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Turismo tattoo: las razones por las que los extranjeros se vienen a tatuar a la Argentina

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Sophie tiene 26 años, vive en Oceanside, California, y sólo tiene tatuajes grises. Por lo menos cinco en el brazo izquierdo. Del hombro a la muñeca.

Desde que visitó por primera vez Argentina, hace dos años, quiso volver. El país le había dejado una linda marca. Y quiso llevarse otra.

«Me quería tatuar un recuerdo de mi paso por aquí, amo los tattoos en gris y este fue muy rápido y hermoso», cuenta a Clarín y muestra el cupido que dejaron en la piel en American Tattoo.

Entró, consultó y se tatuó ese mismo día. Sin escalas. Después de fue a conocer la Patagonia. Otro flechazo.

En la galería Bond Street de Barrio Norte, entre esos sillones protegidos con plástico y el ruidito de las «maquinitas», ese acento estadounidense (ella de piel blanquísima, ojos y pelo oscuro y un piercing en el medio de la nariz) no llama tanto la atención.

Sophie, de Estados Unidos, sintió un «flechazo» con Argentina y se tatuó a Cupido.

Es que a veces los extranjeros ahí son «locales».

«Tenemos muchísimos turistas. Con la crisis del país la gente de acá se tatúa igual, como cualquier lujo que se da, como ir a comprar ropa. Pero toman los recaudos de venir y averiguar en varios lugares. Antes no lo hacían. En el primero que entraban no les interesaba cómo los atendían ni el precio que les pasaban. Hoy son más selectivos», compara Luciana, gerenta de ese local, entre dos estilos ya de clientes frecuentes.

«Los argentinos antes se hacían dos o tres tatuajes juntos. Ahora te dicen: ‘me hago este y después vuelvo por el otro, que es más grande. Pero ya tengo el precio‘. Muchos te confiesan que no lo cuentan en sus casas, pero que dejan de pagar alguna cuenta y ‘después veo’, para poder tatuarse«.

Los argentinos buscan más precio, pero siguen haciéndose tatuajes, como esta clienta en Mandinga. Foto Guillermo Rodriguez AdamiLos argentinos buscan más precio, pero siguen haciéndose tatuajes, como esta clienta en Mandinga. Foto Guillermo Rodriguez Adami

A diferencia de los clientes argentinos maduros, «que tienen una idea de diseño que les lleva más sesiones», los turistas se parecen a los clientes argentinos más jóvenes.

«Viven más el día, ven algo que los representa y se lo hacen. Otros vienen especialmente, con una idea a largo plazo. Acá hay muy buen nivel de tatuadores, exportamos artistas, y la diferencia económica, por el dólar… es muy grande. Deciden venir a tatuarse acá de Chile, de Brasil, de Uruguay. Incluso de Alemania y de Nueva Zelanda. Muchos de Estados Unidos».

Ya hay cierta habitualidad de pieles no nativas con tinta porteña. Precio o arte (o el paquete), Argentina se convirtió en un destino del turismo de tatuajes.

Quienes más se tatúan acá son de Brasil, Estados Unidos, Canadá y Francia.

Si Sophie se hubiese tatuado en California, por ejemplo, en uno de los dos locales de Outer Limits, la hora (que es diferente a la sesión, que puede ser de varias horas) le habría salido entre 175 y 500 dólares, según el diseño. Acá, en cambio, la sesión (la duración dependerá del tattoo artist, de acuerdo a los sombreados, el tamaño y la curación) arranca en $ 250.000, unos 200 dólares al blue. Pero por supuesto hay tatuajes mucho más económicos: uno pequeño puede costar $ 20.000.

Los diseños tribales ahora dieron paso 
a los realistas, más complejos. Foto Guillermo Rodríguez AdamiLos diseños tribales ahora dieron paso
a los realistas, más complejos. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Fabricio, de Poeta Tattoo, un estudio en Brasilia, dice a Clarín que «es difícil precisar con exactitud la diferencia de precios de tatuarse en Argentina teniendo en cuenta que cada artista tiene una forma específica de valorar su propio trabajo».

Él que, trabaja solo, tiene precios muy variados, pero sabe que muchos de los brasileños que nos visitan por la conveniencia del tipo de cambio (que ya no es la que era), vuelven a Brasil con algún recuerdo indeleble.

«En general, cobro por tiempo. Un tatuaje conmigo puede costar alrededor de 450 reales por cada hora (unos 80 dólares). Y el valor mínimo es de 200 reales (36 dólares), para trabajos pequeños y simples», cuenta.

