SOCIEDAD
La superficie proyectada de girasol se redujo en 50 mil hectáreas durante la última semana
La proyección de siembra de girasol se redujo en 50.000 hectáreas (2,44%), por lo que el área total será de 2 millones para el ciclo 2023/24. (foto: TN)

La proyección de siembra de girasol se redujo en 50.000 hectáreas (2,44%): resulta un área total de 2 millones para el ciclo 2023/24, según informó el Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
La merma se debe a “los ajustes realizados en la campaña previa y la sequía que impide la incorporación de lotes en Santa Fe”. De este modo, el avance nacional de siembra es del 12,5% a la fecha.
Leé también: Alertan que las últimas lluvias fueron escasas y hay 2 millones de hectáreas de trigo en riesgo
Respecto al área emergida, se relevan los primeros lotes iniciando botón floral en las “regiones primicia”, donde las temperaturas son más altas y la condición hídrica es limitante, lo que podría comprometer al cultivo durante la generación del rendimiento.
Luego de una semana sin lluvias, la siembra de maíz solo avanzó en zonas donde la humedad disponible en el estrato superficial permite la emergencia del cultivo. A la fecha, ya fue sembrado un 7,3 % de la estimación, reflejando una demora de 8,1% respecto al promedio de las últimas cinco campañas.
El núcleo norte ya incorporó unas 220 mil hectáreas, concentradas sobre el centro y este. Localidades como Monte Maíz, Las Rosas y Montes de Oca informan avances de implantación de solo el 15 %, mientras que en las localidades de Cañada de Gómez y Los Molinos el reporte de concreción es del 80 % de lo estimado.
La ventana de siembra óptima en estas zonas finaliza a mediados de octubre, por lo que las precipitaciones durante los próximos quince días determinarán el área final de planteos tempranos.
Leé también: Anticipan que la aparición de plagas en soja será “muy heterogénea”: qué factores influyen
Por otro lado, el centro-norte de Santa Fe presenta una importante demora en las labores debido a la falta de humedad, mientras que en Entre Ríos, si bien tuvo un considerable avance semanas atrás, actualmente la disponibilidad hídrica “ha decrecido significativamente, desacelerando el ritmo de las labores”.
Por último, alrededor de un 13% del área nacional de trigo transita la etapa de espigazón y se concentra principalmente sobre las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, obedeciendo a un “gradiente decreciente” de la humedad disponible, en el sentido este a oeste.
“Consecuentemente, la condición de cultivo en esas zonas responde a esa variabilidad, observándose diferencias en las expectativas de rinde”, indicó la entidad porteña.

No obstante, las mermas en el potencial de rendimiento ya originadas por la falta de desarrollo vegetativo podrían acentuarse si continúa la ausencia de lluvias.
Leé también: Enfermedades en soja: recomendaciones y desafíos ante la posibilidad de un año lluvioso en algunas regiones
Al mismo tiempo, sobre el sur del área agrícola, la condición de cultivo también responde a la variabilidad en la oferta hídrica de este a oeste. En esta región, el cereal transita entre macollaje y encañazón, aún sin mermas de potencial.
“Sin embargo, la estabilidad durante etapas de generación de rendimiento queda sujeta a la ocurrencia de lluvias en el corto plazo”, concluyó el reporte.
SOCIEDAD
Trabajar en el cielo: Matías Guerra tiene 43 años, es torrista y su lugar en el mundo está en una antena

