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POLITICA

Cuánto habría cobrado Nahir Galarza por los derechos de su historia y cómo llegó a la pantalla de Amazon

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No hay red carpet. No hay función de prensa. Los productores prefieren no hacer comentarios. Los abogados se mantienen al margen. Hoy, seis años después de que Nahir Galarza asesinara a su novio, Fernando Gabriel Pastorizzo y se convirtiera en la argentina más joven en ser condenada a cadena perpetua, la ficcionalizada historia del crimen desembarca en la pantalla de Amazon Prime Video.

Unas horas antes del estreno, que será a la medianoche por la plataforma de streaming, los actores de Nahir y sus familiares van a asistir a una función privada. Hay mucho hermetismo. ¿Qué tan involucrados estuvieron los protagonistas de esta tragedia en el desarrollo de la película?

Nahir retoma los datos del homicidio: un joven de 20 años es hallado muerto en la calle con dos disparos, uno en la espalda y otro en el pecho, cerca de su moto. La Justicia determinó que la autora fue quien era su novia. Cuando Galarza, a sus 19 años, confesó el crimen desató confusión, polémica y un linchamiento mediático. El caso, que capturó la atención de todo el país, dio un giro cuando la chica acusó a su padre, un oficial de la policía, de ser el verdadero asesino, algo que fue rápidamente desestimado por la investigación.

Apenas se anunció que se realizaría esta producción audiovisual, la polémica no tardó en explotar en las redes sociales: “Espero que las regalías sean para la familia de la víctima”. “Una serie que victimiza a una asesina”. “¿Cómo se atrevieron a hacer una película de un crimen reciente que aún tiene de duelo a una familia?” “¡Le dan fama a la asesina!”, apuntaron los internautas. Ficcionalizar un caso policial resonante desde el punto de vista de los homicidas es una práctica establecida y exitosa: antes del caso de Nahir, fue la de los Puccio en El clan, la de Carlos Robledo Puch con El Ángel y la O. J. Simpson en American Crime Story, entre tantas otros. En palabras de Alfred Hitchcock: “Cuánto más exitoso es el villano, más exitosa es la película”.

¿Quiénes cobran y por qué?

El abogado de Nahir Galarza, José Ostolaza aseguró, en diálogo con LA NACIÓN, que no intervino en ningún tipo de contrato o acuerdo con los productores de la película. Esa circunstancia estuvo manejada pura y exclusivamente por la familia, creo yo, de Nahir Galarza, si es que realmente hubo eso que dicen que hubo, algún tipo de pago. A mí no me consta”.

Según aseguraron fuentes a este diario, Nahir Galarza cobró 50.000 dólares por la cesión de los derechos de su historia. Algunos aseguran que con ese dinero el padre de Galarza invirtió en un criadero de gallinas en Gualeguaychú, mientras que otros destacan que el deseo de Nahir es que su madre manejara ese dinero y lo invirtiera en el tratamiento de la enfermedad de su hermano Aaron.

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El abogado de la madre de Fernando Pastorizzo, Rubén Viera, le confirmó a LA NACIÓN que su representada, Silvia Mantegazza, “No cobró absolutamente nada”. El letrado aseguró que una vez estrenado el film, si se lesionó en la ficción el buen nombre de la víctima, podrían evaluar buscar una indemnización económica. “Así sucede en todos los documentales sobre homicidios en el mundo, va más allá de este caso específico. Hay que esperar al estreno para estudiar si hubo agravio”. Además, Viera confirmó que Mantegazza colaboró –sin contraprestación económica alguna– con una serie documental de dos capítulos producida por Kapow sobre el caso, que aún no tiene fecha de estreno.

Julio César Raffo, jurista y filósofo especializado en cine, explica cuáles son las posibilidades que existen a la hora de narrar la vida de una persona real en una obra audiovisual, sea de ficción o documental, sin contar con la autorización expresa del retratado o de sus familiares. “La creación cinematográfica está sujeta a la libertad de expresión y de creación. Si en la película se agravia a la persona hay derecho a una indemnización, pero eso no se sabe hasta después del estreno de la película. Muchas veces hay acuerdo económico para evitar conflicto, pero si el relato no ofende y no genera daño, no tiene por qué haber un resarcimiento económico”, explica el especialista.

