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Fórmula 1: Franco Colapinto aprobó otro reto con paciencia, astucia y capacidad de batalla

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CIUDAD DE MEXICO.– Allá arriba, el español Carlos Sainz (Ferrari) derrotó en un arriesgado mano a mano al tricampeón Max Verstappen (Red Bull) para convertir su pole position en victoria en el Gran Premio de México. Y lo hizo de manera dominante por delante de Lando Norris (McLaren) y Charles Leclerc (Ferrari).

Más atrás, en la zona próxima a los puntos, Franco Colapinto (Williams) volvía a brillar, no sólo por su alto ritmo de marcha, sino también por el tesón y la garra con la que persiguió a su gran rival, el rookie Liam Lawson (Racing Bulls), para darle un mazazo en arriesgada maniobra y pasarlo faltando cinco vueltas para quedarse con la 12ª posición. Podría parecer poco consuelo porque no consiguió puntos, pero Franco, con un chasis que no era perfecto y que había sido muy inestable el sábado, remontó con un ritmo calculado al milímetro apoyado en una estrategia a largo plazo, y con la garra del mejor gladiador romano alcanzó a Lawson cuando por momentos parecía imposible.

El neozelandés de Racing Bulls pretendió ir a la fricción con el argentino. Se tocaron con el Williams de Franco por delante y entonces, con el alerón delantero destrozado, Lawson fue a restañar sus heridas a boxes. Por este incidente, de manera bastante discutible, los comisarios de la FIA sancionaron a Franco con 10 segundos de recargo y le quitaron 2 puntos de su superlicencia. Esto no afectó su resultado final, porque había sacado 13 segundos por delante de Esteban Ocon (Alpine), el 13º.

El roce entre Colapinto y Lawson

Alex Albon, el compañero de Franco, se había clasificado de manera brillante el sábado para lanzarse desde la novena posición. Una vez más Alex fue desafortunado: se vio envuelto en el accidente que provocó el japonés Yuki Tsunoda cuando el pelotón aceleraba por primera vez hacia la primera curva. Quedaba Franco, que se situaba en esos instantes en la 14ª posición, como encargado de salvar los papeles de Williams. El trabajo estratégico comenzó antes de la largada, cuando los jefes deportivos y técnicos se sitúan junto a sus computadoras en el muro al borde de la pista.

Faltaban cinco minutos para que se pusieran en marcha los 20 monoplazas de Fórmula 1 cuando James Vowles, el jefe de Colapinto llegó a su puesto a tiempo para ajustar su radio en el muro de boxes. Con Franco en la 16ª posición se necesitaba una estrategia perfecta para avanzar. La situación no era para nada favorable: en el circuito azteca poco abrasivo se suele programar una única parada y por lo tanto no hay tantas alternativas. Había que elegir, comenzar con los neumáticos más blandos (rango medio de Pirelli, con banda amarilla) o los duros, aquellos con la banda blanca en el lateral. El sábado, la falta de agarre en el eje trasero había dejado a Franco sin posibilidades de pasar a la Q2 y los estrategas del equipo, teniendo en cuenta la temperatura de pista y una estimada duración de los neumáticos más duros pretendían cambiar a los medios lo más tarde posible.

El Williams de Franco Colapinto durante el Gran Premio de MéxicoYURI CORTEZ – AFP

Antes de la largada era Alex Albon el que tenía una mayor responsabilidad y posibilidad de puntuar tras conseguir un esperanzador noveno puesto en la clasificación sabatina.

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Desde el muro, Vowles, que había sido el estratega principal del equipo Mercedes hasta finalizar 2022, se puso en contacto con la fábrica en Grove, Inglaterra. Allí la sala de “Mission Control” tenía todos los datos necesarios para hacer sus cálculos y dar recomendaciones sobre ritmo de marcha, medir el desgaste de las gomas, decir en qué vuelta parar y, en el muro, Jego y Vowles tomar la última decisión consultando al piloto sobre el estado del calzado. En torno a 20 personas en la Mission Control, al estilo de las salas de la NASA o SpaceX para vigilar y controlar naves espaciales. Un programa de computadora creado por el mismo Vowles para vaticinar lo que iba a suceder al correr de las vueltas.

Según los cálculos, pasada la primera curva y con Franco conservando su posición de largada, era posible pasar a Valtteri Bottas, Lance Stroll y Fernando Alonso.

Mientras, Verstappen tomaba la punta acelerando mejor que Sainz, Tsunoda se llevaba por delante a Albon y ambos abandonaban.

