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La futura Corte: el kirchnerismo descargó sus críticas contra García-Mansilla y dejó en claro sus diferencias con su candidatura

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En medio de un clima enrarecido por las internas en el oficialismo y en el kirchnerismo, el catedrático Manuel García-Mansilla se presentó ante la Comisión de Acuerdos del Senado para defender su nominación a la Corte Suprema de Justicia, cargo para el que fue propuesto por el presidente Javier Milei. Se expresó en contra de las reelecciones indefinidas y, en lo relativo al aborto, sugirió separar la penalización de la legalización. También se refirió a una eventual dolarización en el país. La audiencia duró alrededor de siete horas.

Sobre su vínculo con la Casa Rosada, indicó que la nominación para ocupar un lugar en el máximo tribunal de Justicia se lo ofreció el asesor presidencial, Santiago Caputo, y dijo: “No hablé nunca en mi vida con el Presidente, ni siquiera por teléfono”. García-Mansilla precisó, además, que el vínculo con el Poder Ejecutivo lo lleva actualmente con el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, alfil de Caputo en el Ministerio que encabeza Mariano Cúneo Libarona.

A diferencia de la audiencia en la que compareció el juez federal, Ariel Lijo –el otro candidato del Poder Ejecutivo para integrar la Corte–, las principales objeciones a García-Mansilla las elaboraron senadores del kirchnerismo. De hecho, el rionegrino Oscar Parrilli (Unión por la Patria), lo acusó de tener un “marcado sesgo antiperonista y liberal”. “Usted no es un juez independiente, es un juez que viene a defender a un sector político, que es el macrismo, para que tenga una mayoría automática en la Corte”, le achacó Parrilli al nominado. Además, le pidió que se expida sobre la posibilidad de excusarse en el caso que le toque revisar el expediente de algunas de las empresas petroleras para las que trabajó.

“En los casos que corresponda que me excuse, lo voy a hacer”, respondió García-Mansilla a la pregunta de Parrilli. Destacó, además, que publicó trabajos académicos en los que criticó la proscripción del peronismo, así como a la prohibición de utilizar símbolos justicialistas. Y sumó: “Cuestioné la ampliación de la Corte en el gobierno de Arturo Frondizi”.

La postura combativa contra el candidato se repitió entre los principales referentes de Unión por la Patria, determinantes para que su pliego prospere en el Senado. Este bloque cuenta con 33 de los 72 senadores, fundamentales para que los nominados logren reunir los dos tercios de los votos que la Constitución exige para convertirse en juez de la Corte.

El radical Martín Lousteau (CABA) se sumó al examen minucioso de García-Mansilla, a quien interrogó sobre su postura sobre el cambio climático, cuestiones de diversidad y género, una posible dolarización de la economía y su concepción sobre el control de los Decretos de Necesidad y Urgencia. “Me llama mucho la atención que el cargo no se lo haya ofrecido el Presidente, sino un monotribustista que no es funcionario público”, señaló el titular del Comité Nacional de la UCR sobre el ofrecimiento de Caputo.

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El académico también se refirió a su postura sobre pagar Ganancias o no. Fue tras una pregunta de Parrilli, sobre la que destacó que trabaja en el ámbito privado desde hace muchos años, por lo que ya paga este tributo. Indicó que no tiene “ningún inconveniente” de seguir abonándolo. Actualmente, sólo son alcanzados por este impuesto los magistrados que ingresaron al Poder Judicial después de 2017.

Juliana Di Tullio (Unión por la Patria) interrogó al candidato sobre su postura sobre el protocolo anti piquetes, que impulsó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Como está judicializado, no puedo adelantar mi opinión sobre si es constitucional o no esta medida. Le marco que el derecho a la protesta es constitucional y puede ser objeto de regulación, que debe ser razonable”, respondió García-Mansilla. La senadora kirchnerista también le pidió una definición sobre “el negacionismo” y le consultó si los delitos cometidos en la década del 70 son prescriptibles. “Entiendo que sí”, dijo el postulante. La consulta se da un día después de que la vicepresidenta, Victoria Villarruel, comunicara que está dispuesta a reabrir las causas contra Montoneros.

