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Quién era el argentino que murió durante una excursión a casi 3.000 metros de altura en Perú y la polémica por la falta de atención

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Carlos Jorge Rubinstein tenía 58 años y el próximo 26 de agosto cumpliría 59. Pero la tragedia le arrebató la vida el pasado martes 16 de julio frente a su esposa, Viviana Inés Granado (59), cuando recorría el interior del complejo arqueológico Ollantaytambo-Cusco, ubicado a 32 kilómetros de Machu Picchu, Perú. La noticia se difundió en las últimas horas y un video en el que intentaban reanimarlo se hizo viral.

Se trata del segundo turista fallecido en Cusco en menos de una semana. Su deceso reavivó una polémica por la atención de emergencias médicas en ese lugar del país

Según pudo saber Clarín, Rubinstein, reconocido médico psiquiatra y especialista en geriatría, se desvaneció inesperadamente al descender y llegar al séptimo anden, en una zona ubicada a 2.792 metros sobre el nivel del mar, frente al desconcierto del grupo de turistas que lo acompañaban.

Algunos testigos denunciaron que la demora en la llegada del personal médico, que habría tardado hasta 20 minutos, y la falta de un balón de oxígeno, habrían sido factores decisivos en el fatal desenlace. Finalmente, fue atendido en un centro de salud por el médico de turno, Dr. Yuri Gibaja Calsina.

En un video que se difundió en las redes sociales se observa cómo los guías y el resto de los turistas gritaban y pedían ayuda médica para intentar reanimarlo. En las imágenes también se observa a un hombre y una mujer, desesperados, que se turnan para practicarle RCP. «¡Respirá!», le pide un testigo. «Ahí tiene pulsación ahorita», dice un trabajador del lugar. «Sí, pero se le va. ¡Necesito el oxígeno!», responde, enojada, otra mujer. «No quieren venir los de la posta ¿o qué?», pregunta otro hombre local que, a un costado, habla por teléfono.

Video

El hombre, de 59 años, fue identificado como Carlos Rubinstein. Se desplomó en plena visita al principal al parque arqueológico Ollantaytambo.

El argentino no recibió atención de manera adecuada y en tiempo y forma, dado que los primeros médicos llegaron más de 20 minutos después de que los llamaran. De acuerdo con información proporcionada por la Policía Nacional del Perú (PNP), el cuerpo de Rubinstein no presentaba signos de violencia, por lo cual descarta la posibilidad de un ataque o agresión. Sin embargo, las circunstancias exactas del fallecimiento aún son inciertas. Tampoco se confirmó si el turista argentino tenía alguna condición médica preexistente.

Quien era Carlos Jorge Rubinstein, el argentino que murió en Perú

Carlos Jorge Rubinstein era médico recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA), especialista en psiquiatría, geriatría y clínica medica, magíster en gerontología y profesor de la UBA y de la Universidad de Flores, según él mismo se presentaba en LinkedIn.

Vivía con su esposa Viviana Inés Granado en San Miguel. Con ella compartió los últimos minutos de su vida cuando realizaba la excursión en Perú.

Durante su trayectoria se desempeñó en distintos hospitales públicos y fue director de Postgrado en Geriatría en la UBA. Actualmente era director médico de la residencia San Lucas de Caballito.

Al conocer la noticia de su fallecimiento, un grupo de reconocidos médicos elaboró un proyecto para que el Honorable Concejo Deliberante de Malvinas Argentinas evalúe modificar el nombre actual del Hospital de Salud Mental Evita, por el de «Hospital de Salud Mental Dr. Carlos Jorge Rubinstein. «En memoria y honor de quien fuera su 1° director, y quien durante casi 35 años brindó sus servicios al sistema de salud del municipio de Malvinas Argentinas», explicó Andrés Melis en Facebook.

A ese posteo se sumaron una gran cantidad de colegas que conocieron a Rubinstein. «Todavía no lo puedo creer. Gran profesional con una inteligencia, capacidad y formación científica insuperable. Gran compañero y mejor ser humano», expresó Matías Llabres y destacó que el médico trabajo 35 años con «dedicación al vecino».

«A mi mamá la dejó nueva del gran problema que tenia», contó la hija de una de sus pacientes.

Sobre la demora en la atención médica

El comandante Hanner Horna, jefe de la policía de Turismo de Cusco, reveló que, a pesar de las coordinaciones con las autoridades para instalar servicios médicos, no se ha logrado ningún avance. Actualmente, solo Machu Picchu cuenta con un centro de atención médica.

Consultado sobre esta situación, el titular de la Gerencia de Comercio y Turismo, Saúl Caipani, explicó que un porcentaje de lo recaudado por el boleto turístico se destina a las municipalidades para el mantenimiento de servicios higiénicos y la instalación de centros médicos. Sin embargo, la Dirección Desconcentrada de Cultura no ha dado su aprobación para estos proyectos.

El gerente de Gercetur se comprometió a abordar este problema y buscar una solución para establecer centros de atención médica en los sitios arqueológicos. Mientras no se logre la aprobación del presupuesto necesario para mejorar la experiencia de los turistas, la atención en casos de emergencia seguirá siendo insuficiente.

Hasta el momento, se desconoce cuál fue el protocolo de primeros auxilios que se ejecutó luego de que la víctima cayera al suelo, presuntamente tras una descompensación en su salud.

Otros casos

Solo en julio de este año, dos turistas extranjeros, uno brasileño y otro argentino, perdieron la vida durante su visita a distintos atractivos turísticos de la ciudad.

Ambos sucesos originaron que Horna solicitara articular mayores esfuerzos a los diferentes sectores para que se garantice la seguridad de quienes visitan esta zona en el país.