Hubo un safety car que duró siete vueltas y después poco tardó Franco en pasar a Bottas (Kick Sauber). Franco sabía que Oscar Piastri, con McLaren, y Sergio Pérez le iban a adelantar con un coche muy superior. Cuando eso ocurrió, Franco no entró en una batalla que no era la suya. En cambio, tanto con Piastri como con Pérez, Lawson se resistía incluso afectando al pontón izquierdo en el coche del mexicano, lo que redujo notablemente el rendimiento de su Red Bull. Iba a ser una tarde aciaga para el ídolo local.

Sainz había adelantado por dentro en la novena vuelta a Verstappen en una frenada agónica en diagonal. Ya en la punta, el madrileño comenzó a escaparse rumbo a su cuarta victoria en Fórmula 1.

Franco Colapinto tuvo una buena participación en México, aun frente a rivales con un auto superiorCARLOS PEREZ GALLARDO – POOL

Colapinto se centraba en su misión. Casi todos los coches que le precedían, menos Lawson y Piastri, ya habían parado a cambiar neumáticos en la vuelta 30. “Fran” llegó a situarse octavo por momentos, y estaba entre 3 y 4 segundos de Lawson y girando en sus tiempos, ambos todavía con las gomas duras. Por radio, en la vuelta 39 decía que la dirección se volvía dura y después blanda alternativamente. Debido al tráfico y a los adelantamientos de coches más rápidos, entre ellos el de Verstappen y los Haas de Magnussen y Hülkenberg, perdió algo de tiempo respecto de Lawson. El neozelandés entró a boxes en la vuelta 40 y volvió a la pista con neumáticos medios. Colapinto siguió. Sus neumáticos comenzaron a degradarse. Lawson recuperaba tiempo desde atrás y era hasta un segundo por vuelta más rápido.

Jego le dijo “¡Box, box!” a Franco en la vuelta 49. Con los medios 8 vueltas más frescos que los de Lawson comenzó una implacable persecución. Con la contundencia de un gran piloto. La inició a casi 11 segundos por detrás. Poco a poco fue limando esa desventaja y llegó a espaldas de su rival. Tenía que jugársela para ser 12º, para hacer valer la estrategia planificada, para salvar, aunque sea sin cosecha de puntos, la tarde de Williams. Y fue en la vuelta 66 cuando lanzó la estocada en la sucesión de curvas enlazadas del circuito azteca. Casi no le dejó espacio Lawson y Franco se lanzó por dentro al estilo Verstappen. En la siguiente curva a la derecha ya estaba adelante. Lawson pretendía apretar por fuera y destrozó su alerón contra el neumático trasero derecho del argentino. Tuvo suerte Franco al no sufrir un pinchazo.

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Una de las persecuciones de la tarde en México, con el McLaren de Oscar Piastri en busca de ColapintoJared C. Tilton – Getty Images South America

Stroll estaba allí en la decimoprimera posición, pero ya lejos y aunque el neumático medio estaba en muy buen estado, era inalcanzable. Los comisarios le aplicaban esa sanción de 10 segundos, pero el Alpine de Esteban Ocon ya no podía superarle.

Un frío resultado no cuenta la verdadera historia de la calidad del trabajo realizado por Colapinto. Supo ceñirse a una estrategia que calculó con bastante acierto la duración de sus neumáticos duros y el ritmo que iba a mantener con los medios, el suficiente como para recuperar en 19 vueltas lo que en la Fórmula 1 sería un mundo: 11 segundos.

Y cuando llegó el momento, cuando ya no cabían estrategias sino carácter, valentía y habilidad en exactas proporciones, ahí estuvo el gladiador romano. Tenía que ganar para sobrevivir. Para irse a Brasil, la próxima cita, confiado y conforme porque sabe que el coche no da para mucho más.

Franco Colapinto corrió por primera vez en el Autódromo Hermanos Rodriguez de la capital mexicanaALFREDO ESTRELLA – AFP

Fue escueto y preciso en sus declaraciones tras la carrera: “Fue una carrera difícil y dura, otra vez cerca de los puntos, pero no fue suficiente. Ojalá tengamos un mejor resultado en Brasil. Después de cambiar los neumáticos salí justo detrás de (Charles) Leclerc y eso me sobrecalentó las gomas.

–Tuviste una fuerte batalla con Lawson.

–Sí, es un circuito donde resulta muy difícil pasar. Tuve algunos contactos hoy con Lawson.

