Uno de los ayudantes de campo de Lionel Scalonien la Selección argentina,el exdefensor Roberto Ayala,palpitó lo que será afrontar la Copa América de Estados Unidos 2024, en la que buscarán defender el título.
“Es muy difícil sostenerse mucho tiempo en un lugar, y más en la Selección argentina. Ya en esta Copa nos van a estar exigiendo. Somos conscientes, lo sabemos y estamos trabajando fuertemente para sostener lo que se ha logrado”, comenzó Ayala en una entrevista con TyC Sports.
Scaloni, junto a todo su cuerpo técnico y Messi tras ganar el Mundial (Instagram Rodrigo Barrios).
“Un grupo que compite en cada partido, que no elige rivales. En la Selección no podes elegirlos, a nosotros nos gustaría jugar contra otros rivales pero en determinado momento no pudimos hacerlo”, resaltó sobre los últimos amistosos.
El nuevo apodo de Lionel Scaloni, DT de la Selección argentina
Sin embargo, en un momento de la nota el Ratón Ayala, más distendido, se permitió contar intimidades sobre el cuerpo técnico. Fue así que reveló cuál es el nuevo apodo de Scaloni.
“A Lionel nosotros lo hemos bautizado ahora comoHe-Man (personaje de dibujos animados de los 80). Es algo entre nosotros. Es una broma por todo lo que ha pasado”, afirmó, entre risas, sin dar más explicaciones.
A «Jose» la esperaban su papá, su mamá, sus tres hermanas, sus dos sobrinitos, sus amigos. Tenía que viajar poco más de 100 kilómetros, de Tandil a Balcarce, en su Peugeot 207. Era casi las cuatro de la tarde del viernes y el calor era sofocante. Los chicos estaban en la pileta cuando un mensaje alarmó a la familia.
«SOS por choque detectado. Josefina Tambascio llamó a servicios de emergencia cerca de esta ubicación aproximada después de que el iPhone detectó un choque. Recibiste este mensaje porque Josefina te agregó como contacto de emergencia«, decía el alerta, donde también figuraba la ubicación en el mapa.
Lo cierto es que «Jose» no había llamado a nadie. «Papá, esta es la ubicación, andá a buscarla«, le dijo Luisa, una de sus cuatro «Marías», a Miguel Ángel Tambascio (67), quien manejó hasta el lugar, a 15 kilómetros de Balcarce, pensando que iría a ayudarle a cambiar una cubierta.
Cuando llegó, había bomberos y policías. La escena era terrorífica. El 207 había chocado de frente con una camioneta Renault Alaskan en el kilómetro 74 de la ruta nacional 226, a metros del acceso a la estación experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Había pedazos de carrocería por todos lados.
Los dos vehículos, tras el brutal impacto.
Adentro del auto ya no había vida. Su hija había muerto en el acto. A unos metros, sobre el asfalto, estaba la foto de su sobrinita de 3 años.
Del choque también participó un camión al que el 207 le dio en la parte lateral. Las pericias determinarán cómo fue la trágica secuencia.
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El mensaje de texto que alertó sobre el choque de Josefina Tambascio.
En la camioneta iban dos hombres de Tandil que habían ido hasta un campo de Balcarce, por un trabajo agrícola. Sufrieron golpes y los atendieron en el hospital local. Ya recibieron el alta.
Las cuatro hermanas Tambascio arrancan con el nombre María: Julia (39), Josefina (37), Luisa (34) e Inés (24). Todas enfermas de Boca como papá Miguel, dueño de Agro Tambascio, una empresa familiar de venta y reparación de maquinarias agrícolas en Balcarce. Era un ritual ver un partido juntos con la azul y oro.
Las cuatro hermanas Tambascio, con su papá Miguel Ángel tras un triunfo superclásico.
«Luchita» le había regalado dos sobrinos: un nene de 7 años y su ahijada de 3, la de la foto en la ruta. Los chicos le habían puesto «Teté», el nuevo apodo que llevaba con orgullo.
Las dos hermanas habían estudiado juntas en la Universidad del Centro, en Tandil. Se recibieron de lo mismo: licenciadas en Administración.
La foto que llevaba siempre consigo Josefina Tambascio, de su sobrinita y ahijada.
«Jose» era especialista en marketing y comunicación. Durante 13 años fue gerente de mercado en el Grupo Siempre Farmacias, en Tandil. Su padre le había comprado un departamento en esa ciudad serrana.
Todos los viernes que podía viajaba a Balcarce para visitar a su familia y «al millón de amigos». Ahora se había lanzado con un proyecto propio, la agencia Idear Marketing & Tech.
Josefina Tambascio (37) murió al chocar su auto contra una camioneta en la ruta 226, cerca de Balcarce.
Este domingo la despidieron en el cementerio Parque de la Sierra. Su deseo se convirtió en realidad: hubo música de cumbia. «Muchos señores adultos mayores nos miraban raro, pero ella dijo que si algún día se moría, quería que sonaran Los Totora«, le cuenta Luisa a Clarín.
«Música, llenás mi alma«, era uno de sus tatuajes. También llevaba en la piel, en común con las otras tres Marías, un dibujo de «Ine» con un gorro de Boca, unos auriculares en una muñeca y la frase «Carpe Diem» («Aprovechá el día«) en un pie.
El tatuaje de Boca.
Su familia se esfuerza para no llorar al contar quién era era: «Una persona muy espiritual que amaba su profesión, que brillaba siempre».
Luisa, o «Luchita», dice que en estas horas de dolor llegó a una conclusión: «Ella era un ángel en una persona. Vivía preocupada por toda la familia, tan generosa, tan buena. Tenía una sonrisa que no era perfecta de odontóloga, pero te iluminaba, daba mucha luz. Era súper ordenada, entrabas al departamento y estaba todo impecable».
Las cuatro «Marías» Tambascio eran inseparables.
«Aceptame como sos, soy un persona sensible«, solía justificarse ella, ya que era de lágrima fácil.
Su hermana agrega que hasta le hizo conocer a quien terminaría siendo su marido, hace 17 años.
Josefina Tambascio (37) murió al chocar su auto contra una camioneta en la ruta 226, cerca de Balcarce.
«Jose» amaba viajar, tomarse «una birra» con sus hermanas y soñaba con conocer Jamaica. Estaba muy conectada con la naturaleza. Tenía su balcón repleto de plantas. Ahora su familia planea buscarlas para ponerlas en un terreno que ella tenía en Balcarce, adonde algún día construiría su casa.
«Luchita» recibió algunas «señales» tras lo que pasó. Cuando les contó a sus hijos lo que había pasado con «Teté», miró hacia el costado y volaba un colibrí. También miró para abajo y había una mariposa.
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Josefina Tambascio (37) murió al chocar su auto contra una camioneta en la ruta 226, cerca de Balcarce.
Para la última Navidad, habían logrado juntar a toda la familia, entre ellos a sus papás, que están divorciados, después de más de dos décadas. La alegría era tanta que repetía que era lo mejor que le había pasado en la vida.
Luisa, con esfuerzo, concluye. «Me da paz el saber que era un ángel, un ángel que cumplió todo lo que tenía que cumplir». El llanto sigue ahí, aunque no se escuche. Y vuelven a aparecer la mariposa y el colibrí.
La mariposa y el colibrí, las «señales» de Josefina Tambascio.