shock“. No creo que haya sido, específicamente, una política pensada para perjudicar a las universidades.

– ¿Este gobierno no tiene una mirada estratégica sobre las universidades?

– No. Y no sé cuál es la política de educación. A mí me gusta hablar sobre educación superior como un todo. Normalmente, se deja de lado el sector terciario no universitario. Sin embargo, debería integrarse, porque ahí hay un millón de alumnos más, que se suman a los dos millones y medio de las universidades. Es cierto, los terciarios dependen de las provincias, y son financiados por ellas, por lo tanto ahí el recorte no les iba a llegar. Pero no hay una política. Milei, durante la campaña, habló de una manera bastante liviana sobre las universidades. Por ejemplo, veamos si comenzamos a cobrar aranceles, después esos aranceles iban a ser únicamente para los alumnos internacionales… Y cuando vos te pones a pensar, los alumnos internacionales puros, los que vienen a la Argentina para estudiar, no los extranjeros que están en el país, te explican alrededor de dos alumnos cada cien. Entonces, ahí, la posibilidad de recaudar fondos extras es el mínimo. No veo una mirada amplia. Es muy paradójico, porque él hace énfasis sobre el concepto de capital humano. Y cuando se hace el análisis de lo que significa o representa Theodore Schultz -uno de los padres de esa definición, junto con Gary Becker-, capital humano implica la formación de las personas a través de sus conocimientos, sus habilidades… que las adquieren, principalmente, a través del sistema formal de educación. Por supuesto, también está la cuestión de la salud: tanto Schultz como Becker dicen que no podés disociar la educación de la salud: mayor educación y salud para ser el trabajador más productivo.

«La Argentina produjo tres premios Nobel de ciencia. Pero César Milstein, el último, hace casi un siglo que nació. Vivimos un poco de las glorias del pasado”, dice Rabossi. Foto: Ariel Grinberg

– Sin embargo, sacaron salud del Ministerio de Capital Humano…

– Eso es lo que me llama la atención, justamente. Que Milei habla de capital humano, sacan salud, hace un recorte muy grande sobre las universidades. Y claro, cuando tenés que recortar en educación, gran parte del presupuesto del Estado nacional son las universidades, porque lo demás está financiado por las provincias. Pero no hay una mirada sobre las universidades. Es paradójico porque inclusive en las universidades privadas de los EE.UU. solo tenés a 3 de cada 10 alumnos que van al sector privado. Y una parte está financiada por el Estado. Los aranceles explican nada más que el 30% del financiamiento privado de las universidades públicas. Cuando Milei nombró capital humano, me entusiasmé. Pensé: es justo lo que Argentina necesita formar. Acá estamos formando 7 profesionales universitarios cada mil habitantes, cuando Chile nos está duplicando con 14. Tenemos un gran déficit en la formación de capital humano.

– Saliendo del tema capital humano, ¿cómo ve el sistema universitario argentino?

– Me resulta imposible no hacer referencia a la expansión de las universidades del Conurbano, de los últimos años del kirchnerismo. Son unas 23 públicas, más 30 privadas. Es muy importante concentrarse en esa geografía, porque el AMBA explica prácticamente el 35% de la población, en un territorio que no llega al 1% de la totalidad del país. Eso habla de un desarrollo muy poco armónico, una centralidad fenomenal que ha tenido la Argentina. Ahí se han creado muchas universidades. Sobre todo, las del Bicentenario con una mirada más política -para satisfacer las necesidades electorales de los intendentes- que con una visión estratégica. De hecho, en muchas de estas universidades se solapan algunas carreras en un radio geográfico no demasiado distante. Ha sido un crecimiento deliberadamente desordenado. Sin mirada estratégica. Dejame hacer énfasis en esto: un sistema de educación superior tiene que estar necesariamente vinculado con el proyecto de desarrollo del país. Si no tenés definido qué tipo de país querés, cuál es la mirada estratégica, hacia dónde va el modelo de desarrollo, es imposible pensar en un modelo de universidad.