En Montevideo, por ejemplo, uno de 10 por 10 cm arranca en 20 dólares, los medianos, como uno en todo el antebrazo, desde 170 dólares, y en la espalda la base es de 300 dólares.

«Hay un alto nivel en los tatuadores argentinos, desde la perspectiva del tatuaje tradicional americano y japonés. Desde que me inicié en esto, hace ya más de una década, he tenido varios referentes y admiración por tatuadores de allá, en su estilo y oficio, en la claridad de conceptos. Me da la impresión de Argentina, en general, que el acceso a la cultura ha permitido un desarrollo y mixtura de las ideas en el rubro«, dice a Clarín Yumbel Góngora, la artista chilena que, entre otros diseños, le tatuó a Gabriel Boric el faro en su brazo izquierdo, que se ve en tantos actos políticos.

En Argentina no hay datos, pero en EE.UU. una de cada tres personas tiene al menos un tatuaje. Foto Guillermo Rodríguez AdamiEn Argentina no hay datos, pero en EE.UU. una de cada tres personas tiene al menos un tatuaje. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Sobre los valores, cree que en Buenos Aires «ha de haber de todo», como en Chile.

«Aquí los precios fluctúan por una sesión (2 a 4 horas de trabajo) entre los 80-100 mil pesos chilenos (85-100 dólares) hasta los 200 mil o más (200 dólares). Va a depender mucho de la persona, de cobrar un precio justo, pero también va por cada pieza, el nivel de detalle, la técnica, el tiempo, tu trayectoria y, obviamente, también el tipo de local en el que trabajas. Si estás en un privado o en uno comercial, si sos independiente o si debes pagar un porcentaje al estudio», explica.

Los precios acá también varían según el tamaño, el lugar del cuerpo, la complejidad y tiempo. Se pasan en pesos. Generalmente, para los turistas se cambian a dólar y, a la inversa, para los argentinos muchas veces se presupuesta en verde. A los turistas «les es más práctico pagar con tarjeta».

Sin datos en el país igual de precisos, a mediados de agosto la consultora Pew Research publicó que el 32% de los estadounidenses tienen un tatuaje, incluyendo el 22% que tienen más de uno.

Según la firma de investigación Fortune Business Insights, el mercado global de tatuajes, que actualmente genera alrededor de 2.200 millones de dólares, se espera que crezca a más de 4.000 millones para 2032.

Desde la masificación de marcarse el cuerpo, que empezó a crecer en Argentina en los 90, lo nuevo hoy son las tintas más duraderas, las maquinitas inalámbricas que casi no hacen ruido y las cremas anestésicas mejoradas.

Pero las tendencias cambian constantemente. Desaparecieron los tribales y los tattoo artists eligen especializarse en realismo, que lleva más entrenamiento y talento pero se cobra muchísimo mejor.

¿Qué se tatúan los turistas?

A la par de que muchísimos argentinos de entre 15 y 20 años entran sólo para hacerse un piercing (muy económicos, desde $ 6.000), la mayoría de las pieles que están de paso eligen tattoos lineales, como en la jerga les dicen a los «sin color», en trazo fino.

Maxwell, un estadounidense que se tatuó acá y que también probó tomar mate en Caminito.Maxwell, un estadounidense que se tatuó acá y que también probó tomar mate en Caminito.

No se hacen ni una manga ni la espalda completa. Van a lo reducido.

«A veces se animan a hacerse de a varios el mismo tattoo, como una pequeña copa de vino. Algo re llamativo que se tatúan es el Sol de Mayo, muchísimos. Después, los que visitan el sur siempre quieren poner algún detalle de la ruta 40 o un cóndor. También hay cosas más graciosas, como un mate, una empanada o alguna palabra (argentina)», detalla Luciana.

Maxwell, también de EE.UU, responde por Instagram a Clarín porque siguió con el viaje. Es uno de los que se tatuó acá el Sol de Mayo.

«Me encantó el país y quería llevarme un recuerdo clásico. Me lo tatué el lunes», dice Max, y comparte una foto tomando mate en Caminito con el termo bajo el brazo.

El Sol de Mayo que se tatuó Maxwell.El Sol de Mayo que se tatuó Maxwell.

«La crisis afecta. Los tatuajes no son una prioridad hoy para nadie. Bajó muchísimo la cantidad de clientes argentinos. Un tatuaje tiene un valor artístico, como un cuadro. El valor se lo pone el tatuador. Hay gente que busca precios y hay gente que busca calidad», dice a Clarín Diego Strapoli, fundador de Mandinga Tattoo.