Matías Guerra es torrista y trabaja a 70 metros. Así de altas son las antenas telefónicas, de radio o internet que suele frecuentar. Yo, en cambio, laburo a nivel del mar y los informes televisivos que hago -miren que casualidad-, se transmiten por esas antenas. Hasta acá todo parece muy alineado, pero en el momento en que se cruzan nuestros destinos porque yo tengo que entrevistarlo para una nota, surge una interferencia: mi vértigo.
Sólo pensar que Matías se sube hasta allá arriba me intranquiliza.Y mucho más si, como ocurrió, intento hacer la nota colgado desde una torre. Lamentablemente esta es una de esas limitaciones que no se pueden vencer a fuerza de voluntad. Ni siquiera sé por qué razón me dan pánico las alturas. Además, tengo muchas otras cosas más urgentes que reparar de mi aparato psíquico antes que ocuparme de la acrofobia. Después de todo, una nota a un antenista se hace muy de vez en cuando, así que esta nota para Telenoche la hice a lo Morales Solá: “Desde el llano”.
Leé también: Chubut: un hombre baleó la casa de su vecina con un rifle porque un gallo no lo dejaba dormir
/cloudfront-us-east-1.images. ad/artear/UNSTVEL6OBHT3H4DIK32RSCKJY.png)
Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).
Matías es todo lo contrario a mí. Él disfruta de estar en las alturas. Él era uno de esos chicos que se suben a todo para la pavura de sus padres. Era de esos nenes que se trepan a los árboles y se quedan ahí: para contemplar todo “desde lo más alto”, me contó el propio Matías. Ahora tiene 43 años y desde hace 15 trabaja donde siempre soñó trabajar: en el cielo. En todo ese tiempo apenas tuvo un accidente. Hago esta referencia porque se trata de una actividad muy riesgosa. Pero Matías es metódico, minucioso y prudente, y eso lo mantuvo siempre a salvo.
/cloudfront-us-east-1.images. ad/artear/BJGLPMNR7RGYPM7X4V3RY4ZG7E.png)
Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).
Allá arriba hay más viento y hace más frío. En verano si abajo hay una apacible temperatura de 23 grados, en la punta de la antena se pueden registrar menos de 10 grados. Si a eso le sumás el viento, la sensación térmica baja drásticamente. El viento es un temido enemigo del antenista: las torres son cada vez más finitas y se construyen con materiales cada vez más berretas, así que si soplan fuertes vientos, lo mejor es quedarse abajo. Y si llueve, ni les cuento, porque para ahorrar hay antenas que ni siquiera tienen pararrayos. Matías sabe todo esto mejor que nadie y los días de viento o tormentosos prefiere quedarse abajo reparando cosas o proyectando sus próximos trabajos.
/cloudfront-us-east-1.images. ad/artear/YVEAWTDSD5CL7OHGIMGORI6NOY.png)
Trabajar en el cielo. (Foto: Telenoche).
Matías sube a las torres con todo lo que necesita para un día de trabajo. El ascenso es tracción a manos y no es todo lo sencillo que uno imagina viéndolo desde abajo. Así que Matías no contempla la opción de bajar si se olvida una llave pico de loro, eso lo tiene claro. Todo lo lleva arriba con él: las llaves francesas, las cintas, la vulcanizadora, las llaves fijas y todo lo que necesita va con él en un enorme bolso-yunque que pesa más de 15 kilos.
Para ir subiendo Matías confía en un dispositivo conocido entre los afectos a las alturas como “salvamonos”. Se trata de un arnés con un gancho en la espalda y dos más en cada mano para ir siempre pegado a la torre a medida que se avanza. El problema es cuando hay tramos en donde no se puede enganchar el artefacto. Bueno, para eso también hay solución. Matías lleva un “salvacaídas” para esos casos, de manera que si se cae -Dios no lo permita-, quedaría colgado algunos metros abajo. Pero Matías nunca necesitó nada de eso, él en las alturas está cómodo, felíz y seguro. Su lugar en el mundo está en el cielo.
-
SOCIEDAD1 día ago
El detalle del bastón presidencial de Javier Milei que hizo reír a Cristina Kirchner
-
POLITICA2 días ago
Axel Kicillof confirmó el Gabinete: en Justicia va un alfil de Cristina Kirchner, Berni quedó afuera de Seguridad y suman a Malena Galmarini
-
POLITICA1 día ago
“Fuck you”: el gesto de Cristina Fernández de Kirchner al ingresar al Congreso
-
ECONOMIA3 días ago
Prevén un «dólar Milei» que irá entre 650 y 800 pesos: ¿habrá desdoblamiento cambiario?
-
POLITICA1 día ago
La asunción de Javier Milei: las mejores fotos de la ceremonia en el Congreso
-
POLITICA2 días ago
A horas de la asunción de Javier Milei: cómo será el recorrido desde el Congreso al Teatro Colón