El abogado también destacó que, aunque no es necesario tener una autorización previa para narrar la historia de una persona, viva o fallecida, notoria o no, por razones de producción y comercialización, siempre es conveniente contar la correspondiente autorización para evitar conflictos. “Prestigiosos -y astutos- productores en algunos casos obtuvieron esa autorización por un mecanismo “indirecto” –cita Raffo–. En la película Gatica, de Favio, su hija fue contratada como actriz en un papel menor; en la hasta ahora no realizada película sobre Severino Di Giovanni, su pareja fue contratada para brindar asesoramiento sobre el guion, en términos tales que su participación se limitaría a lo que el director–guionista quisiese consultarle”. En ambos casos, a través de esas acciones, existió un consentimiento tácito.

En el caso de la película El ángel, que retrata los crímenes de Carlos Robledo Puch, trascendió que el criminal se mostró muy molesto con la historia y prohibió que usaran su nombre en la película, donde el personaje es nombrado simplemente como “Carlitos”. “Robledo Puch le mandó una carta documento a Luis Ortega, a la dirección de su productora en Villa Crespo, prohibiéndole que usaran su nombre para la película”, detalló el periodista Gustavo Carabajal en 2018.

Nahir detrás de Nahir

Nahir Galarza y Valentina Zenere

Según trascendió, Nahir estuvo de acuerdo con la elección de Valentina Zenere para interpretarla en pantalla. Fanática de Soy Luna, Galarza creció viendo a Zenere en la TV y la ilusiona verla ahora en su piel. Sin embargo, la actriz no tuvo la oportunidad de encontrarse cara a cara con Galarza, que cumple su condena en el penal de Panará, Entre Ríos.

Zenere confirmó que creó su personaje a través del proceso exhaustivo de investigación de la producción. “A ella no la vi. La idea era verla antes del rodaje, pero al final no se dio. Y en el medio del rodaje no sé si estaba bueno verla. Veremos más adelante. Siempre me gustó la idea de que nos conozcamos. Tampoco hablé con los otros miembros de su familia”, explicó a este diario.

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Según pudo saber LA NACIÓN, el director de la película, Hernán Guerschuny, prefirió que ninguno de los actores se contactara con las personas reales que interpretaban para no “empaparse” de ellos. Y ninguno de los protagonistas reales tuvo injerencia en el guion filmado.

“Un fenómeno audiovisual sin precedentes”

 Mónica Antonópulos interpreta a la mamá de Nahir Galarza en la película

La película toma como referencia principal a El silencio de Nahir, el libro escrito por el exvocero de prensa Jorge Zonzini, quien destaca la magnitud del interés de la opinión pública y de los medios nacionales e internacionales sobre el caso. “El caso Nahir se convirtió en un fenómeno audiovisual sin precedentes por múltiples factores pero, fundamentalmente, porque comprende un revelador ensayo psicosocial nutrido de padres narcisistas y violentos, madres sumidas en violencia de género y dos chicos muy jóvenes como chivos expiatorios”.

Según el manager, el interés está alimentado por los detalles del caso, entre los que lista: “El juicio casi exprés con el que se condenó a Nahir en tan solo seis meses, el tinte machista y misógino de los fiscales y jueces del caso, los peritajes apócrifos y, definitivamente el cuestionamiento de la doble vara de la justicia, ya que fue al menos sugestivo que una mujer adolescente de 19 años, que se autoincriminó, confesó y entregó el arma homicida, recibiera una pena mayor, de 35 años de cárcel, a la que recibieron el dictador Jorge Rafael Videla o el cuádruple homicida Ricardo Barreda. El film no es tendencioso y tiene final abierto. El que decide quién fue el ejecutor del crimen es el espectador”, finaliza Zonzini.

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POLITICA

Hotesur, la firma que alimentó el patrimonio de los Kirchner y quedó en la mira de la justicia por lavado de dinero

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En el caso Vialidad se estableció que Cristina Kirchner y Lázaro Báez mantuvieron “lazos promiscuos”, con un fin concreto: favorecer al contratista con la obra pública vial. Contratos viales plagados de irregularidades, sobrecostos, direccionamiento de los contratos y estructuras de pago realizadas a medida, permitieron que el dueño del Grupo Austral obtenga el 86% de las licitaciones realizadas en Santa Cruz. En simultáneo, existieron más de veinte acuerdos comerciales entre Cristina y Báez, a través de los cuales el dueño del grupo Austral «devolvía» parte de los millonarios fondos irregularidades de la obra pública. La vía más usada para ese circuito era la de negocios con las empresas de los Kirchner, Hotesur y Los Sauces. Esa relación permitió el incremento patrimonial de la exvice.

