SOCIEDAD
Mejor que no me toque
Mi papá quería morir en su casa, sin ensañamiento terapéutico. Incluso, cuando aún no era usual, firmó una escritura en la que autorizaba a que no se le realizaran tratamientos para prolongar artificialmente la vida. Él -con muy buena salud hasta los 86- empezó a declinar y los últimos meses hubo que internarlo varias veces. En esos momentos yo pensaba qué pasaría si lo llevaban a terapia y se quedaba solo ante el final. No tenía respuesta: es que el ensañamiento también se puede dar si uno mantiene al paciente en casa donde sufre por no recibir la terapia que lo calme. Finalmente murió en su dormitorio, pero podría haber sido distinto.
No tengo fantasías horrorosas sobre estar solo en el momento final. Sería mejor no estarlo, claro, pero mucho más me asusta la enfermedad impredecible, el pasar de estar bien a ser un enfermo terminal casi sin darse cuenta. Siempre me pareció extraño cómo uno no detecta irregularidades graves en su cuerpo y sí otras nimias. Por ejemplo, ante una gripe liviana, nos sentimos fatal, sin fuerzas, doloridos, tosiendo sin parar, transpirando con efervescencia. Levantarnos para ir al baño es ciclópeo. Pero a la semana -lo más seguro- estaremos recuperados y no habrá marca. Paradójicamente, podemos, en el mismo tiempo, estar anidando un cáncer grave y no tener síntomas hasta que resulte tarde. Ya sé, en un caso hay un factor infeccioso externo, en el otro es el propio cuerpo. Igual no me satisface la explicación.
Si bien mejor no morir solo, tampoco -confieso- me gusta la imagen en que uno aparece muy delicado, impedido y tiene a toda la familia detrás. Gente que deja de vivir por estar al lado ayudando. Yo ya se lo dije a mis amores: “Véngame a visitar, pero si lo pueden pagar pónganme en una residencia especializada”. No quiero que dejen todo de lado por mí, si eso llegara ser necesario (cruzo dedos, amigos).
El final es duro. Quizás diría, si fuera Bartleby, “preferiría que no me toque”. Pero no soy un personaje de Melville con libertad para jugar con las leyes de la vida sino apenas un hombre y sus disquisiciones.
SOCIEDAD
Renato Tapia dice adiós al Celta de Vigo: “Con mucha pena pero a la vez mucha gratitud, llegó la hora de despedirme”
El mediocampista de Perú es la primera baja de los vigueses con miras al periodo 2024/25 de LaLiga. Se marchó de Balaídos por diferencias salariales. Su destino apunta a un club revelación de España
Renato Tapia dice adiós de manera definitiva al Celta de Vigo. Este domingo 30 de junio del 2024 culminó su contrato con los vigueses, después de cuatro temporadas con pasajes claroscuros. Su salida obedece a su rendimiento irregular en el pasado curso liguero y el alto costo de ficha para intentar una nueva renovación.
A primera hora, el Celta le dedicó unas palabras de despedida confirmando su separación de Balaídos: “Gracias, Renato. Tapia inicia una nueva etapa deportiva tras cuatro temporadas de entrega y compromiso. Siempre serás uno de nosotros”.
Tiempo después, el internacional con Perú empleó sus redes sociales para emitir un emotivo mensaje acompañado por un video que resume su experiencia con los celestes en distintas facetas.
“Con el corazón en la mano, con mucha pena pero a la vez mucho gratitud, llegó la hora de despedirme del club que me abrió las puertas para poder cumplir uno de mis sueños, jugar en La Liga”, apuntó.
“Me llevo los mejores recuerdos de todas las temporadas, en situaciones adversas y positivas. Fueron años de mucho aprendizaje, de mucho crecimiento tanto en lo deportivo como en lo personal con el grupo”, prosiguió.
Tapia, asimismo, deseó lo mejor a “compañeros, fisios, utilitarios, equipo técnico, cocineros, personal de limpieza, jardineros, gente cercana al club y remarcó en mayúsculas que “me los llevo en el corazón”, dado que “compartir el día a día con ustedes ha sido espectacular”.
“A pesar de no poder despedirme de la afición , quiero decirles que estoy muy agradecido por el cariño mostrado siempre y muy orgulloso de representarlos dentro y fuera del campo”, continuó.
“Sin más, me voy esperando que recuerden más al Renato como persona que como futbolista, porque siempre he pensado que es lo más importante. Gracias a todos. Siempre Celta”, concluyó Tapia en su sentida carta de adiós.
La historia de Tapia en Celta
Renato, cuya profesionalidad se ha forjado en el ‘Viejo Continente’ jugando en la Eredivisie, llegó a Celta de Vigo en el verano del 2020 procedente del Feyenoord. Fue cuestión de tiempo para consolidarse en el plantel principal dejando una muy buena imagen tanto en LaLiga como en la Copa del Rey.
En su última etapa en Balaídos cumplió un rol matizado entre luces y sombras, dado que empezó como pieza residual -al punto de ubicarse en la rampa de salida inicialmente- descartado por Rafael Benítez hasta que logró hacerse un hueco por circunstancias deportivas.
Una vez que Tapia agarró esa chance no la soltó constituyéndose como el tercer futbolista más utilizado con el Celta, aunque al final del curso terminó convirtiéndose en un elemento de rotación por sendas lesiones que mermaron su estado de forma.
Renato cerró su aventura como vigués totalizando 120 partidos sin anotar goles ni concretar asistencias. Sus mayores logros, sin lugar a dudas, fue portar la cinta de capitán en algunos partidos sustituyendo al histórico Iago Aspas en esa función y llevarse en tres oportunidades el MVP a mejor futbolista del club finalizando el año pasado.
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