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No resolverá el flagelo de la inseguridad

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En el marco de la presentación y envío al Congreso por parte de Gobierno del proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad a 13 años, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) se pronunció en contra en un comunicado que destacó “las condiciones de extrema vulnerabilidad en la que se encuentran los adolescentes sujetos a procesos judiciales”.

El pasado 28 de junio, el Gobierno presentó por intermedio de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, el proyecto de Ley Penal Juvenil, que entre los puntos más importantes contempla la baja de la edad de imputabilidad de 16 años a 13, según el tipo de delito.

“Desde la SAP somos enfáticos en que bajar la edad de imputabilidad no resolverá el flagelo de la violencia y de la inseguridad: solo el 2,6% de los delitos son cometidos por menores de 18 años”, afirmó Javier Indart de Arza, médico pediatra y psiquiatra infanto juvenil y presidente de la entidad.

El comunicado, elaborado por las Subcomisiones de Humanidades y Derechos de la Niñez y Adolescencia de la SAP, afirma que los menores de 18 años “son víctimas de numerosas y sistemáticas agresiones físicas y emocionales desde los primeros años de su vida”.

Sus expectativas de un futuro mejor son muy limitadas. En esta situación, su participación en hechos delictivos está organizada y programada, en su gran mayoría, por grupos de delincuentes adultos. En otras, su libre campo de autodeterminación se encuentra totalmente limitado por su realidad social, cultural, familiar, educativa o económica”, señalaron.

El informe resalta que “las sanciones deben ser proporcionales a la gravedad de los hechos cometidos y que las penas a niños, niñas y adolescentes no deberían ser homologables a las de los adultos”.

El Observatorio de la Infancia y la Adolescencia de la SAP, en convenio con Unicef, y el del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, presentó en agosto un informe que señaló que pobreza infantil en el tercer trimestre de 2023 se estimó en 55% (con jurisdicciones que superan el 80%) y la indigencia en 15,7% con cifras estimadas en aumento para 2024. Más de la mitad (51,4%) de los niños, niñas y adolescentes de 0 a 14 años son pobres.

Ese mismo mes, los pediatras también difundieron una dura carta, a propósito de la búsqueda del pequeño Loan Peña, en la que, fuera de su tono habitual, reclamaba la acción del Estado en ese caso y advertía por el creciente escenario de desapariciones en el país.

Las recomendaciones de la SAP para abordar a los adolescentes no punibles

El proyecto del Poder Ejecutivo detalló que los menores de entre 13 y 18 años que delinquen pueden ser privados de la libertad en «establecimientos especiales o secciones separadas de los establecimientos penitenciarios, bajo la dirección de personal idóneo» y que se debe comunicar a sus padres de la imputación y los actos procesales.

Si se impone condena condicional, se deben aplicar conjuntamente medidas complementarias, como «asistencia a programas educativos, formación ciudadana, capacitación laboral, concurrencia a los servicios de salud, tratamiento médico o psicológico, obligación de buscar y, en lo posible, obtener un trabajo, concurrencia al tribunal, prohibición del consumo de bebidas alcohólicas y estupefacientes».

Ante ello, la Sociedad Argentina de Pediatría desarrolló recomendaciones para el abordaje de adolescentes no punibles donde pide, por ejemplo, que se diseñe “un sistema por el cual el Estado esté permanentemente presente para promover el desarrollo personal, educativo y social del niño”.

Garantizar la protección de los derechos del niño, en todas sus etapas de desarrollo, dotándolo de las herramientas educativas, sociales y económicas para fortalecer su autonomía y visualizar la responsabilidad penal de un niño o adolescente teniendo en cuenta su realidad social, cultural y personal», son otros de los puntos que resaltaron en el documento.

En otros de los puntos presentados señalaron que la vinculación de adolescentes con las armas y drogas “está relacionado casi directamente con amparo de ‘capangas’ marginales y connivencia policial”, a la vez que pidieron promover actividades intramuros “con alto contenido social” para la reinserción.

Y plantearon la necesidad de fomentar lo que se ha dado en llamar «justicia restaurativa», que consiste en evaluar la posibilidad de interactuar el autor del delito con la víctima -si ésta así lo acepta- para «reconocer humanidad e identidad a quien ha sufrido por causa de él y pueda sinceramente arrepentirse y comprometerse a enmendar las consecuencias de su conducta».

Por otra parte, pidieron «abordar -con carácter fuertemente preventivo- determinantes como la violencia familiar y de género, las organizaciones delictivas de adultos y de agentes de seguridad que utilizan niños para delinquir, los adultos que son agentes de tráfico de drogas, la deserción escolar, la precariedad laboral de los adultos a cargo, el acceso a estupefacientes y sustancias psicoactivas (paco, solvente, nafta, kerosene, etc.), psicotrópicos y drogas ilegales”.

También recomendaron tener en cuenta de manera imprescindible el “respeto absoluto de sus derechos, contemplados en la Convención de los Derechos del Niño, la preservación y promoción de su salud física y mental, y la continuidad y el refuerzo de su educación regular, entre otras.

A su vez, entre las acciones más destacadas para la reinserción social de los menores de edad se encuentran la realización de actividades sociales, creativas, recreativas y solitarias, la atención pediátrica durante la internación, la promoción al estudio, el acceso a actividades culturales y a la información y acciones sobre las familias.

“Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, a través de este trabajo de las Subcomisiones de Humanidades y Derechos de la Niñez y Adolescencia, estamos convencidos de que no existen medidas que resuelvan el delito, ni medidas cortoplacistas que puedan abordar con profundidad y seriedad un problema tan complejo. La violencia en niños y adolescentes requiere de una política estatal amplia, completa y sostenible en el tiempo”, concluyó el pediatra Omar Tabacco, expresidente de la SAP y actual presidente de su Subcomisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia.

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