“Si la autonomía es demasiado fuerte, la universidad se transforma en una entidad casi privada”, dice Rabossi. Foto: Ariel Grinberg 
“Si la autonomía es demasiado fuerte, la universidad se transforma en una entidad casi privada”, dice Rabossi. Foto: Ariel Grinberg

– La pregunta es si hay un modelo de desarrollo del país hoy…

– No, y hace muchos años. El último fue durante el gobierno de Frondizi. O el segundo plan quinquenal de Perón, donde también había una mirada estratégica del país, con sus bemoles. A partir de la Noche de los Bastones Largos del 66, se quiebra una mirada desarrollista de crecimiento del país. Ahí es donde sufre brutalmente la universidad. Con el desmembramiento del aparato científico, son expulsados los investigadores, y los laboratorios desarmados. A partir de ahí, comienza, para decirlo en forma coloquial, un modelo de timba financiera. Donde no se pone ningún tipo de énfasis en el desarrollo y en la inclusión.

– ¿Entonces no hay solución posible para el sistema universitario mientras no haya un modelo de desarrollo del país?

– Y, no. Es muy difícil. Porque estás formando capital humano, ¿para qué? El tipo de graduado que está produciendo la Argentina hoy es bastante anárquico. Yo, a veces digo, de manera provocadora, que la universidad, en cuanto a los sistemas de ingresos, es el modelo más liberal y del “laissez faire” que existe. Vos llegás, elegís la universidad de tu preferencia, la carrera de tu preferencia, te sentás en el banco de tu preferencia… ahí no hay ningún tipo de regulación. Eso te da un resultado muy particular: hoy Argentina gradúa 52 abogados por día. Casi uno cada media hora. 21 psicólogos por día. Y cuando vas a ver qué estamos formando en las ciencias duras y básicas, que crean el conocimiento de base, Argentina produce nada más que 190 físicos por año, uno cada dos días… matemáticos 200 por año. Hay una disociación entre lo que necesita una economía moderna y el capital humano que está produciendo la Argentina. Y no estoy hablando de la calidad, que no sabemos cuál es porque tampoco la estamos mirando. La Argentina produjo tres premios Nobel de ciencia, es el único país de América Latina. Pero César Milstein, que fue el último, van a ser 100 años que nació. Un siglo. Vivimos un poco de las glorias del pasado.

– Aún sin tener un modelo de desarrollo definido, ¿hay algún país similar en el cual podríamos reflejarnos?

– A mí me gusta mucho el californiano. El Master Plan de la década del 60, que creó tres tipos de instituciones de educación superior. Un grupo de universidades como la de California Los Ángeles, la de Berkeley, que siempre figuran en el primer lugar en los rankings, muy elitistas, muy difíciles para ingresar y es donde se forma la elite. Muy dedicadas a la investigación con un proceso de selección muy estricto. Después, un conjunto de universidades en las que, si bien se hace investigación, están más dedicadas a formar capital humano de tipo profesional. Es gran parte de lo que están haciendo las universidades acá. Porque la Argentina no tiene universidades de investigación pura, tiene universidades con investigación. Y el tercer grupo son los que se denominan colegios comunales o community colleges. Donde se forman a los estudiantes en carreras cortas, pero con dos objetivos: con salida directa al mercado de trabajo; o primer ciclo para ingresar a la universidad. Lo interesante es la articulación. El sistema funciona con vasos comunicantes que están muy bien articulados. En los 3 grupos, las universidades son baratas, uno US$ 1.500 al año. Algunas gratis.

– ¿La Argentina podría ordenar de este modo sus 60 universidades públicas, más las privadas?

– Exactamente. En el país una institución de elite podría ser el Balseiro, que depende de la CONEA pero está asociado a la Universidad Nacional de Cuyo, que es la que otorga los títulos. Para ingresar tenés que haber cursado dos años de alguna carrera universitaria en ingeniería. Requerimientos muy, muy estrictos. O el Instituto Sábato que está asociado a la Universidad de San Martín. Argentina debería tener un grupo mínimo de instituciones de estas características por región, que estén vinculadas a sus ventajas comparativas naturales. Y que sean muy elitistas, no solo en los exámenes de admisión, sino en docentes, que deben ser mayormente de dedicación exclusiva. Las universidades de elite en el mundo tienen entre 70 y 90% de docentes de dedicación exclusiva, cuando la Argentina apenas llega al 10%, 12%. Es muy difícil que así nuestras universidades puedan crecer, desde un punto de vista de producción científica. También hay que considerar el sector terciario no universitario, al que hay que prestigiarlo. Se puede generar oferta de carreras cortas. La fortaleza de un sistema de educación superior no está en su homogeneidad, sino en su heterogeneidad, que tenga una respuesta para cada una de las demandas sociales, productivas y científicas del país.

Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg

– ¿Hay adoctrinamiento en las universidades argentinas?