Además de sus programas de televisión sobre este arte y sus dos estudios, el más grande, en Lugano, es todo un empresario internacional de los tattoos. Tiene un «Mandinga» en España. Así que sabe de las tendencias que les piden los extranjeros que entran al local de San Telmo.

 Un tatuaje tiene un valor artístico, como un cuadro.

Foto Guillermo Rodriguez Adami Un tatuaje tiene un valor artístico, como un cuadro.

Foto Guillermo Rodriguez Adami

«Ahí está lleno de turistas, que van temprano», dice. Maxi, el gerente, coincide y se sorprende porque al día siguiente en la agenda no tiene a nadie «de afuera»,

«Tenés turistas que sacan turnos antes de llegar al país y gente que viene de paso. Nosotros cobramos siempre en pesos, nos resulta más cómodo. Los que vienen con el tatuaje ya planeado se hacen sesiones de realismo. Pero también tenés los que simbolizan algún recuerdo del viaje a Argentina. La copa de Malbec, el mate, hasta el Obelisco», cierra.

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El Senado bonaerense aprobó 135 pliegos de jueces y fiscales

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El Senado de la provincia de Buenos Aires aprobó 135 pliegos de jueces, fiscales y defensores oficiales para 18 departamentos judiciales. El gobernador Axel Kicillof acordó con la UCR y Pro para conformar la lista y las iniciativas tuvieron apoyo mayoritario, también de una parte de los senadores que ingresaron por La Libertad Avanza y luego se alejaron.

La sesión, prevista para las 15, comenzó pasadas las 16.30, luego de un primer llamado en el que no se reunió el quorum. Finalmente, con 45 senadores (sobre 46), el debate se inició. Tras una larga lectura de los 135 cargos en juego, la votación insumió unos pocos segundos y, a las 18.52, todos los pliegos fueron aprobados. Ahora resta la designación oficial por parte de Kicillof.

Para llegar a la aprobación, los pliegos tuvieron un camino sinuoso. El presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos, el senador camporista Emmanuel González Santalla, le pidió por carta a la vicegobernadora Verónica Magario (titular del Senado) que girara las candidaturas a la comisión, trámite que se había demorado. Es que, luego de un trabajoso proceso de audiencias de los más de 120 candidatos por la Comisión de Acuerdos, el dictamen quedó inexplicablemente frenado en la presidencia de la Cámara alta provincial.

Finalmente, y luego de una reunión entre Magario y el ministro de Justicia de Kicillof, Juan Martín Mena, los pliegos llegaron a la comisión. Eso sí, fue con el agregado de nueve candidatos: ocho del Departamento Judicial La Matanza, donde Magario y Fernando Espinoza concentran su poder.

Las tratativas del peronismo con la oposición se mantuvieron bajo llave, aunque trascendió que Juntos por el Cambio tuvo incidencia en los pliegos de Mar del Plata, por ejemplo.

Los candidatos que concentraban mayor oposición eran el fiscal general interino de Lomas de Zamora, Carlos Baccini (postulado para hacerse de ese puesto de modo definitivo), y el juez de garantías Nº8 de ese mismo departamento judicial, Gabriel Vitale, candidato a juez de Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del Departamento Judicial Avellaneda-Lanús. El bloque denominado “La Libertad Avanza 1″, integrado por Carlos Curestis, Joaquín de la Torre y Florencia Arietto, los cuestionó. La senadora (que pasó de Juntos por el Cambio a La Libertad Avanza en abril, junto a De la Torre) presentó pedidos de juicio político contra ambos.

A la hora de la votación, Arietto fue una de las pocas que se opuso a aprobar los pliegos –Betina Riva, del bloque Buenos Aires Libre, fue la otra–. Curestis levantó la mano. De la Torre estuvo ausente.

Cuando terminaba la sesión, y pese a que la votación ya había sido consumada, Arietto pidió la palabra para volver a cuestionar a Baccini, así como a la “falta de fiscales en La Matanza” que atiendan las usurpaciones. “Elevemos la vara”, les reclamó a sus pares.

“Es absolutamente falso lo que dijo de los fiscales de La Matanza”, le respondió Gustavo Soos, senador peronista, que definió a Baccini como un “excelente docente” de las universidades de Lomas de Zamora y del Oeste. Luego, hizo una larga defensa del proceso de selección de magistrados.

