POLITICA
Quién es Carlos Fernández, el asesor de Verónica Magario asesinado en un asalto en Boedo
A un kilómetro de su casa, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un tiro al lado del corazón liquidó su vida militante, la pasión por su familia y su vocación “bostera” como apreciaba ufanarse, siempre, Carlos Alberto Fernández (63). La noche del jueves, antes del partido de la Selección argentina por la Copa América, dos ladrones lo mataron cerca de San Juan y Boedo, lugar porteño retratado por el costumbrismo de Homero Manzi.
Fue muerto por la inseguridad, que no tiene límites de territorio. Fernández era un militante peronista de toda la vida. Atado a la burocracia partidaria en los niveles de la administración pública y legislativa, en esta última etapa revistaba como asesor de la vicegobernación bonaerense, a cargo de Verónica Magario. Su posteo, precisamente, es “Magario Conducción”.
Asumido ya como porteño, su registro de contrataciones estuvo ligada a la provincia de Buenos Aires. Desde los tiempos de Alberto Pierri, aquel imprentero que ingresó al peronismo en las campañas de «La Renovación» de mediados de los ochenta.
La leyenda dice que «El Muñeco” Pierri “pagó” su diputación con Antonio Cafiero con un aporte de impresiones de boletas. Fernández ya andaba pintando paredes del PJ en aquel entonces. Pierri fue, después, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y posterior empresario exitoso.
El devenir de Fernández fue el de tantos militantes aferrados al esquema de reparto. Según la secuencia, estuvo ligado a La Matanza con Alberto Balestrini, intendente primero y vicegobernador con Daniel Scioli.
La saga de Fernández continuó con Magario, en la intendencia, y con Fernando Espinoza, durante tres períodos. Ahora cumplía tareas en la vicegobernación: “Era una persona muy amable. Parecía un buen tipo”, comentaron en la Legislatura a Clarín.
En 2015 trabajó para la campaña presidencial de Daniel Scioli, en la cercanía de Gustavo Marangoni, entonces colaborador del gobernador y ex presidente del Banco Provincia. Su comarca era Caballito, en el barrio de CABA. No con las características de un “puntero”, a la manera tradicional de caminar la zona. Más bien por los contactos, refieren quienes lo conocían. La última actuación importante fue en la campaña electoral 2019, con Alberto Fernández a la presidencia de la Nación.
Una vida dedicada al tropel de la política. Como tantos. “Siempre comprometido. Lo respetaban”, aportan como dato. Su foja de servicio está verificada, además, en la Secretaría de Deportes de la Provincia.
Lo mataron en el intento de robo de su auto. Estaba con un amigo. Interviene la Fiscalía número 56 de Edgardo Orfila. Fernández ya es un expediente judicial. La Policía de la Ciudad tiene la verificación de rostros de los dos delincuentes. Los WhatsApp de su agrupación reclaman: “Atrapen a los asesinos”.
POLITICA
Cómo influye el descanso en el rendimiento deportivo
Si no se duerme bien o directamente no se duerme, la actividad física y mental se ve alterada y el rendimiento disminuye. Por lo tanto, el objetivo del sueño es restaurar el cerebro del desgaste sufrido durante el estado de vigilia y reorganizar funcionalmente los circuitos neuronales.
El sueño contribuye a la consolidación de la memoria y el aprendizaje. En el deporte, el aprendizaje de nuevas técnicas requiere de la ejecución de tareas muy diversas y de forma simultánea. Después del periodo de práctica, la adquisición de la técnica exige un periodo de consolidación.
Se demostró que el periodo de consolidación que se produce durante el sueño, está muy relacionado con el tiempo invertido en la fase NREM, que corresponde a la segunda parte de la noche.
En relación al deporte, si bien ciertas cualidades físicas generales no se modifican mucho, sí lo hacen algunas que son determinantes en el rendimiento deportivo: la vigilancia, el tiempo de reacción, la precisión gestual, la destreza, y la capacidad para recibir estímulos y generar respuestas están deterioradas.
Se aprenden y consolidan mejor las tareas motoras, sobre todo las técnicas, cuando los jugadores están muy pendientes de hacerlas bien, sin despreciar las de carácter no intencionado, que también mejoran después del periodo de sueño.
El sueño sirve para recuperar y retener el material aprendido de forma oportunista a lo largo del día o del entreno, como gestos y jugadas de compañeros, de los que no se es consciente mientras está trabajando y que favorecen un mejor rendimiento personal y del grupo.
La falta de descanso incide sobre el rendimiento de las tareas técnicas automatizadas, sobre todo cuando no están presentes en acciones controladas enteramente por la conciencia.
Explicado de una forma muy simplificada, durante el sueño tiene lugar un reprocesamiento de las actividades hechas durante la vigilia y se reorganizan las conexiones neuronales dejando un cerebro limpio para recibir nueva información al día siguiente.
Fuente: SJD
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