Si esto fuera una maratón podría decirse que cada vez son más los que llegan a la meta a tiempo, pero menos los que lo hacen en buen estado, como para poder seguir corriendo bien la siguiente carrera.

Algo así -salvando las distancias- es lo que está pasando con los alumnos argentinos de la escuela primaria: hoy el 94% de los que entran a primer grado -en todo el país- llegan a sexto grado a la edad adecuada (11 años, sin haber repetido ni abandonado nunca), pero solo el 45% lo hace con los aprendizajes esperados, es decir, con conocimientos satisfactorios de Lengua y Matemática.

¿Qué pasará con el 55% de estudiantes restantes cuando deban transitar su escuela secundaria?

La cifra de alumnos que llegan a tiempo viene creciendo: era 88% para la camada que cursó entre 2011 y 2016 y 92% para la de 2016-2021. Ahora -en la que terminó en 2023- ya son 94%.

Sin embargo, cuando se le incorpora los aprendizajes adquiridos, medidos en el operativo Aprender 2023, la proporción de los que terminan “en forma” viene cayendo. Eran 46% en la camada 2011-2016, 50% en la 2016-2021, y ahora es de apenas 45%.

Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, hecho por Sandra Ziegler (FLACSO), Eugenia Orlicki y Leyre Sáenz Guillén (Argentinos por la Educación).

¿Por qué la caída de los que llegan en forma? Ziegler le dijo a Clarín que “es difícil adjudicar explicaciones al crecimiento y a la disminución. En el crecimiento puede haber incidido la medida de unidad pedagógica de primer ciclo en Buenos Aires que tiene un peso matricular muy grande (se dejó de repetir el paso de 1° a 2° grado). En la retracción seguramente la pandemia puede explicar el descenso, pero no podemos afirmarlo linealmente como la causa”.

Pierina Lanza, experta en la enseñanza de la Matemática, le apunta la falta de continuidad pedagógica”. “Las interrupciones escolares, agravadas por la pandemia, junto posiblemente con la ausencia de estrategias de refuerzo de aprendizajes, han contribuido a estos resultados en Matemática. Además, los contextos socioeconómicos desfavorables que enfrentan muchos estudiantes afectan directamente su desempeño escolar”, le dijo Lanza a Clarín.

Otro dato que muestra el estudio del Observatorio no deja de llamar la atención: es la enorme desigualdad en el indicador entre los alumnos de las distintas provincias y departamentos del país.

En cuanto a las provincias, las cuatro con mejor performance son CABA (61%), Córdoba (57%), Tierra del Fuego (48%) y La Pampa (48%). En el otro extremo, Santiago del Estero (34%), San Juan (34%), Catamarca (34%) y Chaco (30%).

Los autores del estudio señalan que esto correlaciona con el nivel socioeconómico de los alumnos en cada provincia.

Ahora, si uno observa qué pasa en cada departamento, o subdivisiones administrativas dentro de cada distrito, ahí la dispersión se amplía y va desde el 15% de alumnos que llegan en tiempo y forma hasta el 79%.

El departamento con mejores resultados -dentro de los que tienen la mayoría de su matrícula en escuelas del ámbito urbano- es la comuna 6 de CABA, que corresponde al barrio de Caballito, con 73% de alumnos que llegan a tiempo y bien. En el ámbito rural se destaca un departamento llamado Pocho, en Córdoba, con un 79%.

Ziegler destaca la importancia de estos datos: “la primaria es la plataforma sobre la cual se construyen los primeros aprendizajes que son estructurantes de las adquisiciones posteriores. Este informe da indicios acerca de la necesidad de abordar la totalidad de la educación básica obligatoria para colocar el foco en las políticas y las propuestas de enseñanza y aprendizaje en su integralidad”, dijo.

Ahora, ¿cómo mejorar? Lanza le dijo a Clarín que en Matemática “es fundamental implementar sistemas de evaluación formativa y diagnóstica periódica que permitan identificar dificultades de manera oportuna y aplicar estas herramientas de forma sistemática en todo el país. También, fomentar una actitud positiva hacia la Matemática, promoviendo un enfoque que haga del aprendizaje una experiencia disfrutable y significativa para los estudiantes. Y diseñar propuestas que vinculen la Matemática con situaciones significativas para los estudiantes, aumentando la relevancia de los contenidos y su conexión con la realidad”.

La experta, que coordina el equipo que desarrolló el nuevo diseño curricular de la primaria porteña, agregó que otro aspecto fundamental a considerar es “el desarrollo profesional docente”.

“Para que más alumnos lleguen a 6° grado (y a cada año del recorrido escolar) con los conocimientos adecuados, es imprescindible combinar esfuerzos pedagógicos, emocionales y estructurales.

“Nos debemos, como sistema educativo, pensar cómo fortalecer la transición a la secundaria de quienes tendrán su egreso de la primaria en tiempo pero no en forma. Con un pobre dominio de la palabra escrita y débiles conocimientos matemáticos, el paso de nivel educativo puede derivar en reprobaciones, exclusiones, o peor aún, en una triste indiferencia y resignación que reduzca aún más las oportunidades de desarrollar las capacidades de los adolescente”, agregó, por su parte, Irene Kit, pedagoga y presidenta de la asociación civil Educación para Todos.