Para el cuento, ir a River sería el final ideal. Pero hay que ser precavidos: no todos los cuentos lo tienen..”.

En la casa de la familia Muniain, en Bilbao, están impresionados por la repercusión que tomó la noticia de la posibilidad de que Iker pueda cumplir el sueño de ponerse la camiseta del club del que se enamoró, River, ahora que decidió sacarse la del equipo de sus amores. Aunque, no quieren ilusionarse por demás…

Todavía procesando las emociones que le provocó la elección de dejar de usar el único escudo que hasta ahora tuvo en el pecho, a la leyenda del Athletic Bilbao y segundo futbolista con más partidos en el equipo vasco (557) lo impactó todo lo que generó que se conociera su deseo de adulto.

A los 31 años, después de 15 en la Primera y una vuelta olímpica en la Copa del Rey, Muniain se visualiza jugando en el Monumental y celebrado por 85 mil fanáticos. Más aún: al navarro lo tienta la opción de conocer la Argentina y, aterrice en Núñez o no, planea hacerlo alguna vez con su pareja y sus dos hijos.

Tiene muy buenas referencias de nuestro país, Muniain. Y especialmente de Buenos Aires, a través de su amigo y compañero Ander Herrera, ex PSG y Manchester United, Según aseguran quienes lo conocen en la intimidad, las hipotéticas limitaciones económicas de un contrato con el CARP -que ni se asomaría al actual- no serían un impedimento. Porque su desafío es pasional. Y deportivo.

El ícono de los bilbaínos fantasea con jugar en River, pero su intención es no precipitar los acontecimientos. Quiere que River lo quiera. Y a su alrededor juran que ni él ni su entorno tuvieron contactos oficiales o extraoficiales con alguien para hablar del tema.

Mercado, sabe, va a tener. Y lo comprobó en las últimas horas: desde Flamengo, Palmeiras y el poker de pesados mexicanos (América, Rayados, Tigres y Cruz Azul) intentaron adelantarse en la supuesta carrera con River mediante mensajes seductores. El volante prefiere esperar.

Ya proyectó que su futuro estará fuera de Europa. Y si no es Argentina, será Brasil, México, EE.UU. o alguno de los países árabes con billetera generosa. En ese contexto, por ahora en Núñez no movieron fichas porque consideran que en su posición, la de volante interior, tienen de sobra.

A Iker le queda tiempo para ilusionarse. Al menos hasta el 30 de junio, fecha que se puso como límite para decidir su próximo destino. Locuras, como ir al Bernabéu disfrazado de barrabrava, ya que al otro día jugaba un partido con el Bilbao en zona de descenso, ya hizo. Esta vez su decisión es racional. Ansía que su hijo, Iker Jr, con quien comparte la pasión gallina, lo vea con la banda roja en el pecho.

Su conexión riverplatense y argenta es total. A su alrededor bromean con que si alguna vez se conocen los videos del 9 de diciembre (o los de la final del Mundial de Qatar que vio con sus seres queridos enfundados en camisetas y banderas albicelestes), no harían falta más palabras para describir su obsesión.

Aunque los cuentos, en definitiva, cuentos son. Y si éste no tiene final feliz, no será por su protagonista…

La divertida anécdota de Muniain sobre la final de Madrid