El acercamiento entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo para llegar a un acuerdo en el Senado por la ampliación de la Corte Suprema de Justicia y el eventual nombramiento de Ariel Lijo como juez del máximo tribunal parece estar caído, o a punto de entrar en una instancia de renegociación debido al rechazo de diferentes sectores aliados de la oposición, que no están dispuestos a aceptar un pacto entre el mileísmo y Unión por la Patria sin conocer el trasfondo.

Luego de que Clarín revelara los contactos establecidos entre Santiago Caputo, principal operador político del Gobierno, y Eduardo de Pedro, interlocutor directo de Cristina Kirchner, para asegurarse la puesta en marcha de un eventual proyecto que amplíe el número de miembros de la Corte como contraprestación de un respaldo a la controvertida candidatura de Lijo, la negociación se desdibujó en los últimos días.

Sin los dos tercios asegurados para promover a Lijo como juez, los libertarios quedaron expuestos a un intríngulis del que por ahora no pueden escapar. Por un lado, el kirchnerismo no está dispuesto a transferirle los votos si no hay consenso en torno al proyecto de extender el número de integrantes de la Corte, que también apoyan otros actores clave como Ricardo Lorenzetti, juez del máximo tribunal y promotor principal de la candidatura de Lijo.

Pero a la vez, el acercamiento entre libertarios y K motivó que el resto de la oposición pusiera reparos y pidiera explicaciones de qué es lo que se iba a negociar, teniendo en cuenta que una de las versiones que circulan es que el paquete judicial incluiría también al nuevo procurador general de la Nación, a jueces federales para juzgados vacantes y a representantes en defensorías. El temor de la oposición dialoguista, que componen el PRO y el radicalismo, es que en el combo Cristina aproveche para meter jueces afines.

Así, a menos que se renegocien las condiciones con todos los bloques, el Gobierno está frente a una encrucijada y difícilmente pueda avanzar con las designaciones de Lijo y de Manuel García-Mansilla, el otro candidato que la semana pasada concurrió a la audiencia pública en la Cámara Alta. La Corte se encuentra en una situación crítica en lo que tiene que ver con su conformación: desde enero sólo quedarán activos en el máximo tribunal el presidente Horacio Rosatti, Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, ya que Juan Carlos Maqueda se jubilará en diciembre, cuando cumpla los 75 años, límite constitucional.

De allí que el Gobierno haya impulsado desde principios de año no sólo a Lijo, influyente juez dentro de los tribunales de Comodoro Py, sino también a García-Mansilla, de perfil liberal y vinculado a la academia. Con tres miembros nomás, la Corte seguiría funcionando pero lejos del número que establece la Constitución y más distante aún de los siete o nueve integrantes que se buscan impulsar en caso de que prospere un proyecto de ampliación como el que impulsó el kirchnerismo el año pasado.

Desde el kirchnerismo, en tanto, vienen desmintiendo que haya habido diálogos entre Caputo y De Pedro y adelantan que todo acuerdo está caído por el momento también por los tiempos legislativos que apuran toda negociación. Primero, por ejemplo, ambas cámaras del Congreso deberán discutir el anteproyecto del Presupuesto 2025, que se presentará formalmente el próximo 15 de septiembre. Milei gobernó todo este año sin presupuesto, por lo que considera de vital relevancia cerrar ese acuerdo.

Los 33 votos del kirchnerismo son clave para una eventual aprobación del pliego de Lijo, pero también lo son los de la oposición dialoguista, así como los de los bloques de menor representación, sobre todo teniendo en cuenta que La Libertad Avanza quedó con apenas seis senadores propios, después de la salida del bloque de Francisco Paoltroni, en desacuerdo con la candidatura de Lijo a la Corte.