Florencia Arietto.Captura de Pantalla

“Quiero agradecerle al senador Soos porque vino a echarle claridad a la ensalada de frutas que tiene en la cabeza la senadora Arieto”, intervino el senador y exministro Sergio Berni. “Todos nos acordamos cuando era rubia, panelista de 6,7,8 y zafaronista. […] Después se fue del kirchnerismo, del massismo, de Larreta, de Bullrich. Creo que incluso en estos meses pasó por tres bancas”, agregó. “Hay que ser honesta, Arietto”, completó.

Marcelo Daletto (UCR-Cambio Federal), también adhirió a las palabras de Soos, insistió en que la mera presentación de una denuncia no es equiparable con el estudio que se realiza de los antecedentes de los candidatos a jueces y fiscales, y enfatizó en el valor de haber aprobado los 135 pliegos, en tanto significan un avance importante para el funcionamiento de los tribunales.

Arietto acusa a Baccini por su actuación en una causa contra el fiscal Adrián García Lois, por “abuso sexual con acceso carnal y otros”, que fue archivada. Considera que favoreció a García Lois al ordenar un cambio de fiscalía en la investigación. A Vitale le critica su desempeño en la causa del Club Independiente en la que se investigaba a Hugo y Pablo Moyano por presunta asociación ilícita.

Sobre Baccini (y sobre el fiscal Sebastián Bisquert) pesan cuestionamientos por sus actuaciones en una causa vinculada al exintendente de Lomas de Zamora y exjefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde. La cuestión saltó a la luz cuando el fiscal federal Sergio Mola, que investiga a Insaurralde por presunto lavado y enriquecimiento ilícito, le pidió al fiscal Jorge Grieco una causa que había sido archivada, en la que se investigaba al contador municipal de Lomas de Zamora Hernán Rosin, tras el hallazgo, en 2017, en la municipalidad, de cajas con presupuestos en blanco, facturas y sellos de empresas, algunas de ellas proveedoras de la comuna, en un presunto “kit para inventar licitaciones”. Ese envío a Mola se demoró y el procurador general provincial, Julio Conte Grand, le giró la solicitud a Baccini y ordenó investigar si Grieco incurrió en una inconducta.

Según informó LA NACION en marzo, Bisquert ordenó el archivo del expediente contra Rosin y Grieco dispuso devolver parte de la prueba a los acusados y destruir el resto. Entre quienes rechazan la presunta cobertura judicial a Insaurralde y sus funcionarios, se argumenta que se trata de una causa vieja, que se archivó, que el denunciante no apeló el archivo y que no hubo destrucción de prueba.

En el listado de candidatos que hoy se convirtieron en magistrados aparecen algunos apellidos con recorrido político, como el postulante a juez de tribunal criminal en Mercedes Martín Eduardo Révora, que es primo del senador Eduardo “Wado” de Pedro y hermano del subsecretario de Asuntos Municipales bonaerenses, Santiago “Lalo” Révora.

En el mismo departamento judicial, Gisela Selva, la hija del exintendente Carlos Selva y actual jueza correccional, está postulada a jueza de cámara en lo penal. Germán Sánchez Jáuregui, hermano de la exdiputada bonaerense y dirigente del gremio rural Uatre, Natalia Sánchez Jáuregui, figura como candidato a juez de Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial. “Es secretario de juzgado civil y está hace años”, dijo la diputada a LA NACION.

Germán Sánchez Jáuregui junto a su hermana, la diputada Natalia Sánchez JáureguiFacebook

Según la Suprema Corte bonaerense existen 351 vacantes de jueces en un total de 1406 cargos, lo que representa un 25% de puestos sin ocupar. Entre ellos, cuatro corresponden a jueces de la Corte provincial (tiene solo tres integrantes y cuatro sillas vacantes). De los 135 pliegos aprobados, unos 67 serían de jueces que podrían jurar y efectivamente asumir este año para bajar la cantidad de vacantes, que quedaría en 21%, informaron desde el máximo tribunal provincial. Los casos de jueces de primera instancia que se postulan para ser camaristas no producen un descenso en el porcentaje, aclararon.

En tanto, en el Ministerio Público Fiscal las vacantes suman 247, es decir, un 19,9% del total de 1239 cargos. Según cifras oficiales a las que accedió LA NACION, están vacantes el 22% de los cargos en fiscalías (154 puestos sin ocupar); el 19% de los lugares en asesorías (12 vacancias), y el 18% de los cargos en defensas (52 nombramientos por cubrir en defensa penal; 20 en defensa civil, y nueve en defensa del fuero de responsabilidad penal juvenil).

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