– ¿Comentario sobre la sanción de los comisarios?

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–No estoy de acuerdo. Creo que es algo parecido a lo que pasó con Lando (Norris) y Max (Verstappen) en Austin. Es uno de esos casos donde el que está adentro te empuja fuera de la pista. Yo estaba, creo, ligeramente por delante en el vértice y él frenó sobre el polvo y se fue largo y me empujó fuera. Y luego rompió el alerón delantero solo. Este circuito te lleva más al límite y por eso hay contactos… Creo que si hubiese parado algunas vueltas antes quizás hubiera sido más positivo, al tener aire limpio y quizás terminar en los puntos.

–¿Qué posibilidades creés que tendrás en Brasil?

–Estoy contento y tengo muchas ganas de ir a Interlagos, ver a los argentinos y a los brasileños. Espero tener un buen fin de semana allí.

Colaboró: Orlando Ríos

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Hace 24 años Japón inventó las Hobonichi en plena era digital. Hoy son un fenómeno de masas internacional con precios de hasta 225 euros

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Pese a ser uno de los países en los que lo digital y el avance tecnológico es parte de su filosofía, es curioso como Japón está arraigado al papel como una seña de identidad. Sus pagos en billetes ocupan el 99% de las transacciones, el fax aún se usa como medio de comunicación, compartir tarjetas de visitas se considera imprescindible en el ámbito internacional, y negocios como el de las Hobonichi acumulan ventas de más de 10 millones de unidades.

Lo que nació como una simple agenda personal más que sumar a la infinidad de propuestas que puedes encontrar en una papelería, no ha tardado en convertirse en un fenómeno de masas en Japón que ha terminado arrastrando al resto de la población del planeta. Junto a las miles de publicaciones sobre las Hobonichi que te asaltan en redes sociales, su negocio sigue creciendo de la mano de ediciones que van desde los 25 euros hasta alcanzar la friolera de 225 euros.

Un fenómeno de masas en Japón, y más allá

La clave de su éxito está en que, frente a la pregunta de qué son las Hobonichi, la respuesta de una agenda personal se quede corta. A nivel promocional la compañía detrás del invento las presenta como un espacio personal para que el público «las use como quiera, con total libertad». Puede verse como una simple agenda, claro, pero también como un diario o un espacio de creatividad que admita acumular recuerdos en forma de fotos o entradas de cine.

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Lo que inició su andadura en Japón con un único formato que incluía una página para cada día del año, ha ido creciendo hasta alcanzar una línea de productos con 236 alternativas, 24 formatos distintos de libreta, y la friolera de 900.000 copias repartidas durante 2024.


Hobonichi

Hoy, encontrar ediciones en chino o inglés, con cubiertas inspiradas en One Piece, juegos de Nintendo o forradas en piel, y con formatos organizativos que van desde las páginas con planning diario o semanal hasta modelos que ofrecen planificación a cinco años vista, es sólo un pequeño ejemplo de hasta dónde llega el fenómeno.

Es especialmente sorprendente que, en una época donde el smartphone ha conseguido suplir la mayoría de esas necesidades, desde la agenda y el diario hasta el álbum de fotos o la creatividad en forma de dibujos personales, las Hobonichi no parecen tener un techo de crecimiento. Más aún que, de la mano de accesorios, lleguen a alcanzar precios desorbitados que difícilmente relacionarías con una agenda personal.

La Generación Z ha convertido en moda el digital shoplifting: el 50% más rico admite utilizar trucos de influencers para conseguir compras gratis

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De la mano de pegatinas, marcadores, bolígrafos y merchandising del propio fenómeno Hobonichi, la gran baza de su negocio está en las fundas para guardar la citada agenda que, complementando los 25 euros del formato más simple que cuesta su libreta de papel cuadriculado con notas a pie de página para fomentar la productividad y ofrecer un entretenimiento fugaz, alcanzan precios de hasta 225 euros en tiendas locales para los modelos de piel.

La clave de su éxito está, sin lugar a dudas, en cómo ese fenómeno ha conseguido saltar de Japón al resto del mundo en forma de publicaciones en Instagram y TikTok en las que los usuarios muestran hasta qué punto sus agendas son prácticamente un museo artístico en miniatura, con páginas exquisitamente decoradas a base de recortes, pegatinas, dibujos y anotaciones que terminan siendo un regalo para la vista.

Imagen | Tsdkikaku en Midjourney

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