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SOCIEDAD

Una prepaga grande ya anunció cuánto aumentará la cuota en julio cuando se liberen los precios

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Según se estableció en el acuerdo judicial entre el Gobierno y las prepagas en la madrugada del 28 de mayo, a partir de julio las prepagas podrán volver a aumentar libremente sus cuotas. Es decir, el incremento dejará de estar pisado por el Indice de Precios al Consumidor (IPC). Al mismo tiempo, deberán empezar a devolver lo cobrado por encima de la inflación entre enero y mayo, en 12 cuotas.

Una suspicacia cuando se firmó ese acuerdo fue que las devoluciones sufrirían una “licuación” debido a los aumentos extra que las prepagas estarían en condiciones de realizar, ya autorizadas tanto por la Justicia como por el Gobierno, en función de su estructura de costos: una variable que en principio sólo las empresas conocen y que por lo tanto es difícil de contrastar.

La gran incógnita es saber qué pasará a partir de ese momento: ¿Los precios se volverán a desbocar? ¿O esta vez habrá un aprendizaje y las subas se moverán con pie de plomo para que sean sustentables? Dependerá del criterio de cada compañía de medicina privada y, eventualmente, de una nueva voluntad de fiscalización del Gobierno en caso de que exista el móvil para actuar.

Ese escenario futuro, en realidad, ya se está empezando a revelar, porque por regla las empresas tienen que comunicar con anticipación cuál será el incremento del mes siguiente. La mayoría de las prepagas, hasta donde pudo saber Clarín, todavía no ha hecho esa comunicación porque están terminando de afinar los números. Pero en las últimas horas sí trascendió lo que hará una de las prepagas más grandes del mercado.

La que hizo punta fue Medicus, que ya envió a sus afiliados una carta para explicar cuál será el aumento previsto para julio. Con firma de la gerencia comercial, da sus argumentos para tratar de explicar la próxima suba de precios: “El sector salud continúa padeciendo notables atrasos en las cuotas, honorarios y valores que se pagan a prestadores, sanatorios y profesionales en general, poniendo en riesgo la atención médica privada de millones de personas”, se afirma en el texto.

Manifestación de los trabajadores de la sanidad en el Centro Médicos de Azcuénaga, el 21 de mayo pasado. Foto: Fernando de la Orden

La carta agrega: “Nuestras cuotas no sufrieron actualización en mayo y junio, a pesar de haberse registrado una inflación aproximada del 15 por ciento (N. de la R.: la empresa ya venía cobrando por encima del IPC y mantuvo esos precios). Al mismo tiempo, la compensación programada en 12 meses por la diferencia generada entre la variación de nuestra cuota versus el IPC se transformará en un crédito que se hará efectivo a partir del mes de julio siendo ajustado por la tasa pasiva del BNA, tal como surge del acuerdo alcanzado en sede judicial”.

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Suma entonces que “el nuevo acuerdo paritario hace indispensable que los costos que surgen del mismo sean cubiertos con incrementos de valores a sanatorios y centros de diagnóstico para que estos puedan continuar prestando servicios. Reiteramos que los montos aumentados ya fueron volcados a la red de prestadores y no están hoy a disposición de las empresas de medicina prepaga”.

Finalmente, concluye en su apelación a la comprensión de los afiliados: “Con base en lo anteriormente expuesto, y con la intención de mantener la más alta calidad médica e innovación tecnológica, así como también continuar la mejora en los valores prestacionales para profesionales e instituciones, el costo de su plan médico de julio se ajustará un 8,075 por ciento”. Para rematar: “Este último valor será el considerado para realizar el descuento acordado”.

La comunicación empezó a provocar repercusiones en las últimas horas entre los clientes que recibieron la carta. Varios de ellos expresaron indignación en la red X, con frases como «fue todo una puesta en escena. Siguen los aumentos de las prepagas», o «traten de entender este ingenioso trabalenguas enviado por Medicus a sus asociados», o, con tono irónico, «el libre mercado».

