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SOCIEDAD

los que perdieron sus casas por los incendios en Córdoba y ya piensan en la reconstrucción

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“El fuego acá no tuvo piedad”, dice con desolación Magdalena Martínez, una vecina que vio con sus propios ojos cómo el incendio devoraba con rabia su hogar. En la zona de San Esteban, los esqueletos de árboles siguen intactos, con sus ramas ennegrecidas. El hollín cubre el suelo, levantando nubes de polvo con cada paso, mientras las ruinas de casas devoradas por el fuego se asoman entre la desolación, recordando historias perdidas, proyectos frenados y un sinnúmero de pérdidas materiales que será difícil de recuperar.

Es una de las zonas más afectadas por los incendios que ya azotan hace más de una semana en distintas localidades de la provincia y no den tregua a vecinos y brigadistas. Este miércoles había diferentes focos activos y se esperaba la llegada del Presidente Javier Milei, que iba a sobrevolar la zona.

Magdalena recorre su casa; la escena es devastadora. En su entrada, los restos de lo que una vez fue parte de su hogar forman una montaña de recuerdos quemados. “El miércoles comenzó por la zona de Capilla y el viernes a la mañana se extendió a toda esta parte, y con el correr de las horas nos tomó todo”, dice señalando el monte desde su patio.

“Se prendió fuego todo el techo, tomó todas las habitaciones, el baño y la cocina, y nuestra ropa. En ese momento nos empezaron a evacuar, pero me escapé un ratito para ver, me vine corriendo y cuando llegué vi cómo mi casa se perdía entre el fuego frente a mis ojos”, dice la mujer con lágrimas en sus ojos. Magdalena era de Lomas de Zamora, en el conurbano bonaerense, pero hace 18 años decidió dejar atrás el bullicio de la ciudad y mudarse a San Esteban, donde su mamá ya vivía.

“Yo me sentaba toda la tarde a mirar el paisaje verde y hermoso mientras tomaba mate y mirá ahora lo que es esto. No queremos ni mirar. ¿Sabés qué es lo más triste? Que nosotros habíamos terminado el cielorraso hace poquito y el viernes anterior habíamos pintado toda la casa”, contó. Cada changa de su marido significaba un granito de arena más para poder terminar su casa. Ahora, Magdalena, junto a su marido y a sus dos hijos, debe vivir provisoriamente en la casa de una familia amiga. “Con mucho esfuerzo construimos esto y con mucho esfuerzo lo levantaremos de nuevo”, dice.

Construía una casa para su esposa que estaba por jubilarse

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Destrozos y los muebles que se pudieron salvar tras los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo Carroll

Para Julio Aguero, el viernes 20 de septiembre será una fecha que muchos en la comunidad serrana de Córdoba nunca olvidarán. «Ya había fuego desde el miércoles, pero estaba en la montaña, como a 4 kilómetros de mi casa», recuerda. Pero todo cambió el viernes por la mañana, cuando un fuerte viento comenzó a soplar, alcanzando ráfagas de hasta 70 kilómetros por hora. «Ahí empezó el caos», dice con un tono grave. En tan solo dos horas, el incendio descendió por la montaña, cubriendo un frente de 600 metros y llegando al valle, donde se encontraba su hogar.

A las 11 de la mañana, el fuego ya estaba a tan solo tres cuadras de su casa, con llamas que alcanzaban los siete metros de altura. En medio de la desesperación, se les ordenó evacuar. «Traté de sacar mis cosas, pero fue imposible. Salí con lo puesto», confiesa.

Lo que quedó la casa de Julio en San Esteban. Fue arrasada por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo CarrollLo que quedó la casa de Julio en San Esteban. Fue arrasada por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo Carroll

En un rápido acto de supervivencia, logró rescatar a su perrita Vilma, de dos años, pero cuando salió vio que su vecina también necesitaba ayuda. «Fui con las dos a un refugio y volví. Lo que vi era un infierno». El humo era tan denso que la visibilidad era nula. Las llamas ya superaban los 10 metros de altura y el viento azotaba con furia. «Quería ayudar a los bomberos, pero no pudimos hacer absolutamente nada», admite con impotencia. Su hogar fue consumido por el fuego en cuestión de minutos. «No me quedó absolutamente nada, ni siquiera la base de hormigón».

Este hogar no era solo una vivienda más. «El año pasado me vine de Santa Cruz a vivir a Caleta Olivia para construir mi casa, porque mi señora este año se jubila y quería que tuviéramos todo listo», cuenta. La casa había sido pensada para su retiro, después de años de trabajo y planificación. «Todo lo que habíamos planeado en cinco años se destruyó en una hora», relata.

Para este hombre, el refugio temporal en el que se quedó no era un consuelo. Al día siguiente, decidió alejarse de ahí. «Me fui a la casa de mi hija en la ciudad de Córdoba, no podía soportar ver lo que pasó». Sin embargo, a pesar de la devastación, su determinación de reconstruir sigue intacta. «Las ganas de volver a empezar están, así que lo voy a hacer», asegura. Aunque la pérdida es inmensa, el ánimo de reconstruir persiste. «Volveremos a empezar, si Dios quiere».

