Preocupado por demostrar una tendencia a la baja de la inflación, sobre todo en los alimentos, el Gobierno avanzó en las últimas horas en iniciativas para abaratar los precios de la comida.

Por un lado, Economía suspendió la percepción del IVA adicional y del impuesto a las Ganancias en las importaciones de 3.000 productos de la canasta básica. Además, se redujeron los plazos para que los importadores de esas mercaderías accedan a dólares oficiales para pagar.

La idea de Luis Caputo es que la inflación de los alimentos sea inferior al 10% este mes, tras el 11,9% de febrero.

Las primeras mediciones de las consultoras privadas que semana tras semana monitorean los precios en las góndolas, dan cuenta de una incipiente desaceleración en los incrementos, pero que por ahora no reflejan las necesidades de la Casa Rosada.

En medio del parate económico y el malhumor social por la escalada de los precios, Caputo se puso como objetivo lograr una significativa desaceleración en la inflación de «la mesa de los argentinos».

Tanto es así, que el propio ministro se muestra muy activo en las redes sociales jugando a favor de esa tendencia.

Luis Caputo quiere que en marzo la inflación en alimentos sea menor al 10%. En redes, festejó que un supermercado rebajó los precios en lugar de aplicar promociones

En las últimas horas, Caputo festejó que una cadena de supermercados modificara la estrategia comercial, y en lugar de publicitar las típicas promociones de tres productos al precio de dos, o el dos por uno, aplicó directamente un abaratamiento de los artículos por unidad. Sin necesidad de que el cliente adquiera más de un producto para pagar menos.

Ayer, en otra aparición en la red X, el titular de Hacienda salió al cruce del precio del café marca Cabrales, y prometió que «en un mes ya va a estar compitiendo con importados, así que no creo vaya vender mucho más café a esos precios…».

Fue ante la notificación de un usuario que le demostró que las cápsulas de esa marca valen más caro en la Argentina que unas similares en los Estados Unidos.

En su intercambio, el ministro no reparó que en la Argentina no se produce café sino que se importa el ciento por ciento. Pero, más allá del ejemplo, lo que quedó en claro fue la intención oficial y la estrategia que implementará el Gobierno ante la suba de los precios.

Inflación: el plan del Gobierno y la preocupación de los empresarios

La decisión de abaratar el ingreso de alimentos desde otros países provocó el malestar de los ejecutivos de distintas compañías.

Ayer, durante una reunión de la Copal -la cámara que agrupa a las fabricantes de alimentos y bebidas- observaron con «preocupación y cautela» la medida publicada en el Boletín Oficial.

Tanto desde la Copal como desde la UIA expresaron su preocupación por la «apertura» de importaciones

Por ahora, los dueños de empresas locales evitaron elevar la confrontación con la Casa Rosada y se descartó la publicación de un comunicado advirtiendo sobre la cuestión. Pero en el encuentro se evidenció el enojo del empresariado.

«Queremos igualdad de condiciones», fue el planteo más escuchado, en línea con el pedido que la semana pasada ya había realizado formalmente la Unión Industrial.

Esa igualdad se debería materializar, según los ejecutivos, en un relajamiento de los impuestos y también en el acceso de los dólares oficiales, que hasta ahora sigue atado a un esquema que distribuye en el tiempo -de 30 a 180 días- el acceso a esas divisas para pagar importaciones.

En cambio, los importadores de alimentos podrán contar rápidamente con las divisas y pagarán menos impuestos, durante los próximos cuatro meses.

Qué artículos se van a importar

Desde los despachos oficiales dijeron a iProfesional que los supermercados tendrán total libertad para traer desde otro país los productos que a mejores precios consigan.

Además del mencionado café, la mira de un par de cadenas contactadas por este medio mencionaron la posibilidad de importar fideos, lácteos y carne de cerdo. En el caso de esta última opción, las compras en Brasil ya son algo que vienen haciendo.

Fideos, lácteos y carnes de cerdo, son algunos de los productos que importarían las cadenas de supermercados

En el caso de los lácteos, los comerciantes explicaron que la mayoría de las empresas locales vienen aumentando bien por encima del promedio. Febrero cerró con incrementos superiores al 20% en productos lácteos, y marzo también se encamina a terminar con fuertes ajustes a pesar de la caída en el consumo.

El último informe de la consultora Eco Go, por caso, identificó al rubro de los lácteos como el que más se encareció durante la primera quincena de marzo.

Cómo mide el INDEC la inflación

En las últimas dos semanas, Milei y Caputo pusieron bajo la lupa a las promociones de los supermercados. Quieren que las cadenas publiquen rebajas en los precios de venta por unidad pero descarten las promos del 3×2; 2×1 y otras, porque el Indec no las detecta y el nivel de precios publicado termina siendo más elevado que en la realidad.

Ante la consulta de iProfesional, desde el INDEC dieron información precisa sobre la metodología de la medición de los precios para conformar el índice (IPC) mensual.

Al respecto, en el INDEC aseguraron lo siguiente:

• Las promociones del tipo 3×2 (tres productos al precio de dos) o 2×1, el INDEC no toma el precio de la oferta, ya que considera que son precios con «restricciones». Es decir, que sólo se pueden conseguir en caso de que el cliente compre dos o tres productos iguales. No es un precio «universal».
• Por eso mismo, los encuestadores del INDEC toman en cuenta en caso de una oferta puntual. Por ejemplo, que el precio de la carne (o de determinados cortes) tengan una rebaja durante algunos días. Pero sin restricciones. Siempre y cuando el producto se encuentre en las góndolas. Si ese artículo no está disponible, el encuestador no releva ese precio, por más que esté promocionado en la góndola o en la heladera.
• Tampoco toma en cuenta la promoción que obligue a los clientes a pagar con determinada tarjeta o medio de pago. Esa rebaja de precio no se toma en cuenta. Solo el valor «real», aquel que está disponible para los clientes sin importar el medio de pago, ya sea con una tarjeta de crédito, débito, billetera digital o en efectivo.