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POLITICA

Cruces y pases de factura calientan la interna radical mientras se dilata una definición sobre la nominación de Lijo a la Corte

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La nominación del juez federal Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia no sólo genera tensión en el Senado sino que, además, fue el eslabón que terminó por calentar la interna de la Unión Cívica Radical (UCR), donde hubo críticas y reproches a la conducción de Martín Lousteau, que busca involucrar a los gobernadores en la toma de una definición política del partido sobre el candidato de Javier Milei para el máximo tribunal.

Las tensiones en el radicalismo quedaron al descubierto en la última reunión de la mesa directiva cuando un sector de los dirigentes más alineado con los gobernadores intimó a Lousteau, senador y titular del Comité Nacional de la UCR, a que defina una posición respecto de la candidatura de Lijo, quien ya pasó la audiencia pública en el Senado y continúa con su proceso de autogestión para reunir los votos que permitan la aprobación de su pliego en el recinto.

Fuentes partidarias precisaron a Clarín que el economista trabó la definición sobre la postulación del juez federal imponiendo su mayoría en la mesa directiva. Incluso tiene «pisados» algunos pedidos de los legisladores que ya expresaron que Lijo «no es el ideal académico para integrar la Corte y es un juez cercano a los políticos».

Según revelaron, Lousteau decidió reflexionar sobre la situación y propuso reunir a los gobernadores para evaluar las condiciones del magistrado y dispuso pasar a un cuarto intermedio la reunión partidaria sin fijar una fecha precisa en la que se retomará el debate interno.

Cornejo y Valdés le piden a Lousteau que fije una posición sobre la candidatura de Lijo

En realidad, lo que reclaman los dirigentes más cercanos a los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes) es un comunicado del partido fijando posición sobre la nominación de Lijo, candidatura que ya fue cuestionada por Mauricio Macri, antiguo socio de los radicales en lo que fue Juntos por el Cambio.

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«Cuando Lousteau tuvo que usar el sello del partido para votar con el kirchnerismo y sacar sus comunicados lo hizo sin consultar a nadie, y ahora quiere llamar a los gobernadores. Si esa es su estrategia no puede conducir el partido«, sentenciaron en el Congreso. Aunque otra fuente legislativa reveló que hay mandatarios provinciales que evitan ir al choque contra el Gobierno por lo que Javier Milei mide en las encuestas que se hacen en sus distritos.

En una de las tantas charlas de pasillo, un senador reveló que Eduardo Vischi, jefe del bloque radical, y la mendocina Mariana Juri trabaron la sesión en la que se iba a tratar el rechazo al DNU que otorga partidas millonarias a la SIDE por la visita que Milei realizó este viernes a Mendoza, provincia donde el Presidente mide bien en las encuestas. «Con miedo no vamos a poder», es la frase que dejó esta semana Lousteau

Lo cierto es que las tensiones crecieron después de la reunión de la mesa directiva que tiene como jefe a Lousteau, pero también están Inés Brizuela y Doria, Luis Naidenoff, las diputadas Pamela Verasay y Danya Tavela, el operador judicial Daniel Angelici y el cordobés Ramón Mestre, entre otras personalidades.

Malestar entre los radicales porque el Gobierno los deja afuera de las negociaciones

Quienes comparten el paño radical dejaron trascender que las diferencias saltaron a partir de las versiones sobre una negociación entre el kirchnerismo y el asesor Santiago Caputo para garantizar los dos tercios que se necesitan en el Senado para aprobar los pliegos de los candidatos a la Corte. Estas conversaciones oscilaron entre la posibilidad de colocar un candidato propio en el máximo tribunal a una ampliación de los miembros.

«Lo que molesta en el radicalismo es quedar siempre afuera. Les damos los votos y el apoyo al Gobierno, pero todavía no cumplieron con los acuerdos para la aprobación de la Ley Bases», se quejó un operador radical. Y eso también es parte de los nervios que existen en las provincias y que empiezan a generar cada vez más complicaciones en el armado legislativo.

Una muestra es la demora para aprobar el proyecto de Boleta Única de Papel (BUH), que la vicepresidenta Victoria Villarruel viene tratando de llevar al recinto desde hace tres semanas, pero se viene postergando porque el bloque que conduce Vischi no garantiza que pueda aportar los votos para tener la mayoría absoluta de 37 que se exige por ser una norma electoral.

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Está claro que la interna radical ya es a cielo abierto y ahora está cruzada por el pliego de Lijo. Alfredo Cornejo declaró días atrás que la candidatura de Lijo le «genera confusión» y aclaró que si bien tenían una posición definida entendía que no era el momento para hacerla pública. Sin embargo, dio algunos indicios cuando apuntó que en la propia Corte «no ven con buenos ojos» la postulación del juez federal.

De Loredo dice estar «incómodo» con la conducción de Lousteau y el senador salió a cruzarlo

Sin embargo, en esta indefinición sobre los nominados por el Gobierno, los gobernadores evitan hacer críticas abiertas a Lousteau, quien aún tiene el apoyo de Gerardo Morales, Maximiliano Pullaro (gobernador de Santa Fe) y Emiliano Yacobitti. Pero las segundas líneas ya abrieron fuego. El jefe del bloque radical en Diputados, Rodrigo De Loredo declaró está semana que le «incomoda» que el senador esté al frente del partido.

El cordobés, que llegó a la conducción de la bancada como parte del espacio que tiene como referente a Lousteau, le reprochó al economista ser «ultra opositor a un gobierno al que debería darle tiempo». Además le cuestionó la mirada «porteña y centrista», algo que plantearon distintos legisladores de la UCR.