La sentencia condenatoria que encontró responsable a la ex vicepresidenta del delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado, y que confirmó la Cámara Federal de Casación, sostuvo en los fundamentos que ella mantuvo un interés particular en beneficiar al dueño de Austral Construcciones.

Los beneficios que recibió Cristina Kirchner por parte de la compañía posibilitaron “el incrementó de su patrimonio” gracias a las rutas con sobreprecios y los contratos celebrados con el dueño del holding, que incluyó la inmobiliaria Los Sauces y a la empresa Hotesur.

Esas firmas familiares que fueron investigadas en dos expedientes -luego unificados- que por decisión de la Corte Suprema se discutirán en un juicio oral y público, tienen relación con la sentencia condenatoria del caso Vialidad. Allí se sostuvo que todo el dinero volcado a lo que la justicia calificó como “contratos simulados” entre Cristina y Báez tuvo como único origen las irregularidades en las obras viales.

Otros tiempos: Máximo Kirchner y Lázaro Báez, junto a Cristina Kirchner, saliendo del Mausoleo

Así se estableció el vínculo entre las maniobras que se corroboraron en el caso Vialidad y cómo en una segunda etapa una porción de esos fondos que obtenía Báez terminaban en operaciones comerciales simuladas a través de las empresas de la familia Kirchner.

En función de ese argumento se trazó un eje principal: Cristina y el dueño del Grupo Austral mantuvieron un estrecho vínculo comercial mientras él era proveedor del Estado a través de la obra pública vial. Un puente entre los hechos del caso Vialidad y lo investigado en Hotesur-Los Sauces.

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Hotel Alto Calafate, el inmueble de Hotesur. Foto: Francisco Muñoz/OPI Santa Cruz.Hotel Alto Calafate, el inmueble de Hotesur. Foto: Francisco Muñoz/OPI Santa Cruz.

“En 2007, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner asumió la Presidencia de la Nación. En 2011 fue reelecta hasta el año 2015. Durante ese período temporal, junto con Lázaro Báez celebraron múltiples negocios privados que redundaron en constantes ganancias para la ex Presidenta”, indicaron los jueces que condenaron a la vice por administración fraudulenta. El daño ocasionado al Estado se estimó en 85.000 millones.

Un mismo camino: Vialidad – Hotesur

El circuito corroborado funcionaba de la siguiente manera: Báez cobraba irregularmente montos millonarios del Estado nacional, no sólo en concepto de lo que se consignaba en los pliegos licitatorios, sino también a través de las diversas modificaciones de plazos y montos que fueron definidos como sobrecostos por los fiscales del juicio.

Ese dinero, explicó la Justicia, se “destinaba a operaciones privadas con la ex Presidenta de la Nación, quien permitió y facilitó la erogación de ese dinero guiada por un claro interés personal”.

Según la argumentación judicial, Cristina Kirchner proveía “el beneficio económico de las empresas del Grupo Báez, que eran contratadas para ejecutar las obras públicas viales”. “O lo que es igual, de las empresas comandadas por el sujeto con quien la propia ex Presidenta y su familia realizaban negocios inmobiliarios y hoteleros mientras, en forma simultánea, se ejecutaba la maniobra de defraudación en perjuicio de los fondos públicos nacionales destinados a dichas obras públicas”.

El destino final de ese dinero, era “en parte, las empresas familiares de la ex Presidenta».

Los negocios con Los Sauces SA

La compraventas de inmuebles, fideicomisos para construcciones, permutas, préstamos dinerarios, son parte de los acuerdos celebrados entre los Kirchner y Báez, y en el caso Vialidad se tuvo en cuenta “especialmente aquellos de más extensa duración”, como otro puente entre ese caso y Los Sauces.

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Por ejemplo, hubo operaciones realizadas con otras constructoras del grupo Austral, como terreno cedido por Cristina a su inmobiliaria familiar Los Sauces (a título de aporte irrevocable), en el que firma Loscalzo y Del Curto construyó un edificio de cuatro departamentos que, posteriormente (el 30 de diciembre de 2008), se entregó en locación a Kank y Costilla SA. Todas esas eran empresas de Lázaro Báez.