– No, no se puede. Adoctrinar a un adulto autónomo mayor a 20 años es una quimera. Puede existir una cierta mirada sesgada, haber una cierta tendencia a un cierto autoritarismo a veces, imponiendo alguna perspectiva. Pero pensar que una persona que llega a la universidad y que tiene 19, 20 años o más puede ser adoctrinado a mí me parece absolutamente imposible. El adoctrinamiento tiene que comenzar en la cuna, como hacían los sistemas totalitarios. Estoy pensando en la Unión Soviética, por ejemplo. Ahí no te adoctrinaban cuando llegabas a la universidad. Era todo un proceso que comenzaba prácticamente desde el hogar y cuando los chicos estaban todavía con la mamadera.

– ¿Está bien la autonomía universitaria?

– Es una solución y un problema a la vez. Es un fenómeno que se generó a través de la reforma del 18, que le da una característica única a la universidad porque la desprende de la dominación del Estado. Antes, los rectores y parte del cuerpo de profesores eran elegidos por el Ejecutivo. Esa reforma fue muy importante, no solo para Argentina sino para toda la región, a tal punto de que se habla de una universidad latinoamericana y una de las características es la autonomía. Dicho esto, hay autores que hablan de dos tipos de autonomías: sustantiva y de procedimientos. La sustantiva es hacer las cosas que vos decidís y de la forma que decidís. La de procedimiento es hacerlas de la manera que vos pensás que es mejor, pero con una guía a partir de las necesidades públicas y del Estado. En la de procedimientos estás mirando todo el entorno social, económico y político; en la sustantiva a veces estás mirándote a vos mismo. Si la autonomía es demasiado fuerte, terminás transformando una entidad pública como es la universidad en una casi privada, para satisfacer las necesidades de la propia comunidad universitaria de los profesores de mayor antigüedad -que son los que tienen el mayor poder-, los que tienen dedicación exclusiva, de los claustros alumnos, también ligados muchas veces a grupos políticos. Lo mejor es una autonomía de procedimientos. Casi el 80% del financiamiento de las universidades nacionales es a través de fondos públicos: los impuestos del contribuyente. Por lo tanto, creo que a veces la autonomía se ejerce demasiado fuerte y eso debería, desde mi punto de vista, reverse.

-¿Son serios los rankings universitarios?

– Hay varios tipos. El que más se conoce, el QS, en estadística metodológica tiene dos problemas: de validez y confiabilidad. Validez, significa que estás utilizando el indicador correcto para medir lo que decís que vas a medir. Vas a medir la estatura de una persona, usás un metro, no una balanza. Y la confiabilidad es que la balanza en la cual vos te subís para medir tu peso esté bien calibrada. En cuanto a confianza, el QS tiene el problema que utiliza encuestas de percepción, que te explican el 50% del número final. Esas encuestas tienen un sesgo, porque en general estás preguntando ¿qué le parece la calidad de…? O, nombre las primeras cinco universidades. Y yo nombro…bueno, a mí me parece que en la carrera de ingeniería de Harvard es la mejor. En general, hay un sesgo hacia la mirada del pasado. La UBA aparece como la mejor. Pero ¿por qué es la mejor? No, bueno, porque en 1821…, los premios Nobel, etc. No estoy queriendo decir que no sea la mejor, pero es intuición y a veces la pegás y a veces no. Y en cuanto a la validez, el problema es que muchas veces se utilizan fuentes de información muy poco confiables. Hacer comparación entre universidades es muy difícil, porque las fuentes de información son muy diversas, difusas. Lo que para un país un proceso de dedicación exclusiva es una cosa, para el otro es otra. Hay rankings más serios, que concentran su mirada de manera dominante en lo que es la función de investigación.

Pero también tienen debilidades…

– Sí. Recordamos que la universidad tiene tres funciones básicas, educación, extensión, que es el vínculo con la comunidad e investigación. Como esos rankings se concentran en investigación, las mejores universidades son las que producen premios Nobel; si dentro de tu grupo de profesores tenés medallas Fields, equivalentes en matemática de los Nobel; si tus graduados están trabajando en una de las 200 mejores empresas del mundo según la revista Fortune; si las publicaciones están en Nature y en Science, que son revistas científicas anglosajonas. Las cuales, en América Latina, en América Latina muy pocos pueden participar o ingresar. Entonces, con esos criterios, se pierde esa función tan importante que tiene una universidad que es vincularse con el entorno y producir un capital pertinente para esa región, para ese país. Entonces, se miden con parámetros que son segados y que siempre las universidades en América Latina te van a dar mal. Así que, en definitiva, no mide calidad, mide prestigio.