Las autoridades de la Superintendencia de Servicios de Salud al arribar a la audiencia judicial de hace diez días. Foto: Luciano ThiebergerLas autoridades de la Superintendencia de Servicios de Salud al arribar a la audiencia judicial de hace diez días. Foto: Luciano Thieberger

Dicho porcentaje superior al 8 por ciento está en el orden de la inflación de abril, pero excedería por varios cuerpos la próxima medición, que se anunciará a mediados de junio y corresponderá a mayo. Todas las consultoras prevén un índice inferior al 5 por ciento. La diferencia entre el 8 por ciento del aumento de la cuota y ese 5 por ciento de inflación, da un 3 por ciento, que -casualmente o no- es la tasa de interés mensual del plazo fijo del Banco Nación, herramienta elegida por el acuerdo judicial para actualizar mensualmente las devoluciones de las prepagas a los afiliados.

¿Puede ser un parámetro ese 8 por ciento como adelanto de lo que anunciaría el resto de las prepagas para julio? En principio, Medicus afirma que está considerando ese índice por no haber aumentado los dos meses anteriores, con lo que el resto de las prepagas que sí hayan subido los precios sin interrupciones podrían tener, en principio, menos argumentos para elevar las cuotas en la misma medida.

Otro punto a tener en cuenta es que probablemente en esta nueva oportunidad que se les presenta, las empresas se cuiden de no aumentar las cuotas en niveles equivalentes, ya que fue justamente ese elemento el que dio lugar a que ahora la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia las esté investigando por presunta “cartelización”.

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SOCIEDAD

los viejos, los nuevos y el «primer peregrino» de esta caminata

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Desde hace 50 años, miles de personas emprenden el camino hacia la Basílica de Luján, un camino que se convirtió en un símbolo de fe y esperanza. La peregrinación es la continuidad de una tradición que une a varias generaciones y que a pesar del paso del tiempo, las peticiones de los peregrinos siguen siendo las mismas: salud, pan y trabajo.

Entre los nuevos y los veteranos, la esencia de la peregrinación permanece intacta. Los más jóvenes, con la energía propia de su edad, llevan en sus corazones el peso de las historias que han escuchado de sus mayores. Los viejos peregrinos, por su parte, repasan cada paso con la memoria de los años pasados. Para muchos de ellos, esta experiencia se ha vuelto un ritual inquebrantable.

Nelson Pollicelli (64) ahora se encuentra en un puesto de atención al peregrino en Francisco Álvarez, ofreciendo agua y frutas a los caminantes de este año. «Arranqué en la primera peregrinación cuando tenía 15 años, era uno de los más chicos de la parroquia Carmen de Villa Urquiza. La idea era caminar todos juntos con la imagen por delante y nosotros atrás”, recuerda.

El peregrino rememora el primer trayecto: «Era todo muy informal, pero teníamos como propósito salir todos juntos a la misma hora y caminar detrás de la virgen. Ahora eso cambió. Recuerdo que en un descanso en La Reja me crucé con mi mamá y decidimos pasarla y caminar a nuestro paso. Después llegamos, vimos a la virgen y entramos todos juntos. Fue muy emotivo llegar y ver a toda la gente entrando al templo».

Nelson Pollicelli en el puesto de atención al peregrino de Francisco Álvarez.

Las promesas y agradecimientos en la caminata a Luján están presentes, pero no desde hace mucho. Nelson explica que la noción de ambas se fue forjando con el tiempo. “Se generó entre las personas. Fue inherente a la religiosidad, pero la gente camina siempre por lo mismo: para pedir pan, salud y trabajo. Uno viene pensando en el año que pasó y en el que viene«, dice con nostalgia.

Durante toda la mañana de este sábado, los fieles fueron saliendo desde el Santuario de San Cayetano en Liniers. Uno de los primeros peregrinos fue el propio arzobispo porteño, Jorge García Cuerva, quien salió alrededor de las 7.40, después de bendecir la imagen que acompañan los caminantes: «La homilía la llevo en la mochila, me va a acompañar los 60 kilómetros», dijo a Clarín el arzobispo, que este domingo a las 7 oficiará la misa central en Luján.

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Una multitud se prepara para salir desde San Cayetano, esta mañana. Foto: Matías Martín CampayaUna multitud se prepara para salir desde San Cayetano, esta mañana. Foto: Matías Martín Campaya

Desde la organización, no pueden estimar el número de peregrinos justamente por la cantidad de gente que participa, cada uno haciendo el recorrido a su ritmo durante todo este sábado. «Son miles y miles y miles. Multitudes. Es incalculable«, dijeron a Clarín.

