Connect with us

SOCIEDAD

La esposa de Aníbal Lotocki dijo que se tomaría un café con Ezequiel Luna para hablar sobre Silvina

La esposa de Aníbal Lotocki dijo que se tomaría un café con Ezequiel Luna para hablar sobre Silvina (Foto: Instagram / silvinalunaoficial – Captura América)Silvina Luna llegó a las manos de Aníbal Lotocki en 2011.

Published

on

Majo Favarón, esposa del cirujano Aníbal Lotocki, nuevamente salió en su defensa, al ser abordada por un notero de LAM (América), para consultarle sobre su actualidad. Si bien aclaró que “Aníbal no está preparado para ir preso”, una de sus declaraciones sorprendió a la opinión publica, al referirse directamente al hermano de Silvina Luna, Ezequiel.

La instructora fit quiso demostrar empatía por su duelo y así lo comunicó públicamente: “Me duele mucho el dolor de él, lo entiendo, me duele, me llega y me moviliza. Sé que en algún momento de la vida me voy a cruzar con él. Tomaría un rico café y hablaría, me encantaría. Sé que no es el momento. Yo pasé por un proceso muy similar y lo puedo entender desde ese lugar”.

Leé también: La mujer de Aníbal Lotocki aseguró que sabe cuál fue la causa de la muerte de Silvina Luna

No obstante, la exasistente del médico aclaró que con Ezequiel nunca tuvo comunicación. Aunque no lo conoce, le gustaría generar algún acercamiento. “Yo particularmente dije que no lo conozco a Ezequiel, no lo vi nunca, no lo escuché hablar. Sí a personas a través de él pero no a él”, recalcó.

Por otra parte, Favarón aprovechó su salida frente a cámaras para aclarar su supuesta participación en varias cirugías practicadas por Lotocki: “No es cierto. Se habló porque vieron una foto mía que no es en un quirófano. Yo voy ahí a las habitaciones de los pacientes. Traía y llevaba cosas, pero en el quirófano yo no tengo nada que hacer”.

El día que empezó el calvario de Silvina Luna: cómo fue la primera cirugía que se hizo con Aníbal Lotocki

Empujada por inseguridades propias y recomendaciones de amigos, Silvina Luna decidió someterse a una cirugía estética con Aníbal Lotocki. No lo sabía entonces, pero el día de su primer intervención quirúrgica comenzó su calvario: dolores corporales, cóctel de pastillas, una enfermedad crónica, internaciones, sesiones de diálisis y, finalmente, la muerte.

Silvina Luna llegó a las manos de Aníbal Lotocki en 2011, cuando atravesaba un momento especial de su vida: había perdido hace dos años a sus padres, tenía varias inseguridades sobre su cuerpo y estaba por participar de la temporada teatral de verano en Mar del Plata, como parte del elenco de Delicadamente inmoral, producida por Gerardo Sofovich.

Silvina Luna llegó a las manos de Aníbal Lotocki en 2011.
Silvina Luna llegó a las manos de Aníbal Lotocki en 2011.

Fue entonces que una amiga le recomendó al “cirujano de los famosos”. Según relató en el juicio contra Lotocki, fue su maquilladora y amiga Lorena Andrade quien le contó que Mariana Antoniale, más conocida como La Niña Loly, se había puesto “un rellenito en el glúteo y le quedó muy bien, pero era algo muy superficial”.

Por entonces, sólo había elogios para este médico en los medios de comunicación y nadie había criticado su trabajo. Por eso, se cargó de confianza y se animó a pasar por el quirófano. Nunca imaginó que ese era el comienzo de un largo camino de sufrimiento físico y psicológico que terminaría con su muerte.

Advertisement

SOCIEDAD

Los aritos de la barbarie

Published

on


Corrían los años 90 cuando partí a los Estados Unidos para una “fellowship” de mitad de carrera, algo así como un espacio de investigación para dar un salto (…hacia dónde, no es claro). Al irme creí que ya era grande para los choques culturales. En gran parte fue así, pero hubo dos excepciones. Una, cuando, en un diálogo, alguien dijo que en el Estado de Massachusetts, donde vivía, los automovilistas eran muy violentos en su forma de manejar. Que sostuvieran eso en una ciudad en la que si uno pone un pie en la calle el coche frena para que uno pase y en la que los conductores paran de verdad ante las señales de “stop”, yo asumí, obvio, que era una broma. Y la festejé con una potente risa que ofendió a mi interlocutor. Lo decía en serio. Entre los prolijos cánones de conducción americanos, los de ese Estado tienen fama de figurar entre los peores. Pero como mi vara de comparación era Buenos Aires veía una realidad opuesta.

¿Cuál fue la otra sorpresa? Me había hecho amigo de una pareja “mixta”: ella, estadounidense de pura cepa; él, argentino. Habían tenido una beba hacía poco y hablando de lo que le regaló cada abuelo, pregunté quién había elegido los aritos. ¡Ay, muchachos, no lo hagan nunca! Metí la pata. ¿Pero no es acaso natural hacerle los agujeritos a las bebas apenas nacen porque así no sienten? Pues no, uno lo asume como tal pero ni es natural ni está aceptado universalmente. En los Estados Unidos se ve como un síntoma de barbarie por diversas razones: que la niña debe elegir si los quiere, que no puede ser una imposición, que es bueno que se hagan cuando ella ya se pueda cuidar. Mis amigos, entre sonrisas incómodas, me contaron que estaban en plena negociación, aún. Por las dudas, nunca volví a preguntar.

El mundo es global pero hay raíces culturales que tardan en asimilarse: se vinculan a lo más profundo, a lo visceral, a lo que creemos que ha sido dado así por una fuerza divina. ¿Cómo, entonces, no sentirse extraño ante lo que en teoría no puede ser, pero es? Respirar hondo y abrir la mente, no parece haber otra opción

Continue Reading

LO MAS LEIDO

Tendencias

Copyright © 2024 - NDM Noticias del Momento - #Noticias #Chimentos #Politica #Fútbol #Economia #Sociedad