Abandono escolar, el factor Neustadt y la revancha educativa

«Estoy dentro del 86% que no terminó en tiempo y forma”, dice -un poco en broma y un tanto más con tristeza- Marcelo Rabossi, cuando se le pide que cuente cómo fue que se convirtió en un referente en educación superior.

Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg

Y lo que sigue es una historia de vida sorprendente.

Resulta que, por duros problemas familiares, el adolescente Marcelo Rabossi, que venía de una familia de buen pasar (“era un niño rico”, dice) tuvo que abandonar la secundaria y, con 17 años, hacerse cargo de su familia. “Trabajé en un kiosco, vendí diarios, un poco de todo. Y en algún momento dije, este es un tipo de vida que no quiero, la universidad me pueden enseñar algo”, cuenta.

Por entonces, Rabossi ya era un gran lector. Leía desde El Capital o El 18 Brumario, de Marx, hasta La acción humana de Von Mises o La riqueza de las naciones de Adam Smith. Hasta que un día se decidió a terminar la secundaria, solo para poder entrar a una universidad.

Tenía 29 años. No lo dudó. Se anotó en una nocturna y a los 31 la terminó.

Aconsejado por un amigo, se inscribió en la Universidad Di Tella. Hizo la licenciatura en Economía Empresarial y obtuvo medalla de oro al mejor promedio.

“Más que por capacidad, me destaqué por terror a que me fuese mal. Era el más grande, ya tenía 33 años. Llegaba los viernes a casa y estaba hasta las 4 de la mañana repasando. Una máquina de estudiar”, cuenta entre risas. La cuestión es que se recibe, le dan la medalla y en la ceremonia aparece Bernardo Neustadt.

Al día siguiente Neustadt lo llama para que hable en la radio y en un momento le pregunta: “Rabossi, ¿tiene empleo?”. “No”, le contesta él, recién graduado.

Entonces al aire Neustadt dice: “Pero ¿cómo puede ser? Doctor Rabossi, no tiene empleo. A ver, mis amigos empresarios, por favor que llamen, para ofrecerle un trabajo”. Ese mismo día lo llamaron unas 15 empresas. Una de ellas fue Techint, donde quedó trabajando 3 años en evaluación de proyectos de inversión.

Pero las sorpresas siguieron. Estando en Techint lo convocan desde Di Tella para que arme una escuela de educación. “¿Te animás a dirigir una escuela de educación?, me dicen. ¿Qué?, digo, soy economista empresarial, estoy acá con los números, haciendo reportes económicos. Me dijeron, sacate la beca Fulbright, te vas a EE.UU., aprendés y venís”.

Así lo hizo, estuvo 2 años haciendo una maestría en política y administración de la educación en la Universidad de Illinois, volvió y creó la actual carrera de educación en la Di Tella.

Pero luego se planteó a sí mismo otro desafío: le faltaba un doctorado. La universidad lo apoyó para que vaya a la Universidad Estatal de Nueva York, donde se especializó en educación superior con los que más saben del tema.

“Publiqué mi primer paper con 40 años. Soy una absoluta rareza”, dice -ahora- uno del 86% que no terminó la secundaria en tiempo y forma.

Itinerario

Macelo Rabossi (65) es Doctor en educación por la Universidad Estatal de New York, Master en educación por la Universidad de Illinois, y Licenciado en Economía Empresarial por la Universidad Di Tella.

Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg Marcelo Rabossi, especialista en educación superior. Foto: Ariel Grinberg

Medalla de oro al mejor promedio de la Licenciatura en Di Tella y acreedor del “Premio Presidencial de la Universidad Estatal de New York” a la mejor tesis doctoral.

Ha sido Director del Área de Educación UTDT (2000-04) e investigador visitante en el International Comparative Higher Education Finance Project (SUNY, Buffalo) y en el Rockefeller Institute of Government, Higher Education Policy (Albany, USA).

Publicó numerosos artículos sobre educación superior en revistas internacionales y locales de la especialidad, capítulos en libros internacionales y locales y columnas de divulgación en periódicos. Es actualmente profesor de dedicación exclusiva en el área de educación de la Escuela de Gobierno de la UTDT. Dicta cursos en las áreas de Finanzas; Economía de la Educación; y Administración, Política Comparada e Internacionalización en Educación Superior.

Al toque

Un proyecto. Que la Argentina termine con el hambre.