Reelección indefinida

Si bien García-Mansilla habló de “respetar el federalismo”, también indicó que “la reelección indefinida tiene un problema con el régimen republicano de gobierno”. Sobre el aborto, destacó que ve “un conflicto entre normas de distintas jerarquías” y dijo que se tiene que “considerar la dimensión humana en juego”.

La definición sobre la reelección la dio como respuesta a una pregunta del senador formoseño Francisco Paoltroni (La Libertad Avanza), quien cuestionó la permanencia en el poder del gobernador de su provincia, Gildo Insfrán, que lleva 32 años al frente de Formosa. “Ya se fueron 120.000 formoseños, es la venezuela argentina”, indicó Paoltroni, que precisó que en Tierra del Fuego está la segunda comunidad formoseña más grande del país. “Son los exiliados del feudo de Gildo Insfrán”, sentenció.

“Hay que respetar el federalismo, que está en la Constitución Nacional”, señaló el postulante a ocupar un lugar en el máximo tribunal de Justicia. También consideró que el control de las constituciones provinciales la debe hacer el poder judicial local. No obstante, sumó: “El régimen republicano se creó para combatir las monarquías y la reelección indefinida tiene un problema con el régimen republicano de gobierno”.

Aborto

Respecto del aborto, el catedrático estimó que para analizar este tema “se debería separar entre legalización y penalización”. “Es indispensable que el Congreso derogue las leyes que se contraponen con lo que se está sancionando”, consideró. Y explicó: “Hay 13 constituciones provinciales que consideran el derecho a la vida y habría que hacer un análisis de compatibilidad con esas constituciones”, para agregar, sobre la interrupción voluntaria del embarazo, que tiene fuerza de ley: “Veo un conflicto entre normas de distintas jerarquías”.

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Tras un cuestionamiento de la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), el catedrático aseveró que su postura “no es confesional”. Y detalló que, de tener que fallar sobre un caso concreto, lo analizará “con mente abierta”, y se tomará “muy seriamente el argumento de las partes”. No obstante, indicó que considerará “la dimensión humana en juego”, y explicó: “Nuestro derecho positivo tiene muchas consideraciones sobre el interés superior del niño”, destacó.

Dolarización

Al decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral se lo interrogó sobre su posición respecto de la dolarización. La pregunta la hizo el senador porteño Martín Lousteau (UCR), que consultó sobre su análisis constitucional. Como respuesta, García-Mansilla subrayó que, como académico, una de sus funciones es “contribuir al debate público”. Por eso, indicó que analizó el tema a través de un trabajo. “Quienes dijeron que era inconstitucional obturaron una discusión sobre un tema importante y desecharla de plano no fue correcto, sobre todo cuando los argumentos a los que apelaba no eran argumentos necesariamente atendibles. De hecho, una de las cuestiones que planteamos es que hay que tener una teoría sobre como interpretar las atribuciones y los mandatos de la Constitución Nacional”, consideró, a la vez que opinó: “Si para dolarizar hay que confiscar todos los depósitos es inconstitucional”.

DNU

Lousteau quiso saber la postura de García-Mansilla sobre cómo concibe el tratamiento de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). El nominado del Poder Ejecutivo a la Corte explicó su visión “académica” al respecto y adhirió a postura de la exjueza de la Corte Carmen Argibay. “Entiendo que el Congreso, en ejercicio de sus atribuciones, sancionó una ley para regular la forma de control de los DNU. El Congreso fue el que decidió. Yo marco una inconsistencia técnica. Es raro que en un sistema parlamentario haya más control que en uno presidencialista, donde los frenos y contrapesos son la norma. Pero es decisión del Congreso”, analizó.

Respecto del DNU 70/2023, que fue judicializado, indicó que si tuviera que resolver ese expediente, “aplicaría el mismo criterio, lo presumiría inconstitucional para que el Estado nacional acredite su constitucionalidad”.

Cambio climático

Frente a los interrogantes de Lousteau, García-Mansilla consideró: “Es irrelevante lo que crea yo sobre el cambio climático, el Congreso ha legislado en la materia”. Y remarcó: “No soy experto. No puedo más que aceptar lo que los expertos dicen, que hay cambio climático”.

