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Guerra en Ucrania: quiénes son los que buscan el combate

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ESTE DE UCRANIA — Las camionetas con agujeros de balas avanzaban a toda velocidad al amanecer por un camino de tierra que se abría paso por un denso bosque de pinos.

Los hombres que iban dentro de ellos (ucranianos, brasileños, colombianos, polacos) hablaban muchos idiomas, pero conversaban poco.

No era momento para charlar.

Habían venido a pelear contra los rusos.

Los camiones apenas bajaban la velocidad para que descendieran sus pasajeros antes de volver a imprimir velocidad.

Tal vez en cualquier momento aparecieran drones armados en lo alto y cuando los hombres bajaban para continuar su camino a pie, también ellos lo hacían apresurados.

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Los nuevos soldados llegan a la posición alrededor del amanecer para una rotación. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Los nuevos soldados llegan a la posición alrededor del amanecer para una rotación. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Habían llegado los soldados de la legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania.

El camino de los soldados, entre miles de combatientes extranjeros que se registraron para ayudar a Ucrania tras la invasión de Rusia, contaba una historia de la guerra.

El bosque Serebrianka al este de Ucrania tenía muchas cicatrices ocasionadas por meses de combate.

Ahora, en esta mañana de febrero, por ninguna parte se veían los osos, los venados, los zorros y las aves que solían vivir aquí tranquilos.

Tras abandonar sus vehículos, los soldados se prepa raron para terminar el viaje a pie.Foto Tyler Hicks para The New York Times.Tras abandonar sus vehículos, los soldados se prepa raron para terminar el viaje a pie.Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Muchos de los árboles y las plantas que los mantenían han sido derribados y quemados por el fuego de la artillería, los morteros y los tanques.

Un soldado ucraniano dispara a los rusos a unos 85 metros. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Un soldado ucraniano dispara a los rusos a unos 85 metros. Foto Tyler Hicks para The New York Times.
Una vista desde el búnker ucraniano. Tyler Hicks para The New York Times.Una vista desde el búnker ucraniano. Tyler Hicks para The New York Times.

Al estar caminando, los hombres veían los cráteres formados por las bombas, algunos viejos y otros tan nuevos que debajo de sus pies se veía un confeti verde de hojas trituradas.

Pasaron una cruz improvisada, dos palos unidos de modo rudimentario que señalaba el lugar en el que un soldado ucraniano había pisado una mina.

Habían llegado: la línea de trincheras con polvo de nieve que sería el lugar de su rotación.

Un soldado pasa una granada propulsada por cohete. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Un soldado pasa una granada propulsada por cohete. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Los soldados a los que habían ido a relevar estaban esperándolos y rápidamente se alejaron.

A los pocos minutos de su llegada, los nuevos combatientes fueron atacados por los rusos desde una fila de árboles cercana.

Encabezados por su comandante ucraniano, Tsygan, los soldados de la Legión Internacional respondieron con su propia descarga y los disparos de armas pequeñas que entraban y salían sonaban como una orquesta confusa y entrecortada.

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Treinta minutos después, el combate menguó y los soldados encendieron sus cigarrillos.

Iban a estar solos en este destacamento y la infantería rusa estaba a la distancia de lo que mide un campo de fútbol americano.

Los soldados utilizan un sistema antidrones para interferir las frecuencias. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Los soldados utilizan un sistema antidrones para interferir las frecuencias. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

En muchos sentidos, esta posición daba una sensación de atemporalidad.

Fortificar las trincheras es una tarea interminable. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Fortificar las trincheras es una tarea interminable. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Una red de refugios subterráneos y búnkeres cubiertos con troncos estaba conectada entre sí por un rudimentario laberinto de trincheras excavadas a mano, algunas engarzadas con redes de camuflaje.

Una pausa en la lucha. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Una pausa en la lucha. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Más adelante, solo había soldados rusos.

Sobrevivir

La nieve, la lluvia, el viento y la guerra derrumban las trincheras y los búnkeres que ayudan a que los soldados de esta guerra sigan vivos.

Durante las treguas del combate, los soldados las refuerzan, reparan y profundizan de manera constante.

Pero, pese a todo el parecido que esto tiene con la guerra de trincheras en la Europa de hace un siglo, hay cosas que han cambiado mucho.

Uno de los soldados no llevaba un Mauser en su hombro, sino un arma antidrones que apuntaba al cielo.

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Era silenciosa y dirigía una señal invisible que tenía el propósito de desactivar los drones enemigos y hacer que se estrellen contra el suelo.

Este tipo de arma se ha vuelto cada vez más común en un campo de batalla en el que es casi imposible que se muevan cualquiera de los dos bandos sin ser detectados y los operadores de los drones inspeccionan y dirigen las bombas desde una computadora que se encuentra a una distancia hasta de 9 kilómetros.

Konrad 13, de camino a la posición, pasó junto a un marcador de un soldado muerto por una mina. Foto Tyler Hicks para The New York Times.Konrad 13, de camino a la posición, pasó junto a un marcador de un soldado muerto por una mina. Foto Tyler Hicks para The New York Times.

Motivos

Hay muchas razones por las que un extranjero puede enlistarse para combatir en una guerra que no tiene nada que ver con él.

Por supuesto que una de ellas es el dinero.

En los contratos de duración indeterminada de Ucrania, les pagan, en promedio, cerca de 2500 dólares al mes, una cantidad tentadora para algunos de los hombres que llegaron allá procedentes de países con pocas oportunidades económicas.