Una sociedad que admire. Italia (comida, moda, música, mi familia y el Renacimiento)

Una persona que admire. A mi madre.

Un libro. Memorias de Adriano, de Yourcenar.

Una bebida. Agua tónica.

Un placer. Coleccionar música.

Una película. 2001, Odisea del espacio.

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SOCIEDAD

Frío extremo en la Argentina: lagunas congeladas, pobladores atrapados en la Patagonia y fuentes que se hicieron hielo en Buenos Aires

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La ola de frío que se instaló en casi toda la Argentina estos últimos días -y amenaza con extenderse varias jornadas más- lleva más de dos semanas sintiéndose con crudeza en la Patagonia, donde los pasajes blanqueados por la gran cantidad de nieve caída son una postal constante y generan problemas para los pobladores y para el tránsito. Además, el frío extremo llegó con fuerza a la provincia de Buenos Aires, donde se congelaron fuentes y estanques.

Las nevadas fuertes comenzaron después del 20 de junio en el extremo sur del país, con vientos en consonancia y muy bajas temperaturas que se hicieron sentir a lo largo de toda la geografía patagónica. Y que seguirán este domingo, de acuerdo a la actualización del Servicio Meteorológico que mantiene 19 provincias bajo alerta.

El frio extremo tuvo consecuencias extraordinarias. Así como hace unos días primero se congelaron las olas en la costa fueguina al norte de la ciudad de Río Grande, y luego las aguas de la cascada La Fragua en Neuquén, el fenómeno volvió a repetirse en esta última provincia.

Ahora ocurrió en la laguna Blanca, ubicada cerca de la ciudad de Zapala. Parte del espejo de agua amaneció congelado después de que en la zona los termómetros marcaran temperaturas de -14°.

Se congeló una laguna en Neuquén. Foto Diario Río Negro.

Ante la extraordinaria situación, los guardaparques del Parque Nacional Laguna Blanca -uno de ellos, Fernando Zanona, tomó las fotos de la laguna congelada- recordaron a los visitantes que no está permitido ingresar y transitar sobre el hielo por razones estrictas de seguridad.

En Santa Cruz también se consiguen esas postales. Desde el cielo, los ríos lucieron como calles de algodón y la nieve convirtió en una odisea circular por las rutas y los caminos provinciales. Una situación que se viene repitiendo hace semanas, con dificultades para trasladar y alimentar al ganado ovino de la zona.

Las dificultades para acceder a algunas zonas de la estepa santacruceña dejaron aislados a tres trabajadores de una salina ubicada en la estancia Dos Lagunas, a unos 200 kilómetros de Río Gallegos, la capital provincial.

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Las temperaturas alcanzaron los 25 grados bajo cero.

Los tres hombres trabajan embolsando sal, y ante la imposibilidad de que las máquinas de Vialidad puedan despejar el camino para llegar hasta el casco de la estancia, serán evacuados en helicóptero entre hoy y mañana.

El frío extremo que atraviesa la Patagonia preocupa al sector ganadero por la muerte de centenas de animales que quedaron atrapados por la acumulación de nieve. En varios lugares, efectivos militares colaboraron con vehículos todoterreno transportando alimento para los rebaños ovinos.

El ganado de la región, amenazado por el frio extremo. Foto: Ministerio de Defensa.El ganado de la región, amenazado por el frio extremo. Foto: Ministerio de Defensa.

Mientras tanto, en la provincia de Chubut sigue la búsqueda de personas que desaparecieron en medio de nevadas. A uno de ellos, que se había perdido cuando regresaba de una salida de caza, lo encontraron este sábado con un severo cuadro de hipotermia.

El hombre se llama Maximiliano Ciri y no se sabía nada de él desde el miércoles, indicó el diario El Chubut. Había emprendido una jornada de caza en el campo, junto a su padre, pero al comenzar una fuerte caída de nieve decidió retornar a su casa. Se extravió y lo encontraron en las últimas horas con vida, con un cuadro de salud que obligó a internarlo en el Hospital de Camarones.

De quien aún no hay rastros es Luis Alberto Sea, el peón rural que está desaparecido desde el 18 de junio cerca del límite de Chubut con Santa Cruz. El hombre de 55 años salió en su camioneta Toyota Hilux desde Comodoro Rivadavia hacia su lugar de trabajo en la estancia Las Marianas, pero nunca llegó a destino.