Tras leer una nota del periodista de LA NACION, de Joaquín Morales Solá, Fernández Sagasti le consultó al académico si había firmado un documento en acuerdo con las autoridades del Poder Ejecutivo para ser nominado para integrar la Corte y ubicar en la presidencia del cuerpo a Ricardo Lorenzetti. “A mí nadie me pidió que firme ninguna acordada, ningún documento”, afirmó García-Mansilla. Además, cuestionó el trabajo de la prensa y aclaró: “No pertenezco al Opus Dei ni a ninguna organización religiosa. También dijeron que me había llevado al Gobierno Rodolfo Barra –procurador del Tesoro de la Nación–, a quien conocí hace dos semanas”.

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Su presentación

“Puedo hacer un aporte genuino a nuestro más alto tribunal”, dijo García-Mansilla durante su disertación, en la que detalló que nació en 1970 en San Carlos de Bariloche, Río Negro. Además de repasar su experiencia profesional y académica, indicó que está casado hace 25 años y que tiene tres hijos.

“Mi primer encargo fue repartir la correspondencia y hacer depósitos en los bancos”, recordó el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, rol que desempeña desde 2019. En esa misma casa de estudios se doctoró el año pasado en derecho, con una tesis acerca del origen histórico del control judicial de constitucionalidad y de por qué es importante revisarlo.

En el 2001 completó una maestría en leyes en la Universidad de Georgetown, en Washington DC. Tras ello, García-Mansilla se desempeñó como abogado ligado a la industria del petróleo y el gas por más de cinco años.

Para explicar su concepción de la función judicial, diferenció la labor de los jueces con la de los legisladores. Sobre estos últimos, indicó que “pueden apelar a sus convicciones morales y a la necesidad de atender reclamos sociales para modificar las leyes como crean conveniente para el futuro”.

Anabel Fernández Sagasti interrogó a García-Mansilla sobre su postura en lo relativo al aborto

En cambio, señaló que los magistrados “tienen que resolver causas concretas respetando siempre el texto y la estructura de la Constitución Nacional sin aplicar sus convicciones o preferencias personales a la hora de decidir casos concretos”. Entre las objeciones que reunió el postulante del Poder Ejecutivo, una de las más resonantes es la de su rechazo a la interrupción voluntaria del embarazo.

García-Mansilla sumó: “Un buen juez de la Corte Suprema sólo puede administrar justicia en el marco del juramento del artículo 112 de la Constitución Nacional, que exige que la administración de justicia se haga bien y que además se haga legalmente y en conformidad a lo que prescribe la Constitución”. Sobre esta última premisa, precisó que “bien” quiere decir “hacerlo de forma independiente e imparcial, sin favoritismos, sin prejuicios y sin animosidad a ninguna de las partes, conducta por encima de cualquier reproche a los ojos de cualquier observador razonable”.

Como cierre, García-Mansilla indicó cuál es su “única” aspiración para integrar la Corte. “Servir a mi país de tal manera que, al momento en que me toque terminar con esas funciones, mis compatriotas me recuerden como un juez que cumplió con sus deberes constitucionales y que obró siempre con integridad, independencia e imparcialidad”, precisó.

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Tras ello, se leyeron las más de cien preguntas que llegaron a la Comisión de la ciudadanía.

Inicio

La audiencia comenzó apenas pasadas las 10, sin la presencia del bloque de Unión por la Patria (UP). La mayoría de sus referentes, incluidos Anabel Fernández Sagasti, vicepresidenta de la Comisión de Acuerdos, llegaron durante la presentación del candidato por la locutora. El jefe del bloque kirchnerista, José Mayans (Formosa), que viene de protagonizar diferencias en público con Cristina Kirchner, no estuvo presente. Según informaron a LA NACION desde su entorno, “tenía compromisos previos en la provincia”.

A priori, García-Mansilla llegó a la prueba con muchos menos apoyos que el juez federal, Ariel Lijo, otro de los candidatos que impulsa Milei. De hecho, se esperaba que el encuentro fuera un poco menos extenso que las ocho horas que la semana pasada debió exponer Lijo. Pero el juez federal sólo debió responder cuestionamientos a su idoneidad moral para ocupar el cargo por parte de un puñado de senadores que ya habían anticipado el rechazo a su postulación.

