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El Hospital Italiano difundió un nuevo parte médico de Jorge Lanata

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Jorge Lanata sigue internado en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Italiano. En las últimas horas, el centro de salud emitió un parte médico oficial en el que se informa que “se observa una mejoría en su cuadro clínico general”.

El informe detalló que Lanata “mantiene la traqueotomía y ha demostrado buena tolerancia al retiro del soporte ventilatorio intermitente”, dice uno de los puntos. También se indicó que su función renal está estable, está hemodinámicamente compensado y no necesita medicamentos vasoactivos.

Además, se ha iniciado un programa de rehabilitación: “Se ha iniciado un programa que abarca aspectos respiratorios, motrices y neurológicos, con respuestas adecuadas observadas”.

El comunicado, compartido por Elba Marcovecchio, esposa del periodista, en redes sociales, está firmado por los doctores Nicolás Ciarrochi, Coordinador de Terapia Intensiva, y Sergio Giannasi, Jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del hospital.

Cabe recordar que en el último parte hasta la fecha, difundido el pasado 23 de julio, los médicos manifestaron una “leve mejoría” del paciente. “Actualmente, se encuentra traqueostomizado, conectado a asistencia ventilatoria mecánica, con bajo requerimiento de soporte. Presenta mejoría de la función renal, hemodinámicamente compensado sin requerimiento de drogas vasoactivas ni antibioticoterapia. Continúa en proceso de descomplejización, con respuesta neurológica adecuada a los estímulos”.

El 14 de junio, Lanata tuvo una descompensación durante una tomografía de pulmón, lo que llevó a los médicos a decidir su internación. En ese momento, su entorno informó que estaba “lúcido y bien, mejorando”.

Esta es la segunda internación del periodista de 63 años en 2024; en abril, fue hospitalizado en la Fundación Favaloro por insuficiencia respiratoria. Además, en noviembre del año pasado, estuvo internado por una neumonía, tras un año con numerosas dificultades de salud.

Por aquel entonces, tras su regreso al aire, Lanata relató: “Tengo 63 años, menos un mes. Se me perdió un mes. Estuve un mes en terapia intensiva, dos veces intubado y, realmente de ese mes, es impresionante lo que pasa, no me acuerdo nada. O mejor dicho, me acuerdo sueños. En el tiempo de acá afuera, esos sueños significaron un mes, pero en realidad no lo sé. Pueden haber sido minutos o días, mi cuerpo estaba acá, mi cabeza no. Es un mes que nunca voy a recuperar”.

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La banda marplatense que muestra el lado oscuro del mar

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Álbum: Entre sombras. Artista: Buenos Vampiros. Temas: “La calma del cementerio”, “Puedo ver el mar en tus ojos”, “Tengo frío”, “Caminamos”, “Jugando en la oscuridad”, “Alguien te espera”, “Canción para Rufina”, “No tengo idea”, “Una vez más”, “Desorbitado” y “Déjenme solo”. Calificación: Bueno.

La arena caliente, las olas revoltosas, el agua fría, el sol incandescente, los turistas apilados en la Bristol uno encima del otro, los alfajores, el lobo marino, el Torreón y, ahora, Buenos Vampiros. Mar del Plata sumó a su cartografía de variedades un sonido y una estética que a simple vista no cuadra con lo que supondríamos inspira una ciudad turística de playa. Más bien, el grupo parece salido de alguna gruta de los acantilados o de un sótano de la zona del puerto, espacios que, por suerte, también son parte de la geografía marplatense. Oscuros, coqueteando con lo gótico, la banda integrada por Irina Tuma, Ignacio Perrotta, Luana Giobellina y Mora Murgue, forman parte de una nueva escena sub 25 cada vez más grande que incluye a Mar del Plata como uno de sus epicentros, además de Buenos Aires.

El nuevo disco de Buenos Vampiros, Entre sombras, no deja mucho lugar para el doble sentido. Y, la primera canción, “La calma del cementerio”, menos todavía. O sea: de entrada, uno sabe que no va a encontrarse con un pop liviano o reggae, por mencionar dos géneros más asociados a ese tipo de paisajes. Los Buenos Vampiros podrían haber salido de la película The Lost Boys (1987), pero en lugar de Santa Mónica, el escenario es Mar del Plata.

