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SOCIEDAD

Se fue de viaje de intercambio a Australia, volvió a Argentina tras seis meses y trajo un indeseado intruso en la mochila: un alacrán venenoso

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Martina es una joven rosarina que volvió al país tras un intercambio cultural de seis meses en Australia. Pero al llegar se dio cuenta de que traía consigo, entre sus pertenencias dentro de la valija de viaje, un intruso indeseado: un alacrán venenoso al que pudo capturar con un frasco de vidrio. El insecto estaba vivo entre la ropa luego de una travesía de poco más de 13 horas. Tan insólito como real.

«Mi hermana empezó a sacar las cosas de la mochila y apareció el alacrán. No entiendo cómo viajó conmigo tanto tiempo, pudo haber pasado cualquier cosa», se sinceró la viajera rosarina.

En una nota publicada por el diario La Capital, Martina contó que «de casualidad» no le pasó una tragedia. «El alacrán estuvo todo el tiempo conmigo en el avión porque estaba dentro del equipaje de mano. Viajó al lado mío todo el tiempo. No entiendo como no fue detectado en los controles de los aeropuertos. Si ahí ven todo…».

La joven de Rosario contó su experiencia en Melbourne, aunque desconoce en qué momento el insecto se metió dentro de su equipaje: «Recorrí las costas oeste, este y sur en caravana, e hicimos la carretera más larga de Australia. Vimos cualquier cantidad de arañas, serpientes, canguros y todos los animales que se pueda imaginar. Pero nunca imaginé que un alacrán estaba ahí dentro y venía para acá conmigo”, se sorprendió.

Los familiares de Martina la ayudaron a desempacar cuando el insecto venenoso apareció de entre sus prendas, en escena. «El alacrán saltó desde el equipaje de mano – puntualizó -. Fue mi hermana la que empezó a sacar las cosas de la mochila y apareció. Nos llamó la atención porque al sacar la ropa, algo saltó hacia el costado y caminó rápidamente hacia el sillón», continuó con el relato Martina.

Las hermanas se rieron cuando les tocó contar cómo lo atraparon, ya que es un insecto venenoso. «Era todo un griterío. Nos pusimos muy nerviosas -confesó la rosarina-. Pero bueno, se nos ocurrió atraparlo con un frasco de vidrio. Utilizamos el de café para hacerlo», contó.

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Martina contó que luego de atraparlo con el frasco, buscaron de manera más exhaustiva en el resto del equipaje con el miedo lógico de encontrarse con otro ejemplar.

«Cuando ves uno, no sabés si hay algo más que se te pasó. Podría haber venido con su pareja, como hacen las arañas, por ejemplo. Pero no. Fue lo único. Gracias a Dios», se sinceró.

Qué hacer si se encuentra un alacrán

Los alacranes son invertebrados, algunos de ellos potencialmente peligrosos por la acción de su veneno. «El principal peligro de estas especies es la picadura, a través de la cual descarga su veneno», explicaron desde el Hospital Alemán. Algunas de las especies viven en la Argentina. La mayoría habita en el centro y norte del país, en regiones cálidas y húmedas, aunque también se adapta bien a lugares urbanos.

Los alacranes suelen vivir en el centro y norte de la Argentina.

El instructivo de esa institución de salud también incluye recomendaciones para proceder cuando se encuentra un ejemplar.

«Si no se cuenta con las medidas de seguridad y protección para evitar la picadura, no se debe tocar ni intentar agarrarlos. Los plaguicidas deben ser aplicados siguiendo las recomendaciones del fabricante y cuidando el ambiente habitado. Ya que la concentración que se requiere para eliminarlos, es tóxica. Lo importante es combatir las cucarachas, que constituyen su alimento», indicaron.

Y añadieron: «Si se cuenta con las medidas de protección adecuadas (que aseguren que no vamos a ser picados), se debe colocar al alacrán en un frasco herméticamente cerrado y acercarlo al centro de zoonosis más próximo».

