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SOCIEDAD

Reclamo de enfermeros en el hospital municipal de Quilmes

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En el Hospital municipal Eduardo Oller de la localidad bonaerense de Quilmes están en estado de alerta: los enfermeros denuncian estar cobrando entre $ 156.000 y $ 190.000 por trabajar ocho horas diarias. “Desde hace un año seguimos cobrando lo mismo. No es nada. Pedimos aumento y la respuesta que recibimos es que el Municipio no tiene plata. Estamos hartos”, manifiestan.

Una enfermera que trabaja hace diez años en el hospital, que pidió no dar su nombre por temor a represalias, describió a Clarín la situación salarial que viven en el hospital local. “Lo que cobramos ni siquiera llega a una jubilación mínima. Algunos aparecemos como administrativos y otros como enfermeros, las categorías son siempre elegidas a dedo, no hay una razón específica”, explica.

La enfermera cuenta que a mitad del año 2023, cuando la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, inauguró una puesta en valor del hospital junto al ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, los directivos habían asegurado a los trabajadores que los trabajos de mantenimiento se debían a que el hospital iba a pasar a manos de la Provincia y con eso también iban a mejorar los sueldos.

“Imaginate nuestro entusiasmo, vino la intendenta, se sacó fotos con nosotros, con todos y nos habían prometido que pasaba a la Provincia y que por eso estaban reformando el hospital. Sin embargo, después quedó todo en la nada. Estamos agotados, hace un año que venimos cobrando lo mismo”, argumentó.

Recibo de sueldo de la categoría «Profesional IV», donde figura un sueldo de $ 156.000.

Los enfermeros aseguran que continuamente piden aumento, sin embargo la respuesta es que “no hay plata en el Municipio”. “Si es como ella dice, que dé un paso al costado y que se entere el gobernador, Axel Kicillof, lo que está pasando acá. Nos niegan todo. Lo mismo pasa con el SAMO, que es cuando atendemos pacientes con obra social. La semana pasada recién lo pudimos cobrar, pero no concuerdan los números con la gente que vino y lo que se nos pagó. Este mes nos dieron $ 5.000. Todos los hospitales municipales tienen inconvenientes, pero este es el que menos cobra”, dijo.

Muchos de los profesionales deben tener más de un trabajo para poder llegar a fin de mes o hacer muchas horas extras. Sin embargo, estas muchas veces no llegan a ser pagadas y les ofrecen a los trabajadores “días compensatorios”. “Me dicen ‘¿Te podés quedar, porque no tengo personal? Te juro que te doy extras’. Pero cuando voy a cobrar me dicen ‘Uy, no hay plata, podes elegir un compensatorio’. ¿Yo para qué quiero un día libre si no tengo plata para gastar? No nos escuchan, nos evitan, pero cuando tienen que inaugurar algo o sacar fotos están”, manifestó.

“Nosotros somos municipales, pero funcionamos como un hospital provincial atendiendo a muchos vecinos de distintas localidades. Trabajamos lo mismo, pero con un sueldo inferior”, dice al terminar.

Desde el Municipio de Quilmes aseguraron a Clarín que “los trabajadores tienen garantía salarial, que les cubre la diferencia entre lo que cobran y el salario mínimo vital y móvil”. “Eso está en el bruto de todos los trabajadores y luego varía por categoría, descuentos y horas de trabajo de cada uno, ya que muchos trabajan solamente seis horas, por lo que cobran un proporcional, que es menos plata que el que trabaja ocho horas. Esta situación se da en los enfermeros que no son Licenciados en Enfermería, que tienen una categoría menor”, respondieron. Sin embargo, los enfermeros desmintieron estar cobrando este diferencial.