Pero algunos combatientes de la Legión Internacional apostados en el bosque, la cual fue creada bajo la dirección del presidente ucraniano el mes de febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, comentaron que lo que buscaban era otra cosa.

Uno de los soldados, un polaco de nombre operativo Konrad 13, calificó la guerra como un llamado, incluso una bendición. Mencionó que en su país tuvo una infancia difícil.

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Después, a los 41 años se sintió como si estuviera en un callejón sin salida.

Sí, la paga es buena, pero también lo es la sensación de tener un propósito.

“Mi vida cambió cuando llegué aquí”, comentó.

“Aquí comencé a crecer; ha sido una evolución y yo he sentido que volví a la vida. He cambiado y me he convertido en una clase de persona diferente. Ahora esta es mi familia… mi verdadera familia”.

Durante su rotación (el Ejército ucraniano prohíbe decir cuánto tiempo dura y cuántos combatientes están en la unidad), los hombres han participado en repetidos enfrentamientos con los rusos al otro lado del camino.

En el día, el combate estallaba cada tres o cuatro horas y casi siempre duraba una hora.

Las bombas caían en la noche.

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Al final de su rotación, cuando un nuevo grupo de soldados llegó a relevarlos, los hombres prepararon su mochila para el viaje, pero tuvieron que esperar:

un dron ruso había aparecido por encima del borde de la última trinchera.

Pasó más de una hora antes de que Tsygan dejara que sus hombres se aventuraran a entrar al espacio abierto que los separaba de las trincheras y que hubiera un momento de tranquilidad.

Antes de que fuera hora de volver al combate.



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Colapsó un puente en Brasil y hay al menos un muerto: un concejal filmó el momento del derrumbe

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Con un teléfono celular en su mano izquierda, utilizándolo como micrófono, y mirando hacia la cámara que era sostenida por otra persona, un concejal de Brasil filmaba un video con el fin de denunciar el deterioro de un puente ubicado el norte del país. Lo que no esperó ni él ni nadie de los que por allí circulaban es que en ese preciso momento la estructura colapsara, causando al menos un muerto y la desaparición de dos personas.

Según informó el Departamento Nacional de Infraestructura del Transport, se trata específicamente del tramo central del puente Juscelino Kubitschek de Oliveira, de 533 metros de longitud, que conecta las ciudades de Estreito (estado de Maranhão) y Aguiarnópolis (Tocantins), en el norte del país.

“Lamentamos las víctimas del colapso del puente. Hasta el momento tenemos una muerte confirmada, una víctima rescatada, hospitalizada en Estreito y dos víctimas desaparecidas”, reportó Carlos Brandão, gobernador de Maranhão, en sus redes sociales.

El funcionario indicó también que “sólo con los resultados de las operaciones de buceo” podrían comprobar el número total de personas desaparecidas.

Horas después, Brandão actualizó el estado de situación e informó que esos trabajos se encontraban suspendidos a modo preventivo, tras recibir denuncias de que «uno de los dos camiones que cayeron al río Tocantins transportaba sustancias nocivas para la salud y el medio ambiente”.

En ese marco, pidió a la población “evitar el contacto con el agua”, al tiempo que agradeció al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, y al ministro de Transporte brasileño, Renan Filho, por su “atención respecto al colapso del puente”. “Mañana (por el lunes) estaremos en el lugar viendo de cerca toda la situación y trabajaremos juntos para superar este triste episodio”, anticipó.

Por su parte, en la medianoche del domingo, la Policía Militar de Tocantins informó oficialmente que la víctima fue una mujer de 25 años residente en Aguiarnópolis y que la persona rescatada fue un hombre de 36 años al que trasladaron al hospital de Streito-MA con una fractura en la pierna.

Además, indicó que 11 adultos y dos niños (3 y 11 años) fueron reportados como desaparecidos. Entre los mayores, la Policía Militar contó a tres mujeres, dos hombres, un taxista y su pasajero, además de dos conductores de camiones que transportan ácido sulfúrico, un conductor de camión de agricultura defensiva y un conductor de camiones.

El testimonio del concejal, en primera persona

Elias Junior, concejal del Municipio de Aguiarnópolis, mostraba este domingo por la tarde unas rajaduras en la tierra, al costado de la BR-226/TO, en un lugar donde comienza la subida del puente. Mientras describía la situación de la estructura, en el video que se viralizó este domingo en redes sociales se escucha una fuerte frenada: era una camioneta, que se había encontrado con una incipiente grieta en el deteriorado asfalto.

La persona que grababa gritó. Intentó alertar al funcionario sobre lo que estaba sucediendo en la ruta. Le señala el lugar, que comenzaba a desmoronarse, y ambos empezaron a corren en sentido contrario al sitio que se estaba desplomando.

Una moto, con un hombre y una mujer a bordo, frenan justo a tiempo. Quedaron a metros de sufrir las consecuencias, al igual que un camión que circulaba en dirección contraria.

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El video que subió a sus redes sociales muestra que Elias Junior bajó corriendo el puente alertando junto a otras personas a los automovilistas que intentaban iniciar la trepada por el puente, y luego se dirigió a toda velocidad hacia el sector inferior de la estructura. Al llegar a la zona cercana al agua, se pudo ver el extenso tramo del camino que se había derrumbado.

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