García Mansilla, en el Senado

Su perfil

García-Mansilla está propuesto para ocupar el sitial en la Corte que, el 29 de diciembre, cuando cumpla 75 años, dejará vacante Juan Carlos Maqueda, que deberá pasar a retiro en cumplimiento de lo que establece la Constitución Nacional. El cordobés pudo haber prolongado su estancia por cinco años más, pero el Poder Ejecutivo decidió quedarse con la vacante para poder designar a un miembro más en el tribunal. Lijo, por su parte, está nominado para el lugar que ocupaba Elena Highton, que renunció en 2021.

La postulación del jurista recibió 24 impugnaciones durante el plazo en el que su pliego fue sometido a la opinión de la sociedad por parte de la Comisión de Acuerdos. En su respuesta a esos cuestionamientos, García-Mansilla sostuvo que ninguna de las presentaciones constituyó “una observación válida acerca de las calidades y méritos” para ocupar el cargo al que es propuesto por Javier Milei.

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Sugestiva visita a la Rosada, los insultos top de Javier Milei y Mauricio Macri candidato

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La logia despidió a Maqueda

La señal del momento es la empatía noventista. La exalta Milei con sus elogios a Menem, su neomenemismo retórico y el entorno de los primos Menem que le dicen lo que hacer. Lo confirma la discretísima despedida que le dio la política a Juan Carlos Maqueda el lunes, una más de las tantas que han exaltado la figura del ministro de la Corte que este viernes pone fin al Torneo Clausura:

1) La salida de Maqueda clausura el tribunal hasta que recupere aire.

2) La crisis Kueider clausura el Senado.

3) Y la crisis Ritondo clausura Diputados hasta nuevo aviso.

Bingo para el personalismo presidencial que busca administrar por DNU, sin el control de los otros poderes, sin presupuesto y con cepo. Prometía, como Menem, privatizar todo. Termina el primer año de su mandato con la privatización del Ejecutivo, concentrado en su real birome.

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La despedida ocurrió en club Vasco Gure Etchea de la calle Perón, convocado por el ministro y exdiputado Jorge Matzkin mediante una cuidada demografía de protagonistas de dos transiciones clave de los últimos 40 años: la «banda del bloque» que hizo la transición de 1989 de Alfonsín a Menem, y que, con los mismos actores, hizo la del 2001 de la Alianza al duhaldo-kirchnerismo. Ese grupo de legisladores del peronismo tuvo eje en el bloque PJ que condujeron José Luis Manzano y después Humberto Roggero y Matzkin.

Parteros de la historia

El recorte es nítido según se sentó la treintena de invitados de Matzkin, que sigue siendo el cardenal de ese sínodo que suele reunirse para cumpleaños y hasta alguna conspiración. El héroe era Maqueda, que presidió la asamblea del 1° de enero de 2002 que lo hizo presidente a Eduardo, que esta vez ocupó la cabecera.

La salida de Maqueda de la Corte de esta semana cierra el ciclo de dos décadas que él mismo abrió como presidente provisional del Senado. Lo rodearon esa noche Miguel Pichetto, Eduardo Camaño, Humberto Roggero, Daniel Basile, Miguel Toma, Oscar Lamberto, Héctor Maya, Eduardo Mondino, Néstor Perl, Marcelo López Arias, Eduardo Roggiano, el riojano Carlos Romero, y dos extraterritoriales: Ana Kessler -fue la única dama del elenco- reemplazó a Maqueda en la vice jefatura de gabinete de Jorge Rodríguez en 1996, por diferencias en la política, que terminaría con la privatización de los aeropuertos. Y Jesús Rodríguez, también partero de esas historias. Hubo otro invitado radical, que se disculpó, Rafael Pascual.

No estuvo José Luis Manzano, que integró esa secta que manejó la bancada del peronismo en aquellas transiciones. Ha sido fiel al punto de que a finales de los años ’90 asistió a una reunión secreta del grupo en un hotel de Villa General Belgrano, Córdoba.