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Le pegaban si se sacaba 10, se redescubrió con Los Simpson y es una de las personas más inteligentes del país

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Desde niño, Esteban Elia (43), líder del área de ciencia de datos de Modo y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la Universidad de Chicago, siempre se sintió una suerte de outsider entre sus pares. Leer enciclopedias, desarmar juguetes para crear nuevos, inventar su propio lenguaje, pasar horas programando juegos con su Commodore 64 y tener facilidad en matemática, eran algunas de las actitudes que le despertaban sospechas de que había algo “raro” en él.

“Toda mi vida tendí a ocultar cómo soy, a mezclarme entre la multitud. El colegio lo tuve que sobrevivir porque sabía que sacarme 10 significaba que mis compañeros me peguen”, cuenta Elia en diálogo con LA NACION. Sus capacidades eran tan altas que, muchas veces, sus maestras pensaron en pasarlo de año. “No sabían qué hacer conmigo. Me aburría en las clases porque lo que enseñaban ya lo había aprendido leyendo libros en mi casa”, relata.

El disparador para entender lo que le sucedía lo encontró a sus 27 años, específicamente, en un capítulo de Los Simpson que hacía mención a Mensa, una organización internacional sin fines de lucro creada en Oxford, Inglaterra, en 1946. Esta entidad reúne a personas con un coeficiente intelectual que esté dentro del 2% más destacado de la población mundial y, actualmente, cuenta con 100.000 miembros en más de 100 países y es la High IQ Society más reconocida mundialmente.

El Club del Progreso, la sede de MensaArchivo

“Una de mis profesoras de la facultad era miembro de Mensa y me propuso hacer el examen para entrar. En ese momento, se rendía acá y lo calificaban en Inglaterra”, recuerda Elia que, para ese entonces, se encontraba estudiando la licenciatura en Economía en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Fue así como, en esta organización, encontró un “refugio” e inició un proceso de autodescubrimiento. “Siempre me sentí agua de otro pozo y pude encontrar gente que le pasaba lo mismo que a mí”, asegura. Sin embargo, admite que jamás quiso compartir este rasgo de él frente a otras personas: “Es una etiqueta que no me gusta llevar porque es algo que no está bien explicado. Para mí, sobresalir era peligroso”.

Su carrera profesional dio un giro rotundo en 2017, cuando la Inteligencia Artificial comenzó a hacer eco entre las principales empresas tecnológicas del mundo. “Juntaba todo lo que me gustaba: programación, estadística y matemática”, explica Elia, quien incursionó en el rubro a través de la Maestría en Ciencia de Datos de la Universidad Austral.

Luego, trabajó en Mercado Libre y Edenor en tareas vinculadas al machine learning. Hoy, es el líder del área de ciencia de datos de Modo y brinda cursos y capacitaciones en el MIT y la Universidad de Chicago, lo que lo convierte en un referente del universo de la IA.

«Tener un coeficiente intelectual alto es una gran maquinaria que, si lo juntas con la disciplina, te abre muchas posibilidades», sostiene Elia Gentileza

“En un mundo que premia la expertise, veo beneficioso tener alto IQ. Es una gran maquinaria que, si lo juntas con la disciplina, te abre muchas posibilidades. Igualmente, no lo veo como un mérito, me tocó nacer con esto”, reconoce Elia. Sin embargo, sostiene que no es una característica que asegure ganar mucho dinero: “En mi caso sí se dio porque la IA está en boca de todos, pero no es algo que pase con todos”.

A pesar de ser exitoso en su profesión, Elia encuentra un gran desafío en liderar equipos. “Lo social es la parte que no se me hace natural y tuve que trabajar, sacarme el miedo de mostrarme cómo soy. Era algo que me frenaba”, dice. Y agrega: “Prefiero resaltar por lo que hago y no por tener la etiqueta de ‘tengo un IQ alto’”.

A su vez, explica que ese fue el motivo que lo impulsó a dar clases, propuesta que le llegó por medio de un colega. “Si bien ya es algo bastante superado y hoy disfruto más de mis vínculos sociales, con muy poca gente puedo ser yo mismo y sentirme completamente libre”, concluye.

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