Tres años que que se fueron en pocos minutos

Damián Loza camina colina abajo para poder mostrarle a Clarín lo que quedó de lo que un día supo ser el hogar de él y su hija Anicca. Dice que busca consuelo en el significado del nombre de su niña de 10 años, que significa impermanencia y es una forma de decir “esto también pasará”, y que nada es permanente.

Damian Loza y los restos de lo que era su casa en San Esteban Córdoba. Foto: Marcelo CarrollDamian Loza y los restos de lo que era su casa en San Esteban Córdoba. Foto: Marcelo Carroll

Mientras detalla con precisión cómo el fuego comenzó a adueñarse de su hogar, sus ojos se posan en el suelo, buscando entre el hollín algo que aún pudiera servirle. Con sorpresa iba agarrando cada tirafondo que encontraba en sus pasos.

“Mi hija me pregunta qué pasó; para ella es un shock porque tenía su habitación y sus cosas acá. Justo en el momento del incendio, por suerte, ella no estaba; estaba con su mamá”, agradece al cielo Damián, que además trabaja como carpintero.

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Una casa devorada por el fuego por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo CarrollUna casa devorada por el fuego por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo Carroll

Está parado en el centro de lo que fue la cocina de su casa, pero hoy es un despojo gris rodeado de columnas de metal de lo que supo ser una casa de dos habitaciones y un domo en su parte superior. “Yo vivía acá, solo me faltaban un par de cosas para que la terminara oficialmente. Ahora estoy viviendo en una casa que me prestaron. La verdad, ahora no tengo cabeza para pensar cómo voy a hacer, pero tengo intenciones de limpiar todo, sacar los escombros y volver a empezar”, dice con lamento, tocando los tirafondos.

Una casa a punto de terminar

Mientras camina por el terreno consumido por el fuego, Elena Giarraca señala la vista que se ve desde el fondo de su casa y repite: “Esto era un paraíso, todo verde, y nos sentábamos acá a disfrutar del aire, pero bueno, perdimos todo eso”.

En su fondo, su hijo Américo comenzaba a edificar su casa para vivir con su hija; solo faltaba una puerta. Pero el fuego no entiende de sentimientos y devora con rabia todo lo que se interponga en su paso. El ventanal que daba a las sierras estaba completamente estallado y triturado en el suelo.

Una casa devorada por el fuego por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo CarrollUna casa devorada por el fuego por los incendios en Córdoba. Foto: Marcelo Carroll

“Nunca pasaba esto, siempre se incendiaba allá arriba, pero no llegaba acá. Esta fue la primera vez. Nos sentimos mal, porque todo esto lo hicimos con esfuerzo y perderlo así de golpe lastima. Nosotros intentamos que el fuego no avance, pero llega un momento en el que no podés hacer más nada”, dice.

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SOCIEDAD

Dos primos heredaron un terreno y crearon un destino con playa privada en un lugar impensado de la Argentina

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En una ciudad conocida por haber sido sede de las misiones jesuíticas, por albergar la cultura guaraní y por contener una variedad de humedales, con distintas especies y aves que viven en armonía con el medio ambiente, nació hace siete años una “ocurrencia turística”, de la mano de dos emprendedores, en un espacio que los turistas cuando llegan aseguran que “es como estar en Brasil o en Costa Rica”.

César y Horacio Curet son primos y socios en otros proyectos. Miguel, el padre de César, siempre guardó un vínculo con la provincia de Corrientes, ya que en los años 70 trabajaba ahí con plantaciones de arroz y más adelante, decidió invertir en un terreno en la zona de Itatí, con la intención de generar un proyecto hotelero. Se trataba de un campo grande, dentro de la reserva del Iberá, junto con un área que tenía acceso al río.

Sin embargo, el proyecto se paralizó, ya que, al tiempo falleció el padre de César, y los campos quedaron desiertos. Hace siete años, los dos primos decidieron hacer una expedición al lugar y se encontraron con unas tierras con un potencial que no habían imaginado.

El complejo cuenta con 21 cabañas para los turistasPuerto Yacarey

El proyecto no se hizo esperar. Los Curet, aunque no tenían mucho conocimiento del lugar, se lanzaron con un emprendimiento emplazado en las costas del Río Paraná, rodeado de montes nativos. Sí, aunque se trata de un lugar que puede sonar extraño para levantar una experiencia turística, estos primos aventureros se pusieron en marcha. Aprovecharon las costas del río y construyeron 19 cabañas en el medio del bosque (además de dos más en construcción), donde circulan los curiosos monos carayá que suelen rondar por las casas y otras especies como tucanes que van de un lado a otro. Además, armaron una playa exclusiva para los visitantes, desde donde se pueden ver atardeceres que parecen de otro país.

“Por distintos motivos, los emprendimientos que realizó mi papá en la provincia no resultaron. Esto era como una reivindicación, una deuda pendiente que teníamos con Corrientes y con el legado de mi padre, tanto mía como de Horacio”, asegura Curet y añade: “Me parece que cuando hacés un emprendimiento, los números no son sólo lo que cuentan, sino también las decisiones emocionales”.