“Recordemos que en virtud de ese concepto la sociedad familiar le facturó a Kank y Costilla 1.652.422,46 pesos sin IVA por el período que va desde enero de 2009 hasta octubre de 2015. Una relación de larga data y por demás fructífera para la sociedad conyugal de los ex Presidentes”, se explicó.

Además, se firmó un fideicomiso para la construcción de unos departamentos que se inscribieron a nombre de Los Sauces para después ser alquilado por dos empresas de Báez.

Cristina Kirchner y Lázaro Báez, en el mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos.Cristina Kirchner y Lázaro Báez, en el mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos.

Otro complejo de departamentos de la inmobiliaria, construidos por Austral Construcciones, fueron alquilados a la firma.

Mientras Austral Construcciones se imponía en cuanta licitación se presentaba, la firma de Báez pagó sólo en concepto de alquileres 40 millones de pesos a los ex presidentes. Además, permutó un terreno tasado en 14,7 millones de pesos con la vicepresidenta y compró diez propiedades por 2 millones de dólares.

Los hoteles también

Hotel Alto Calafate propiedad de la familia Kirchner, fue administrado por Lázaro Báez. Foto:Francisco MuñozHotel Alto Calafate propiedad de la familia Kirchner, fue administrado por Lázaro Báez. Foto:Francisco Muñoz

Entre 2008 y 2009, Néstor Kirchner y sus empresas Hotesur y Los Sauces encomendaron el gerenciamiento de los hoteles Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea del Chaltén a la empresa Valle Mitre, de Lázaro Báez. En su alegato, el abogado de Cristina Carlos Beraldi había simplificado todo: “unos alquilaban y otros pagaban”. Pero los jueces desecharon esa explicación.

Esos alquileres se “acordaron en sumas realmente significativas, superiores en conjunto a los cien mil dólares mensuales y por montos finales millonarios en pesos”. Esto, añadieron, “no sólo les permitió a sus dueños neutralizar todo riesgo inherente al rubro (turismo) sino que, principalmente, les aseguró el sostenimiento de un emolumento constante sin contingencias posibles”.

Por ejemplo, en diciembre de 2007 Austral le prestó a los ex presidentes 8.329.596,60 pesos. Esos fondos permitieron concretar la adquisición de Hotesur, dueña del hotel Alto Calafate en febrero de 2008. Hacia mayo del mismo año, firmaron un contrato de locación con Valle Mitre, propiedad de Báez.

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Pero la vicepresidenta señaló que es «falso que tales contratos representen supuestos retornos en favor de la familia Kirchner, pues son actos en los cuales se intercambian prestaciones recíprocas».

El dinero y la maniobra sospechada

Desde 2009 a julio de 2013, el empresario condenado por lavado de dinero pagó a la ex presidenta 27.592.110 pesos a través de Valle Mitre, por la explotación del hotel Alto Calafate, la hostería Las Dunas (que originalmente perteneció a Lázaro Báez y la vendió a los Kirchner para después alquilarlo) y La Aldea de El Chaltén, que se construyó sobre un terreno a nombre del dueño del Grupo Austral.

El alquiler del Alto Calafate incluyó otro valor significativo: entre 2010 y 2011, el 50% de lo facturado por el complejo turístico fue gracias a seis empresas de Báez que alquilaron habitaciones y el salón de conferencias del lugar. Una misma caja. Abonó más 6.829.240 pesos hasta 2013, después pagó 2.937.672 pesos.

A esos acuerdos, que para la defensa sólo fueron negocios del ámbito privado, se debe sumar el alquiler de habitaciones por parte de siete empresas del Grupo Austral, garantizando ingresos por 11 millones de pesos. Muchas de esas habitaciones, además, jamás se usaron.

¿De dónde provenían los ingresos de Valle Mitre y de las demás empresas de Báez? de Austral Construcciones. La compañía que recibía contratos viales, proporcionaba dinero a las demás empresas del Grupo, y después estas «emitían cheques a favor de los hoteles de Cristina Kirchner», sostuvo la fiscalía. Hubo créditos internos de la constructora por 71 millones de pesos, y Kank y Costilla -otra firma del Grupo Báez- también aportó 1.8 millón de pesos.

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