Ricardo Peite (71), también fue uno de los primeros peregrinos a sus 25 años. «Se nos convocó a una reunión en la vicaría de Devoto y la idea de una peregrinación juvenil nos entusiasmó«, cuenta. «Ver a matrimonios con bebés, gente en silla de ruedas, fue deslumbrante. Esa profundidad de la piedad popular me tocó el corazón», manifiesta. Ambos decidieron en esta oportunidad no emprender el arduo camino que durante varios años caminaron: se toman un descanso, pero igual acompañan desde donde pueden.

Rubén con su hija y sus dos nietos. Dice que la fe se mantiene intacta. Foto Matías Martín Campaya Rubén con su hija y sus dos nietos. Dice que la fe se mantiene intacta. Foto Matías Martín Campaya

En la puerta del Santuario de San Cayetano, Rubén llega con toda su familia: él viste un chaleco que diseñó del año 80 y que atesora con cariño. «Cada año vengo a agradecer porque las intenciones se cumplen. La última fue el nacimiento de mi nieto, un milagro después de cuatro años de espera. La fe se mantiene intacta», cuenta.

Rita Benítez, de 73 años, también refleja esa continuidad. «Vine en colectivo y en tren. Hace 30 años que camino, primero fue por San Cayetano. Perdí a mi marido hace 17 años, pero nunca dejé de venir: solo falté el año que él falleció porque me ponía triste hacerlo sin él», dice. «Nosotros pedimos tener nuestra casa y se cumplió. Siempre tengo fe y sigo el mismo camino», afirma.

Rita Benítez tiene 73 años y hace 30 que camina por su fe en la Virgen.Rita Benítez tiene 73 años y hace 30 que camina por su fe en la Virgen.

Nuevos peregrinos, mismas intenciones

A medida que los años han pasado, una nueva generación comenzó a caminar hacia Luján, llevando consigo las mismas peticiones de sus antecesores. Manuel Seijas, de 19 años, camina por primera vez con amigos y esperaba a su grupo temprano este sábado en la puerta del Santuario de Liniers. «Vengo desde Liniers y la intención es que el Señor haga su obra en mi vida. También le pido más unión en mi familia, especialmente con mi papá», expresa. Para él, este camino es una oportunidad de conexión y amistad, y tampoco deja de lado pedir por salud y trabajo.

Manuel Seijas tiene 19 años y camina por primera vez. Foto Matías Martín Campaya Manuel Seijas tiene 19 años y camina por primera vez. Foto Matías Martín Campaya

Para Lucas también es el debut en la peregrinación. Mientras sostiene la campera y la mochila de su pareja, Jessica, dice que lo motiva el agradecimiento: “Es mi primera vez acá. Creo que hay que agradecer todo lo que tenemos. De este evento me atrae todo lo que se genera alrededor de este día, sin dejar de lado que vengo a pedir por trabajo y mucha salud que siempre es importante». Mientras se detiene un momento para cambiarse el calzado, Jessica suma: “Vengo por la salud de mi mamá. Quiero agradecer porque ha mejorado. La fe en la Virgen me motiva a seguir».

Sabrina Barrientos (33) sale con lágrimas en los ojos tras recibir la bendición del cura. Mientras se limpia su cara cuenta cómo llegó en el 2018. “Al principio venía sola y después arranque a venir con mi hermano, pero este año volví a hacerlo en soledad porque él se fue del país”, explica.

Lucas y Jessica, dos de los jóvenes peregrinos que caminan a Luján. Foto Matías Martín Campaya Lucas y Jessica, dos de los jóvenes peregrinos que caminan a Luján. Foto Matías Martín Campaya

La joven, que además es docente inicial, explica que por muchos años caminó por Félix, su alumno que tenía leucemia. “El año pasado, pedí por sus estudios y todo salió bien. Este año, también vengo a pedir por mi mamá que está enferma y por mi hermano que se fue en busca de un futuro mejor porque lamentablemente acá no lo pudo encontrar. Por eso también vengo a pedir por el país, para que mejore», dice con emoción.

Según Sabrina, “todos tenemos la necesidad de creer en algo”. A pesar de las diferencias de edad y experiencia, tanto los antiguos como los nuevos peregrinos mantienen vivos los mismos deseos. Cada paso hacia Luján se convierte en un acto de fe, donde la historia se entrelaza con la esperanza y la devoción, recordando que, aunque los años pasen, el espíritu de la peregrinación perdura en cada corazón que camina hacia la Virgen.

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