«Cototo» -como llaman los amigos a «Chupete»-, navegaba en aquel tiempo sin luces y para ocultarse no se registró en el establecimiento. Pero compartió la cama una noche con otro legislador, para que los periodistas no registrasen su presencia.

“Olvídense del Senado”

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Ese mismo lunes hubo chispazos en varias sedes. La principal en Casa Rosada, adonde se constituyó Juan Carlos Romero para ponerle condiciones al Gobierno. La más urgente, que dispongan algún mecanismo de mejores prácticas para la gestión en el Senado. Despídanse de la Cámara el año que viene, dramatizó Romero, que se abstuvo en la votación de la separación de Edgardo Kueider.

¿Cómo se les ocurrió convocar esa sesión si no tenían cerrado los 2/3 con el PRO y la UCR?, clamó Romero entre cuatro paredes. El Gobierno se lo reprocha a Victoria Villarruel, que fue débil ante la presión del bloque del cristinismo. Esa presión era obvia porque con la salida de Kueider ganaba una banca y le hacía pagar el costo del escándalo al Gobierno.

El grupo de los 39 ya está en 37. Conocido el resultado de la sesión Kueider, el Gobierno se auto propinó una derrota. ¿Creyeron que podía compensarse la emergencia del entrerriano in flagrante delicto con un contraataque para suspender a Oscar Parrilli, que fue sobreseído en la causa Irán (aunque ahora la Corte pida un juicio)?

El Gobierno debió evitar esa sesión. Villarruel la convocó y el presidente provisional Bartolomé Abdala presentó el proyecto anti-Parrilli. Fue el disparador de la respuesta exitosa del peronismo.

“¿Quién pidió aumento?”

La tercera tarea que se encomendó a la Rosada fue convencer a Villarruel de no insistir en los aumentos de las dietas de los senadores. Esa noticia sólo sirve para desprestigiar a los legisladores. El aumento obedecería a un enganche salarial que Milei criticó la noche del jueves en Tucumán, y que los senadores prefieren se postergue hasta después del inicio de las sesiones en marzo próximo.

Presumen que la vicepresidenta alentó a la prensa amiga, a través de sus voceros, a que instalase el tema de los aumentos, cuando no hubo ni un pedido ni decisión alguna para que suban. Los senadores ya ganan el doble los diputados y saben que los ataques a los legisladores son una herramienta del autoritarismo de Olivos.

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Romero justificó el viaje a Buenos Aires el lunes en la necesidad de explicarles a Guillermo Francos, Lisandro Catalán, José Rolandi y Lule Menem que para ganar senadurías en varias provincias el mileísmo tiene que cerrar acuerdos sólidos con dirigentes de peso de partidos del arco amigable hacia el oficialismo. Si no lo hacen, les dijo el salteño, se pueden perder senadurías en Salta, Río Negro, Neuquén y CABA.

Los límites del “carancheo”

Estas advertencias de Romero, como las que le hizo Pichetto a Villarruel hace algunos días, buscan que la relación entre los bloques amigables con el Ejecutivo no empeoren. Ya está en un punto delicadísimo, que resiente las herramientas del Gobierno para administrar mediante la delegación de poderes. El maltrato a esos amigos desairados divide a los bloques del Congreso, de los que depende que sigan en pie estos proyectos:

1) La mitad del DNU 70, ya rechazado por el Senado.

2) Los DNU de movilidad jubilatoria y el de canje de la deuda por encima de la ley de Administración Financiera.

3) El régimen cristinista que permite la sanción ficta de los DNU sin revisión del Congreso.

Estas facilidades que le permite la oposición amigable exige que se cumplan ciertos códigos. Por ejemplo, que terminen con el «carancheo» de esas bancadas. La UCR perdió al diputado Cacace, hoy segundo del desregulador Sturzenegger; el macrismo sufre el carancheo de Diego Kravetz y la abducción de Cristian Ritondo.

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Ensartado en una red de denuncias por sus cuentas personales, el jefe de la bancada más importante que tiene el Gobierno, la del PRO, recibió el silencio de su partido y aun del propio Macri, que lo había designado para encabezar la alianza legislativa con el mileísmo.