Los integrantes de la banda, con edades que oscilan entre los 23 y los 27 años, suenan potentes, románticos y afilados y con algunos hallazgos melódicos (arabescos, por ejemplo) dentro del amplio espacio del postpunk (Joy Division, como referencia obvia) y el skate rock (sobre todo en la expresión de la batería). “Vivimos en Mar del Plata todo el año y vamos a la playa en invierno, no gusta ir cuando hay viento y hace frío. Nosotros le vemos el otro lado al mar”, dice Irina como una forma de explicar algo que rápidamente termina expresándose a través de la música. Aunque, “Puedo ver el mar en tus ojos” es el único tema que menciona el océano. “Mírame a los ojos, nada puede salir mal” canta como un mantra Ignacio en un tono de dudoso autoconvencimiento.

El caso de Buenos Vampiros también impulsa una especie de “sociología inmediata” a lo Pierre Bourdieu sobre la Feliz y sus expresiones musicales no tan felices. Desde los tiempos de grupos como Mellonta Tauta hasta Tomates en verano y algo de Altocamet. Detrás del telón de fondo de la alegría y el éxtasis turístico, al parecer, el mar y las olas estimulan otros paisajes internos un tanto más nihilistas y melancólicos. Al punto que desde hace 20 años existe en esa ciudad un sello discográfico independiente, Casa del puente discos, que edita este tipo de música oscura. Algo totalmente infrecuente en la Argentina.

“Ahora hay una movida que es fuerte con un público muy fiel y creo que la gente debería mirar más allá de lo primero que les aparece. Investigar un poco más porque realmente hoy hay de todo”, dice Irina respecto a la entronización del trap y la música urbana como lo que se asocia demasiado rápido a los jóvenes. En tren de especulaciones algo indica que los centennials o Generación Z, a diferencia de los millennials, tienen una visión menos tecnooptimista del mundo y una mirada un poco más sombría del entorno. “Siempre hubo y siempre hay más allá del reggaetón y el trap. En los festivales grandes siempre tocan los mismos, pero ahora se les está dando lugar a nuevas bandas”, considera Irina como una victoria.

Una de las mejores canciones de Entre sombras es “Una vez más”, un relato desengañado con un sonido que hace recordar a bandas argentinas de los ochenta como Los Pillos o El Corte con un riff de guitarras que no tiene nada que envidiarle a cualquiera de esos grupos postpunk que, ahora, están de moda en todo el mundo. Otra de las influencias evidentes de los once temas que componen el disco que se presentará el próximo 4 de octubre en Niceto Club, es el rock español de la movida madrileña con Parálisis Permanente como emblema. Una extrañeza, porque esa banda ni siquiera fue muy importante en la Argentina cuando aún estaban vigentes: misterios que acerca a las playas de Mar del Plata el cable digital, sin duda.

“Ya no me quiero sentir oscuro, si me alejo de acá es porque siento dolor, déjenme solo, no estoy bien”, canta Ignacio en el último tema del disco: “Déjenme solo”. Toda una declaración de principios de una generación con conexiones socioculturales más espejadas con los Gen X que sus inmediatos millennials. . “Alguien te espera” parece un track sacado directamente de Seventeen Seconds de The Cure.

 Irina Tuma, de Buenos Vampiros

Sin embargo, en algunos pasajes Buenos Vampiros suenan demasiado tenebristas, sin las sutilezas de un género (el gótico o postpunk) que a veces exige algunos colores locales para destacarse del batallón. Otro de los aspectos que castigan un poco la propuesta es la supremacía del volumen de las guitarras por sobre la lírica y las voces que, en ocasiones, terminan sepultadas. Y, para ponerse un poco exquisitos, hay algo de aire indie aniñado, al estilo El Mató…, que le resta épica a algunas melodías poderosas. Por lo demás, Buenos Vampiros es más que un nuevo grupo de rock. Es una fotografía de una generación, de Mar del Plata y, porqué no, del mundo entero.

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