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SOCIEDAD

Una cirugía fallida y un dolor crónico le permitieron conectar con una terapia que le cambió la vida

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La vida a veces nos golpea de formas inesperadas. Mi propio quiebre llegó con una cirugía en ambos pies. Lo que parecía una solución se transformó en un camino de dolor y frustración: dos años caminando con dificultad y enfrentando diagnósticos desalentadores.

Buscar el mensaje detrás del síntoma es clave para sanar condiciones físicas y emocionalesKieferPix – Shutterstock

Fue en ese momento de incertidumbre que descubrí la Decodificación Biológica y entendí una verdad transformadora: nuestras emociones y las historias que cargamos impactan directamente en nuestro cuerpo. Fue entonces cuando mis pies, con su dolor recurrente, me mostraron que era momento de cambiar de camino, tanto literal como metafóricamente.

Al explorar mi situación, identifiqué ciclos memorizados y patrones repetitivos que se reflejaban en ciertos números y eventos clave de mi vida. Cada vez que uno de esos patrones se manifestaba, había una necesidad inconsciente de un cambio de dirección. Descubrir esta regularidad a través de la Decodificación me permitió tomar decisiones diferentes, y con ello, los síntomas físicos comenzaron a desaparecer.

Esto no solo me permitió recuperar la capacidad de caminar sin dolor, sino que también encontré un propósito más grande: ayudar a otros a encontrar sus propios códigos para vivir de forma consciente y salir del automatismo.

Esta experiencia me enseñó que siempre hay un código, un mensaje atrás del síntoma o patrón de comportamiento, nada que pase en nuestro cuerpo o conducta es una casualidad, todo tiene un sentido para ser ejecutado por nuestro cerebro que funciona en términos de supervivencia según nuestra historia personal y su conocimiento de la evolución humana. Descubrí que al comprender esos códigos y transformar nuestra mente, podemos transformar nuestro cuerpo y nuestra vida.

La Decodificación me enseñó que no somos víctimas de las circunstancias, sino cocreadores de nuestra realidad. Empecé a formarme, profundizando en este campo, y con cada historia que acompañaba, confirmaba que todo desafío es una oportunidad para dejar de repetir patrones inconscientes y promover nuestra evolución hacia el verdadero bienestar.

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Uno de los casos que marcó mi recorrido fue el de una niña de dos años con miocardiopatía dilatada. Al trabajar con su madre, exploramos la historia detrás del diagnóstico y su resignificación. Con el tiempo, la pequeña recibió el alta médica con un corazón sano. Ese momento reafirmó en mí la potencia de estas herramientas y el poder del vínculo entre lo histórico del sistema familiar, lo emocional y lo físico.

Dejé atrás mi vida como docente de matemáticas, algo que amé profundamente, para dedicarme de lleno a este camino. En el proceso, sumé herramientas como la programación neurolingüística, la hipnosis, la neurociencia aplicada y el coaching, integrándolas en mi práctica para reprogramar el cerebro y liberar historias de dolor.

Hoy sé que todo es posible. No hablo de un optimismo vacío, sino del poder real que surge cuando nos atrevemos a mirar hacia adentro y sanar desde la raíz utilizando los recursos adecuados. Mi propósito es que cada vez más personas aprendan a identificar los patrones y ciclos emocionales que subyacen a síntomas físicos y comportamientos, y adquieran habilidades prácticas, ya sea a nivel personal o desde la práctica profesional.

La Decodificación me enseñó que todo tiene un significado y un propósito, la clave está en reconocerlo. Hacer consciente lo inconsciente nos hace libres. La propuesta es descubrir en cada desafío la oportunidad que nos trae. Todo quiebre en una oportunidad hacia el crecimiento y la transformación. Porque no se trata de lo que nos sucede, sino de lo que hacemos con ello.

*La autora es coach ontológica, creadora del Diplomado en Decodificación Integral, una formación que se llevará a cabo en la Fundación Columbia y que está diseñada para quienes buscan transformar sus vidas y ayudar a otros en el proceso.

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