Ese silencio a gritos lo aprovechó Milei para defenderlo. Se lo lleva llave en mano, como antes a Kueider y Camau Espínola. Emula aquella frase del inefable Julio Mera Figueroa cuando armaba menemismo en los años ’80: «Salvo fierros calientes y serpientes venenosas, agarramos todo».

Apuesta por Kravetz, que tiene un curioso don de la (in)oportunidad. Se fue del albertismo, cuyo bloque lideró en la legislatura porteña, y Alberto terminó de presidente. Migró a Lanús con Grindetti, y los hundió Julián Alvarez el año pasado.

Este Álvarez que los desplazó de esa intendencia se había ido del país en 2015 deteriorado por su gestión como viceministro de Justicia. Grindetti-Kravetz lo hicieron bueno. Ahora va a manejar el espionaje para intentar un repechaje en Lanús. Que se ajuste el Gobierno los cinturones.

Republicanismo “light”

El Gobierno vive, estragado con la lectura de las encuestas que ellos encargan, en ese estado que le hace cree que todo lo que bendiga crece. Como gobierno débil que es hace jugadas de corto plazo sin pensar en las consecuencias en el mediano y largo plazo. Festeja como cambios revolucionarios votaciones ganadas con votos ajenos y que apenas superan los 129 votos en Diputados, que es el número del quórum para sesionar.

Estos desaciertos del oficialismo se producen por mala praxis de sus punteros y alguna incomprensión del sistema institucional de una democracia liberal y republicana. La principal condición que exige es la buena fe de los actores para defender el interés público. «La institución del poder delegado -escribió el constitucionalista Hamilton- implica que hay una porción de virtud y honor entre la humanidad que puede ser una base razonable de confianza; y la experiencia justifica la teoría.» («The Appointing Power of the Executive», El Federalista, 1 de Abril de 1788). Faltar al cumplimiento de esos códigos busca defender el interés privado de las facciones.

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El ultimo servicio que ha prestado Horacio Rodríguez Larreta amerita su ingreso en la Real Academia. Hizo un relevamiento lexicográfico de los insultos predilectos de Milei para sus adversarios -todos de la política, claro- desde que asumió. Revela que no está dispuesto a construir entendimientos honorables y de buena fe (“zurdos” (301), “corruptos” (235), “degenerados” (184), “mierda” (156), “chorro” (129) e “hijo de puta” (110). «Que eso no se dice/ Que eso no se hace/Que eso no se toca» (le diría Serrat, que canta al poeta Horacio Salas, guglear)

Se aprovechan de la historia

El aviso que ha hecho el Gobierno de que designará los jueces de la Suprema Corte por decreto, pone en el límite de la exasperación las delegaciones de poder. El Ejecutivo tiene esa facultad institucional para los períodos de receso legislativo, pero no para saltarse los controles.

Ese permiso lo habilita el artículo 99, Inc. 1 de la Constitución, que hereda la faculta de la constitución americana del “Recess Appointment Clause”. No se creó para hacerle un favor al Presidente. Tiene una explicación histórica en el mundo del siglo XVIII cuando para reunir un Congreso había que traer a los legisladores en galeras o a caballo desde distancias que obligaban a viajar días y días.

De ahí nace el receso y las liberalidades que le da al Ejecutivo. No se creó para que los legisladores se vayan de vacaciones ni para que un presidente baile al ritmo de designaciones por decreto en comisión. Este tema es uno de los cambios que quiere imponer el PRO en el proyecto de reforma de la Constitución porteña. La reducción de ese receso a tiempos mínimos se explica en un país que en 2020 legislaba por zoom para evitar reuniones presenciales.

Los Macri contratacan

Ese proyecto de reforma, como se explicó en «Entretelas de la política», es el disparador de la estrategia de los Macri para retener poder en CABA. Contiene:

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1) La negociación de una reforma constitucional con grandes recortes como este de reducir los recesos, eliminar estructuras como las Comunas, etc.

2) Dividir las elecciones locales de las nacionales y hacerlas en una fecha negociada con el peronismo de la provincia de Buenos Aires.

3) Ir a esas elecciones con Mauricio Macri a la cabeza de la lista de convencionales porteños, algo que creen que es un llamador imbatible al arrastre de votos.

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