El vehículo fue encontrado casi tapado por la nieve cerca de la localidad de Holdich, con las puertas cerradas con llave y sin rastros de Sea, que es intensamente buscado por la zona.

Y en Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, volvieron a congelarse las olas del mar. El movimiento del agua traía a tierra cristales de hielo que tintineaban en la orilla.

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La provincia adelantó las vacaciones de invierno por la intensa ola de frío.

Fuentes y estanques congelados en la provincia de Buenos Aires

Por la ola de frío extremo regía desde el viernes un alerta naranja para el Gran Buenos Aires y un amplio sector del centro y este bonaerenses. Aunque también ciudades como Bahía Blanca, fuera del área afectada, dejaron postales de las bajas temperaturas.

Ocurrió en Bahía Blanca, que el viernes tuvo una mínima de 0,3 grados. En el amanecer de ese día, justo cuando comenzó a recrudecer el frío en Buenos Aires, los estudiantes y el personal de la Universidad Nacional del Sur fueron recibidos con una imagen gélida.

La fuente apostada justo enfrente de una de las sedes de la institución amaneció cubierta de hielo y con estalactitas.

Los bahienses siguieron tiritando este sábado: a las 5 la mínima fue de 1,4 grados, aunque la térmica se ubicaba a esa hora en -1,9 grados.

En el pintoresco Tornquist, en tanto, el frío congeló el lago de la plaza principal. Una fina película de hielo cubrió el agua líquida del estanque y, a primera hora del día, los patos no pudieron nadar: sólo les quedó caminar.

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Ocurrió en un barrio ubicado en las afueras de la ciudad, donde también se hizo hielo la superficie del lago de la plaza principal.

Una situación similar ocurrió en las afueras de la localidad, en el estanque del barrio Prados del Sol. Fue el viernes, con 12 grados bajo cero.

Este sábado, en tanto, hubo un alivio en ese partido ubicado al pie de las Sierras de la Ventana: la mínima registrada por el SMN fue de 0,4 grados a las 9 de la mañana.

Peor la pasó Pergamino, en el norte de la provincia de Buenos Aires. Esa localidad, vinculada al automovilismo, viene atravesando días marcados por el frío extremo. Este sábado las fuentes de la ciudad, como en Bahía Blanca, aparecieron congeladas.

No era para menos: el termómetro marcó 7 grados bajo cero a las 6 de la mañana. Recién a las 10 superó los 6 grados bajo cero y remontó hasta los 7 grados (sobre cero) a las 16.

Según medios locales, un registro récord para la ciudad.

El pronóstico del tiempo para el domingo: 19 provincias en alerta por la ola de frío

El Servicio Meteorológico Nacional emitió este sábado un nuevo mensaje por temperaturas extremas. De acuerdo al mapa que difundió el organismo, 19 provincias seguirán en alerta por la ola de frío.

El oeste de Santa Cruz se mantiene en alerta roja, mientras que el sur de esa provincia se encuentra en amarillo, como la mayoría del país.

En naranja aparecen el Gran Buenos Aires y también la Ciudad de Buenos Aires. En territorio porteño se espera que este domingo el termómetro vaya de los 3 grados de mínima a los 11 de máxima, con cielo parcialmente nublado a algo nublado. En el inicio de la semana volverá a caer la temperatura: el lunes está pronosticada una mínima de cero grados en CABA.

En el GBA, en tanto, se espera una mínima de 1 grado. Y entre el lunes y el miércoles bajaría a 1 grado bajo cero.

En cuanto al sistema de alertas, en naranja quedaron partidos del interior bonaerense, del centro-sur de Córdoba y del este de San Luis.

El mapa de alertas del SMN por temperatura extrema y la ola de frío en la Argentina.El mapa de alertas del SMN por temperatura extrema y la ola de frío en la Argentina.

En amarillo, además del sur de Santa Cruz, están el resto de las provincias patagónicas: Tierra del Fuego, el centro-este de Chubut, el oeste de Río Negro y el centro-sur de Neuquén.

En lo que respecta a la provincia de Buenos Aires, casi todo el territorio que no quedó en naranja tendrá alerta amarilla. Sólo se salva una fina franja de la costa atlántica, al sur de la Bahía de Samborombón.

El sur de Santa Fe, todo Entre Ríos, la mayor parte de Corrientes, amplias zonas de Córdoba y San Luis también están pintadas de amarillo.

En igual situación se encuentran el centro-norte de Mendoza, la totalidad de San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, el sur de Jujuy y casi toda Salta.

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