Lousteau salió a contestarle a De Loredo y dijo que forma parte de aquellos que «cuando tienen que competir vienen a pedir ayuda». Incluso redobló la apuesta al apuntar que el diputado «con tal de acomodarse en cualquier lista» para ser candidato «se olvida de los principios».

Más allá de este cruce, hay quienes acusan al senador de «estar ocultando su voto» sobre la nominación de Ariel Lijo. Aunque Lousteau advirtió que «se ha especulado mucho» sobre su posición a favor de la nominación del juez federal y advirtió que como en otras situaciones, «la verdad es que no han tenido razón». Fuentes legislativas dejaron trascender que al senador no lo seduce el candidato del Gobierno y eso le genera más tensión con Angelici y Yacobitti, que son cercanos al magistrado de Comodoro Py.

La discusión está abierta, pero al senador se le acortan los tiempos porque según confiaron, «sus socios» que responden a Facundo Manes también están pidiendo que el partido se expida sobre la candidatura de Lijo.

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En el mismo lodo

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Mauricio Macri está furioso con Santiago Caputo. No es algo nuevo, pero se intensifica con el paso de las semanas. No sólo le molesta el destrato y el ninguneo permanente al que es sometido por el gobierno de Javier Milei, sino también que el “Mago de Kremlin” haya cerrado un acuerdo de impunidad cruzado con La Cámpora. Algo que nadie oculta y que él siente que se lo exhiben en su cara.

A menudo el ex presidente expresa con ofuscación a sus allegados: «Cuántas piedras me hubieran tirado si le sacaba los remedios a los jubilados». No es el único: en el peronismo no cristinista la sensación es compartida. Pero a Macri, además, le molesta, y mucho, que Santiago Caputo no sea funcionario, no se exponga con sus decisiones, y que toma medidas trascendentales sin arriesgar su firma ni tener que presentar una declaración jurada.

Macri no puede dejar de comparar la actualidad con sus tiempos de gloria. Entonces, «Rodolfo Tailhade, Leopoldo Moreau y los de La Cámpora me denunciaban todos y a este le sonríen». Tal vez porque no supo lograr un buen acuerdo que beneficiara a ambas partes.

No sólo es el expresidente o el peronismo no cristinista quienes denuncian Santiago Caputo. Varios radicales y Elisa Carrió, incluso, han ido más allá, relacionándolo con la mafia.

Del lado de La Cámpora el silencio es sepulcral. Sus principales dirigentes jamás hablan de Santiago Caputo, ni comentan sus decisiones, aunque quede en claro que maneja la secretaría de Inteligencia a control remoto y al ejército de trolls que agreden a diestra y siniestra, siendo una de sus preferidas las mismísima Cristina Fernández de Kirchner. En este caso, su devoción por la expresidenta parece dejar lugar a un cálculo racional de daños y perjuicios. Y todos le esquivan el cuerpo a las eventuales sanciones.

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Hay un dato adicional, y es que el jefe de los Peaky Blinders no sólo tiene a la SIDE bajo su control, sino también otras áreas estratégicas como ARCA o YPF. Justamente en esta última Caputo selló un acuerdo secreto con La Cámpora a través de Guillermo Garat, su socio, que antes había trabajado en la candidatura presidencial fallida de Eduardo «Wado» de Pedro.

Pese a que YPF maneja una pauta publicitaria de más de 1.000 millones por año, y esto se incrementa con las del Banco Nación y de Aerolíneas Argentinas, La Cámpora jamás hizo mención al tema. Mucho menos se les cruzó presentar un pedido de informes en el Congreso.

Si bien “Wado”, cada tanto, critica a Javier Milei, jamás se le escuchó una sola frase contra Santiago Caputo, con quien ya había cerrado acuerdos antes de que este asumiera su no función en el gobierno nacional. Tampoco lo hacen Fernanda Raverta ni Luana Volnovich, quienes estuvieron a cargo de la ANSES y el PAMI, y que han sido objeto de las políticas de desmantelamiento más salvaje por parte de los libertarios. Más aún, la implosión de las jubilaciones o la destrucción del plan de medicamentos elaborado por Volnovich tampoco merecieron más que alguna publicación aislada en su cuenta de X, y esto sólo como respuesta a la presión del Instituto Patria.

El acuerdo de partes entre Santiago Caputo y La Cámpora parece sostenerse sobre la amenaza de carpetazos sobre prebendas, actos de corrupción y mal desempeño como funcionarios públicos de sus miembros. Además, la organización que lidera Máximo Kirchner está totalmente desprestigiada ante la sociedad: no serviría de nada confrontar con ella para revivirla en la consideración pública. Distinto es el caso de Cristina, a quien -más allá de lo que se diga- la han dejado librada a su suerte en los tres juicios orales que deberá afrontar.

Más aún, cuando el autodesignado como fiscal cristinista, Rofolfo Tailhade, ha salido a hacer alguna denuncia pública, como la de los bienes no declarados de Juan Pazo, el nuevo titular de ARCA, se sospecha que actuó a instancias de Santiago Caputo, en la puja interna que mantiene con su tío Luis “Toto” Caputo. Pazo es un hombre clave del ministro de Economía. Además Tailhade, pese a sus declaraciones de pureza prístina, también tiene su pasado en las filas del PJ de Malvinas Argentinas, que lideraba por entones Jesús Cariglino, y de donde también proviene Sergio Neiffert, actual titular de la SIDE.

Todos manoseados en el mismo lodo. Quien imagine comportamientos de casta debe estar extraviado en sus juicios. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Cristina Fernández de Kirchner, Elisa Carrió, La Cámpora, Jesús Cariglino, Rodolfo Tailhade, Leopoldo Moreau, Alberto Lettieri, Mauricio Macri, Eduardo de Pedro, Santiago Caputo, Sergio Neiffert

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