El entramado judicial entre Matías Garfunkel (50) y Victoria Vanucci (41) cobró fuerza en las últimas horas. A pocas semanas de haber recuperado la libertad por el pago de una fianza de 1.000 dólares, el empresario volvió a ser detenido en una cárcel de Utah, Estados Unidos, por haber violado dos medidas judiciales: una perimetral y una orden de protección (protective order).

Es que en Estados Unidos, además de las perimetrales, las órdenes de protección se suman a la perimetral para impedir todo tipo de contacto y acercamiento sin autorización o control policial. En este sentido, Garfunkel no puede acercarse a Vanucci por 3 años y el contacto con sus dos hijos, Napoléon (10) e Indiana (11), debe ser por Zoom o frente a un terapeuta.

“En la primera, lo agarraron con las manos en la masa. Y en la segunda, llegando a destino. Porque él empezó a avisar que iba a acercarse. Es decir, que no sólo violó la prohibición de contactarse, sino que además estaba dentro del perímetro de exclusión”, explica Yamil Castro, abogado de Vanucci, en diálogo con Clarín.

Y menciona otros detalles. Fueron 27 llamadas telefónicas y 15 mails en un mismo día. Luego, un llamado con el número de un hotel. Todos avisos de que “estaba yendo”. La situación alertó a la ex modelo quien recibió siete patrulleros sin sirena (para que los menores no advirtieran su presencia) en la puerta de su casa. Finalmente, la policía detuvo a Garfunkel casi a media cuadra de la vivienda.

Según pudo saber Clarín, esta vez, la magnitud del hecho es mayor que la del anterior porque Garfunkel permanecerá encerrado durante un año, salvo que reciba el beneficio de salida anticipada por cumplir ciertas pautas; pero en ese caso deberá hacerlo con una tobillera electrónica.

Además, la Justicia de Familia le otorgó a Vanucci la custodia total de sus dos hijos. En otra instancia, las pericias psicológicas que debieron afrontar los menores (Garfunkel tiene tres cargos: violencia de género, violencia psicológica y violencia frente a menores) confirmaron que había manipulación por parte de Garfunkel. Por otro lado, el casamiento de Las Vegas quedó anulado por la Ley de Nevada.

Fuentes cercanas al entorno del ex matrimonio le relataron a Clarín que el día del “Black Friday” hubo una importante disputa porque Matías se había obsesionado con comprar ropa de invierno de una marca costosa, la única marca que no tenía descuento. Como contrapartida, se le intentó ofrecer ayuda profesional y un acompañamiento; pero él se habría negado.

En los últimos días, Vanucci empezó a mostrar a través de las redes sociales violentos choques con un Garfunkel fuera de sus cabales, asumiendo su bipolaridad. El sábado trascendió un video en el que grabó a su ex esposo, fuera de sí, junto a sus hijos Indiana y Napoleón. «Vos sos un sorete», la insultó Garfunkel, bajando unas escaleras mientras que ella, como si hubiera buscado la reacción, le respondió: «Ya está, era lo que necesitaba».

El domingo la saga mediática continuó con Vanucci filmándolo desde una ventana del hogar familiar a Garfunkel siendo detenido en Utah, posteo que realizó con un texto que acompañaba: “Preso en la cárcel de Park City y de ahí al instituto psiquiátrico por orden médica». Por cómo manipula su celular, la mediática parece grabar a escondidas. Y se la escucha susurrar con un policía –ya con Garfunkel dentro de un patrullero– si puede abandonar la habitación donde está con sus hijos.

Fuentes cercanas al entorno le explicaron a Clarín que las filmaciones responden a una sugerencia de los profesionales porque aseguran que se deben a un brote psicótico obsesivo con su ex mujer. Además, le recomendaron a ella que no se muestre para no disparar una crisis sino que se limite a mostrar lo que sucede, «la manipulación que ejerce con sus hijos».

En el entorno de la ex pareja hay mucha preocupación por su salud mental. Dicen que su estado se agudizó con los años y aseguran que está atravesando un estado crítico con tendencia suicida.

Por eso, piden que “se deje de lado el fogoneo” y que ya no “se exacerbe más la situación”. “Se trata de salud mental y el riesgo es mayúsculo”, advierten.