Dado que no tenían mucho conocimiento del terreno, César y Horacio viajaron a Corrientes y se asesoraron con expertos de la zona, que les hablaron del potencial turístico de la provincia. Aunque construir en medio del bosque puede sonar muy poético, las dificultades no fueron escasas, sobre todo las vinculadas al acceso al lugar.

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Cuando empezaron el proyecto, Corrientes se inundó y se declaró emergencia hídrica. El camino quedó bloqueado y sólo podían acceder al lugar por agua: “Me acuerdo que tuvimos que viajar por el río para llevar los primeros postes de luz y hacer el tendido eléctrico”, recuerda Curet. Dado que en ese momento en Itatí no existía un sistema de transporte de mercadería, alquilaron una barcaza e hicieron el traslado de los primeros materiales para la construcción.

Las casas tienen vista al río Paraná, con una playa exclusiva para los visitantes del lugarPuerto Yacarey

Además de no contar con electricidad, hubo que recurrir a una perforación que les permitiera acceder a agua. También, “jugar con el tiempo y el clima” para ver cuándo podían ingresar los camiones con mercadería.

Otra anécdota de los comienzos ocurrió cuando viajaron a la zona para contratar un agente para construir y tuvieron un simpático inconveniente a la vuelta. “Nos quedamos sin combustible en la ruta, a la altura de Ituzaingó. Yo me bajé del auto y pasó por encima de mis pies un yacaré chiquito. Coincidía que el lugar donde íbamos a emplazar las cabañas se llamaba ‘Puertos Yacareí’, que en guaraní significa ‘cría del yacaré’. Vimos este hecho como una señal, que, además, nos definió para ponerle el nombre al complejo”, cuenta emocionado César.

Aunque nació siendo un emprendimiento específico para gente interesada en la pesca, hoy por hoy, el lugar es visitado tanto por familias que buscan descanso en el verano, como por turistas interesados en este deporte. El servicio del lugar incluye ropa de cama, desayuno, almuerzo y cena. Es “del estilo all inclusive”, ya que incluye los platos y otras atenciones, pero con posibilidad de acceder a la comida sólo en los horarios previstos para cada momento.

Las cabañas hechas en madera están emplazadas dentro de un bosque natural, con senderos que las conectan para desplazarse de un lugar a otro. Además de contar con los mencionados monos carayá, que se acercan a las cabañas (aunque se alejan cuando ven aproximarse a la gente) el lugar está rodeado de un bosque envolvente, con ciervos, carpinchos, yacarés, ñandúes, y una diversidad de aves, entre ellas, los tucanes. “El concepto que buscamos es generar algo amigable con el entorno y sacar la menor cantidad de árboles posible para la construcción”, señala Curet.

El lugar está rodeado de montes nativos, que albergan distintas especies de animales, entre los que resaltan los curiosos monos carayá, que suelen rondar por las cabañasPuerto Yacarey

Reciben visitas de gente de todo el país y también de Uruguay, Brasil y Paraguay. El pueblo más cercano es Itatí, ubicado a 27,5 km y conocido por su basílica y la peregrinación que se hace todos los años en julio. El precio por día en una de las cabañas parte de los $47.000 por persona, con el desayuno incluido, aunque puede subir a $99.000 para quienes contraten la pensión completa.

La playa privada está acompañada de una pileta de borde infinito y de la posibilidad de navegar en kayak por el río. Curet explica que, al ser un complejo chico, hay mucha familiaridad entre los visitantes y “llamamos a todos por su nombre”.

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Las cabañas se levantan en medio del bosquePuerto Yacarey
El lugar está rodeado de un bosque envolvente, con ciervos, carpinchos, yacarés, ñandúes, y una diversidad de aves, entre ellas, los tucanesPuerto Yacarey

Corrientes cuenta con una propuesta turística, que abarca desde los Esteros del Iberá a los carnavales y la pesca deportiva, y algunos rincones históricos para visitar.

La Reserva Natural del Iberá, o agua brillante en guaraní, alberga al yacaré, al ciervo de los pantanos, al lobito de río y al aguará guazú. Contiene más de 60 lagunas y espejos de aguas menores que abarcan cientos de miles de hectáreas, con dorados, sábalos, mojaras y pirañas en sus aguas, y con 350 especies de aves que inundan sus cielos.

La pesca es muy típica en la zonaPuerto Yacarey

Es justamente su vida acuática y la presencia del dorado en las costas de los Ríos Corrientes y Paraná que vuelven esta provincia un lugar atractivo para los fanáticos de la pesca. Este pez alcanza los 25 kilos y junto a él se pueden encontrar el pacú, surubí, patí, manguruyú y la boga. En primavera, los Esteros del Iberá, Bella Vista, Esquina, Empedrado, Itá Ibaté y Goya son lugares de temporada alta para practicar este deporte.

El carnaval de Corrientes es algo que se celebra cada verano, con calles que se inundan de los famosos corsos. La provincia también ofrece estancias con propuestas de turismo rural, con posibilidad de degustar comidas caseras, pasear y refrescarse en piletas.

Los atardeceres recuerdan a la gente a las vistas de Brasil Puerto Yacarey

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